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Nuestro Servicio del Reino 1976
km 9/76 págs. 3-6

¿Cómo considera usted su Salón del Reino?

COMO un oasis en una tierra reseca, el Salón del Reino en cada comunidad sirve como un lugar de refrigerio espiritual. A este edificio vienen personas de todas las clases sociales para aprender de Jehová. Lo ven como una “casa” que está completamente dedicada a la adoración de nuestro Dios Jehová.

¿Es así como usted considera personalmente el Salón del Reino? ¿Espera usted con placer las reuniones, la asociación con los hermanos y hermanas allí, y el poder ayudar en las actividades que se efectúan allí?

Lo que usted puede hacer para cuidar del Salón del Reino

Debido a que el Salón del Reino se usa varias veces cada semana, es natural que sea necesario limpiarlo y mantenerlo en buenas condiciones. ¿Aprecia usted su privilegio de ayudar a mantenerlo nítido y limpio? Debe haber un programa regular para limpiar el Salón del Reino, dependiendo de su uso y necesidades. Todos pueden participar, incluso los niños. De esta manera todos aprenderán la responsabilidad relacionada con el mantenimiento del Salón del Reino, y la apreciarán más. ¡Qué agradable es entrar en un Salón del Reino limpio y nítido e invitar a personas nuevas a asistir a ese salón!

Por lo general la limpieza se programa según grupos de estudio de libro. Los ancianos quizás deseen hacer un programa en que los grupos se alternen semanalmente en la limpieza bajo la dirección del conductor del estudio de libro u otro hermano del grupo. En el tablero de información se puede fijar una lista de las cosas que deben hacerse al limpiar el salón. Los materiales y el equipo que van a usarse en la limpieza deben estar a mano. Se puede asignar a un siervo ministerial para que se encargue del mantenimiento del Salón del Reino, pida los materiales y esté al tanto de lo que se necesita para mantener el salón en buenas condiciones; pero si todos toman parte en cuidar del salón, la carga no caerá solamente en unos pocos.

Es necesario inspeccionar con regularidad la apariencia general del Salón del Reino. ¿Necesita pintura nueva en su interior o en el exterior? ¿Necesita algunas reparaciones? ¿Es necesario dar atención al terreno que rodea el salón o al parque de estacionamiento? Si hay un césped o un grupo de arbustos, éstos necesitan atención regular. ¿Es posible darle una apariencia más atractiva al interior del salón sin sobrepasarse del presupuesto de la congregación? A menudo se pueden hacer cosas pequeñas que son relativamente baratas pero que contribuyen mucho a hacer más amena la decoración del salón. Recuerde, un lugar de reunión limpio, amueblado de una manera práctica, y mantenido apropiadamente da honra a Jehová y a su pueblo.

El mantenimiento se reduce al mínimo si todos ejercen cuidado para evitar romper el equipo o estropear el mobiliario. Nunca debemos deshacernos de la goma de mascar colocándola debajo de una silla. Y usted sabe que el dejar caer goma de mascar o dulce en la alfombra o en el suelo, o derramar la leche del bebé sobre éstos, u olvidarse de limpiarse las suelas de los zapatos al entrar en el salón, son cosas que dificultan mucho el cuidado y la limpieza del piso. Algunas paredes y sillas se pueden manchar o dañar fácilmente. El descuido puede ocasionar una mancha fea o algo que ofenda la vista, y el arreglarlo pudiera requerir mucho tiempo y dinero. El que cada uno tome unos cuantos minutos para ser cuidadoso será apreciado por todos.

Nos alegra ver a los jóvenes y a los niños en el Salón del Reino. Deben estar sentados junto a sus padres y madres para recibir la instrucción de la Palabra de Jehová y aprender a ser eficaces como alabadores jóvenes de Jehová. Pero cuando uno está en el Salón del Reino no es lo mismo que cuando está en su casa o en el patio trasero de uno. Los padres tienen la responsabilidad de vigilar a sus hijos y controlarlos mientras están en el salón. Deben impedir que vayan innecesariamente a los servicios o jueguen antes o después de las reuniones. El ‘dejar a rienda suelta’ a los niños desordenados causa vergüenza. (Pro. 29:15) Cuando los ancianos le hablen acerca de estos asuntos, responda bien y agradecidamente, pues ellos están interesados en mantener el Salón del Reino de tal manera que represente cabalmente la adoración pura de Jehová en la comunidad.

Haciendo planes para expansión

Debido al constante aumento en la concurrencia a las reuniones de los testigos de Jehová, inevitablemente llega el tiempo cuando hay que dar consideración a hacer arreglos para un nuevo Salón del Reino. Actualmente muchos salones están llenos a rebosar. Esto enfatiza la necesidad de evitar el hacer planes de poco alcance que resulten en Salones del Reino que sean demasiado pequeños y que casi antes de terminarlos la congregación crezca hasta el grado que no quepa en ellos. También existe el peligro de esperar demasiado antes de investigar la posibilidad de obtener un nuevo Salón del Reino, y colocar la base para expansión futura. Tenemos que pensar en el futuro. Aunque sabemos que estamos muy entrados en el tiempo del fin y que la “grande tribulación” está cerca, no sabemos precisamente cuán cerca está, y debemos hacer planes para estar avanzando a plena marcha cuando llegue el fin de este sistema.

Cada caso presenta situaciones diferentes y las necesidades actuales y las que se anticipan también varían. A algunos les es más conveniente alquilar, pero en muchos países las congregaciones han hallado que es más práctico comprar propiedad y edificar un Salón del Reino adecuado a sus necesidades.

¿Quién hará los planes? Todos los ancianos deben considerar que ésta es su responsabilidad. Cuando se reúnen, este asunto debe estar periódicamente en su agenda. ¿Cómo estamos preparándonos para encargarnos de la expansión que esperamos? Es posible que dos o tres congregaciones ya estén usando el salón. ¿Se necesita un nuevo salón? ¿Cuándo? No debe considerarse que este es un caso en el que una congregación que tiene un salón opine que el obtener un salón nuevo sea cosa de una o de las dos o tres congregaciones que se reúnen en el salón. Eso sería un punto de vista estrecho y poco perspicaz. Más bien, todos deben interesarse en, ¿qué podemos hacer todos para encargarnos de los grandes aumentos con los cuales Jehová está bendiciendo a su organización hoy día?

Los ancianos u otros que ellos hayan nombrado tomarán la iniciativa en localizar terreno en el cual edificar, pero todos pueden estar a la mira de posibles terrenos. Algunas veces se dona terreno adecuado. Es obvio que en este asunto hay más envuelto que el obtener un terreno donado o comprarlo. ¿En qué clase de vecindad está ubicado el solar? Puede que el terreno sea más barato en cierta zona, pero, ¿servirá bien a los intereses de la congregación el edificar un salón allí? Hay que tomar en cuenta las leyes de la zona, y de vez en cuando el terreno tiene restricciones en cuanto a lo que se puede edificar en la propiedad. ¿Qué se requiere en cuanto a estacionamiento fuera de la calle? ¿Qué hay en cuanto a desagüe, suministro de agua y otros servicios públicos? La congregación debe estar segura de que es posible edificar en la propiedad un Salón del Reino de la clase y el tamaño necesarios y que es posible obtener un título de propiedad del terreno.

Algunas veces a las congregaciones les ha sido práctico comprar un edificio ya hecho y hacerle alteraciones a fin de ajustarlo a las necesidades de la congregación a la vez que se cumple con los códigos de edificación. Sin embargo, asegúrense de inspeccionar cabalmente tales edificios y el equipo que contienen.

Obteniendo fondos para el Salón del Reino

Cuando la congregación esté considerando la posibilidad de obtener un Salón del Reino, puede que a usted personalmente le sea posible hacer una donación al proyecto o prestar fondos que quizás no necesite en la actualidad. Además, quizás usted quiera determinar cuánto le parece que podría contribuir con regularidad cada mes, con la bendición de Jehová. Aunque esto no es un diezmo o un repartimiento de contribuciones, pues es algo completamente voluntario, puede que los ancianos traten de averiguar esta información de los que se asocian con la congregación debido a que les sería útil para hacer los planes. Hojas de papel sin la firma con la cantidad escrita en ellas bastarían para suministrar este cálculo.

Después de determinar qué fondos están disponibles en la localidad, es posible que la congregación halle que necesita la ayuda de fondos adicionales. Muchas congregaciones hacen arreglos para obtener un préstamo por medio de la Sociedad. Si se desea este arreglo, pueden enviar una carta solicitando información a la Office of the Secretary (Oficina del Secretario) de la Sociedad Watch Tower, y se les suministrará la información.

He aquí un ejemplo de lo que ha tenido buen éxito al hacer planes para construcción adicional y obtener los fondos: Tres congregaciones vecinas en una ciudad de los Estados Unidos habían cooperado para edificar un Salón del Reino, siendo originalmente la mayoría de los publicadores parte de una congregación. Pareció aconsejable hacer planes para un Salón del Reino en otra parte de la ciudad en el territorio de una de las congregaciones. ¿Qué podía hacerse para ayudar a esta congregación?

Colectivamente los ancianos investigaron varias posibilidades. No había mucho dinero disponible en los fondos de la congregación para usarlos como una contribución directa al nuevo salón. Pero la hipoteca del actual Salón del Reino estaba casi pagada. Todos habían contribuido a esto. De modo que, ¿por qué no pedir prestado fondos adicionales? Eso fue lo que ellos hicieron, y de esa manera se hizo una excelente contribución a la congregación que estaba haciendo planes para edificar un nuevo salón. Esto mantuvo los pagos de hipoteca del nuevo salón a un nivel lo suficientemente bajo como para que la congregación que iba a ocuparlo pudiera encargarse de pagarlos. Y las dos congregaciones que permanecieron en el primer salón anuente y amorosamente continuaron haciendo los pagos del nuevo préstamo en vez de sencillamente terminar de pagar la hipoteca original y opinar que ya no tenían obligación alguna de contribuir a obtener fondos para el Salón del Reino. Esta experiencia es típica de muchas congregaciones que progresivamente están pensando en el futuro y haciendo planes para el aumento constante en sus comunidades.

En otros sitios, las congregaciones han tenido buen éxito en terminar de pagar todas las hipotecas de sus salones y entonces han podido abrir una cuenta en un banco, tal vez una cuenta de ahorros, para un “fondo de edificación” y depositar en el banco cualesquier contribuciones en exceso, previendo el tiempo en que se necesitarán los fondos para construir otro Salón del Reino cerca. O, hasta que el dinero contribuido para este propósito se necesite, la congregación pudiera desear que la Sociedad usara tales fondos temporalmente para adelantar la obra del Reino por medio del arreglo de “donación condicional.”

Edificando un nuevo Salón del Reino

Hay que pensar cuidadosamente al hacer los planes de edificación. A menudo es aconsejable usar los servicios de un arquitecto al trazar los planos y al colaborar con las agencias reguladoras de la ciudad o el condado para obtener la aprobación de los planos. Esto quizás lo exija la ley en algunas ubicaciones. El ver otros salones e inspeccionar sus planos, si éstos están disponibles, es aconsejable, puede ser muy provechoso. Los hermanos y hermanas pueden hacer sugerencias a los ancianos, y al tomar sus decisiones sería prudente que los ancianos consultaran a los hermanos de la congregación y de otras congregaciones que han tenido experiencia en comprar propiedad y en construcción. La Sociedad tiene algunas muestras de diseños que pueden pedirse prestadas, si lo desean, y éstas se pueden obtener de la Office of the Secretary (Oficina del Secretario).

Se puede calcular el costo aproximado del proyecto en armonía con la clase de edificio que la congregación desee y con los medios que ésta tenga. Siempre es bueno tener presente el gastar dinero prudentemente, pero a la larga a veces cuesta más mantener un edificio en el que se hayan escatimado los fondos que uno en el que inicialmente se gastó un poco más para hacerlo durable o lo suficientemente grande o para obtener equipo un poco mejor. Algo que también hay que tomar en cuenta es no poner una carga financiera irrazonable sobre la congregación. Queremos que el Salón del Reino sea atractivo, pero no muestra sabiduría práctica el gastar liberalmente para hacerlo hermoso a la vez que se escatima en equipo que debe servir adecuada y confiablemente semana tras semana. Por ejemplo, el tener un buen alumbrado, equipo de sonido, calefacción, ventilación y asientos es esencial a fin de que los que concurran se beneficien cabalmente de las reuniones.

A menudo los ancianos hallarán que es prudente el seleccionar a un comité de construcción para superentender la obra de construcción, nombrando a uno de ellos como el presidente coordinador. Es importante que, si es posible, para este comité se seleccione a hermanos que hayan tenido alguna experiencia en construcción y negocios. El comité de construcción puede tomar decisiones generales con respecto a construcción en armonía con los planos y los deseos de la congregación de día en día. Sin embargo, debe haber buena cooperación con el cuerpo de ancianos, a quien el comité de construcción es responsable, y a quien debe consultar. Los ancianos tomarán las decisiones sobre cualesquier cambios grandes que parezcan necesarios o sobre cualesquier desenvolvimientos insólitos de los cuales deberían saber. Es comprensible que pueda ocurrir alguna variación en los cálculos originales a medida que la construcción prosiga debido a la fluctuación de costos y a problemas imprevistos que puedan surgir.

Cuando dos o más congregaciones deciden cooperar para comprar terreno y edificar un salón, o hacer alteraciones en un edificio previamente construido, todos los ancianos deben considerar a cabalidad lo propuesto y deben llegar a un acuerdo en cuanto a la clase de edificio, los costos aproximados, cómo obtener los fondos, y así por el estilo. Las congregaciones respectivas deben saber claramente, por medio de sus cuerpos de ancianos, lo que se ha recomendado, a fin de que cada congregación pueda tomar una decisión final basada en información sólida. El acuerdo general de cooperar en el proyecto y el entendimiento básico debe ponerse por escrito y todos los ancianos deben firmarlo después que las congregaciones respectivas lo hayan aprobado. Innecesario es recalcar que es imprescindible que haya buena cooperación entre los cuerpos de ancianos de las congregaciones envueltas.

El cuerpo de ancianos quizás decida que los hermanos pueden encargarse completamente de la obra de construcción o es posible que debido a las circunstancias haya que contratar a un contratista. O tal vez los hermanos puedan hacer parte de la obra, y los subcontratistas puedan hacer ciertas instalaciones. ¿Tiene usted experiencia en carpintería, albañilería, plomería o en cualquiera de los otros oficios? Si es así, probablemente usted pueda ayudar inmensamente. Pero no es necesario que usted sea un obrero experimentado para ofrecerse como voluntario. Habrá mucho trabajo que hacer, como preparar el sitio, traer suministros, instalar ciertas cosas, limpiar, y así por el estilo. Y las hermanas pueden ofrecerse como voluntarias para tareas más ligeras y para preparar alimento para los trabajadores. El hacer buen uso de los esfuerzos voluntarios de los miembros de la congregación y de las congregaciones vecinas sigue el ejemplo de la construcción del tabernáculo en el desierto y de la construcción del templo de Salomón, en los que se usaron excelentes artífices de entre el pueblo de Jehová.—Éxo. 35:34, 35; 2 Cró. 2:11-16.

Sería provechoso tratar de completar el Salón del Reino tan rápidamente como sea posible a fin de que éste no interfiera indebidamente con la obra de predicar. El cuerpo de ancianos debe asegurarse de que se hagan arreglos definitivos para dar oportunidad a que los publicadores participen del servicio en el campo regularmente. Algunos que están limitados en cuanto a lo que pueden hacer en la obra de construcción quizás hallen que pueden aumentar su servicio del campo durante este período. Por supuesto, hay que ejercer precaución para que nadie vaya a trabajar tan duro en el Salón del Reino que descuide a su familia. Un buen programa será muy útil en este asunto a fin de incluir el estudio familiar, las reuniones y el servicio del campo, aunque sean un poco limitados, durante el período de construcción. Quizás se necesiten muchas horas de duro trabajo para terminar el proyecto, pero Jehová bendice a los que lo sirven de toda alma.—Col. 3:23, 24.

A medida que ustedes colaboran para edificar el Salón del Reino, tendrán muchas oportunidades de demostrar los frutos del espíritu, particularmente el amor, la paciencia, la apacibilidad y el gobierno de sí mismo. (Gál. 5:22, 23) Por lo general hay buenas razones por las cuales las cosas no se hacen precisamente de la manera en que usted piensa que deben hacerse. El tener esto presente y recordar que a menudo hay más de una manera de hacer las cosas le ayudará a cooperar con los que hayan sido nombrados para supervisar la obra.

Cuando se haya terminado el edificio, es apropiado hacer arreglos para un programa de dedicación. El cuerpo de ancianos puede decidir lo que sea apropiado. Quizás decidan seleccionar un fin de semana para la ocasión. Muchas congregaciones apartan unas cuantas horas para “recibir amistades,” en las que la gente de la comunidad puede venir y ver el nuevo edificio y familiarizarse con él. Queda a la discreción del cuerpo de ancianos si, con este propósito, mandarán a imprimir invitaciones que muestren el programa. Los programas, se imprimirán en la localidad, pues la Sociedad no los imprime. Antes del discurso de dedicación, algunas congregaciones hacen arreglos para oír unas cuantas experiencias acerca de la edificación del Salón del Reino y la historia de la congregación. Si el programa de dedicación se celebra el sábado, se pueden hacer arreglos para pronunciar un discurso público especial el domingo junto con el estudio de La Atalaya.

Manejo del Salón del Reino

¿A quién pertenece el Salón del Reino? En realidad ninguna congregación debería pensar que es “dueña” del Salón del Reino. Este está dedicado a la adoración de Jehová. A la congregación que edifica o alquila un edificio se le ha encomendado la custodia en lo que tiene que ver con el salón, y el cuerpo de ancianos tiene la responsabilidad de dirigir prudentemente el manejo del Salón del Reino con el fin de hacer lo que sirva mejor a los intereses del Reino.

Antes de comprar la propiedad, se recomienda firmemente que la congregación nombre administradores legales o establezca una corporación legal que posea el título de la propiedad. Si deciden formar una corporación, se pueden elegir oficiales de entre los hermanos maduros asociados, según los reglamentos de la corporación. Los administradores legales o los oficiales de la corporación no manejan el Salón del Reino sino que los ancianos tienen la responsabilidad de actuar como superintendentes. No se requiere que los oficiales sean cambiados de año en año sino solo cuando esto sea necesario debido a que alguien se mude, haya muertes y así por el estilo. (Se pueden obtener sugerencias útiles de la Sociedad al solicitar su carta intitulada “Information Regarding Ownership of Kingdom Halls” [Información con respecto a la propiedad del Salón del Reino].)

En muchos casos varias congregaciones usan el mismo Salón del Reino con el fin de sacar el mayor provecho del edificio y mantener los gastos al mínimo. La Sociedad trata con solamente una de las congregaciones en lo que tiene que ver con préstamos, seguro y cosas de esta naturaleza, y por lo general esta congregación es la que tiene el territorio en el cual el Salón del Reino está ubicado. Pero, aunque la Sociedad corresponde con solamente una congregación y el título esté a nombre de esa congregación, el que se manejen estas responsabilidades físicas de este modo no suministra la base para que esa congregación decida unilateralmente cuándo celebrarán las reuniones todas las congregaciones que se reúnen en el Salón del Reino, ni tampoco cuánto dinero debe pagar cada una de ellas para la hipoteca y los gastos del manejo de éste.

¿Cómo pueden decidirse estos asuntos mostrando consideración amorosa para todos? Algunas congregaciones han hallado que lo mejor es, en el caso en que más de una congregación usa el salón, que todos los ancianos de las congregaciones envueltas se reúnan y decidan los asuntos relacionados con el Salón del Reino. De esta manera se mantienen a un mínimo los problemas que se deben a la falta de comunicación o representación. Así, hay una participación en común del edificio dedicado al servicio de Jehová y hay una responsabilidad común de cuidar bien de él. En este arreglo ninguna de las congregaciones domina mientras que las otras llegan a ser meras “arrendatarias.” Sería conveniente poner tal arreglo por escrito, y archivar una copia en los archivos de cada congregación, puesto que los ancianos se pueden mudar y los ancianos subsiguientes quizás no estén al tanto de cualquier acuerdo oral.

En los casos en que una sola congregación se reúne en el Salón del Reino, los ancianos pueden considerar lo que les parezca mejor en cuanto a los días y horas de las reuniones y presentar sus recomendaciones a la congregación para que ésta las considere, haga cualesquier cambios posibles y tome la decisión final (por mayoría de votos de los publicadores dedicados), haciéndolo tan conveniente como sea posible para la mayoría. Sin embargo, cuando más de una congregación se reúne en el salón, en armonía con lo que se ha declarado anteriormente, los ancianos de todas las congregaciones desearán reunirse para considerar sus preferencias en cuanto a días y horas y planear los mejores arreglos para todos los interesados. Por supuesto, en los casos en que haya que seleccionar los días y horas de las reuniones, el asunto no depende simplemente de la decisión de los ancianos, sino que cada congregación tiene que decidir.

Algunas congregaciones hallan que el alternar los días y horas de sus reuniones, u ofrecer hacer eso más o menos una vez al año, es deseable. La buena comunicación y cooperación contribuyen a una buena relación y contentamiento mutuos, sin que surja el sentimiento de que una congregación tiene ciertas ventajas todo el tiempo. También es necesario tener buena cooperación en relación con las reuniones durante la visita del superintendente de circuito, bodas, etc.

Semejantemente, todos los ancianos pudieran reunirse al principio y establecer un comité de hermanos con experiencia para que se encarguen del manejo o mantenimiento del salón de día en día. Esto evitará que el entero cuerpo o cuerpos de ancianos (si hay más de una sola congregación) tenga que reunirse a menudo para decidir asuntos corrientes que tienen que ver con el manejo y mantenimiento generales, y el pago de cuentas relacionado con esto. Pueden establecerse pautas, como un límite en cuanto a lo que puede gastarse en las operaciones normales sin necesidad de obtener aprobación especial.

En este arreglo, si hay preguntas difíciles o gastos grandes que no se habían anticipado, éstos pudieran referirse al entero grupo de ancianos para que éstos determinen lo que se hará. Si los ancianos creen que un gasto grande es aconsejable, pueden proponer su recomendación unida a las congregaciones respectivas, presentando los hechos, incluso los costos anticipados. Entonces las congregaciones pueden tomar una decisión final.

Cada congregación puede suministrar con regularidad una cantidad ya acordada para el manejo del Salón del Reino. Para acordar esto, todos los ancianos de las congregaciones que se reúnen en el salón pueden considerar colectivamente lo que se necesita como promedio cada mes para cubrir la hipoteca y otros gastos. Basándose en esto, los ancianos de las congregaciones respectivas pueden decidir qué recomendaciones harán a sus congregaciones. Entonces cada congregación tomará una decisión en cuanto a lo que pagarán cada mes. Según sea necesario, y parezca aconsejable, cada congregación puede hacer ajustes en la cantidad que envía a este fondo.

Si una de las congregaciones envía los pagos de hipoteca a la Sociedad, ésta puede encargarse de estos fondos. Puede mantenerse una hoja de cuentas separada solo para el manejo del Salón del Reino. Y si les es útil para llevar las cuentas, esta congregación pudiera abrir una cuenta de banco aparte. Periódicamente se pudieran dar informes del manejo a los ancianos y se pueden hacer arreglos para intervenir las cuentas cada tres meses.

El Salón del Reino es una provisión de Jehová que nos permite reunirnos. Las gozosas y recompensadoras actividades que se llevan a cabo en el Salón del Reino son parte de las provisiones del paraíso espiritual de Jehová. Las provisiones se hacen para que todos participen de ellas. Pero no es prudente darlas por sentado. Debemos apreciarlas y cuidar bien del Salón del Reino. El rey David dijo: “Me regocijé cuando estuvieron diciéndome: ‘Vamos a la casa de Jehová.’” (Sal. 122:1) Que todos imitemos a David y a otros fieles siervos de la antigüedad en cuanto a cómo consideraron ellos la construcción y el uso de los edificios dedicados a la adoración verdadera de Jehová.

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