El sacrificio de jóvenes... una idea que no vino de Dios
EN LA antigüedad, fuera de los muros de Jerusalén había un lugar llamado Tófet. Allí, israelitas apóstatas —entre ellos los reyes Acaz y Manasés— practicaron la terrible costumbre de sacrificar niños. Finalmente, el fiel rey Josías puso fin a aquella práctica al convertir a Tófet en un lugar inservible para ceremonias religiosas. (2 Reyes 23:10; 2 Crónicas 28:1-4; 33:1, 6.)
¿Por qué se llamó Tófet a aquel lugar? El origen de la palabra está en disputa, pero es interesante notar lo que dijo sobre ese lugar el erudito judío David Kimhi (c. 1160-c. 1235). Al considerar 2 Reyes 23:10, donde se menciona a Tófet, escribió: “El nombre del lugar donde hacían pasar [por fuego] a sus hijos a Mólek. El nombre del lugar era Tófet, y se decía que se llamaba así porque los adoradores bailaban y tocaban panderetas [hebreo: tup·pím] para que el padre no oyera los gritos de su hijo cuando lo hacían pasar por el fuego, y para que no se le agitara el corazón y lo llevara a quitar al joven de las manos de ellos. Y este lugar era un valle que pertenecía a un hombre llamado Hinón y fue llamado ‘valle de Hinón’ y ‘valle del Hijo de Hinón’ [...] Josías contaminó aquel lugar e hizo que llegara a ser un lugar inmundo, donde se echaran cadáveres y toda inmundicia, de modo que nunca jamás subiera al corazón de un hombre hacer pasar a su hijo y su hija en el fuego a Mólek”.
En nuestros tiempos el dios Mólek es solo una curiosidad histórica, y quizás para muchos sea difícil comprender por qué la gente mataba a sus hijos por él. Sin embargo, parece que todavía hay adultos que están dispuestos a matar a su prole cuando les parece conveniente. Durante este siglo, millones de jóvenes han sido sacrificados en el altar de la guerra. Cada año, por abortos se da muerte deliberadamente a incontables millones de bebés no nacidos, a muchos por haber sido concebidos en relaciones sexuales de tipo casual o porque su nacimiento interferiría con el estilo de vida de sus padres. Así, se sacrifica a estos niños a los dioses de la libertad sexual y el materialismo.
Jehová dijo que la quema de niños a Mólek era una abominación. (Jeremías 7:31.) ¿Ve de manera diferente la matanza desenfrenada de jóvenes en nuestra generación?
[Fotografía en la página 31]
El valle de Hinón en la actualidad, mirando hacia el este
[Ilustración en la página 31]
Sacrificio de niños al dios falso Mólek, en una ilustración de hace 75 años en el “Foto-Drama de la Creación”