Halló un tratado en la vía
SUCEDIÓ en el año 1921. En las tierras altas del Transvaal, provincia de Sudáfrica, una cuadrilla de hombres encargados del mantenimiento del ferrocarril trabajaba en un trecho de la vía férrea. El supervisor del grupo, un afrikánder llamado Christiaan Venter, vio un papel atrapado debajo de un raíl. Era un tratado de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract.
Tras de haber dado la orden de cesar de trabajar, Christiaan leyó el tratado con profundo interés. Corrió a hablar con su yerno, Abraham Celliers, y le dijo con entusiasmo: “¡Abraham, hoy he hallado la verdad!”.
Poco después ellos escribieron por más información a los publicadores del tratado. En respuesta, la sucursal sudafricana de la Sociedad Watch Tower les envió más literatura bíblica. Ambos la estudiaban juntos durante la hora del almuerzo y hasta tarde por la noche. Pronto empezaron a difundir la verdad entre sus amigos y otras personas.
Con el tiempo, Christiaan y Abraham llegaron a ser testigos dedicados de Jehová. Como resultado de su celo y fidelidad muchos sudafricanos conocieron la verdad. Además, ¡pasan de cien los descendientes de ellos que son testigos activos de Jehová hoy! Uno sirve en la sede mundial de los testigos de Jehová en Brooklyn, Nueva York, y otro sirve en las oficinas de la Sociedad Watch Tower en Sudáfrica.
Hoy, unos 70 años después, los tratados bíblicos siguen desempeñando un papel importante en esparcir el mensaje del Reino.