Los jóvenes preguntan...
¿Cómo perjudica la pornografía?
“LA PORNOGRAFÍA está por todas partes; si uno va por la calle... se ven publicaciones de ese tipo en exhibición en los puestos de periódicos”, recordó Ronald, de 19 años de edad. “Algunos de nuestros maestros llevaban revistas pornográficas a la escuela y las leían en su escritorio mientras esperaban a que llegara la hora de la próxima clase.” Sí, personas de diferentes edades, antecedentes y niveles educativos son lectoras ávidas de material pornográfico.
“En la actualidad, dieciocho millones de estadounidenses —el doble de la cantidad que había quince años atrás— son lectores regulares de revistas pornográficas menos explícitas en sus descripciones o ilustraciones que otras del mismo tipo”, reveló una revista popular. Quizás te hayas visto tentado a mirar literatura, láminas, caricaturas o películas eróticas. ¿Puede eso realmente perjudicarte? En primer lugar, examinemos por qué son muy populares.
El porqué del interés en la pornografía
Para asegurar la sucesión ininterrumpida de la familia humana, Dios nos creó con un poderoso impulso sexual, diseñado para ser satisfecho honrosamente dentro del arreglo matrimonial (Génesis 1:28). Al llegar a la pubertad, surgen en tu mente de manera intensa muchas preguntas relacionadas con lo sexual, así como emociones que chocan entre sí. Algunos jóvenes, para satisfacer la curiosidad que tienen de saber más acerca de esas emociones que se han despertado recientemente en ellos, recurren a la pornografía.
¿Qué efecto tiene la pornografía en ellos? “¡Era excitante leer revistas de desnudos femeninos y ver las fotografías impresas!”, admitió Mark. Este joven reveló la verdadera razón por la cual la pornografía es muy popular... puede estimular intensamente tus deseos sexuales. De hecho, la palabra hispana “pornografía” proviene de la palabra griega pornographos... ‘tratado acerca de la prostitución’. Estos escritos antiguos describían la actividad sexual de las prostitutas, sin duda con el propósito de excitar la pasión de los lectores. Mark añade: “Esperaba con ansias los nuevos números de esas revistas, pues el volver a mirar las que ya había terminado no me producía el mismo arrebato de excitación. Uno se aficiona a ellas”. Pero ¿quiere decir eso que es un hábito perjudicial?
Efectos que tiene en ti ahora
Una joven de 15 años de edad vio una película pornográfica con sus amistades. Después se lamentó: “No me gustó porque convirtió algo muy hermoso, privado y especial en algo muy barato y repugnante”. Sí, la pornografía tiene un mensaje agobiador: “Las relaciones sexuales son meramente para la satisfacción de los deseos personales”. Ese mensaje es aún más evidente en la pornografía de hoy día, que está saturada de ultrajes y violencia sádica para producir placer sexual.
Los que miran material pornográfico se dan cuenta pronto de que los tipos menos explícitos de tal material ya no son estimulantes. Por eso buscan fotografías o películas que sean aún más obscenas. Esto puede llevar a puntos de vista verdaderamente degradados sobre los demás. Como escribió Ernest van den Haag, profesor adjunto de la Universidad de Nueva York: “La pornografía nos invita a ver a otras personas solo como pedazos de carne, como objetos de explotación para la satisfacción de nuestras propias sensaciones de placer”.
La Biblia muestra que, “debido a la insensibilidad de su corazón”, hubo quienes hasta llegaron “a estar más allá de todo sentido moral” y “se entregaron a la conducta relajada para obrar toda clase de inmundicia con avaricia” (Efesios 4:18, 19). Eso no ocurrió de la noche a la mañana. Por ejemplo, la palabra griega original para “insensibilidad” se usaba en aquel tiempo para describir la curación lenta de un hueso fracturado. Al principio se acumula gradualmente en los bordes fracturados una sustancia rala y pegajosa que contiene calcio; luego ésta une los fragmentos y con el tiempo se endurece hasta hacerse como piedra. Así, también, el corazón de las personas descritas en la Biblia se fue endureciendo lentamente —poco a poco— hasta que se hicieron insensibles, faltos de sensibilidad. ¿Quisieras que le ocurriera eso a tu corazón?
Efectos en un futuro matrimonio
Sea que en tus planes finales esté el matrimonio, o no, la pornografía presenta un punto de vista torcido e idólatra de las relaciones sexuales. Uno pudiera desear el mundo de fantasía que ofrece la pornografía, y terminar desilusionado con el cónyuge de uno. ¿Por qué? Porque la vida real es diferente. Una esposa joven, que antes de casarse era una lectora ávida de material pornográfico, comentó: “El leer material pornográfico despertó en mí el deseo de practicar con mi esposo las cosas anormales que se describían en los libros. Esto resultó en frustración constante y decepción en lo relacionado con lo sexual”.
En una encuesta que se llevó a cabo en 1981 entre varios centenares de mujeres respecto a los efectos de la pornografía en la relación social de ellas con los hombres que había habido en su vida que leían ese tipo de material, casi la mitad informó que dicha práctica causó problemas serios. De hecho, destruyó algunos matrimonios o compromisos. El comentario de cierta esposa fue típico de muchas: “Solo puedo suponer, por la necesidad y el deseo [de mi esposo] de buscar alivio sexual en la pornografía, que soy inadecuada [...] Quisiera que Dios me ayudara a ser una mujer que pudiera satisfacerlo, pero él prefiere el plástico y el papel, y su necesidad ha destruido parte de mí. [...] La pornografía es [...] lo opuesto al amor [...] Es repugnante, cruel y destructiva”. Sí, el apetito sexual soez, fomentado por la pornografía, no es una muestra de amor, como tampoco la brutalidad es muestra de fortaleza. Cierto esposo joven admitió: “La pornografía fomentó el egoísmo; estaba muy absorto en satisfacer sólo mis deseos”. No obstante, en el caso de algunos jóvenes hay un aspecto más importante aún.
Amistad con Dios
Una creciente cantidad de jóvenes están resueltos a tener amistad con Dios. Esto les permite elevar por encima de las fantasías sobre relaciones sexuales ilícitas su modo de pensar. Así que tratan de prestar atención al siguiente consejo bíblico: “’Dejen de tocar la cosa inmunda’; ‘y yo los recibiré.’ ‘Y yo seré para ustedes padre, y ustedes me serán hijos e hijas,’ dice Jehová el Todopoderoso”. Debido a esa alentadora promesa, los jóvenes susodichos responden favorablemente a estas palabras de un escritor bíblico: “Limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu”. (2 Corintios 6:17–7:1.)
El leer material pornográfico obra directamente en contra de esos esfuerzos. A algunos de esos jóvenes cristianos, que antes miraban material pornográfico, se les entrevistó. Ellos revelaron que el leer aunque fuera ocasionalmente una revista erótica tuvo un efecto insensibilizador en la conciencia de ellos. Tal acción llevó a la masturbación y hasta a la fornicación. Un esposo joven confesó: “Las imágenes eróticas reaparecen constantemente. Uno tiene que luchar por despedirlas de la mente”. (Colosenses 3:5.)
Cómo librarse del hábito
“Muchas veces la literatura pornográfica está directamente al alcance de la vista, así que me veo obligado a verla a primera vista; pero no tengo que mirar una segunda vez”, observó Darryl. Así que rehúsa dirigir la mirada a los lugares donde está en exhibición, y no permitas que la crítica de tus compañeros de clase te empuje a hacerlo.
Sin embargo, el evitar la pornografía es solo parte de la respuesta. “Cuantas cosas sean verdaderas, cuantas sean de seria consideración, cuantas sean justas, cuantas sean castas, cuantas sean amables, cuantas sean de buena reputación, cualquier virtud que haya y cualquier cosa que haya digna de alabanza —instó el apóstol Pablo— continúen considerando estas cosas” (Filipenses 4:8). Mantén la mente fija en esas cosas. ¡Eso requiere esfuerzo! No obstante, el leer literatura sana, como esta revista, que intensifique tu respeto a Dios y otras personas, facilitará el que ‘continúes considerando’ esos pensamientos, y te fortalecerá en tu resolución. Tu amistad con Dios se hará aún más estrecha.
Puede que se requiera verdadero esfuerzo para librarte del deseo de mirar literatura pornográfica, pero no pierdas las esperanzas. Nunca te canses de implorarle ayuda a nuestro compasivo Padre celestial. Pídele que te perdone cuando ocasionalmente no venzas el deseo. “Como un padre muestra misericordia a sus hijos —declara el escritor bíblico David—, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen. Pues él mismo conoce bien la formación de nosotros, acordándose de que somos polvo” (Salmo 103:13, 14). Sin embargo, la persona que tenga ese problema tiene que poner de su parte, según comentó Karen, de 18 años de edad: “Como persona imperfecta, me resulta bastante difícil fijar la mente en cosas que sean castas y dignas de alabanza. ¿No sería mucho más difícil hacerlo si deliberadamente leyera material pornográfico?”.
Los que aprecian una buena conciencia y una relación saludable con Dios y otras personas piensan de la misma manera que el apóstol Pablo, cuyas palabras se parafrasean de la siguiente manera en La Biblia al Día: “Como atleta, me golpeo el cuerpo, lo trato con rigor, para que aprenda a hacer lo que debe, no lo que quiere. De lo contrario, corro el riesgo de que [...] yo mismo no esté en buenas condiciones y me eliminen”. (1 Corintios 9:27.)
[Ilustración en la página 26]
Lo que lees puede afectar tu corazón