La soledad... el azote silencioso de hoy día
“ESTOY EN AISLAMIENTO, triste, simplemente existiendo sin más significado. Estoy sin compañía. Como, ando y duermo sin compañía y hablo para mí, nada más. No hay alrededor nadie que me oiga. Yo, y nadie más.”
“El amor es dejar de sentirse solo. El aburrimiento lastima.”
Estas notas fueron escritas como las últimas súplicas de dos suicidas vencidos por “una enfermedad invisible, silenciosa,” que actualmente está cobrando proporciones epidémicas... LA SOLEDAD.
Cada vez más personas están sintiendo el dolor roedor que produce el reconocimiento agudo de que no pertenecen a grupo alguno, de que nadie desea su compañía... no, ni siquiera la desean sus propios parientes.
“¡No hay nadie a quien yo conozca que realmente me comprenda!” se lamentan muchos. Es posible que estos individuos estén cercados de gente, pero viven en un mundo silencioso, sin una sola alma con quien puedan compartir asuntos íntimos y que muestre interés altruista, comprensión y aceptación.
La soledad encabeza la lista
En una encuesta que se realizó en 1978 y que abarcó a más de 52.000 participantes, se preguntó qué emociones producían el mayor malestar. ¿Qué encabezó la lista? Más del 40 por ciento de los interrogados dijeron: “A menudo me siento solo(a).” Esto es muy alarmante cuando consideramos el hecho de que son pocas las personas a quienes les gusta admitir que se sienten solas.
Pero, en realidad, casi todo el mundo ha experimentado la soledad. Para muchos, la experiencia de sentirse solos pasa rápidamente. Pero en el caso de otros millones de personas la soledad llega a ser crónica y la vida se les hace desgraciada.
La soledad no hace acepción de personas. Los adolescentes, los solteros jóvenes, las personas de mediana edad y los ancianos, todos han conocido su punzada. Las riquezas y la posición o rango no son protección contra ella.
El matrimonio no es un refugio automático contra la soledad. Varios investigadores dicen: “Entre las personas más solitarias del mundo” están las parejas entrampadas en un matrimonio en el cual no hay verdadera comunicación.
Respecto a la soledad, un perito dijo: “No hay otra condición humana tan grave... ni tan universal.”
Los efectos trágicos en la vida de la persona
Cuando la soledad alcanza su peor momento, puede causar un suicidio. Varios estudios han relacionado el aumento dramático en los suicidios, especialmente entre los adolescentes, con la generalización de la soledad. Un estudio informó: “Si hay un solo tema sobre el cual versan los relatos de los suicidios, es el de estar aislados de familia, de amigos, de toda persona que pudiera servir de ancla y sujetarlos a la realidad o que simplemente escuchara atentamente.” (Bastardillas nuestras.)
En sus esfuerzos por evitar la soledad, las víctimas de ésta han recurrido al alcoholismo, al comer en exceso, al abuso de las drogas y a la promiscuidad sexual. Muchas veces la soledad es el incentivo que hay tras las tabernas para solteros, los clubes de baile, los grupos de “encuentro,” el concertar citas por computadora y el buscar cónyuges mediante anuncios en las columnas de los periódicos.
Un sinnúmero de males que requieren atención médica se han atribuido a la soledad... alteraciones gástricas, ataques asmáticos, erupciones cutáneas y otros. En el libro The Broken Heart—The Medical Consequences of Loneliness (El corazón destrozado... las consecuencias médicas de la soledad), el autor James J. Lynch presenta datos documentados que muestran que los individuos solteros o divorciados, personas que frecuentemente viven solas, tienen vidas más cortas y sufren un mayor número de enfermedades cardíacas. Expresa la siguiente conclusión franca: “El compañerismo humano es de modo muy literal una forma importante de seguro de vida.”
La investigación hasta ha indicado que la soledad puede provocar la violencia.
Por supuesto, con esto no se quiere decir que todos los que sufren de ciertas enfermedades son víctimas de la soledad, ni que todas las personas solteras y divorciadas se inclinan al alcoholismo, la promiscuidad, la violencia o cosas semejantes. Sin embargo, lo que se ha presentado sí muestra el efecto traumático que la soledad puede tener en la vida de uno.
¿Por qué tanta soledad ahora?
Durante las últimas décadas la vida familiar se ha deteriorado señaladamente. En casi todo país la proporción de divorcios ha aumentado con rapidez vertiginosa. Ha habido un aumento dramático en el número de familias en las cuales solo uno de los padres queda. Cada vez hay más personas viviendo solas. Si se suma la cantidad de personas enviudadas y solteras, el total es asombroso.
Las actitudes y tendencias de la sociedad actual también han creado un ambiente que fomenta la soledad. Se ha dado importancia a la tecnología impersonal, a conseguir el máximo de producción con el mínimo de esfuerzo. A menudo se ve al individuo como simplemente un instrumento de producción. Muchas personas aplican principios parecidos a ésos a su vida personal. No quieren hacer la inversión emocional que se precisa para desarrollar con otros relaciones que den satisfacción, de modo que solo tratan de conocer a las personas de modo superficial. Esto, junto con la movilidad que caracteriza a la era espacial en que estamos, nos deja ver por qué no es difícil el que las personas se sientan solas.
Además, la televisión no ha fomentado la comunicación genuina entre parientes y amistades. Últimamente se ha desarrollado otro factor: multitudes de personas vienen de las granjas a la “ciudad grande.” Lo que ha sucedido en el Japón es típico de lo que ha sucedido en muchos países. Según informes, antes de la II Guerra Mundial las familias vivían en asociación estrecha. Cuando alguien tenía un problema, los parientes y vecinos siempre estaban disponibles para ayudarlo. Pero Susumu Iivuka, profesor japonés de sociología, dice: “Ahora, cuando el 60 por ciento de los 112 millones de habitantes del Japón viven en solo el 2 por ciento de la superficie terrestre, cada vez más familias están hallándose aisladas en un mundo de hormigón y no han podido adaptarse al nuevo modelo.”
Al vivir en las ciudades grandes, la persona puede sentirse “aburrida de la gente” y al fin del día quizás quiera escaparse de la gente, posiblemente de su propia familia. Tal vez no le haga caso al extraño que necesite su ayuda. Se mete en lo que pudiera describirse como una concha protectora. Empieza un proceso que puede hacer que tal persona se aísle cada vez más. Gradualmente su refugio de aislamiento puede convertirse en prisión de soledad.
Las razones para la soledad son muchas y complejas. Pero las preguntas vitales son: ¿Cómo puedo yo hacer frente a la soledad? ¿Qué puedo hacer para librarme de ella?
[Ilustración en la página 5]
NOTAS DE SUICIDAS VENCIDOS POR LA SOLEDAD
El amor es dejar de sentirse solo.
El aburrimiento lastima.
Estoy en aislamiento, triste, simplemente existiendo sin más significado. Estoy sin compañía. Como, ando y duermo sin compañía y hablo para mí, nada más. No hay alrededor nadie que me oiga. Yo, y nadie más.