Parte 1
La ciencia: la búsqueda incesante de la verdad por el hombre
“CONOCERÁN la verdad, y la verdad los libertará.” (Juan 8:32.) Estas sabias palabras, tan frecuentemente citadas, fueron pronunciadas por un hombre a quien millones de personas consideran el más grande de todos los tiempos.a Aunque él se refería a la verdad religiosa, en cierto sentido la verdad de cualquier naturaleza puede dar libertad al que la posee.
Por ejemplo, la verdad científica ha liberado a muchas personas de conceptos erróneos, como que la Tierra era plana, que era el centro del universo, que el calor era el fluido calórico, que el aire contaminado ocasionaba epidemias y que el átomo era la partícula más pequeña de la materia. La aplicación práctica de las verdades científicas a la industria, la comunicación y el transporte ha liberado a muchas personas de trabajos penosos e innecesarios y, hasta cierto grado, de las limitaciones que imponen el tiempo y las distancias. Las verdades científicas aplicadas a la medicina preventiva y a la atención de la salud han librado a mucha gente de muerte prematura o del temor aprensivo a la enfermedad.
¿Qué se entiende por ciencia?
Según la Enciclopedia Espasa, la ciencia es “el conocimiento cierto de las cosas por sus principios y causas”. Como es de suponer, existen varias clases de ciencias o ramas del saber. El libro The Scientist (El científico) comentó a este respecto: “En teoría, cualquier parcela del conocimiento puede denominarse ciencia, ya que por definición una rama del saber se convierte en ciencia siempre que su estudio se realice siguiendo el método científico”.
Esto hace que resulte un tanto difícil definir con toda precisión dónde termina una disciplina científica y empieza otra. De hecho, según la Enciclopedia Espasa, existe “la dificultad de hacer una clasificación de las ciencias, que presente, siquiera en sus líneas generales, la rica variedad de estas y [cómo] se relacionan entre sí, uniéndolas sin confundirlas y distinguiéndolas sin separarlas”. Con todo, en la mayoría de las obras de consulta se mencionan cuatro disciplinas científicas principales: físicas, biológicas, sociales y exactas, que incluyen las matemáticas.
Pero ¿son las matemáticas una ciencia? Sí lo son, pues sin la existencia de un método unificado para dimensionar —grande o pequeño—, cuantificar —poco o mucho—, medir distancias —lejos o cerca— y determinar la temperatura —frío o calor—, hubiese sido imposible una investigación científica fructífera. No en balde se ha dicho que las matemáticas son “reina y doncella de las ciencias”.
Las ciencias físicas incluyen la química, la física y la astronomía. Las ciencias biológicas más importantes son la botánica y la zoología. Por último, las ciencias sociales abarcan antropología, sociología, económicas, ciencias políticas y psicología. (Véase el recuadro de la página 8.)
Ahora bien, se debe distinguir entre las ciencias puras y las aplicadas. Las primeras se fundan exclusivamente en el hecho científico y los principios; las últimas, en el campo de la aplicación práctica del concepto científico, por lo que también se las conoce por ciencias tecnológicas.
Aprender por el método de tanteo
Tanto la religión como la ciencia son ejemplos del anhelo del hombre por conocer la verdad, pero hay una diferencia sustancial entre el medio de hallar la verdad religiosa y el medio de hallar la verdad científica. La persona que busca la verdad religiosa tal vez acuda a la Biblia, el Corán, el Talmud, los libros védicos o la Tipitaka (libros sagrados budistas), en función de la religión que profese: cristiana, musulmana, judía, hindú o budista. En dichos textos hallará lo que su religión considera la verdad religiosa revelada, procedente, tal vez, de una fuente divina y, por lo tanto, entendida como autoridad final y decisiva.
Sin embargo, el que busca la verdad científica no tiene una autoridad final a la que acudir, sea libro o persona. La verdad científica no ha sido revelada, se descubre. Para ello hace falta un método de tanteo, que a menudo inicia al que busca la verdad científica en una empresa infructífera. No obstante, si sigue cuatro pasos sistemáticamente en su investigación, su búsqueda puede resultar más fructífera. (Véase el recuadro: “Cómo se llega a la verdad por el método científico”.) De todas formas, la ciencia ha celebrado muchas de sus victorias sobre las cenizas de pasadas derrotas, al conseguir reemplazar conceptos anteriormente válidos por otros más ajustados a los hechos.
A pesar de este método de pruebas y desaciertos, con el correr del tiempo los científicos han acumulado una cantidad sorprendente de conocimientos. Aunque se han equivocado con frecuencia, han podido corregir muchas de sus conclusiones inexactas previas antes de ocasionar algún daño grave. Siempre que los conocimientos inexactos permanezcan en el ámbito de las ciencias puras, el riesgo será mínimo, pero si se intentara trasladarlos al campo de las ciencias aplicadas, las consecuencias podrían ser desastrosas.
Tomemos por ejemplo el conocimiento científico que hizo posible la invención de los insecticidas. Su importancia era incuestionable hasta que investigaciones científicas posteriores demostraron que dejan sustancias residuales nocivas para la salud. En algunas comunidades cercanas al mar de Aral, ubicado en las regiones de Uzbekistán y Kazajstán, se ha podido demostrar que existe una relación entre el empleo indiscriminado de insecticidas y la elevada proporción de cáncer de esófago, que es superior a la media nacional.
Los aerosoles se hicieron muy populares por las ventajas que ofrecían, hasta que la investigación científica indicó que su uso contribuía a la destrucción de la capa de ozono que protege la atmósfera terrestre mucho más rápidamente de lo que en un principio se pensó. Estos ejemplos demuestran que la búsqueda de la verdad científica es un proceso continuo. Lo que hoy es una “verdad” científica, mañana puede considerarse una idea equivocada, y posiblemente hasta peligrosa.
Por qué debe interesarnos la ciencia
La ciencia y la tecnología han contribuido notablemente a la configuración de nuestro mundo moderno. Frederick Seitz, ex presidente de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense, dijo a este respecto: “La ciencia, que inició su andadura como aventura de la mente humana, se ha ido convirtiendo en uno de los principales pilares de nuestro estilo de vida”. En consecuencia, la investigación científica ha pasado a ser sinónimo de progreso. Quien se atreva a cuestionar los últimos logros de la ciencia corre el riesgo de que le llamen “retrógrado”. Después de todo, para muchas personas el progreso científico es lo que distingue el mundo civilizado del incivilizado.
No sorprende que el poeta inglés contemporáneo W. H. Auden dijese: “Los verdaderos hombres de acción de nuestro tiempo, los que transforman el mundo, no son ni los políticos ni los estadistas, sino los científicos”.
Muy pocas personas serían capaces de opinar que el mundo no necesita transformación, pero ¿podrá transformarlo la ciencia? ¿Podrá descubrir las verdades científicas que hacen falta para afrontar los singulares retos que el siglo XXI trae consigo? Y ¿podrá captar y aprender esas verdades con suficiente rapidez como para librar a la humanidad del temor a una inminente hecatombe mundial?
Linus Pauling, ganador del premio Nobel en dos ocasiones, dijo: “Todo habitante de la Tierra debe entender algo de la naturaleza y los efectos de la ciencia”. Con el objeto de ayudar a nuestros lectores a conseguir cierta medida de este conocimiento necesario, presentamos esta serie de artículos: “La ciencia: la búsqueda incesante de la verdad por el hombre”. No se pierda la segunda parte, que aparecerá en el próximo número.
[Nota a pie de página]
a Jesucristo. Véase el libro El hombre más grande de todos los tiempos, publicado en 1991 por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
[Recuadro/Fotografía en la página 7]
CÓMO SE LLEGA A LA VERDAD POR EL MÉTODO CIENTÍFICO
1. Observación de los hechos.
2. Sobre la base de los hechos observados, formule una teoría que explique el fenómeno.
3. Ponga a prueba la teoría abundando en nuevas observaciones y por experimentación.
4. Compruebe si las predicciones basadas en la teoría se cumplen.
[Recuadro/Ilustraciones en la página 8]
GLOSARIO CIENTÍFICO
ANTROPOLOGÍA: estudio de la especie humana desde un punto de vista biológico, social y cultural.
ASTRONOMÍA: estudio de las estrellas, los planetas y otros cuerpos celestes.
BIOLOGÍA: estudio de los seres vivos y clasificación de las plantas y de los animales.
BOTÁNICA: una de las ramas principales de la biología; estudia los organismos vegetales.
QUÍMICA: estudio de la composición y las propiedades de las sustancias y del efecto de unas sobre otras.
MATEMÁTICAS: estudio de entes abstractos, como los números, cantidades y figuras geométricas, y las relaciones que se establecen entre ellos.
FÍSICA: estudio de la materia y las propiedades de fenómenos como la luz, el sonido, la presión y la gravedad.
PSICOLOGÍA: estudio de la mente humana y de las razones que explican el comportamiento humano.
ZOOLOGÍA: segunda rama principal de la biología; estudia la vida animal.