El papado... ¿lo fundó Cristo?
“DESDE Pedro, el primer obispo de Roma, hasta nuestro papa actual, Juan Pablo II, se extiende una larga línea de sumos pontífices... de hecho, más de 260.” Eso dice el fraile católico Anthony Foy en The Southern Cross, un semanario católico del África meridional. Añade: “Es a esta línea ininterrumpida de papas a la cual podemos señalar con confianza cuando se nos pide que probemos que la Iglesia Católica fue fundada por Jesucristo”.
¿Puede decirse con confianza que esa larga línea de papas comenzó con el apóstol Pedro? Según la teología católica, se dice que cuatro papas sucedieron a Pedro —Lino, Anacleto, Clemente I y Evaristo— hasta el año 100 E.C. La Biblia sí menciona a un cristiano llamado Lino que vivió en Roma. (2 Timoteo 4:21.) Sin embargo, no hay indicación de que Lino, ni otro aparte de él, haya sido sucesor papal de Pedro. El apóstol Juan, quien escribió cinco libros de la Biblia en la última década del primer siglo, no se refirió a ninguno de los supuestos sucesores de Pedro ya mencionados. En verdad, si Pedro hubiera tenido sucesor, ¿no habría sido lógico que se eligiera a Juan mismo?
En cuanto a la afirmación de que Pedro fue el primer obispo de Roma, no hay prueba de que él siquiera haya visitado esa ciudad. De hecho, Pedro mismo declara que escribió su primera carta desde Babilonia. (1 Pedro 5:13.) El argumento católico de que Pedro usó “Babilonia” como referencia críptica a Roma es infundado. La verdadera Babilonia existía en los días de Pedro. Además, en Babilonia había una gran comunidad judía. Dado que Jesús dio a Pedro la asignación de predicar particularmente a los judíos circuncisos, es muy razonable creer que Pedro visitó Babilonia con ese propósito. (Gálatas 2:9.)
Note, también, que Pedro nunca dijo que él fuera más que simplemente uno de los apóstoles de Cristo. (2 Pedro 1:1.) En ninguna parte de la Biblia se le llama “santo padre”, “sumo pontífice” o “papa” (latín: papa, término cariñoso para “padre”). Más bien, se apegó humildemente a las palabras de Jesús que hallamos en Mateo 23:9, 10: “Además, no llamen padre de ustedes a nadie sobre la tierra, porque uno solo es su Padre, el Celestial. Tampoco sean llamados ‘caudillos’, porque su Caudillo es uno, el Cristo”. Pedro no aceptó que lo veneraran. Cuando el centurión romano Cornelio “cayó a sus pies y le rindió homenaje [...] Pedro lo alzó, y dijo: ‘Levántate; yo mismo también soy hombre’”. (Hechos 10:25, 26.)
En cuanto a los 260 supuestos papas, el sacerdote Foy admite: “Varios no han sido dignos de su alto cargo”. En un esfuerzo por justificar ese hecho, la New Catholic Encyclopedia declara: “Lo que importaba respecto a gobierno era el cargo, y no el carácter personal de cada papa. Pudiera haber sido un santo, una mediocridad o hasta un sinvergüenza”. Pero ¿cree usted que Cristo utilizaría a tales hombres para que lo representaran?
De todos modos, la verdad sencilla es que la Biblia no apoya la afirmación de que Jesús fundara el papado. Según la Encyclopedia of Religion, hasta eruditos católicos modernos reconocen que “en la Biblia no hay ninguna prueba directa de que Jesús estableciera el papado como puesto permanente dentro de la iglesia”.