Las barcas “voladoras” de Kerala
Por el corresponsal de ¡Despertad! en la India
“¡SANTO cielo!, ¡qué figuras tan extraordinarias!, ¿qué son?”, exclamó Neville, mi amigo australiano, al observar unos objetos negros que se acercaban a toda velocidad hacia nosotros. Avanzaban deprisa, como si batieran sus alas y volaran, sin rozar apenas la superficie del agua.
Mi amigo no podía permanecer quieto en su sitio. Sentado sobre una tribuna de madera, estiraba el cuello para ver mejor. Presenciaba una carrera de barcas-serpiente por primera vez.
Las barcas estaban todavía a más de un kilómetro de distancia, pero podíamos oír un tamborileo rítmico y silbidos estridentes. Luego, cuando las veloces barcas, con tripulaciones de más de cien hombres, se fueron acercando a la línea de meta, la agitación de las muchedumbres llegó al frenesí. Seguidores de todas las edades saltaban y aplaudían alborotados para animar a sus equipos de remeros favoritos. Las mujeres, vestidas con saris multicolores, agitaban con gran algarabía sus pañuelos de seda. Así daba comienzo la competición anual por el Trofeo Nehru que tiene lugar en Alleppey, en el estado de Kerala, al sur de la India.
Las barcas-serpiente son una característica singular de los festivales acuáticos que se celebran en los ríos y remansos de la zona del bajo Travancore central. “Pero, ¿qué son las barcas-serpiente? —quizás se pregunte usted— y ¿cómo surgió la idea?”
Un poco de historia
Las barcas-serpiente se diseñaron originalmente para uso bélico. Durante una época, el actual estado de Kerala fue gobernado por una serie de rajás locales, o reyes, cada uno con un pequeño territorio bajo su control. Las guerras eran muy frecuentes y se producían a la mínima provocación. Cinco barcas podían albergar fácilmente toda la fuerza naval de un rey.
Con el tiempo, un gobernante enérgico se hizo con el poder y unificó la zona, por lo que las barcas se convirtieron en meros objetos de exposición. Se adornan de forma especial en ocasiones festivas, y se utilizan para dar la bienvenida a dignatarios políticos y religiosos que vienen de fuera. En tales ocasiones siempre se celebran carreras de barcas. En 1952, Jawaharlal Nehru, primer ministro de la India, asistió a una carrera de barcas en una visita a Alleppey. Sin tener en cuenta su edad ni las medidas de seguridad, se dejó llevar por la emoción y saltó a la barca ganadora, aplaudiendo y cantando con el resto. Más tarde, regaló un trofeo de plata con la figura de una barca-serpiente, lo que dio lugar al nacimiento de la competición por el Trofeo Nehru que mi amigo y yo estábamos presenciando.
Reliquias de una cultura pasada
Las barcas-serpiente son canoas de madera largas, estilizadas, lustrosas y aerodinámicas. Su longitud oscila entre los 25 y 30 metros, y en su punto más ancho solo miden 1,5 metros. En algunos casos, la popa se eleva 6 metros por encima del nivel del agua y tiene forma de capuchón de cobra; de aquí su nombre: barcas-serpiente. La proa, sin embargo, es afilada como el pico de un pájaro.
Estas excepcionales reliquias de una cultura centenaria apenas se construyen en la actualidad. Hay muy pocos artesanos hábiles, descendientes de antiguas familias de carpinteros, que se atrevan a intentar esta magna tarea en la que se emplean toneladas de madera costosa y meses de duro trabajo. Cuando se termina una barca, se seca al sol y se trata cuidadosamente con grasa y aceite mezclados con clara de huevo para que “vuele” con más rapidez.
Preparar y adiestrar a un equipo para que tripule una barca de este tipo en las carreras tampoco es tarea sencilla. Aproximadamente cien remeros con remos cortos se sientan en dos filas a todo lo largo de la barca. En la popa de la barca se sitúan otros dos o tres con remos más largos para dirigir la embarcación. Para mantener la velocidad, un hombre marca el ritmo golpeando un tambor con un mazo de madera. Por lo menos otra media docena se pasean de un lado a otro para animar a los remeros, aplaudiendo al unísono y dando silbidos y gritos.
Según avanza la carrera y aumenta la emoción, se marca el ritmo con más fuerza. Los remeros se mueven todos a una. El movimiento vertical rítmico de los 50 remos a cada lado de la barca hace que esta parezca volar sobre sus alas. Esto era lo que asombraba a mi amigo y le hacía observar admirado, pues parecía que las barcas apenas rozasen el agua.
Las carreras requieren una tremenda concentración y un esfuerzo colectivo bien coordinado. Una simple distracción momentánea por parte de uno de los remeros es suficiente como para confundir a todo el equipo. Por eso, los que marcan el ritmo a bordo de las barcas algunas veces intentan romper la concentración de sus rivales con sonidos y movimientos extraños. A menudo se utilizan trucos para sacar ventaja a los otros.
Durante una carrera, el capitán de un equipo colocó un mono a la vista en el extremo más alto de su barca. Cuando el capitán del equipo contrario vio al animalito sentado parloteando y haciendo muecas, en seguida se dio cuenta de lo que pasaba. Para no ser menos, dio un grito de ánimo, se quitó de repente toda la ropa y se quedó de pie desnudo en el extremo superior de su barca. Consiguió el efecto deseado. Mientras el otro equipo le miraba, sus propios hombres siguieron remando a velocidad continua y ganaron la carrera. Para él, la vergüenza de perder la carrera habría sido mayor que la de aparecer desnudo.
Ser propietario de una barca-serpiente constituye un símbolo de prestigio para una población, y ganar una carrera es un honor aún mayor. Durante la carrera, todo el pueblo se presenta para animar a su equipo. Sin arredrarse por el mal tiempo, los seguidores aguantan las lluvias torrenciales monzónicas y los mosquitos, y se quedan de pie con barro hasta las rodillas para presenciar las carreras. Los partidarios de equipos rivales a menudo riñen, se pegan y se abrigan rencores hasta la carrera del año siguiente.
Los reyes ya no luchan por el control del territorio y el gobierno como hicieron sus antepasados. Pero el espíritu de competición continúa vivo en el deporte, tan entrañable en Kerala, de las carreras con barcas-serpiente.