¡Si el Danubio hablara!
De nuestro corresponsal en Alemania
Durante más de siglo y medio, los alemanes más famosos de toda la historia han fijado la mirada, ciegos, en el río Danubio. ¿Cómo es eso posible? En 1842, el rey Luis I de Baviera terminó el Valhala,a un templo de mármol de estilo dórico concebido para honrar a alemanes ilustres fallecidos.
ESTA galería germana de personajes —copia del Partenón de la Acrópolis ateniense— está situada en una colina cercana a Ratisbona (Alemania) con vista al Danubio, y contiene una gran cantidad de bustos de hombres y mujeres célebres.
El marco es apropiado, pues estos príncipes, poetas, pintores, políticos, científicos y músicos —entre quienes figuran lumbreras como Beethoven, Einstein, Goethe, Gutenberg, Kepler y Lutero— conocían bien el Danubio. Muchos de ellos vivieron en sus riberas, atravesaron sus aguas o entonaron sus alabanzas. ¡Si el Danubio hablara, cuántos relatos podría contar!
Más que una simple corriente de agua
El historiador Norman Davies escribe que “para los geógrafos, los ríos transportan sedimentos y mercancías”, mientras que “para el historiador, son portadores de cultura, de ideas y, en ocasiones, de conflicto. Son como la vida misma”. El Danubio atraviesa o bordea diez países: Alemania, Austria, Eslovaquia, Hungría, Croacia, Yugoslavia, Bulgaria, Rumania, Moldova y Ucrania; de modo que ha visto una gran diversidad de culturas, ideas y conflictos. No es de sorprender que muchas comunidades a lo largo del Danubio hayan desempeñado un papel importante en la historia de Europa, aun del mundo entero.
Tomemos como ejemplo a Viena, capital de Austria, uno de los centros culturales más importantes del mundo desde hace mucho tiempo. La ciudad abunda en salas de conciertos, teatros, museos, casas con valor histórico y bibliotecas. Sus cafés y tabernas también le han dado renombre durante siglos. La Orquesta Filarmónica de Viena es considerada una de las mejores del mundo, y su universidad, fundada en 1365, es la más antigua del mundo de habla alemana.
En lo que respecta a ideología, The New Encyclopædia Britannica define a la Viena de principios de siglo como “un fértil semillero de ideas que, para bien o para mal, habrían de dar forma al mundo moderno”. Entre los personajes que, hasta cierto grado, sintieron la influencia de la ciudad por los años que pasaron en ella se encuentran Theodor Herzl, fundador del sionismo; Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, y Adolf Hitler, quien no requiere mayor descripción.
Se separa “la civilización de la barbarie”
“En la antigüedad, el río Danubio figuraba entre las grandes líneas divisorias de la península europea”, nos dice Norman Davies, y explica: “El Danuvius (en latín) [...] constituía la frontera del Imperio romano en el siglo primero d.C., separando la civilización de la barbarie”.
Algunas ciudades danubianas desempeñaron papeles sobresalientes en la historia del Imperio romano y, posteriormente, en la del llamado Sacro Imperio Romano. Por ejemplo, Bratislava, uno de los centros culturales de Eslovaquia y actualmente su capital, fue, de 1526 a 1784, la capital de Hungría. Y el majestuoso castillo construido a unos cien metros sobre el nivel del Danubio sirvió por algún tiempo de residencia para la familia real austriaca. María Teresa, quien más tarde llegó a ser emperatriz, se refugió allí cuando las tropas francesas y bávaras amenazaron Viena en 1741.
María Teresa pertenecía a la casa de los Habsburgo, dinastía soberana —una de las más grandes de Europa— que está bien representada en los bustos del Valhala.b Esta excepcional familia, cuyos orígenes se remontan al siglo X, subió al poder en el siglo XIII y con el tiempo obtuvo el dominio de una extensa región de Europa central, con frecuencia como resultado de matrimonios estratégicos. Francisco Fernando, heredero al trono de la casa de los Habsburgo, fue asesinado en Sarajevo en 1914, suceso que desencadenó una conflagración mundial.
Aguas manchadas de sangre
Los imperios que se han sucedido en la zona han sometido al Danubio a continuos cambios políticos. En los siglos XI y XII fue la frontera del Imperio bizantino. Más tarde, casi todo su curso formó parte del Imperio otomano, cuando ciudades como Belgrado y Budapest cayeron en poder de los turcos. Hasta Viena fue sitiada, sin éxito, en 1529 y nuevamente en 1683.
Poco sorprende, pues, que el escritor alemán Werner Heider diga: “Ningún otro río de Europa iguala al Danubio en importancia histórica”. Otro escritor señala que, en el pasado, sirvió como “la más importante ruta de invasión a Europa desde el este para los hunos, los tártaros, los mongoles y los turcos”.
En guerras más recientes también se han invadido las aguas de este río. El escritor William L. Shirer escribe: “La noche del 28 de febrero [de 1941], las divisiones alemanas reunidas en Rumania franquearon el Danubio y ocuparon sus posiciones en Bulgaria”. En 1945, cuatro años más tarde, “los rusos, después de la toma de Viena, el 13 de abril, remontaban el Danubio, y el III Ejército [estadounidense] descendía por el mismo río para encontrarse con ellos”.
La historia cultural e ideológica del Danubio ha sido con demasiada frecuencia una narración de conflictos, y sus aguas se han visto manchadas en numerosas ocasiones con la sangre de las guerras de la humanidad. Pero, además, se las ha ensuciado de otras maneras.
Ya no es azul
Cuando Johann Strauss, hijo, compuso en 1867 el vals El Danubio azul, parece que las aguas reflejaban fielmente el azul del cielo iluminado por el sol. Pero ¿qué hay del presente?
Nacido en la Selva Negra (Alemania), el Danubio serpentea en dirección sudeste por unos 2.850 kilómetros hasta su desembocadura en el mar Negro. Es el río más largo del continente europeo después del Volga, y su cuenca abarca 817.000 kilómetros cuadrados. Pero la construcción de la presa de Gabcikovo, que forma parte de una central hidroeléctrica situada entre Viena y Budapest, ha tenido su impacto en el medio ambiente. Según cierta fuente, la presa “ha provocado un grave descenso en el nivel freático de la cuenca danubiana, ha secado miles de hectáreas de bosques y pantanos, y ha reducido en un 80% la pesca en algunas regiones del Danubio inferior”.
Si pudiera hablar, el Danubio de hoy tal vez dudaría en relatar cómo la ignorancia y la codicia humanas lo han convertido en víctima y victimario: Ha contribuido, junto con los otros tres ríos principales que desembocan en el mar Negro, a transformar este último en “el mar más contaminado del mundo”, según el periódico ruso Rossiiskaya Gazeta. El mismo rotativo dice que el mar Negro “está agonizando”, y señala que, durante los últimos treinta años, “se ha convertido en el vertedero de media Europa, donde se tiran grandes cantidades de mercurio, DDT, petróleo, compuestos de fósforo y otros desechos tóxicos”.
¡Qué lamentable lo que le ha acontecido al delta del Danubio! En la región de Izmaíl (Ucrania), cerca de donde el río afluye al mar Negro, el daño ecológico es horrendo; los pelícanos, que en su día abundaban en la zona, ahora son escasos. La revista alemana Geo dice que la conservación permanente de “la abundante variedad de flora y fauna [de la región] [...] sienta un precedente en materia de control ambiental en el plano internacional”.
Pronto contará una mejor historia
En 1902 llegó una nueva residente a Tailfingen, ciudad ubicada a unos 60 kilómetros al nordeste de la cabecera del Danubio, en la margen de uno de sus afluentes. Se trataba de Margarethe Demut. En alemán, Demut significa “humildad”, pero debido a que ella predicaba una inminente “edad de oro”, los residentes del lugar no tardaron en llamarla “Greta la Dorada”. Poco después se formó en Tailfingen una de las primeras congregaciones de los testigos de Jehová de Alemania.
En 1997, los 21.687 testigos de Jehová que servían en 258 congregaciones de comunidades danubianas, correspondientes a diez países, predicaban unidamente aquel mismo mensaje del Reino establecido de Dios.
Puesto que Dios ha decretado que la Tierra durará para siempre y que será habitada, las aguas del Danubio bien pudieran correr por tiempo indefinido (Salmo 104:5; Isaías 45:18). Si eso ocurre, qué agradable será que, después de relatar por siglos una historia de culturas imperfectas, ideologías humanas defectuosas y conflictos sangrientos, ese río finalmente tenga una historia más alegre que contar. En sus riberas vivirá gente feliz y sana, sin que la dividan ya fronteras políticas o el idioma. Todos alzarán sus voces en alabanza al Magnífico Creador. Tampoco habrá necesidad de un Valhala que honre a humanos muertos, pues todos los merecedores habrán recibido vida de nuevo (Juan 5:28, 29).
La idea de un Danubio gozoso quizá nos recuerde el Salmo 98:8, 9, que dice: “Batan las manos los ríos mismos [...], porque [Jehová] ha venido a juzgar a la tierra. Juzgará a la tierra productiva con justicia, y a los pueblos con rectitud”. Imagínese la emocionante historia que el nuevamente hermoso Danubio azul podrá entonces relatar.
[Notas]
a Según la mitología alemana, el Valhala era la morada de los dioses, mientras que para los escandinavos era la mansión de los guerreros muertos en batalla.
b Se concede esta distinción a María Teresa, Rodolfo I, Maximiliano I y Carlos V.
[Ilustraciones, mapa y recuadros de las páginas 16 y 17]
Por las riberas del Danubio
[Recuadros]
ULM (ALEMANIA)
Albert Einstein, cuyos descubrimientos científicos contribuyeron a moldear la historia del mundo moderno, nació en Ulm en 1879. Fue “reconocido en su tiempo como uno de los cerebros más creativos de la historia humana”
[Recuadro]
MAUTHAUSEN (AUSTRIA)
En esta pequeña comunidad danubiana se instaló un campo de concentración nazi. Entre las decenas de miles de personas que fueron encarceladas allí, se hallaban algunos testigos de Jehová. Uno de ellos fue Martin Poetzinger, quien más tarde llegó a ser miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová
[Recuadro]
RATISBONA (ALEMANIA)
Allí falleció el astrónomo Kepler en 1630, mucho tiempo después de que se tendiera sobre el Danubio el Steinerne Brücke (puente de piedra), catalogado como una maravilla de la arquitectura en su época (siglo XII)
[Recuadro]
GIURGIU (RUMANIA)
En 1869, la primera vía férrea de Rumania comunicó la localidad de Giurgiu con otra ciudad más conocida, la vecina Bucarest, a unos 65 kilómetros hacia el norte. En 1954 se construyó sobre el Danubio un doble puente (vía férrea y tránsito rodado) que conectó Rumania con Bulgaria y recibió el optimista nombre de Puente de la Amistad
[Recuadro]
BELGRADO (YUGOSLAVIA)
La obra The World Book Encyclopedia dice que Belgrado experimentó “luchas políticas y militares” que se prolongaron “cientos de años”. Los ejércitos invasores “conquistaron y destruyeron la ciudad más de treinta veces”
[Recuadro]
NIKOPOL (BULGARIA)
La ciudad se convirtió en una importante plaza fuerte después que el emperador bizantino Heraclio la fundó en 629 E.C. En 1396, el sultán otomano Bayaceto I derrotó al rey Segismundo de Hungría en ese lugar, dando así inicio a cinco siglos de dominación turca
[Mapa]
ALEMANIA
Selva Negra
Tailfingen
Ulm
Ratisbona
Valhala
Weltenburg
AUSTRIA
Mauthausen
Viena
Bratislava
Presa de Gabcikovo
CROACIA
ESLOVAQUIA
HUNGRÍA
Budapest
YUGOSLAVIA
Belgrado
RUMANIA
Giurgiu
Bucarest
BULGARIA
Nikopol
MOLDOVA
UCRANIA
Izmaíl
Delta del Danubio
MAR NEGRO
[Ilustraciones]
WELTENBURG (ALEMANIA)
VIENA (AUSTRIA)
BRATISLAVA (ESLOVAQUIA)
[Reconocimiento]
Geopress/H. Armstrong Roberts
[Ilustración y recuadro de la página 18]
BUDAPEST (HUNGRÍA)
Conocida en un tiempo como la Reina del Danubio, la ciudad de Budapest consta básicamente de dos partes, Buda, en el lado occidental del Danubio, y Pest, en el oriental. En el año 1900, casi una cuarta parte de la población estaba integrada por judíos, comunidad que fue prácticamente aniquilada durante la segunda guerra mundial