La contaminación será eliminada de una vez
“ES INEVITABLE llegar a la conclusión de que el medio ambiente es mucho menos seguro de lo que comúnmente se supone.” Si estas palabras eran ciertas en 1970, cuando el famoso autor G. R. Taylor las escribió, ¡cuánto más ciertas son en la actualidad! Cada vez hay menos posibilidades de que el hombre pueda eliminar los obstáculos que impiden la solución permanente del problema de la contaminación. Es obvio que se necesita ayuda divina.
Cuando Dios creó al hombre y a la mujer, les dijo que cuidasen de la Tierra. (Génesis 1:28; 2:15.) Pero la humanidad, en su ignorancia y arrogancia, la ha contaminado. No obstante, el Creador ha prometido “causar la ruina de los que están arruinando la tierra”. Una vez que los que contaminan deliberadamente este planeta hayan sido destruidos por el gobierno del Reino de Dios, podrán eliminarse las causas de la contaminación. (Revelación 11:18.)
En Isaías 11:9 se dice al respecto: “No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová”. Sin duda, el Creador enseñará a la humanidad todo lo que necesite saber sobre la Tierra y su ambiente a fin de que pueda cuidarla debidamente y sepa cómo evitar dañarla o arruinarla.
Dios restaurará a las personas a la perfección, el estado en el que creó a los primeros seres humanos. La mente perfecta, llena de conocimiento exacto y controlada por un juicio perfecto, ya no estará sujeta al error humano. La negligencia y otras debilidades de la carne que conocemos hoy serán eliminadas. La protección divina evitará accidentes imprevistos. Hasta los elementos estarán bajo perfecto control. (Compárese con Marcos 4:39.)
“El conocimiento de Jehová” también infundirá en las personas un interés amoroso por los demás y un respeto y aprecio por las creaciones de Dios, de modo que no desearán contaminar. Dicho conocimiento ya está produciendo ese tipo de personas, personas que se han desnudado de “la vieja personalidad con sus prácticas” y se están esforzando por vivir según los principios bíblicos. Algunos de esos principios son: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo”, “Que su modo de vivir esté exento del amor al dinero” y “Que cada uno siga buscando, no su propia ventaja, sino la de la otra persona”. (Colosenses 3:9, 10; Marcos 12:31; Hebreos 13:5; 1 Corintios 10:24.)
¡Por fin se detiene al implacable asesino!
Hasta aquí no se ha hecho ninguna mención del principal promotor de la contaminación. Es un asesino invisible, el gran Adversario de Dios: el Diablo. (Juan 8:44; Hebreos 2:14.) La mente pervertida de Satanás es ingeniosa a la hora de imaginarse maneras de deshonrar a Dios y arruinar su creación. Una Tierra contaminada y sucia no honra al Creador, quien la diseñó para estar radiantemente limpia y hermosa; tampoco lo honran los humanos, creados a la imagen de Dios, que se dejan extraviar por el Diablo y cumplen sus órdenes. (Efesios 2:2.) Mientras Satanás exista, la lucha contra la contaminación no tendrá éxito. Pero ¡un momento!
La promesa de Dios es: “Y vi a un ángel que descendía del cielo. [...] Y prendió al dragón, la serpiente original, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años [...] para que no extraviara más a las naciones hasta que se terminaran los mil años”. (Revelación 20:1-3.) Ese ángel es el Señor Jesucristo, quien atará a Satanás y de ese modo librará al universo de su influencia durante mil años, con lo que se eliminará el principal impedimento para conseguir un mundo libre de la contaminación.
Durante el reinado milenario de Cristo, el planeta Tierra tendrá suficiente tiempo para recuperarse de las secuelas de la contaminación. El Reino de Dios fácilmente puede deshacer el daño que ya ha sido hecho. Mientras tanto, en vista de los efectos letales de la contaminación, sería prudente que nos protegiéramos de ella lo mejor posible. Por supuesto, las maneras de hacerlo son limitadas, y difícilmente sería práctico el consejo irónico de Tom Lehrer: ‘No beban el agua y no respiren el aire’. Pero sí se pueden tomar otras medidas. (Véase el recuadro de la página 9.)
Mientras tomamos tales medidas, deberíamos recordar que la mejor protección contra los efectos de la contaminación es cifrar nuestra confianza en el Reino de Dios. Ese Reino es lo único que resolverá el problema de manera permanente. El año pasado los testigos de Jehová condujeron más de tres millones de estudios bíblicos semanales con personas que deseaban aprender los requisitos de Dios para vivir en Su nuevo mundo libre de la contaminación. ¿Le gustaría beneficiarse de este servicio gratuito que ofrecen?
¡Qué satisfacción produce saber que nuestra lucha contra la contaminación —el implacable asesino— pronto habrá terminado! Lo mismo le sucederá a nuestra lucha contra su mortífera cosecha. Tanto la contaminación como su principal promotor, Satanás el Diablo, asesinos ambos, habrán sido finalmente ¡eliminados de una vez!
[Fotografía en la página 10]
No habrá nada engañoso en la belleza incontaminada del nuevo mundo de Dios
[Recuadro en la página 9]
Protección personal contra la contaminación
◼ Cuide su estado de salud general mediante hacer regularmente suficiente ejercicio y obtener el descanso necesario
◼ Evite el fumar, el abuso del alcohol y las drogas y otros hábitos que debilitan los mecanismos de defensa del cuerpo
◼ Evite exponerse excesivamente al sol
◼ Use un filtro para el agua si existe peligro de agua contaminada donde vive
◼ Evite en lo posible alimentos que contengan aditivos químicos
◼ Evite medicación innecesaria, pues casi todos los medicamentos producen efectos secundarios
◼ Coopere con las regulaciones legales destinadas a reducir la contaminación