Material de construcción del mar
POR EL CORRESPONSAL DE “¡DESPERTAD!” EN LA REPÚBLICA DOMINICANA
BUENO, ¿no es ésta una manera maravillosa de descansar? Sentados aquí sobre la arena blanca, con una gran sombrilla protegiéndonos del sol, observando a las olas que tratan de treparse por la arena.
De paso, ¿sabe usted que hay un gran proyecto de construcción en marcha allá a lo lejos donde las olas amontonan esa espuma blanca? No, no hay equipo pesado de construcción, ni vigas de acero, ni bloques de hormigón ni ladrillos. Pero allá a lo lejos se está produciendo ese maravilloso material de construcción... el coral.
El mundo submarino del coral es un mundo extraño y hermoso... extraño en forma y hechura, hermoso en color y variedad. Hay corales cerebros de todo tamaño, llamados así porque se parecen precisamente a eso. Hay corales estrella que se asemejan a flores, y otros que se parecen a cuernos o astas de ciervos. También está el coral lechuga, el coral púa y muchas otras formas variadas. Fascinantes también, son sus colores... marrón, amarillo, anaranjado, rosado, púrpura y rojo.
¿Dónde puede ir uno a investigar el coral, este maravilloso material de construcción? A muchos lugares. Uno puede visitar las tranquilas aguas del color turquesa de la bahía de Montego en la costa del norte de Jamaica, o viajar a otra parte en el Atlántico occidental desde las Bermudas hasta el Brasil. Otra zona donde se pueden ver es la región del Pacífico Índico, desde la costa oriental de África, pasando por las islas del Pacífico occidental hasta Hawai. En esta zona uno puede ver la gran barrera de arrecifes, una masa de coral que se extiende por unos 2.000 kilómetros a lo largo de la costa nordeste de Australia.
En algunos lugares uno puede ver el asombroso material de construcción del mar a través de un bote con fondo de vidrio. O uno puede optar por ponerse unas patas de rana, una máscara y un tanque de aire e ir abajo a echar una mirada más de cerca. Sin embargo, al entrar en el agua de esta manera, la persona querrá acostumbrarse al movimiento a su alrededor, porque tal parece que el panorama marino se levanta y se baja al unísono con el movimiento del mar. Uno también debe cuidarse, porque las cortadas producidas por el coral cicatrizan muy lentamente.
Cómo se produce el coral
Los animales que hacen el coral se llaman pólipos coralarios. Están emparentados con la medusa y con la anémona de mar parecida a flor. Después de nadar libre muy brevemente, en su estado de larva, estas diminutas criaturas, se establecen para pasar una vida totalmente sedentaria, adhiriéndose firmemente al esqueleto de otros corales.
Una vez que están rígidamente establecidos, los pólipos se desarrollan en pequeños tubos carnosos, con tamaños que van desde dos centímetros y medio hasta treinta centímetros de diámetro. En su parte superior está la boca, rodeada por pequeños tentáculos. Durante la noche estos se extienden y capturan para alimentarse a los microscópicos animales del plancton.
Al mismo tiempo, estas pequeñas criaturas se ocupan de edificar. Absorben calcio del agua y segregan carbonato de calcio (caliza). Usando esta secreción, construyen a su alrededor una formación dura, en forma de copa. Esta constituye una casa de coral o esqueleto dentro del cual pueden retraerse para protección.
A medida que muchos pólipos construyen sus casas de coral, éstas se unen para formar una dura masa colorida. Los pólipos mueren, pero otros se adhieren a sus esqueletos y continúan construyendo. Como resultado, se erigen edificios increíblemente enormes, más grandes que lo que el hombre jamás haya producido.
Los arrecifes de coral son producidos por diminutos pólipos. Algunos arrecifes se extienden desde la costa hasta el mar. Estos se llaman corales orilleros. Una barrera de arrecifes, por otra parte, está separada de la costa por agua, pero sigue la línea de la costa.
El arrecife de coral que ocupa el segundo lugar entre los más largos del mundo, después de la gran barrera de arrecifes de Australia, se extiende por 209 kilómetros a lo largo de la costa de Honduras Británica. Entre el arrecife y la costa, el agua tiene una profundidad de noventa centímetros a cuatro metros y medio.
Los hacedores de coral también forman atolones. Estos son islas de coral en forma de anillo en el mar abierto que rodean un cuerpo de agua llamada laguna. Un atolón se puede formar a medida que el coral se acumula sobre el borde del cráter de un volcán hundido. Algunos de estos atolones están habitados. Uno en el Océano Índico tiene una pista de aterrizaje de emergencia para los aviones a propulsión de pasajeros.
Así es que la construcción de islas no es un proyecto demasiado ambicioso de realizar para estos diminutos pólipos. Por ejemplo, la isla de Barbados en el Caribe está compuesta en su mayoría de corales. La gradual desintegración ocasionada por el agua y el tiempo ha cubierto al coral de la isla con un suelo de arcilla roja.
Las formaciones coralíferas pueden crecer en cualquier océano, pero el pólipo constructor de los arrecifes de coral está confinado a las aguas donde las temperaturas más frías no bajan a menos de 18,3 centígrados. Por lo tanto los restos de antiguos arrecifes de coral en las aguas de las tierras árticas indican que un clima tropical prevalecía en estos mares del norte algún tiempo en el pasado.
Mientras que los hacedores de coral continúan con su prodigiosa obra constructora en el mar, otros organismos como el escaro y el pez ángel hacen perforaciones o picotean la estructura, para que se debilite y se desplome. Las esponjas, y las algas marinas vienen al rescate, sirviendo de cemento a los fragmentos a fin de evitar la desintegración total. El resultado es una piedra caliza porosa, con túneles, cavernas y escondrijos.
El marítimo puerto fenicio de Tiro en un tiempo fue famoso por su comercio del coral. Del mar Mediterráneo se cosechaba, y todavía se cosecha, un muy estimable coral rojo. Crece en pequeñas formaciones como arbustos y tiene un centro duro al cual se le puede dar lustre para hacer aparecer tintes de tono colorado, rosado o rojizo. Con él entonces se hacen collares, braceletes y otros adornos.
En las islas Barbados y Bermudas el coral se usa en la construcción de casas. Es fácil de cortar, y se vuelve duro y resistente cuando se expone al aire.
Sin embargo, posiblemente la función más importante del coral sea la protección que provee a las costas de las crecidas marinas, de las olas de marea y de los huracanes. Muchos viajeros han encontrado un fondeadero seguro durante una tempestad detrás de un arrecife de coral.
A medida que uno reflexiona sobre las prodigiosas hazañas de construcción de tan insignificantes criaturas, la obra de Dios, uno no puede menos que maravillarse.—Sal. 104:24.