Los proclamadores del Reino informan
“Un monumento al espíritu solidario”
EN EL extremo sur de España se eleva un enorme monolito de piedra caliza conocido como el Peñón de Gibraltar. Durante siglos ha sido testigo silencioso de controversias políticas y desacuerdos internacionales. En contraste con esa realidad, el Peñón de Gibraltar fue recientemente el telón de fondo de una manifestación de solidaridad y unidad que raramente se ve en el mundo actual.
A tan solo 3 kilómetros del Peñón se halla la ciudad española de La Línea de la Concepción. La construcción de un Salón del Reino de los Testigos de Jehová en esa ciudad atrajo a centenares de trabajadores voluntarios dispuestos a contribuir su tiempo y energías. Mientras trabajaban para erigir un lugar adecuado donde adorar al Creador, Jehová Dios, incluso el majestuoso telón de fondo del Peñón de Gibraltar perdía importancia en comparación con las tareas que había que acometer.
Los proclamadores del Reino de esa parte del mundo mandan el siguiente informe:
“Novecientos voluntarios entusiastas trabajaron día y noche desde la tarde del viernes 24 de septiembre de 1993. A las siete de la tarde del domingo se había colocado un letrero nuevo que identificaba la construcción como Salón del Reino de los Testigos de Jehová, y ya se estaba utilizando el hermoso edificio para su primera reunión pública.
“Muchos Testigos del vecino Gibraltar cruzaron la frontera con el fin de ayudar a sus hermanos españoles. ‘Las divisiones políticas no ahogan el espíritu de nuestra hermandad internacional’, explicó uno de los trabajadores voluntarios oriundo de Gibraltar. Añadió: ‘Hace unos años los hermanos de La Línea fueron a ayudarnos a construir nuestro Salón del Reino de Gibraltar, de modo que ahora deseamos devolverles el favor’.
“Para complementar el esfuerzo incondicional de las dos congregaciones de testigos de Jehová y centenares de trabajadores preparados de la región de Andalucía, la ciudad de La Línea decidió donar el terreno para la construcción. ‘Tradicionalmente, los ayuntamientos españoles siempre han suministrado terreno para las iglesias católicas —explicó el alcalde de La Línea durante una visita a las obras—. ¿Por qué no hacer lo mismo para otras confesiones religiosas? Me causa una gran impresión la abnegación de los voluntarios y creo que merecen nuestro apoyo. Esta clase de espíritu nos hace falta en el mundo dividido de hoy.’
“Llamó al Salón del Reino ‘un monumento al espíritu solidario’. En realidad, el aspecto más impresionante no fue ni el diseño arquitectónico del edificio ni su tamaño. Lo que más impresionó a la comunidad fue el hecho de que lo construyeran en su totalidad voluntarios y se levantara en solo cuarenta y ocho horas.”
Es evidente que los testigos de Jehová de La Línea y sus alrededores reflejan las palabras de Gálatas 6:10. En ese texto el apóstol Pablo aconsejó a sus compañeros de creencia: “Realmente, pues, mientras tengamos tiempo favorable para ello, obremos lo que es bueno para con todos, pero especialmente para con los que están relacionados con nosotros en la fe”.