Reuniones de congregación—Parte 8. Mejorando la calidad de las reuniones
1 Las reuniones teocráticas semanales para adoración desempeñan un papel vital en nuestro continuo desarrollo cristiano. (Heb. 10:24, 25; Col. 1:9, 10) El participar con regularidad del sostenedor alimento espiritual nos fortalece y equipa para encararnos a las siempre aumentantes presiones de nuestro tiempo, mientras participamos activamente en la obra de predicar. (Hech. 2:40-42) A fin de lograr el mayor bien para nosotros y nuestros hermanos, cada uno de nosotros debe asumir la responsabilidad personal de mejorar la calidad de nuestras reuniones.—Gál. 6:9, 10.
2 Puesto que principalmente los ancianos tienen la responsabilidad de impartir instrucción, deben estar alerta en cuanto a ayudarse unos a otros a mejorar en la oratoria y el arte de enseñar. El éxito de cada reunión depende de que ellos la presidan “con verdadera solicitud.” (Rom. 12:8; 1 Tim. 4:13, 16) Cuando las asignaciones se preparan bien y se presentan con entusiasmo, las reuniones son instructivas y nos mueven a mayores obras de lealtad y fe. Los siervos ministeriales que reciben asignaciones en las reuniones también deben esforzarse por mejorar la calidad de las reuniones por medio de prepararse concienzudamente. (2 Tim. 2:2) A este respecto, los ancianos que tienen a su cargo partes en las reuniones deben cooperar mediante asignar las porciones de enseñanza lo más pronto posible y utilizar a los hermanos más capacitados.
3 En vista del reciente ajuste de la duración de algunas reuniones, los que tienen asignaciones han de dar atención especial al asunto de mantenerse dentro del tiempo asignado. Se ha asignado suficiente tiempo para considerar los puntos principales y aplicarlos localmente según las necesidades de la congregación. Sin embargo, el abarcar demasiado material en un corto período añade “exceso de equipaje” y puede restarle a la calidad de nuestra presentación. Realzamos nuestras reuniones al no pasarnos de tiempo y no hacer que los hermanos se distraigan innecesariamente.
4 Sin embargo, todos nosotros podemos realzar el carácter instructivo y edificante de nuestras reuniones por medio de prepararnos a fin de participar plenamente en ellas. Algunas familias prefieren prepararse para las reuniones mediante leer diariamente una porción del material asignado, quizás después de la hora de comer. Si solo se dedicaran de 15 a 20 minutos diariamente de este modo, ¡piense en lo mucho más placenteras que serían nuestras reuniones semanales! Al grado que podamos prepararnos de antemano, a tal grado segaremos bendiciones adicionales.
5 Cuando se le asigne una parte en la Escuela Teocrática o alguna demostración, prepárese con bastante tiempo de antemano y permita suficiente tiempo para ensayar con los que le sirvan de ayudantes. Hay informes que indican que algunos ensayan por primera vez partes de la escuela o la reunión de servicio la noche que han de presentarlas. Si esto se efectúa mientras se presentan otras partes del programa, es obvio que esto resta importancia a nuestra adoración y resulta en poco beneficio espiritual para nosotros u otras personas. Así perdemos verdaderas bendiciones de parte de Jehová.—Mal. 1:6-8; 3:8-10.
6 Las experiencias de la vida real también contribuyen a que disfrutemos mucho más de las reuniones. (Pro. 15:30) Los ancianos aprecian que usted los ponga al tanto de cualquier desenvolvimiento interesante, sea en cuanto a la actividad del campo o vida personal de usted. Al compartir éstas con la congregación es probable que muchas otras personas reciban estímulo y ayuda tocante a aplicar las verdades que están aprendiendo.
7 El apreciar nuestro precioso privilegio de reunirnos debe impeler a cada uno de nosotros a investigar todo medio disponible a fin de que nuestras reuniones produzcan los mejores resultados posibles. No solo por medio de asistir con regularidad cada semana, sino también mediante nuestra preparación de antemano y buena participación en las reuniones haremos una excelente contribución a la calidad de nuestras reuniones de congregación para adoración.