¿Por qué la inflación mundial?
DESDE la II Guerra Mundial, casi toda nación en la Tierra ha sido plagada con aumento en el precio de los artículos en venta, o con lo que se llama inflación. Lo que hace singular la situación ahora es el hecho de que la inflación está ocurriendo por todo el mundo al mismo tiempo. Esto no se había visto nunca.
Además, en país tras país el paso de la inflación va acelerando. ¿A qué se debe esta inflación mundial? ¿Qué esperanza hay de que no sigan aumentando los precios, o hasta de que bajen... y permanezcan bajos?
Una razón fundamental
Una inflación puede presentarse debido a varias razones. Las escaseces de los objetos vendibles son una. En su ansiedad por obtener las mercancías que están escasas, la gente tiende más a pagar los altos precios que los comerciantes les piden. Y hoy por todo el mundo es considerable la cantidad de artículos, por ejemplo, los comestibles, que están escaseando.
Sin embargo, una de las razones más fundamentales para la inflación es que los gobiernos gastan más dinero del que reciban en impuestos y otros ingresos. Es interesante examinar esta razón fundamental, puesto que por mucho tiempo ha sido la causa principal de la inflación en varias naciones. Al respecto, World Book Encyclopedia declara:
“Desde el desarrollo de la banca y el papel moneda durante los pasados 200 ó 300 años, la inflación ha sido causada principalmente por déficits en el presupuesto de un gobierno nacional. Se crea un déficit cuando un gobierno paga más dinero del que recauda.”
Cuando se produce un déficit, de alguna manera el gobierno tiene que pagar sus cuentas. La manera en que esto se haga depende de la forma de gobierno. En muchas naciones occidentales, una manera es la de tomar dinero prestado de sus propios ciudadanos por la emisión de bonos. Pero por lo general eso no cubre la deuda.
Por eso, lo que frecuentemente sucede es que los gobiernos toman prestado de sus propios bancos Centrales o Nacionales. ¿De dónde obtienen el dinero estos bancos? Cuando el gobierno los autoriza a ello, emiten créditos o sencillamente imprimen más papel moneda. Esto lo “prestan” al gobierno a cierto tipo de interés. A fin de cuentas, se espera que el contribuyente pague por medio de los impuestos el préstamo y los intereses cargados.
Hay gobiernos que ni siquiera se molestan en acudir a bancos centrales para solventar los déficits. Sencillamente dicen a sus impresores que impriman más papel moneda. Con este nuevo dinero pagan sus cuentas.
Pero cuando los gobiernos inundan la economía con más papel moneda sin que haya nada de verdadero valor que lo respalde, eso significa que hay más dinero disponible para los productos existentes. Eso causa un aumento en los precios. En cierto sentido es como una subasta pública: cuando la gente que está en la subasta dispone de más dinero, ofrece mayor precio por los artículos.
Con relación a la inflación, el Instituto Americano para Investigación Económica declaró lo siguiente:
“Por la cuarta parte de un siglo los principales sistemas de moneda y créditos del mundo han estado inflando sus respectivos medios adquisitivos [papel moneda]. Los Estados Unidos han estado a la cabeza en la procesión de las naciones de mayor desarrollo industrial.
“De hecho, los Estados Unidos no solo han estado a la cabeza de la procesión al crear excesivos medios de adquisición para uso interno, sino que también han exportado muchos medios adquisitivos inflacionistas a través de subvenciones, préstamos e inversiones en el extranjero hasta tal grado que en muchos lugares hay enormes cantidades de dólares en manos de extranjeros, incluso banqueros de bancos centrales, que han obrado bajo el engaño de que el papel es tan bueno como el oro.”
El registro de los Estados Unidos
Puesto que los Estados Unidos han estado a la ‘cabeza de la procesión inflacionista,’ nos interesa ver lo que ha sucedido en cuanto a la manera en que gastan el dinero.
¡Durante los últimos cuarenta y tres años el presupuesto doméstico del gobierno de los Estados Unidos ha tenido un déficit en treinta y seis de esos años! Sí, en el 84 por ciento del tiempo gastó más de lo que adquirió.
Como resultado de esto, la deuda del gobierno pasó de 427.000 millones de dólares en el año fiscal de 1972. Esa es la más alta deuda de la historia, y no cesa de aumentar. Nadie espera con toda seriedad que se pague esa deuda. Pues, ¡solo el pago de los intereses sobre esa deuda en la actualidad alcanza a más de veintitrés mil millones de dólares cada año!
El que durante un largo período de tiempo se incurriera en gastos de esa índole, terminando en déficits, tenía que resultar en algo malo. Y así fue... hubo inflación constante.
¿Por qué tantos déficits?
Como hemos visto, los déficits llevan a la inflación. Y los déficits se producen cuando un gobierno gasta más de lo que obtiene. Pero, ¿por qué este gasto constante por tantos gobiernos en nuestro tiempo?
Una de las razones principales es la GUERRA. De todos los asuntos que hay en los presupuestos de la mayoría de los gobiernos, el más grande es, con frecuencia, el gasto militar. ¡En los Estados Unidos el gasto militar cuesta unos setenta y cinco a ochenta mil millones de dólares cada año!
Pero la guerra destruye; no resulta en aumentar la riqueza. Hasta en tiempos de paz, el equipo bélico no produce nada de verdadero valor. En vez de eso, pronto se hace anticuado y tiene que ser reemplazado, por lo general por equipo todavía más costoso. Es verdad que esos gastos sí crean empleos. Pero también crean deudas enormes, de modo que no se ha contribuido verdadera riqueza a la nación.
En vez de eso, la situación es más parecida a la de un parásito que chupara la sangre y que despojara a su huésped de fortaleza que pudiera usarse mucho mejor en otros fines. Por ejemplo, piense en los beneficios que pudieran recibirse si los setenta y cinco a ochenta mil millones de dólares que los Estados Unidos gastan en sus asuntos militares se dedicaran a empresas de paz. Lo mismo pudiera decirse de la Unión Soviética o cualquier otro país. Esto crearía tantos empleos como el otro proceder, pero piense en cuántas ciudades pudieran ser reconstruidas, cuántos nuevos hogares pudieran construirse. Piense en el mejoramiento que se podría lograr en el cuidado de la salud, la transportación, parques y zonas de recreo, en reducir la pobreza y la contaminación.
Para entender mejor el efecto de la guerra y los grandes gastos militares en la economía, imaginémonos a dos familias que viven una al lado de la otra. Cada una tiene un excelente hogar y propiedad, y precisamente suficientes ingresos para pagar sus cuentas.
Ahora, supongamos que comienzan a desconfiar la una de la otra, y una familia compra un arma de fuego para protegerse. La otra hace lo mismo. Esto comienza un ciclo de comprar armas más grandes, más costosas. Pero como no pueden pagar por ellas, comienzan a conseguir dinero prestado.
Finalmente, de hecho “guerrean” entre sí, destruyendo cada una la propiedad de la otra. ¿Ha mejorado eso su situación, su nivel de vida? Difícilmente.
Entonces, después de esa “guerra,” tienen que reconstruir. Pero, puesto que cada una todavía sospecha de la otra, siguen comprando armas cada vez más costosas. Para hacer eso, y vivir de día en día, siguen tomando prestado cada vez más dinero, y atrasándose en el pago de su deuda.
Pues bien, ¿ha mejorado realmente el nivel de vida de estas familias? No realmente, porque no se ha añadido ninguna riqueza verdadera. De hecho, su nivel de vida recibe daño cuando compran armas y reconstruyen lo que la “guerra” ha dañado, puesto que tienen que sacar dinero de otras compras. Además, puede parecer que mejoran cuando hacen grandes préstamos para comprar todas las cosas que desean. Pero cuando por fin los cobradores de las cuentas les exigen pago, su verdadera condición se revela.
Lo mismo entre las naciones
En escala mucho mayor esto les ha sucedido a las naciones del mundo durante nuestra vida. Se han desangrado con el fin de apoyar al dios de la guerra.
Por su guerra constante han destruido enormes cantidades de propiedad y caudal. Otras enormes cantidades de caudal se han usado con el propósito de apoyar armamentos y ejércitos cada vez más costosos, hasta en tiempos de paz.
Para pagar todo eso, y para pagar otras cosas que quieren hacer, la mayoría de las naciones han gastado más dinero del que han ganado. Por ello, se ha producido la inflación. Como escribió un observador en el Times de Nueva York:
“Las causas fundamentales de la inflación, sobre todas las demás, son los grandes gastos militares y el no pagar por ellos con suficientes ingresos de los impuestos. . . .
“Nuestra economía doméstica pierde una parte considerable de este vasto caudal de dólares y suministros, y esto alimenta los fuegos de la inflación al mismo tiempo que cierra el paso al uso de fondos para atender necesidades humanas críticas en el campo doméstico.”
Además del hecho de que los gobiernos gastan más dinero del que ganan, recientemente grandes cantidades de personas han hecho lo mismo. Han ido en una “parranda” de tomar dinero prestado para conseguir lo que quieren. Y ciertamente ese prestar y gastar les hace posible vivir en mejores condiciones por algún tiempo. Pero siempre queda el día de rendir cuentas al cobrador.
Además, este tomar prestado de instituciones que prestan, tales como los bancos, “crea” más papel moneda. Debido a la naturaleza del sistema bancario, por cada dólar en los depósitos bancarios un banco puede hacer préstamos que sean muchas veces mayores que esa cantidad. Y puesto que la mayoría de las transacciones monetarias se hacen en cheques en vez de en efectivo, de esta manera se “crean” enormes cantidades de papel moneda en las cuentas corrientes.
Sin embargo, todo este gasto excesivo añade una inundación de papel moneda que se hace disponible para obtener los artículos existentes. Eso, además de gastos excesivos por el gobierno, añade combustible a los fuegos de la inflación.
¿Hasta qué punto ha llegado esta ostentación de gastos excesivos en los Estados Unidos? ¡El total de la deuda gubernamental y particular en ese país pasa ahora de los dos billones de dólares! ¡Eso es mucho más que el ingreso anual de la nación entera! Y esta deuda sigue ascendiendo vertiginosamente cada año.
Gastos en ultramar
Pero hay más. Otro factor hace que la situación sea todavía más inestable... el gasto en ultramar.
En la escena internacional los Estados Unidos han seguido persistentemente el proceder de gastar en otros países más dinero del que han ganado. Como resultado de esto, han acumulado deudas que ascienden a decenas de miles de millones de dólares en ultramar.
Business Week describió la situación de esta manera: “Se han creado demasiados dólares, y sobre los mercados mundiales cuelga un saldo enorme y no digerido.” Unos cálculos de este “saldo . . . no digerido” alcanzan la elevada cifra de 100.000 millones de dólares.
¿Por qué han acumulado deudas tan grandes en ultramar los Estados Unidos? El Economic Education Bulletin de mayo de 1972 contesta:
“Primero, por muchos años el gobierno de los EE. UU. ha desembolsado [gastado] en el exterior más moneda y créditos de los EE. UU. de lo que ha recibido desde el exterior. Por su vasto y demasiado generoso programa de ayuda al extranjero y por grandes gastos militares en otros países, ha colocado estas reclamaciones contra él en manos de gobiernos extranjeros, bancos centrales e individuos. . . .
“Segundo, los Estados Unidos se han permitido inflación señalada y prolongada . . . por más de tres décadas. Este desenvolvimiento . . . ha resultado en tan señalado aumento en los precios [para los productos estadounidenses] que muchos elaboradores estadounidenses ya no han podido competir en los mercados mundiales.”
Por supuesto, hay veces en que esos gastos en ultramar casi alcanzan equilibrio con los ingresos. Pero la tendencia general para los Estados Unidos durante las últimas décadas en sus gastos en el extranjero ha sido similar a la tendencia que ha regido dentro de sus fronteras. Consistentemente han gastado más dinero del que han obtenido.
Como resultado de todo este gasto excesivo en el campo doméstico y en el extranjero, tanto dentro del país como fuera de él se han acumulado grandes deudas. ¿Cómo se han de pagar estas deudas? Había la esperanza de que algún día la tendencia se invirtiera, que hubiera cada vez mayores ingresos que gastos. Eso reduciría gradualmente la deuda. Pero esto no ha sucedido; de hecho, lo opuesto ha acontecido. Por eso, ¿precisamente con qué se pagarían estas deudas?
Hubo un tiempo en que la respuesta era... EL ORO.
El oro... el papel que ha desempeñado
Por miles de años, cuando la gente compraba géneros o mercancías tenía algo de igual valor para pagar por ellos. Por mucho de ese tiempo pagaron por los géneros trocando otros géneros por ellos.
Más tarde, se descubrió que cierto artículo era más valioso, más deseado, que los demás... el oro. El oro tenía propiedades singulares. Podía guardarse indefinidamente sin que sufriera deterioro. Se podía convertir en bellas joyas, monedas u otros artículos.
Por eso, con el tiempo el oro se convirtió en el mejor “dinero,” siempre aceptable. Cuando se presentó en escena el papel moneda, a menudo tenía el respaldo de este dinero verdadero... el oro. Mientras el papel pudiera entregarse a cambio de oro, la gente confiaba en el papel moneda.
Hubo un tiempo en que en los Estados Unidos regía el ‘patrón oro.’ El pueblo estadounidense podía entregar su papel moneda en cualquier momento y conseguir oro. Pero en vista de que era más fácil tratar con el papel moneda en los negocios, la gente prefería usarlo. Se sentían seguros al usarlo, porque era “tan bueno como el oro.”
Entonces comenzó la Gran Depresión en 1929. El gobierno de los Estados Unidos empezó a acumular enormes déficits, teniendo más gastos que ingresos. Así fue que, en 1933, el gobierno decretó que sus ciudadanos ya no podrían conseguir oro por su papel moneda. Además, a todos los estadounidenses se les ordenó que entregaran las monedas de oro y el oro en barras (o lingotes) a cambio de papel moneda. Así el gobierno protegió sus existencias de oro, evitando de ese modo que se llevaran todo el oro personas que desconfiaban de su papel moneda y querían oro.
Sin embargo, la ley sí exigió que el gobierno tuviera un dólar en oro efectivo por cada cuatro dólares de papel moneda que tuviera en circulación interna. Esto servía de restricción e impedía que el gobierno imprimiera más papel moneda del que pudiera ser respaldado por 25 por ciento de oro.
Removida la última restricción
Pero en 1968 eso, también, cambió. El gobierno aprobó una ley con la cual eliminaba el requisito de 25 por ciento de oro como respaldo de su moneda. El Instituto Americano para Investigación Económica hizo notar un resultado de esto. Dijo:
“La remoción del requisito de una reserva de oro para los billetes de la Reserva Federal a principios de 1968 removió el último vestigio de restricción a mayor inflacionismo y cortó el eslabón que quedaba entre la moneda estadounidense y el oro.
“Desde entonces el valor de intercambio del dólar ha sido controlado por los decretos de administradores de dinero estadounidenses que ya no están sujetos a la disciplina del oro.”
Al eliminarse esta restricción, se observó que el gobierno “continuó sucumbiendo a la continua presión política que exigía cada vez más inflación.”
Además, toda la plata fue sacada de las monedas. Por consiguiente, todo el sistema monetario de los Estados Unidos quedó sin el respaldo de algo que tuviera verdadero valor.
Lo que todo esto significaba era que la moneda del gobierno tenía que ser aceptada a base de confianza. Pero el Economic Education Bulletin hizo notar lo siguiente:
“El actual sistema de moneda y créditos de los Estados Unidos se funda en una promesa rota.
“Nos referimos a la promesa que en un tiempo se hallaba en los Billetes de la Reserva Federal que ahora han sido retirados de circulación, la promesa de ‘pagar al portador al demandarlo x dólares,’ definiéndose, el ‘dólar’ por ley como la trigésima quinta parte de una onza de oro puro.
“Una promesa rota no es fundamento apropiado para un sistema duradero de moneda y créditos.”
El papel moneda estadounidense solía tener en su frente la promesa de que los Estados Unidos “pagarán al portador al exigirlo” el valor del dólar en dinero verdadero (oro o plata), pero ahora dice: “Esta nota es moneda de curso legal para todas las deudas públicas y privadas.” El certificado de papel que por siglos solo había representado al dinero verdadero (oro, o hasta plata), por esta declaración era ahora dinero. Pero, ¿en qué confiaría la gente en una crisis... en un pedazo de papel, o en oro?
A extranjeros también les dicen: “NO”
Aunque los estadounidenses ya no podían conseguir oro a cambio de sus dólares, los extranjeros podían hacerlo. El oro todavía era el dinero que se exigía para el pago de deudas entre gobiernos en sus tratos internacionales. Ese era el arreglo en que habían concordado las naciones occidentales mucho tiempo atrás.
Pero ante la constante inflación que reinaba en los Estados Unidos, los extranjeros desconfiaron cada vez más de sus dólares estadounidenses. Por eso, muchos empezaron a entregarlos a cambio de oro. En una corriente continua el oro fue escurriéndose de la Hacienda de los EE. UU. Esto fue lo que sucedió (en miles de millones de dólares, números redondos):
Acopio de oro
Año de los EE.UU.
1950 $22.820.000.000
1960 17.804.000.000
1970 11.072.000.000
Para 1971 la situación en cuanto al oro había deteriorado mucho. En ese tiempo los extranjeros tenían en su poder más de cincuenta y cinco mil millones de dólares en papel, pero los Estados Unidos tenían oro valorado en solo unos diez mil millones de dólares. Y los tenedores extranjeros de dólares estaban dando señales de pánico, de todos a la vez exigir que se les diera oro, llevándose así el poco oro que quedaba en la Hacienda de los EE. UU.
En agosto de 1971, los Estados Unidos tomaron una medida drástica. Cerraron la ‘ventana del oro,’ suspendiendo el pago con oro de sus deudas de ultramar. La promesa que habían hecho de redimir los dólares de papel por oro en las transacciones de ultramar quedó repudiada. Las demás naciones quedaron estupefactas.
¿Qué significaba esto? Algunos observadores señalaron que aquello virtualmente significaba que los Estados Unidos se habían declarado en bancarrota en sus tratos internacionales. Esta es otra razón para que los mercados monetarios del mundo se hayan hecho más inestables en los últimos años. También explica por qué el precio del oro en los mercados “libres” europeos ha saltado de 35 dólares por onza a más de 100 dólares por onza de una vez.
¿Qué le sucederá al dinero?
Resumiendo lo que ha sucedido, los Estados Unidos, el ancla de la economía del mundo occidental, ha dado los siguientes pasos que muchos economistas consideran un rebajamiento de su moneda corriente. Ha: (1) prohibido a sus ciudadanos entregar papel moneda a cambio de oro (o plata); (2) prohibido a sus ciudadanos hasta poseer oro excepto en joyas o monedas raras; (3) removido absolutamente todo respaldo de oro para su moneda corriente en circulación interna; (4) rehusado permitir a los extranjeros entregar sus dólares a cambio de oro; (5) gastado más dinero del que ha ganado, acumulando deudas enormes y emitiendo cada vez más papel moneda para pagarlas.
Es verdad que el vivir a base de dinero prestado puede estimular la economía. Si un individuo ganara 100 dólares por semana y entonces tomara prestados otros 100 dólares cada semana, año tras año, por supuesto que viviría en mejores condiciones... por un tiempo. Lo mismo sucede en el caso de las naciones. El que constantemente estén incurriendo en gastos que sean mayores que sus ingresos sí estimula temporariamente la economía. Pero lleva a enormes deudas y a inflación desenfrenada.
Además, una nación no difiere mucho de un individuo en lo que se refiere a las leyes de la economía. Se siega lo que se siembra. Tarde o temprano tiene que llegar un día de ajuste de cuentas por el gasto imprudente. El individuo o la nación que sigue gastando más de lo que gana, algún día hace bancarrota. No hay excepción a esa regla.
Al mismo tiempo, no es probable que el oro, la plata ni ningún otro metal precioso pueda usarse indefinidamente para respaldar el papel moneda. Las poblaciones crecen, y por lo tanto la moneda que circula también tiene que aumentar. Pero el oro que se puede sacar por minería de la tierra es limitado. De modo que hay este problema... la gente pierde confianza en el papel moneda que no está respaldado por oro (o plata), pero tarde o temprano estos metales preciosos no podrían respaldar toda la moneda que de todos modos llegaría a existir. Este problema demuestra la inestabilidad fundamental del dinero.
A dónde va
De todos modos, puesto que hay cada vez menos fuerzas restrictivas en función, muchas naciones han acumulado deudas enormes. Han inundado sus economías con papel moneda para pagar sus cuentas. Como han señalado algunos economistas, a cualquier ciudadano particular que hiciera tal cosa se le acusaría de ser falsificador.
Cierta fuente declaró que el dinero que se imprime sin respaldo “es tan falsificado y sin valor como si hubiese sido impreso en un sótano de pistolero, con la diferencia de que [las autoridades] tienen una licencia y el pistolero no la tiene. Lo trágico es que el resultado de esto en la economía es exactamente igual.”
De este proceso, el muy conocido economista Milton Friedman escribe lo siguiente en Newsweek:
“Por más de siglo y medio los economistas han conocido —por lo menos intermitentemente— dos proposiciones: primero, que por la impresión de suficiente dinero se puede producir cualquier grado deseado de actividad [económica]; segundo, que el resultado final es destrucción de la moneda.
“El público estadounidense ha aprendido la primera proposición. Hubo un tiempo en que conocía la segunda, pero ahora la ha olvidado. Probablemente solo la experiencia la enseñe de nuevo.”
Esto repite la advertencia que hizo hace años el Instituto Alexander Hamilton en su libro Banking. Dijo:
“Ciertos gobiernos han emitido papel moneda sin prometer redimirlo ni tener intenciones de redimirlo con oro ni con ninguna otra cosa y han declarado que es moneda de curso legal para el pago de toda deuda.”
“Al papel del cual se declara así que es dinero por simple orden o decreto del gobierno se le llama moneda de curso forzoso. . . .
“Todo experimento que se ha hecho con moneda de curso forzoso ha resultado en desastre porque ningún gobierno que lo ha usado ha podido resistir la tentación de emitir un suministro excesivo, con el resultado de que el dinero ha perdido valor hasta finalmente no tener ninguno.”
Toda la evidencia procedente del campo de la economía, y la política, indica que las cosas no son diferentes hoy. Hay muchos gobiernos emitiendo papel moneda sin que haya nada de verdadero valor que lo respalde. En vista de que “todo experimento que se ha hecho con moneda [de esta clase] ha resultado en desastre,” ciertamente no hay razón válida para pensar que haya probabilidad de que el tiempo actual haya de ser una excepción.
[Ilustración de la página 5]
Una razón para la inflación es que, cuando hay escasez de artículos, la gente tiende a pagar los precios altos que les piden
[Ilustración de la página 10]
Cuando los Estados Unidos cerraron la ventana del oro en 1971, repudiaron su promesa de redimir dólares por oro en las transacciones de ultramar