Los jóvenes preguntan...
¿Debería ir siempre a la última moda?
‘¡ES UNA verdadera chulada!’ ‘¡Eso sí que es súper!’ Si tus compañeros ven que sigues la última moda, posiblemente se deshagan en elogios. Y es que las modas tienen el poder de llamar la atención y provocar reacciones apasionadas.
Sin embargo, las modas cambian como el tiempo, y son efímeras. Según un estudio mercadotécnico, las modas empiezan a arraigar en algunos grupitos de jóvenes atrevidos, poco convencionales, y al encontrar aceptación en otros círculos, los fabricantes y anunciantes las promocionan por medio de anuncios publicitarios en las revistas, la televisión y la radio. Luego se paga a músicos y celebridades para que las avalen, lo que les confiere cierta respetabilidad y prestigio. También puede que los propios jóvenes las fomenten con gran entusiasmo. Si se popularizan, quizás lleguen a hacer furor en “la inmensa mayoría de la población adolescente”.
No obstante, con el tiempo las modas dejan de gustar y pasan al olvido. (American Demographics.) Pero mientras ciertos estilos, bailes o aparatos nuevos causan furor, posiblemente sientas una intensa presión de seguir la corriente. Muchos jóvenes comparten la opinión de Kim, una muchacha de 15 años, que dice: “Cuando eres diferente, te hacen sentir marginada”.
Adoptar siempre la última moda puede resultar caro. Fíjate, por ejemplo, en la moda de las insignias, llamadas en algunos lugares pins, que surgió hace unos años entre los jóvenes franceses. Según un artículo del periódico The New York Times publicado en 1991, “es de rigor llevar la gorra de béisbol o las solapas de la chaqueta repletas de pequeñas y coloridas insignias”. Dicha moda parecía bastante inofensiva, pero había que estar preparado para pagar nada menos que 12 dólares (E.U.A.) por cada insignia de algún diseñador famoso.
Posiblemente también descubras que ir a la última moda implica más que solo gastar dinero. En algunos lugares en los que está de moda llevar una gorra de béisbol, hay que llevarla del color adecuado, del equipo adecuado y, como parte también de la moda, hay que ponérsela de cierta forma en concreto.
Para muchos jóvenes este es un asunto serio. A su modo de ver, el factor principal para gozar de prestigio o aceptación es adoptar ciertas modas. Aun así, veremos que seguir la corriente de las modas no es siempre lo más sensato.
Considera tus pasos
La Biblia no condena categóricamente las modas de por sí. Algunas actividades populares pueden ser apropiadas aunque se hayan puesto de moda. Por ejemplo, cuando el jogging se hizo popular hace unos años, algunos lo veían como una moda más. Pero ¿quién puede negar los beneficios que reporta el ejercicio sano y moderado? (Compárese con 1 Timoteo 4:8.)
Sin embargo, algunas modas oscilan entre lo ridículo y lo francamente peligroso. Qué oportuna es la advertencia de este antiguo proverbio: “Cualquiera que es inexperto pone fe en toda palabra, pero el sagaz considera sus pasos”. (Proverbios 14:15.) La persona sagaz es inteligente, perspicaz; no adopta a ciegas una nueva moda solo porque sea popular. Sopesa con prudencia las ventajas e inconvenientes de sus actos.
Uno de los aspectos que debe considerarse es el costo. Cierta revista canadiense menciona el caso de una adolescente que trabaja en un restaurante de comida rápida. Más de la mitad del dinero que gana con tanto esfuerzo lo gasta en comprarse ropa de última moda. “El dinero es para una protección”, dice la Biblia, es decir, es un instrumento necesario y útil. (Eclesiastés 7:12.) ¿Puedes permitirte el lujo de despilfarrarlo en cosas que, en palabras de una escritora, “están concebidas para quedar anticuadas al cabo de una o dos temporadas”?
Otro aspecto que debe tenerse en cuenta es el peligro físico. No hace mucho se hizo popular el break dancing, pero resultó en muchas lesiones de espalda. Lo que ahora se ha puesto de moda, comenta la revista Rolling Stone, es hacer el loco en las salas de fiestas y los conciertos de rock, como por ejemplo: “stage-diving” (saltar desde el escenario a los brazos de los enfervorizados fans), “slamming” (los que bailan se dan topetazos y golpes entre sí) y “moshing” (es parecido a lo anterior, pero la pista está atestada y mientras bailan van dando golpes a los demás). En realidad, esta manera de “bailar” no es más que conducta violenta al ritmo de la música. Una joven se queja diciendo: “Esto se ha descontrolado mucho, mejor dicho, demasiado”. Luego explica que los jóvenes enloquecidos que hacen moshing “se apoderan de la pista de baile y se mueven frenéticamente por todos lados golpeando sin inmutarse a cualquiera que tenga la desgracia de encontrarse en su camino”. Quizás eso impresione a algunos de tus compañeros, pero ¿conseguirás el favor de Dios acudiendo a tales lugares o comportándote de esa forma, siendo que él manda a los cristianos que ‘repudien la impiedad y los deseos mundanos y vivan con buen juicio’? (Tito 2:12.)
¿Qué puede decirse de los peligros para la salud que entrañan las perforaciones corporales y los tatuajes, que también están cobrando popularidad entre los jóvenes? Los médicos dicen que, de no adoptar las medidas sanitarias adecuadas, los tatuajes comportan ciertos riesgos, como pudieran ser la hepatitis y hasta el sida. También hay que pensar en que el tatuaje permanecerá cuando la moda ya se haya quedado anticuada. Es cierto que algunos se pueden borrar con rayos láser, pero hacen falta varias y dolorosas sesiones, que, además, cuestan centenares de dólares cada una.
No obstante, lo peor de todo es el daño espiritual que puede resultar de seguir ciertas modas. Muchas de ellas giran en torno a personas famosas, como actores, atletas, músicos y demás. Vestirse y comportarse como la figura del momento se considera “estar en la onda”. Ahora bien, ¿cómo ve Jehová Dios ese tipo de culto a aquellos a quienes la gente considera héroes? Como una forma de idolatría. Y la Biblia nos advierte: “Huyan de la idolatría”. (1 Corintios 10:14.) A muchas personas famosas no les interesan en absoluto las normas morales de la Biblia. (1 Corintios 6:9-11.) Siendo este el caso, ¿le puede agradar a Dios que te comportes o te vistas de una manera que en realidad rinde homenaje a tales personas?
La impresión que das a los demás
La Biblia también manda a los jóvenes que honren a sus padres. (Efesios 6:2.) ¿No sería una deshonra para ellos que llegases a casa con adornos colgando de diversas partes del cuerpo o cubierto de tatuajes? ¿Y qué hay de otras personas, como por ejemplo, tus compañeros de clase? Si eres cristiano, ¿les costaría tomarte en serio si más adelante tratases de compartir con ellos tu fe? (Compáralo con 2 Corintios 6:3.)
Lo mismo podría decirse de algunas formas de vestir que las estrellas del rap han hecho populares. Es cierto que en muchos lugares la gorra de béisbol no es más que una prenda que cubre la cabeza, pero en ciertos barrios urbanos, “la política desempeña un papel clave en la popularidad de ciertos sombreros”, dice la revista Entertainment Weekly. Al llevar cierto tipo de gorra, chaqueta, calzado deportivo u otra parafernalia hip-hop, ¿podrías dar la impresión de que te adhieres al estilo de vida rap? Recuerda: el amor cristiano “no se porta indecentemente” ni de manera ofensiva. (1 Corintios 13:5.)
Mira lo que les sucedió en una ciudad conservadora a unas adolescentes que, según la revista People, ofendieron la sensibilidad de la gente yendo a la escuela con “ropa al estilo hip-hop”. Una de ellas explicó: “Vemos este tipo de ropa en la cadena MTV [una cadena de televisión por cable que presenta vídeos musicales], y a mí me parecía bien”. Sin embargo, su novedoso atuendo encendió una controversia que terminó en violencia racial.
Como cristianos que somos, hemos de ‘adornarnos con modestia y buen juicio’. (1 Timoteo 2:9.) Esto implica tomar en consideración los sentimientos y las opiniones de otros, y no insistir en nuestras preferencias personales. También significa no vestir ni comportarse de maneras que otros puedan considerar extremas.
Hay que ir con cuidado
Por supuesto, cada moda debe evaluarse por sí misma. Pero recuerda que Satanás el Diablo es el gobernante de este mundo, y su objetivo es “devorar a alguien”. (1 Pedro 5:8; Juan 12:31; 1 Juan 5:19.) Todo parece indicar que Satanás se vale de algunas modas populares para confundir a los jóvenes y alejarlos de Dios. Por eso hay que ir con cuidado.
Generalmente no es sensato ser de los primeros en seguir una nueva tendencia o moda; es mucho mejor inclinarse hacia el lado conservador. Por otro lado, la Biblia también advierte que nadie se haga “justo en demasía”. (Eclesiastés 7:16.) Ciertamente, no tienes que oponerte a los cambios de estilo que imponga la moda hasta el punto de parecer irremediablemente anticuado, raro o excéntrico.
De todas formas, cuando una moda contraviene a todas luces los principios bíblicos o el sentido común, entonces lo más sensato es evitarla. Es cierto que no resulta fácil ser diferente de los demás jóvenes. Sin embargo, la escritora Sharon Scott pregunta lo siguiente en su libro How to Say No and Keep Your Friends (Cómo disentir y mantener las amistades): “¿Tienes amigos que sean tan brillantes y te conozcan tan bien que debieran ser ellos los que tomen las decisiones por ti? Lo más probable es que no”. ¿No sería mejor que te dejases guiar por los deseos de tus padres y por tu conciencia educada en conformidad con la Biblia? Obrando así quizás no consigas la aprobación de todos los jóvenes de tu edad, pero conseguirás la de Jehová, la cual, a diferencia de algunas modas efímeras, puede ser eterna. (Salmo 41:12; Proverbios 12:2.)
[Fotografía en la página 16]
¿Cómo reaccionarán tus padres si adoptas cierta moda?