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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1986
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1986
w86 1/5 págs. 4-7

La Biblia... práctica para usted

UN HOMBRE de Dios escribió lo siguiente hace más de 2.700 años: “Él te ha dicho, oh hombre terrestre, lo que es bueno”. (Miqueas 6:8.) Pero ¿es la Biblia ‘buena’ o práctica para nosotros en nuestro día moderno?

“La Biblia se escribió mucho antes de que alguien supiera algo acerca de la sicología moderna y el proceso del desarrollo sicosexual”, declaró el Dr. Chesen. “Aunque las intenciones de los escritores eran buenas, no podían haber tomado en consideración estos importantes factores. Sin embargo, cuando se trata de asuntos morales y/o mandamientos, la Biblia y los que la interpretan tienen mucho que decir al respecto.”

Este punto pudiera tener alguna validez si la Biblia fuera producto del pensamiento humano. Pero como se mostró en el número del 1 de abril de 1986, la Biblia no es la palabra del hombre, sino de Dios. Este importante hecho no puede pasarse por alto. ¿Por qué? Porque el conocimiento de Dios no está limitado por el tiempo ni las circunstancias como lo está el conocimiento del hombre, ni está sujeto a cambios. Siendo el Creador de la humanidad, Dios conoce a cabalidad nuestra formación y lo que es mejor para nosotros. De manera que, aptamente, el apóstol declara lo siguiente: “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente y esté completamente equipado para toda buena obra”. (2 Timoteo 3:16, 17.)

¿Qué hay, entonces, de los monumentales cambios ocurridos en nuestros tiempos modernos? ¿No sentimos que vivimos en una era de mayor libertad y cultura? ¿No ha descartado la sociedad en general muchas de las trabas tradicionales? Es cierto, pero a pesar del aumento en el conocimiento y de la recientemente aceptada “libertad”, las necesidades básicas y la constitución del hombre no han cambiado. En lo interior, seguimos siendo igual. Seguimos teniendo impulsos de comer, beber, dormir, procrear y adorar, al igual que nuestros antepasados. Seguimos necesitando amor y cariño, y deseamos ser felices. Aún necesitamos tener una vida llena de propósito.

Los principios bíblicos satisfacen estas necesidades. Además, las enseñanzas bíblicas obran para nuestro bienestar, hasta en estos tiempos modernos. Y lo que es más, los resultados que derivamos de seguir el consejo de la Biblia son superiores a cualesquier otros obtenidos por diferentes medios. Examinemos brevemente cómo esto es cierto en los campos de la moralidad, la economía y la salud.

La Biblia y la moralidad

Uno de los mayores cambios en nuestros tiempos modernos tiene que ver con los puntos de vista sobre la moralidad. Prácticas que antes se consideraban aborrecibles han llegado a ser aceptables. La sociedad ya no rechaza a las mujeres que tienen hijos fuera del matrimonio. Los homosexuales luchan abiertamente por sus “derechos”. Un punto de vista muy difundido es que nadie tiene derecho de quejarse o intervenir en ninguna de las prácticas que dos adultos consientan en llevar a cabo. Y las normas de la Biblia son rechazadas como anticuadas.

Pero aunque Dios estableció las normas bíblicas desde hace mucho tiempo, todavía siguen siendo provechosas para la humanidad. Esto ciertamente se puede comprobar cuando uno considera que a la par con la “nueva moralidad” ha habido un aumento vertiginoso en la cantidad de divorcios, numerosos abortos, una epidemia de preñeces entre las adolescentes y un enorme conjunto de enfermedades transmitidas mediante las relaciones sexuales. Estos son problemas costosos, debilitantes y hasta mortales. ¿No sería más práctico seguir el consejo de la Biblia respecto a las relaciones sexuales, la castidad y la fidelidad matrimonial? (Proverbios 5:3-11, 15-20; Malaquías 2:13-16; Hebreos 13:4; 1 Corintios 6:9, 10.)

Note cómo esto es cierto particularmente con relación a una sola enfermedad, como lo muestra este informe de The New York Times: “‘El SIDA continúa extendiéndose agresivamente entre los que pertenecen a los grupos de mayor riesgo, pero no fuera de ellos’, dijo el Dr. David J. Sencer, comisionado de salud de la ciudad de Nueva York. [...] Entre los que corren el riesgo están los homosexuales y los varones bisexuales; los que se inyectan la droga; [...] los que reciben transfusiones de sangre de donantes infectados, los que tienen relaciones sexuales con personas que tienen el SIDA, y los hijos de estos”.

En realidad, ¿qué tiene más sentido, unos pocos minutos de placer ilícito, acompañado a menudo de temor y ansiedad, o una conciencia limpia y dignidad propia? ¿Qué resulta en mayor felicidad y satisfacción, una aventura breve con la posibilidad de consecuencias trágicas, o el compromiso sólidamente establecido de un matrimonio limpio por el cual aboga la Biblia?

La Biblia y los problemas económicos

Pocas personas consideran que la Biblia tenga la solución a los problemas económicos. Sin embargo, el seguir sus normas puede en realidad poner más pan en su mesa. ¿Cómo es esto posible?

A menudo, la mayor parte de lo que gana una persona se derrocha inútilmente. El adherirse al consejo de la Biblia resulta en que se ahorre dinero para propósitos útiles. Por ejemplo, una práctica que a menudo lleva a la pobreza es la de beber en exceso. Millones de personas se dirigen directamente a los bares o a las licorerías una vez que reciben sus salarios. En muchos casos, regresan a casa sin suficiente dinero para pagar las deudas o suministrar alimento adecuado para la familia. A veces tienen que pedir dinero prestado para obtener las necesidades de la vida. La Biblia, sabiamente, condena el beber en exceso; aboga por la moderación. (Proverbios 23:20, 21, 29, 30; 1 Timoteo 3:2, 3, 8.)

Lo mismo es cierto de los que tienen el hábito de fumar o de abusar de las drogas. ¡Cuán costosos son estos hábitos! ¡Y cuán difíciles de dejar! Esta carta, publicada en el periódico New York Post y dirigida a la sicóloga Joyce Brothers, es un ejemplo típico: “Comencé a usar cocaína porque era divertido y la mayoría de mis amigos la inhalaban durante los fines de semana. Pues, en realidad, está interfiriendo con todo lo bueno que hay en mi vida y estoy teniendo grandes dificultades para dejarla. Soy madre de dos niños y temo que si no la dejo pronto, ellos sufrirán las consecuencias. Ahora la uso dos veces al día. Estoy endeudada hasta el cuello, y me siento miserable”.

Otra cocainómana escribió: “Mi esposo y yo tenemos buenas carreras, pero hemos estado usando cocaína por tres años. Al comienzo era magnífico, pero ahora se está haciendo cada vez más importante en nuestra vida. De hecho, está dominando nuestra vida. Ahora estamos endeudados, pues nuestros hábitos cuestan una fortuna. Ambos hemos tenido muy malas experiencias con esta droga. Algunos días las alucinaciones no cesan”.

Aunque quizás no sea al mismo grado, los fumadores también se ven afectados económicamente debido a su hábito. Un informe actual en la revista Modern Office Technology declara: “Según se demostró en una encuesta nacional publicada recientemente, las personas que buscan trabajo y que no fuman tienen mayores probabilidades de ser contratadas que las personas con las mismas aptitudes pero que fuman. El estudio, basado en entrevistas con vicepresidentes y directores de personal de las compañías más grandes de los Estados Unidos, [...] reveló que los empresarios prefieren, de manera abrumadora, a los candidatos que no fuman”. ¿Por qué? Porque tal como lo demostró un estudio del Congreso, el fumar aumenta los costos del cuidado de la salud de la nación, lo cual incluye facturas médicas y pérdida de productividad, unos 65.000 millones de dólares al año, ¡lo que equivale a $2,17 por cada cajetilla de cigarrillos que se vende!

Sí, el simplemente seguir el consejo bíblico ayuda a la persona económicamente: “Limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu”. (2 Corintios 7:1.) Y lo mismo es cierto de los que, por seguir los principios de la Biblia, se mantienen libres de toda forma de juego por dinero. (Isaías 65:11, 12; Lucas 12:15.) Además, los patronos aprecian a los empleados que se adhieren a los principios bíblicos debido a su honradez, integridad y laboriosidad, y probablemente sean los primeros en ser contratados y los últimos en ser despedidos. (Colosenses 3:22, 23; Efesios 4:28.)

La Biblia y la salud

Puesto que la medicina ha avanzado tanto hoy día, ¿ha quedado invalidado el consejo de la Biblia? Pues bien, un hecho que siempre ha asombrado a los investigadores es que la Biblia es exacta y está al día en asuntos relacionados con medicina y salud, aunque se escribió en un tiempo en que abundaba la superstición y se sabía muy poco o nada sobre las prácticas médicas modernas, o acerca de los gérmenes y los virus.

Pero las enfermedades siguen abundando a pesar de lo que ha logrado la ciencia médica moderna. Sin embargo, el consejo de la Biblia promueve lo mejor para la salud. Como ya se ha mencionado, el seguir los principios bíblicos nos protege de prácticas sumamente peligrosas para la salud. Estos principios también resultan en mejor salud mental. La Biblia reconoce el efecto que tienen en el cuerpo las actitudes y las emociones. (Proverbios 14:30.) Por lo tanto, nos dirige en dirección opuesta a las actitudes y emociones perjudiciales, y nos ayuda a reemplazarlas con cualidades positivas y edificantes.

Note el consejo que se da en Efesios 4:31, 32: “Que se quiten toda amargura maliciosa y cólera e ira y gritería y habla injuriosa, junto con toda maldad. Más bien háganse bondadosos unos con otros, tiernamente compasivos, y perdónense liberalmente unos a otros”. Sí, la Biblia da énfasis a cambiar la personalidad destructiva y perjudicial por la nueva y saludable personalidad cristiana. (Efesios 4:20-24; Colosenses 3:5-14.) Nos ayuda a manifestar el fruto del espíritu de Dios: “Amor, gozo, paz, gran paciencia, lo bueno, bondad, fe, apacibilidad, autodominio”. (Gálatas 5:22, 23.) La Biblia suministra alimento sano para que la mente y el corazón se alimenten y estén en paz. (Proverbios 3:7, 8; 4:20-22; Filipenses 4:6-8.)

Además, los que acatan las regulaciones de la Biblia no participan en crímenes, motines, levantamientos u otras situaciones que causan daño físico. Tienen una buena conciencia, lo cual contribuye en gran manera a mantener una disposición feliz y buena salud física. (1 Pedro 3:16-18.) Más importante aún, los que aplican el consejo de la Biblia disfrutan de una vida de familia feliz, amorosa y remuneradora, y de relaciones pacíficas con otras personas.

Sí, la Biblia es práctica para nuestro día. Esto se hace patente en la vida de millones de personas que realmente ponen en práctica principios bíblicos. La Biblia sí puede ayudarle a usted. Le invitamos a poner a prueba las enseñanzas de esta en su vida. Los testigos de Jehová se complacerán en mostrarle cómo.

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