Preguntas de los lectores
◼ ¿Se refieren las palabras de Hebreos 1:6 a la segunda venida de Jesús?
Hay buena razón para creer que este versículo se refiere a la segunda venida de Cristo, aunque algunas traducciones de la Biblia lo vierten de tal manera que este hecho no queda claro.
En Hebreos, capítulo uno, el apóstol Pablo hizo notar la superioridad de Jesús con relación a los ángeles. A este respecto, los Heb 1 versículos 5 y 6 contienen tres citas de las Escrituras Hebreas, aplicadas por Pablo a Jesús. Al leer Hebreos 1:5, 6, note usted particularmente el uso de las expresiones “otra vez” y “de nuevo”:
“Por ejemplo, ¿a cuál de los ángeles dijo él [Jehová Dios] alguna vez: ‘Tú eres mi hijo; yo, hoy, yo he llegado a ser tu padre’? Y otra vez: ¿’Yo mismo llegaré a ser su padre, y él mismo llegará a ser mi hijo’? Pero cuando introduce de nuevo a su Primogénito en la tierra habitada, dice: ‘Y que todos los ángeles de Dios le rindan homenaje’”. (Hebreos 1:5, 6.)
En el versículo 5 de Heb 1, Pablo citó primero lo que Dios dijo en Salmo 2:7. Luego Pablo escribió: “y otra vez”, antes de presentar la segunda cita (2 Samuel 7:14) y aplicarla al Mesías, Jesús. Pero considere ahora el versículo 6 de Heb 1, donde aparece la expresión “de nuevo” (palin, en griego).
¿Se usó la expresión “de nuevo” en el versículo 6 de Heb 1 simplemente para introducir la tercera cita de una serie? Por ejemplo, alguien tal vez escriba: ‘Juan se comunicó con ella por carta, De nuevo, por teléfono. Y otra vez, por telégrafo’. ¿Era eso todo lo que Pablo estaba haciendo en el versículo 6 de Heb 1, cuando usó la expresión “de nuevo” y citó Salmo 97:7 de la versión griega de los Setenta?
Algunos traductores de la Biblia han vertido Hebreos 1:6 de esta manera. Por ejemplo, la Biblia de Jerusalén dice: “Y nuevamente al introducir a su primogénito en el mundo”. En otras traducciones se vierte el versículo de manera parecida, aunque al hacerlo se saca la expresión “de nuevo” del orden natural, pues en griego el texto dice literalmente: “Cuando sea que pero de nuevo introduzca al Primogénito”.
Tomando en cuenta el aspecto gramatical, el doctor C. B. Moll comenta: “La usanza de nuestra Epístola no nos permite trasponer palin [“de nuevo” u “otra vez”] y hacer de ésta la introducción de una cita [...] El lenguaje se refiere a la segunda ocasión —todavía en el futuro— en que se introducirá al Primogénito en el mundo”. De manera parecida, en su obra The Epistle to the Hebrews, el doctor B. F. Westcott hace notar que es más natural relacionar la expresión “de nuevo” con lo que sigue. También menciona que (en el versículo 2 de Heb 1) Pablo ya había hablado acerca de la primera venida de Jesús, como hombre. Por lo tanto, el doctor Westcott dice “que el escritor tuvo buena razón para señalar [en el versículo 6 de Heb 1] hacia el futuro especialmente a la Vuelta, durante la cual la obra del Mesías había de consumarse”.
Por eso, se debe entender que Hebreos 1:6 señala al futuro, al tiempo en que el glorificado Jesús vendría de nuevo o daría atención especial al mundo de la humanidad. Es así como se vierte este versículo en la Traducción del Nuevo Mundo y en la Versión Moderna, como también en las versiones Nácar-Colunga y Straubinger. La traducción al inglés del doctor Edgar J. Goodspeed es aún más explícita en lo que tiene que ver con mostrar que este texto se refiere a la segunda venida de Cristo. Vierte Hebreos 1:6 como sigue: “Pero respecto al tiempo en que ha de volver a traer a su Hijo primogénito al mundo, él dice: ‘Y que todos los ángeles de Dios se inclinen ante él’”.
◼ Jesús dijo a un hombre a quien había curado: “Ya no peques, para que no te suceda algo peor”. ¿Quiso decir él que enfermamos porque hemos pecado?
No; cada enfermedad no es necesariamente el resultado de algún pecado específico.
En el capítulo cinco de Juan se nos dice que Jesús curó a un hombre que había estado enfermo durante muchos años. Más tarde Jesús vio al hombre en la zona del templo y le dijo: “Mira, te has puesto bien de salud. Ya no peques, para que no te suceda algo peor”. (Juan 5:14.)
Todos hemos heredado de Adán el pecado y la imperfección (Romanos 5:12). Una prueba de esto es que a veces enfermamos “naturalmente”. Es patente que el hombre a quien Jesús curó estaba enfermo como resultado de la imperfección heredada. Debido a la misericordia de Dios, a aquel hombre se le restauró la salud y se le mostró el camino a la salvación mediante Cristo. Entonces debía seguir al Salvador. Si, en vez de hacer esto, el hombre volvía a pecar deliberadamente, algo peor que alguna enfermedad le sobrevendría; sería culpable de pecar contra el espíritu, lo cual lo haría merecedor de destrucción eterna. (Mateo 12:31, 32.)