Escenas de la Tierra Prometida
Galaad, una región para valientes
POCO antes de que los israelitas cruzaran el río Jordán para entrar en la Tierra Prometida, Moisés los exhortó: “Sean animosos y fuertes. [...] Jehová tu Dios es el que marcha contigo”. (Deuteronomio 31:6.)
La exhortación de Moisés iba dirigida, entre otras, a las tribus de Rubén y Gad y a la media tribu de Manasés. Estas habían percibido que ‘la tierra de Galaad era lugar para ganado’, así que solicitaron que se les concediera vivir en esa región. (Números 32:1-40.)
Galaad estaba al otro lado, al este del Jordán. Comprendía prácticamente la totalidad del lado oriental, desde el extremo norte del mar Muerto hasta el mar de Galilea. Esta región se eleva desde el valle del Jordán hasta convertirse en fértiles mesetas y ondulantes colinas. Por ello, era ideal para el cultivo de cereales y la cría de ganado. La fotografía superior muestra cómo debió ser un paraje de Galaad. Pero ¿por qué relacionar la valentía con una región que parece tan agradable?
Es obvio que las tribus que escogieron vivir en Galaad no lo hicieron sin recelo. Recuerde que estuvieron de acuerdo en cruzar el Jordán para pelear contra sus enemigos en la Tierra Prometida. Y después de regresar a Galaad, necesitaron más valor. ¿Por qué? Porque viviendo en la región fronteriza, se exponían al ataque de los ammonitas por el sudeste y de los sirios por el norte, como ocurrió tiempo después. (Josué 22:9; Jueces 10:7, 8; 1 Samuel 11:1; 2 Reyes 8:28; 9:14; 10:32, 33.)
Aquellos ataques fueron ocasiones específicas que precisaron valor. Por ejemplo, después que Jehová permitió que los ammonitas oprimieran Galaad, el pueblo de Dios se arrepintió y buscó el acaudillamiento de “un hombre poderoso y valiente”, cuyo padre también se llamaba Galaad. Este hombre valiente, o animoso, fue Jefté. Se le conoce por haber hecho un voto que probó que, además de tener valentía, buscaba el apoyo y la guía de Dios. Jefté le prometió a Dios que le ofrecería como ‘ofrenda quemada’, es decir, le sacrificaría, la primera persona de su casa que saliera a su encuentro si le concedía subyugar a los ammonitas.a Esa persona resultó ser su única hija, que posteriormente sirvió en el santuario de Dios. Sí, Jefté y, de manera singular, su hija, fueron valerosos. (Jueces 11:1, 4-40.)
Una manifestación de valentía quizá no tan conocida sucedió en los días de Saúl. Cabe recordar que cuando Saúl ascendió al trono, los ammonitas amenazaron con sacar el ojo derecho a los hombres de Jabés-galaad, una ciudad que posiblemente se hallaba en un uadi que descendía desde las colinas hasta el Jordán. Saúl reunió rápidamente un ejército para reforzar Jabés. (1 Samuel 11:1-11.) Sin olvidar estos acontecimientos, veamos cómo se demostró el valor al final del reinado de Saúl.
Tal vez recuerde que Saúl y tres de sus hijos murieron durante una batalla con los filisteos. En señal de triunfo, los enemigos decapitaron a Saúl y colgaron su cadáver y los de sus hijos en el muro de Bet-san. (1 Samuel 31:1-10; a la derecha puede ver la excavación del montículo de Bet-san.) La noticia llegó a Jabés, en las colinas de Galaad, al otro lado del Jordán. ¿Qué podían hacer los galaaditas frente a un enemigo tan poderoso que había derrotado al rey de Israel?
Observe en el mapa la ruta que siguieron. “Enseguida todos los hombres valientes se levantaron y caminaron toda la noche, y quitaron el cadáver de Saúl y los cadáveres de sus hijos del muro de Bet-san, y llegaron a Jabés y los quemaron allí.” (1 Samuel 31:12.) Sí, hicieron una incursión nocturna en la fortaleza enemiga. Se puede comprender por qué la Biblia los llama valientes.
Con el tiempo, diez tribus se separaron para formar el reino septentrional de Israel, del que formó parte Galaad. Las naciones circunvecinas —los sirios primero y los asirios después— empezaron a invadir partes del territorio del lado oriental del Jordán. De modo que, pese a los casos de valentía del pasado, el pueblo de Galaad pagó el precio de ser un territorio fronterizo. (1 Reyes 22:1-3; 2 Reyes 15:29.)
[Nota a pie de página]
a Un examen cuidadoso del relato permite refutar la acusación de que Jefté ofreció a su hija como sacrificio humano. Véase Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2, páginas 25-27, publicado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
[Mapa en la página 8]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
MAR DE GALILEA
MAR MUERTO
Río Jordán
Bet-san
Ramot-galaad
Jabés
GALAAD
[Reconocimiento]
Basado en un mapa que es propiedad de Pictorial Archive (Near Eastern History) Est. y Survey of Israel
[Reconocimiento en la página 8]
Pictorial Archive (Near Eastern History) Est.
[Reconocimiento en la página 9]
Pictorial Archive (Near Eastern History) Est.