Un sentido del humor... don de Dios
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en África del Sur
UNA vez más Samuel llegaría tarde a su trabajo. Su jefe recientemente le había dado un aviso final al respecto. Por lo tanto, esta vez Samuel estaba realmente preocupado. Se imaginaba a su jefe ensayando el discurso con el cual lo despediría.
¡Y así era! Cuando Samuel entro en la oficina, con 35 minutos de retraso, el jefe se le acercó con mirada amenazante.
Samuel pensó rápidamente en cómo salir del aprieto. Dejando salir una sonrisa forzada, extendió la mano y dijo: ‘¡Qué tal! Me llamo Samuel Maynard. Estoy solicitando un puesto que supongo se hizo disponible hace 35 minutos. ¿No es verdad que al que madruga, Dios le ayuda?’ Sus compañeros de trabajo rieron a carcajadas. Su jefe, sin poder contener una sonrisa, regresó a su oficina. El sentido de humor de Samuel lo había sacado del aprieto.
No cabe duda de que un buen sentido del humor frecuentemente puede eliminar la tensión de una situación tirante. El sentido del humor hasta puede ayudar a uno a hacer frente a la adversidad. Permite a las personas reír y librarse de la tensión, y por lo tanto es de beneficio para la salud. En su libro Laughter and Health (La risa y la salud), el doctor James J. Walsh explicó que la risa, al hacer que el diafragma se mueva hacia arriba y hacia abajo, produce en los órganos internos un efecto similar al del ejercicio. La risa tiene buen efecto en el corazón, el hígado y los intestinos. Facilita la digestión y la eliminación de los desperdicios.
¿Qué es el sentido del humor?
Se dice que el sentido del humor consiste en ver el aspecto chistoso o divertido de las cosas. También se dice que esta facultad permite percibir lo ridículo o absurdo de las cosas.
Surge una situación humorística cuando algo está fuera de su lugar o no es apropiado. Por ejemplo, el ver a un serio hombre de negocios londinense vadeando en el mar mientras lleva su periódico bajo el brazo y carga también un paraguas sin abrir sería incongruente y raro, y haría sonreír a muchos espectadores. Otro ejemplo sería el de un gato o un perro que entrara en el aula de una escuela. Esto provocaría mucha risa porque a estos animales por lo usual no les corresponde estar en una sala de clases.
Lo humorístico de una situación puede ser el resultado de un suceso inesperado. Por ejemplo, si un hombre se quitara el sombrero ante una dama y de dentro del sombrero saliera volando una paloma, las personas que vieran aquello se reirían ante un suceso tan inesperado. Según un informe de Nigeria, los africanos allí demuestran espontáneamente su aprecio de lo inesperado. Así, cuando alguien resbala sobre una cáscara de plátano, éstos por lo general se ríen. Pero también acuden inmediatamente en ayuda del caído con preocupación y lástima.
Por la mayor parte, el sentido humorístico se expresa en palabras. Y tal humor basado en palabras varía mucho, según la nacionalidad, las costumbres sociales, el ambiente y otros factores. Algunos tipos de humor son de índole más intelectual o sutil, otros son de índole bufonesca, o más vulgar y estrepitosa, otros son de índole más aguda o cortante (en inglés a menudo se llama a este tipo de humor “wit,” o agudeza).
Además, lo que es chistoso para las personas de una nación puede no tener ningún sentido para las de otra. Por ejemplo, un misionero blanco estaba hablando a un auditorio africano y tuvo la oportunidad de agregar a su discurso lo que a él le parecía un toque humorístico. Hubo un silencio sepulcral. Luego hizo referencia a un mono. El intérprete no se molestó en traducir la palabra, sino que simplemente levantó el brazo y se puso a rascarse bajo la axila. ¡Qué carcajadas de aprecio provocó este ademán!
¿De dónde vino, exactamente, el sentido del humor?
¿Tiene Dios un sentido del humor?
La Biblia nos dice que el Creador es un “Dios feliz,” y que él hizo al hombre ‘según su semejanza.’ (1 Tim. 1:11; Gén. 1:26) El que la persona pueda sentirse feliz, divertirse, disfrutar de un sentido del humor, algo que es inherente a los humanos de toda raza, lógicamente debe provenir del Creador.
Muchos animales hacen travesuras cómicas. ¿Quién puede contenerse de sonreír cuando ve a un gatito correr de aquí para allá persiguiendo una bola de lana? ¿Quién no puede menos que reírse ante el juguetear de unos perritos, las picardías de unos monos o las expresiones cómicas de un loro? Jehová ha hecho que ciertos animales nos parezcan muy graciosos, y esto provee una fuente inagotable de alegría y diversión. Es patente que el sentido del humor es un don de Dios.
Aunque las varias formas del humorismo verbal no se limitan a ningún país ni nacionalidad en particular, a muchos pueblos hasta cierto grado se les conoce por ciertos tipos de humor. Se dice que a los estadounidenses les gusta la hipérbole, es decir, el uso de la exageración intencional para producir énfasis o un efecto humorístico. Un ejemplo es la expresión en inglés: “It’s raining cats and dogs,” que, literalmente, diría: “Está lloviendo gatos y perros.” También hay la expresión: “I nearly died laughing” (“Casi me muero de la risa”). Otra expresión es: “I tried a thousand times” (“Traté mil veces”). Por supuesto, tales declaraciones no son verídicas en su sentido literal, y usualmente el que las oye lo sabe.
A los británicos se les conoce por su sentido de humor seco; es decir, que cuando dicen algo cómico lo dicen de manera casual y con la cara seria. A los británicos también les gustan las declaraciones exageradamente modestas. A este respecto, el libro Humour in Memoriam, por George Mikes, dice: “La declaración exageradamente modesta no es simplemente una manera de hacer chistes; en Inglaterra es también un estilo de vida. Hay otras personas que usan la declaración exageradamente modesta... no es propiedad exclusiva de los ingleses. Una caricatura en la revista New Yorker mostraba a dos hombres en un trapecio a unos 27 metros de altura, y uno de ellos acababa de fallar en su tentativa de agarrar la mano del otro. El hombre algo distraído que acaba de cometer el error dice: ‘¡Ay, disculpe!’ En tales circunstancias ésta ciertamente sería una declaración exageradamente modesta; además, fue ideada por un estadounidense. No obstante, la declaración exageradamente modesta es casual e incidental en otros países, mientras que en Inglaterra fluye del carácter nacional; es parte del ambiente. Casi siempre sucede que ni siquiera se dice a manera de chiste.”
Como ejemplo de una declaración exageradamente modesta, George Mikes relata lo siguiente: Dice que un vapor estaba cruzando el Canal de la Mancha. “Sólo otro hombre y yo estábamos en la cubierta mientras rabiaba una violenta tempestad. Un enorme ventarrón azotaba las aguas, que se elevaban como montañas. Nos acurrucamos allí un rato, sin decir palabra. De repente, una espantosa ráfaga empujó al otro hombre al agua. Él sacó la cabeza del agua solamente una vez. Me miró tranquilamente y declaró en tono algo casual: ‘El tiempo está un poquito ventoso, ¿no?’”
El sentido del humor irlandés tiene su propia gracia. Stephen Leacock da un ejemplo en su libro Humour: “Se ha mandado que ‘no se una al ferrocarril el último coche, puesto que éste siempre está expuesto a desagradables sacudidas y oscilaciones.’” Otro ejemplo: “No bajes por la escalera, Patricia, que acabo de llevármela.”
El mismo autor da el siguiente ejemplo del sentido del humor escocés, del cual se sabe que a veces es algo sombrío: “La esposa de un escocés enfermó y aparentemente murió. Durante los funerales, mientras llevaban su ataúd por la entrada de la verja de la iglesia, los que lo cargaban lo golpearon accidentalmente contra un poste de la verja. La ruda sacudida sacó de su inconsciencia a la mujer. Esta fue sacada del ataúd y siguió viviendo por muchos años. Luego enfermó y, esta vez, realmente murió. Durante los funerales, a medida que los que cargaban el ataúd se acercaban a la entrada de la verja de la iglesia, el marido acongojado les dijo: ‘Cuidado, jóvenes, cuidado; no me la golpeen.’”
El sentido del humor español frecuentemente ilustra la propensión al menosprecio de uno mismo. Una caricatura de una revista muestra a dos hombres conversando. Uno dice: “La cultura está de moda ahora. Tenemos un ministro de educación... un ministro de cultura... y un consejero cultural para el presidente.” El otro contesta: “¡Excelente! Ahora solo necesitamos escuelas.” El poder uno reírse de sus propias debilidades es un aspecto importante del sentido del humor.
Puesto que a los alemanes les gusta comer, entre ellos los chistes acerca del comer son muy apreciados. Por ejemplo, un superintendente viajante de los testigos de Jehová en Alemania ilustró la necesidad de consumir alimento espiritual con regularidad por medio de compararla con nuestra necesidad de consumir alimento literal con regularidad. “Muchos de nosotros comemos tres veces al día,” dijo. “Claro, hay quienes comen una sola vez al día... desde la mañana hasta el anochecer.” Todos los auditorios alemanes respondían a esto con una carcajada, pero cuando él usó la misma ilustración en una asamblea de personas de otro idioma, no hubo ninguna risa.
Las palabras largas son el gozo de los nigerianos, especialmente cuando se está usando la lengua franca formada a base de palabras inglesas. Un orador puede estar seguro de que se le recibirá entusiásticamente si su habla está adornada con palabras kilométricas. Entre los yoruba, el ganar o perder disputas a veces depende de cuál de los que riñen puede hacer que su rival ya no tenga palabras largas que proferir.
El sentido del humor y la religión falsa
El humor puede ser muy eficaz en sacar a relucir la insensatez, la hipocresía y la santurronería de la religión falsa. La Biblia misma utiliza este tipo de humorismo en algunos casos. Por ejemplo: El profeta Isaías da la descripción de un leñador que corta un laurel y usa parte de éste para hacer un fuego, el cual utiliza para cocinar y para calentarse, “pero de lo restante de él realmente hace un dios mismo, su imagen tallada. Se prosterna ante ella y se inclina y le ora y dice: ‘Líbrame, porque tú eres mi dios.’”—Isa. 44:14-17; compare con Jeremías 10:2-5.
En México los temas religiosos no escapan del animado sentido de lo divertido de los mejicanos. Estos relatan un cuento muy similar a la ilustración de Isaías que se cita arriba. Cuando alguien no se deja impresionar por una persona cuyo origen humilde conoce, puede ser que diga: “¿Cómo podría yo adorarlo como Cristo, si lo conocí como árbol de guayaba?” El relato que está a la raíz de esta expresión es que cierto sacerdote pidió a un hombre rico de su vecindad que le diera alguna madera para hacer una imagen de Cristo. El sacerdote recibió un pedazo de un árbol de guayaba y mandó hacer la imagen. Pero después, durante la misa, el sacerdote notó que el rico se sonreía mientras miraba la imagen. Cuando la misa terminó, el sacerdote reprendió al rico y le dijo que así no se adoraba. Este respondió: “¿Cómo podría yo adorarlo como Cristo, si lo conocí como árbol de guayaba?”
Cuidado con abusar del don de Dios
Chistes en cuanto a lo sexual son muy comunes en muchas partes del mundo. Sin embargo, la Palabra de Dios, la Biblia, condena el “bromear obsceno.” Por lo tanto, las personas que quieren vivir en armonía con las altas normas bíblicas evitan esto. (Efe. 5:4) Tales bromas son una forma de inmundicia mental que no tiene lugar alguno en la sociedad cristiana.
Las bromas y los chistes que son limpios y sanos están bien a su tiempo y en su lugar apropiado y proveen diversión y gozo... todos necesitamos algún esparcimiento de vez en cuando. Pero a menudo la gente se extralimita groseramente en esto. Algunas personas tienen un largo repertorio de cuentos chistosos y pasan mucho tiempo relatándolos. La Biblia nos advierte en contra de eso también. Aunque el sabio rey Salomón sí dijo en Eclesiastés 3:4 que hay “tiempo de llorar y tiempo de reír,” sin embargo en el Ecl capítulo dos, versículo dos, escribe: “Le dije a la risa: ‘¡Demencia!’” ¿Qué quiso decir él? Salomón pudo referirse a la risa como “demencia,” pues la risa imprudente nubla el juicio sano. Podría hacer que uno tratara muy ligeramente un asunto de mucho peso, de modo que ofendiera o irritara a otros. Por lo tanto, como sucede con muchos otros maravillosos dones de Jehová, se podría abusar del sentido del humor.
Respecto a la risa insensata, Eclesiastés 7:6 dice: “Como el sonido de los espinos debajo de la olla, así es la risa del estúpido.” Los espinos no son el mejor tipo de combustible, puesto que arden rápidamente y producen mucho ruido al chisporrotear, pero a menudo no llega a cocerse lo que está en la olla. Por lo tanto, su llamativo y bullicioso chisporrotear resulta inútil. Inútiles son también las risitas tontas y frívolas del insensato. La risa alborotosa e insensata y los intentos de hacerse uno gracioso inoportunamente pueden irritar y causar daño.
A medida que meditamos en las muchísimas manifestaciones del sentido del humor, podemos concluir que éste es un deleitable don de nuestro generoso Padre celestial. Sin embargo, debe usarse con moderación y en armonía con el juicio sano. Cuando obramos de esta manera, el sentido del humor añade sal y lustre a nuestra vida diaria.