Cuando la supervivencia depende del disfraz
DE NUESTRO CORRESPONSAL EN ESPAÑA
EN EL mundo de los insectos se plantean cada día dos necesidades acuciantes: la de alimentarse y la de evitar convertirse en presa. Los insectos son bocados apetecibles para aves, ranas y lagartos. Por ello, la supervivencia depende en muchos casos de su habilidad para mimetizarse con el entorno.
Para hacerse invisibles, varias especies de insectos despliegan una notable técnica de camuflaje, cuya eficacia no tiene punto de comparación con ninguna inventada por el hombre. Veamos tres destacados ejemplos.
● Mariposas hojas muertas. La cara inferior de sus alas, de tonos pardos, es casi imposible de distinguir de una hoja seca, pues no solo imita el color, sino también los nervios y el pecíolo de la hoja. El disfraz es tan bueno que la mariposa puede detenerse sobre el verde follaje y, aun así, parecerse a una hoja muerta que ha caído de algún árbol.
● Grillos de matorral, o saltamontes. Muchos de estos animalitos sobreviven imitando no las hojas secas, sino las verdes. “No se limitan a simular la forma y el color; reproducen además el diseño de los nervios y las manchas que aparecen por efecto de los hongos”, explica una obra de consulta. Si se observa detenidamente la foto, se ven pequeñas imperfecciones en el ala del insecto, las cuales añaden mayor realismo a su disfraz.
● Membrácidos. Son pequeños insectos que siempre pasan desapercibidos. Y en ello radica su supervivencia, pues se mimetizan con el entorno formando una hilera de espinas. En este caso, cada insecto simula ser una de ellas, y si un ejército de membrácidos se alinea en una rama, esta parece tener espinas. Solo si se los observa de cerca se percibe que las “espinas” no son más que estos diminutos insectos.
La variedad de técnicas de camuflaje es casi tan impresionante como lo es su precisión. Por ejemplo, la apariencia de una oruga de Costa Rica es idéntica a los excrementos de un ave. Por otro lado, los insectos palo apenas pueden distinguirse de —en efecto— palos o ramitas. Hay una langosta sudafricana que es lo más parecido a una piedra, y un insecto hallado en Israel se mimetiza perfectamente con la planta en flor de la que se alimenta.
Sea cual sea el disfraz escogido, ofrece al insecto protección y a nosotros nos permite adentrarnos en la asombrosa variedad de la creación.
[Ilustración de la página 22]
Insecto palo en movimiento
[Ilustración de la página 23]
Mariposa hoja muerta
[Reconocimiento]
Zoo de Santillana del Mar (Cantabria, España)
[Ilustración de la página 23]
Grillo de matorral
[Ilustración de la página 23]
Membrácidos
[Ilustración de la página 23]
Oruga que se asemeja a los excrementos de un ave
[Reconocimiento]
© Gregory G. Dimijian/Photo Researchers