Dónde yace el peligro
A MUCHA gente le parece hoy que la comunidad en que vive es como un campo de batalla. Debido a que hay tanto crimen, sienten mucho temor cuando salen de casa.
En una reciente encuesta Gallup, el 45 por ciento de los estadounidenses dijeron que temen caminar de noche por su propio vecindario. Y en las ciudades más grandes, de cada cuatro mujeres más de tres dijeron que temen salir después de oscurecer. Entre todos los problemas de la comunidad, los estadounidenses ponen el CRIMEN primero en la lista, aun antes del desempleo o del alto costo de la vida. ¿Tienen buenas razones?
Un estudio realizado en el Instituto de Tecnología de Massachusetts indica que sí tienen buenas razones. El estudio halló que el número de personas que eran asesinadas en las ciudades de los Estados Unidos está aumentando con tal rapidez que “un muchacho estadounidense de una sección urbana nacido en 1974 tiene más probabilidad de morir asesinado que la que tenía un soldado estadounidense de morir en combate durante la II Guerra Mundial.” Puede que se le haga casi imposible creer eso, ¡pero la situación es así de grave!
En 1974, 20.500 estadounidenses fueron asesinados, lo cual es más del doble de los asesinados en 1965, ¡solo nueve años antes! Si el aumento sigue a ese paso habrá más de 40.000 matanzas al año para principios de la década de los ochenta. Así, en la década de los ochenta ¡puede que solo se necesiten seis o siete años para que las víctimas de homicidio en los Estados Unidos superen el número total de 292.131 muertes de estadounidenses en combate durante la II Guerra Mundial!
No cabe duda de que la amenaza que el crimen presenta a nuestra vida es una amenaza real y va en aumento.
Crimen aumenta mundialmente
Sin embargo, el peligro no es solo el de ser asesinado, sino también el de ser atacado, robado, asaltado o violada. ¡Todos estos crímenes han aumentado con aun más velocidad que el asesinato!
En 1974 el crimen en los Estados Unidos subió un alarmante 17 por ciento sobre 1973, el mayor aumento hasta entonces. ¡Pero en el primer trimestre de 1975 aumentó 18 por ciento más que en el mismo período de 1974! El fiscal general de los Estados Unidos Edward Levi llamó a este aumento “una de las aterradoras realidades de la vida que hemos llegado a aceptar como normal.”
Aunque las ciudades grandes son los lugares más peligrosos, recientemente el aumento del crimen ha sido aun más rápido en zonas suburbanas y rurales. En 1974 subió un 20 por ciento en los suburbios, y un 21 por ciento en los distritos rurales. ¡Y para el primer trimestre de 1975, tan solo los robos aumentaron un asombroso 53 por ciento en ciudades de 10.000 a 25.000 habitantes!
Más de 10 millones de crímenes se informaron a la policía en 1974, y la cifra para 1975 probablemente se acerque a los 12 millones. Pero esto es ver solo la parte emergente del iceberg... ¿qué hay de la parte sumergida? Un estudio de la Oficina de Censo muestra que de cada tres crímenes más de dos no se informan. ¿Por qué? Mayormente porque las víctimas creen que no se hará nada en cuanto a ello.
La estremecedora conclusión a la que llegó el estudio de la Oficina de Censo es esta: en los Estados Unidos se cometen más de 37 millones de crímenes serios al año, más de tres veces la cantidad que se informa. Esto representa setenta asesinatos, violaciones, ataques o robos de diferentes clases por minuto, ¡más de uno por segundo!
País tras país está experimentando una ola de crímenes similar. The Guardian informa lo siguiente acerca de la situación en Italia: “Parece que no hay nadie en Roma que no haya tenido un robo en la familia.”
El periódico francés L’Aurore dice: “El clima aquí ya no es el mismo. De noche en el metro la gente honrada ya no está muy tranquila. Se apresuran. . . . En la calle a menudo miran por encima del hombro.”
Protección... la búsqueda del día
Ha llegado a ser asunto de gran preocupación para la gente la seguridad de su persona y de su propiedad. Es típico el comentario de un comerciante de la ciudad de Nueva York: “Abrí mi negocio hace 30 años y me preocupaba solo de las ganancias; ahora mi principal preocupación es que pase el día sin ser robado o perder la vida.”
En Louisville, Kentucky, un propietario de restaurante sufrió tres robos en seis meses, lo cual lo obligó a contratar guardias de seguridad armados. “En resumidas cuentas significa pagar para protección,” explica. Los ciudadanos comunes también están tomando medidas similares, contratando guardias privados y adquiriendo toda clase de dispositivos de seguridad.
Un resultado de ello ha sido un auge del negocio de alarmas contra ladrones. Se informa que en los Estados Unidos hay casi 6000 fabricantes de dispositivos de protección, ¡comparados con solo unos 1000 hace cinco años! Se calcula que sus ventas anuales son en exceso de mil millones de dólares.
Muchas viviendas han adquirido el aspecto de fortalezas. Barras protegen las ventanas y reflectores iluminan la propiedad. “Le puse rejas a mi casa,” explicó una viuda de Detroit. “Al principio me sentí un poco encerrada, pero uno se acostumbra.” Es un precio que cada vez más personas están dispuestas a pagar.
No obstante, muchas personas también temen dejar sola la vivienda, como hizo notar una persona de California: “Uno no se atrevería a dejar la vivienda sin protección por mucho tiempo en nuestra ciudad (con una población de 25.000 habitantes). No pasa un día sin que despojen a alguien de todo lo que tiene.” Por eso, en algunas ciudades, hay personas que pagan a alguien para que se quede en la casa vigilándola cuando se van de vacaciones.
Puede que en la mayoría de los casos sea obvio dónde yace el peligro del crimen, pero no siempre es así.
¿Fuentes inesperadas del peligro?
Por ejemplo, la mayoría de los asesinatos no son cometidos por un “elemento criminal,” como por ladrones o asaltantes. Más bien, casi un tercio de las víctimas están emparentadas con sus asesinos. Otra tercera parte es asesinada por amigos o conocidos. Esto quiere decir que solo alrededor de una tercera parte de las víctimas es asesinada por extraños.
Es digno de notarse, también, que los asesinatos ocurren comúnmente durante períodos de vacaciones, como en la Navidad. También, en un estudio de 588 crímenes en Filadelfia, el sociólogo Martin Wolfgang halló que alrededor de las dos terceras partes de las víctimas habían sido muertas durante el fin de semana. Con respecto a esto, Psychology Today declaró: “No es sorprendente que nos maten cuando estamos descansando. Después de todo, esto es cuando estamos con los que tienen mayor probabilidad de matarnos: nuestros parientes, amigos y compañeros de beber.” ¿Se daba usted cuenta de esto?
Puede que también le sorprenda saber quiénes cometen la mayoría de los crímenes. Son los jóvenes. En 1974 en los Estados Unidos casi la mitad (45 por ciento) de los crímenes serios —asesinatos, violaciones, robos, y así por el estilo— fueron cometidos por jovencitos de menos de dieciocho años de edad. Los niños de menos de quince años cometen más crímenes que los adultos pasados de los veinticinco.
Hasta los criminales mayores temen a los jóvenes. Un atracador de Chicago dice: “Estos criminales más jóvenes están enfermos. No tienen motivo para hacer lo que están haciendo.” Y un neoyorquino que ha sido asaltado seis veces en el término de cuatro años advirtió: “Ojo con los muchachos, ellos son los peligrosos.”
Aunque los crímenes de los empleados, como los robos que cometen los oficinistas y profesionales contra las empresas, no son tan visibles, perjudican a la mayoría de nosotros aun más, de un modo financiero, que el crimen tradicional. Norman Jaspan, un notable experto en crimen comercial, dice que esa clase de robo “agrega hasta el 15 por ciento a los costos de las mercaderías y servicios.” Pero también tenemos el costo del crimen organizado, denunció el que entonces era fiscal especial de Nueva York Maurice Nadjari: “23 centavos de cada dólar que gastamos va a los bolsillos del crimen organizado.”
Sí, el crimen no solo amenaza nuestra seguridad, sino que está robándonos a grado increíble. A pesar de eso, el comisionado de la policía de Boston Robert J. DiGrazia confesó recientemente: “No podemos eliminar ni reducir el crimen. Eso es algo que está más allá de nuestra capacidad.”
¿A qué se debe que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley se hallan sin saber qué hacer en la batalla contra el crimen? El siguiente relato de un policía de una ciudad grande de los Estados Unidos quizás le suministre un conocimiento más profundo del asunto.
[Comentario de la página 3]
Se dice que en los Estados Unidos se cometen más de 37 millones de crímenes serios al año, más de tres veces la cantidad que se informa a la policía.
[Comentario de la página 4]
Hay mayor posibilidad de que sea pariente o amigo el que lo asesine.