Capítulo 6
Un tiempo de prueba (1914 - 1918)
“Recordemos que nos hallamos en un período de prueba. [...] Si por alguna razón alguien abandona al Señor y Su Verdad y cesa de sacrificarse por la Causa del Señor, entonces lo que ha despertado su interés en el Señor no ha sido sencillamente el amor a Dios en su corazón, sino otra cosa; quizás la idea de que no habría que esperar mucho tiempo; la consagración fue solamente temporal. Si así es, este es un buen momento para apartarse.”
ESTAS palabras, que se publicaron en The Watch Tower (La Torre del Vigía) del 1 de noviembre de 1914, no podían ser más oportunas. El tiempo comprendido entre 1914 y 1918 resultó ser un verdadero “período de prueba” para los Estudiantes de la Biblia. Algunas pruebas fueron de origen interno; otras, de origen externo. Sin embargo, todas ellas presionaron a los Estudiantes de la Biblia para que se revelara si tenían o no ‘el amor a Dios en el corazón’. ¿Se apegarían “al Señor y Su Verdad”, o se apartarían?
Esperaban grandes cosas
El 28 de junio de 1914 murió asesinado el archiduque Francisco Fernando de Austria-Hungría. A raíz de aquel acto estalló la Gran Guerra, como originalmente se conoció a la I Guerra Mundial. El conflicto comenzó en agosto de 1914, cuando Alemania invadió Bélgica y Francia. Para el otoño de aquel año el derramamiento de sangre estaba en todo su apogeo.
“[¡]Los Tiempos de los Gentiles han terminado; el día de sus reyes ha pasado[!]” Esto exclamó el hermano Russell cuando entró en el comedor de la central de la Sociedad Watch Tower en Brooklyn, el viernes 2 de octubre de 1914 por la mañana. Fue una ocasión muy emocionante. La mayoría de los presentes había estado anhelando la llegada del año 1914. Pero ¿qué traería el fin de los Tiempos de los Gentiles?
La I Guerra Mundial cobraba ímpetu, y entonces se creía que conduciría a un tiempo de anarquía mundial que resultaría en el fin del sistema de cosas actual. Además, había otras expectativas con relación a 1914. Alexander H. Macmillan, que se había bautizado en septiembre de 1900, mencionó más tarde: “Unos cuantos de nosotros pensábamos seriamente que iríamos al cielo durante la primera semana de aquel mes de octubre”.a De hecho, Macmillan, al recordar la mañana en que Russell anunció el fin de los Tiempos de los Gentiles, reconoció lo siguiente: ‘Estábamos sumamente entusiasmados, y no me hubiera sorprendido que en aquel momento sencillamente hubiéramos empezado a elevarnos como señal del comienzo de nuestra ascensión al cielo... pero, por supuesto, no sucedió nada semejante’.
En el siglo XIX muchos seguidores de William Miller y varios grupos adventistas perdieron la fe cuando no se cumplieron sus expectativas respecto a la vuelta del Señor Jesús. Pero ¿qué podemos decir de los Estudiantes de la Biblia que se asociaban con Russell? ¿Les había atraído a algunos la idea de alcanzar en poco tiempo la salvación, más bien que el amor a Dios y un intenso deseo de hacer Su voluntad?
‘Hermano Russell, ¿no se decepcionó usted?’
El hermano Russell había estado animando a los Estudiantes de la Biblia a mantenerse alerta y resueltos a seguir en la obra del Señor, aunque todo no se realizara tan pronto como habían esperado.
Transcurrió el mes de octubre de 1914, y C. T. Russell y sus colaboradores siguieron todavía en la Tierra. Después pasó octubre de 1915. ¿Se sintió desilusionado Russell? En The Watch Tower del 1 de febrero de 1916 escribió: “Usted quizás pregunte: ‘Pero, hermano Russell, ¿qué piensa del tiempo en que esperábamos nuestro cambio?, ¿no se decepcionó porque no vino cuando lo esperábamos?’. Nuestra respuesta es: No, no nos hemos decepcionado. [...] Hermanos, a nosotros los que tenemos la actitud correcta para con Dios no nos decepciona ninguna de Sus disposiciones. No queríamos hacer nuestra propia voluntad; por eso, cuando descubrimos que estábamos equivocados respecto a lo que esperábamos en octubre de 1914, nos regocijó que el Señor no cambiara Su Plan para ajustarlo a nuestras expectativas. No deseábamos que Él hiciera eso. Solo queremos comprender Sus planes y Sus propósitos”.
No, los Estudiantes de la Biblia no fueron ‘llevados a casa’, al cielo, en octubre de 1914. Sin embargo, los Tiempos de los Gentiles sí terminaron en aquel año. Evidentemente los Estudiantes de la Biblia tenían que aprender más en cuanto al significado de 1914. Mientras tanto, ¿qué tenían que hacer? Trabajar. Como explicó The Watch Tower del 1 de septiembre de 1916: “Creíamos que la Siega que reuniría a la Iglesia [de los ungidos] se completaría antes del fin de los Tiempos de los Gentiles; pero en la Biblia no se decía eso. [...] ¿Nos pesa que la Siega prosiga? No; de ninguna manera. [...] Nuestra actitud actual, estimados hermanos, debe ser de profundo agradecimiento a Dios, de aprecio creciente a la hermosa Verdad que por Él tenemos el privilegio de conocer, y con la cual se nos identifica, y de ayudar con más celo a otros a adquirir el conocimiento de esta Verdad”.
Pero ¿quedaba mucho más por hacer en la siega? Parece que Russell así lo creía. Una conversación que tuvo con el hermano Macmillan en el otoño de 1916 indicó eso. Después de llamarle a su oficina en el Betel de Brooklyn, Russell le dijo: “La obra está aumentando con rapidez, y el crecimiento seguirá, pues hay que efectuar una obra mundial de predicar el ‘evangelio del reino’ por todo el mundo”. Russell pasó tres horas y media explicándole a Macmillan lo que le indicaba su lectura de la Biblia acerca de la gran obra que había que hacer.
Los Estudiantes de la Biblia acababan de pasar por una prueba difícil. Sin embargo, vencieron el desaliento gracias a la fortaleza que les infundió The Watch Tower. No obstante, faltaba mucho para el fin del período de prueba.
“¿Qué ocurrirá ahora?”
El 16 de octubre de 1916 el hermano Russell y su secretario, Menta Sturgeon, partieron para presentar una serie de conferencias previamente programadas en el oeste y sudoeste de Estados Unidos. No obstante, para aquel tiempo Russell estaba gravemente enfermo. Llegaron primero a Detroit (Michigan), vía Canadá. Después de parar en Illinois, Kansas y Texas, llegaron a California, donde Russell pronunció su último discurso el domingo 29 de octubre, en Los Ángeles. Dos días después, a primeras horas de la tarde del martes 31 de octubre, en un tren en Pampa (Texas), moría Charles Taze Russell a los 64 años de edad. En The Watch Tower del 15 de noviembre de 1916 se anunció su muerte.
¿Qué efecto tuvo en la familia de Betel el anuncio de su muerte? A. H. Macmillan, ayudante de Russell en la oficina mientras este se hallaba de viaje, recordó después la mañana en que leyó el telegrama a la familia de Betel: “Se escuchó un gemido por todo el comedor. A algunos se les oía llorar. Nadie pudo desayunar aquella mañana. Les afectó mucho la noticia. Después del desayuno hubo grupitos que hablaban y susurraban: ‘¿Qué ocurrirá ahora?’. Aquel día se trabajó poco. No sabíamos qué hacer. Nos sorprendió lo que había pasado, a pesar de que Russell había tratado de prepararnos para ello. ¿Qué haríamos? La sacudida inicial por la pérdida de C. T. Russell fue lo peor. En aquellos primeros días el futuro nos pareció incierto. Durante su vida, Russell había sido ‘la Sociedad’. La obra giró en torno a su dinámica resolución de que se efectuara la voluntad de Dios”.
De acuerdo con los deseos del hermano Russell, fue enterrado en Allegheny, en la parcela de la familia de Betel, después que se celebraron sus funerales en el edificio “The Temple”, de Nueva York, y el “Carnegie Hall” de Pittsburgh. En The Watch Tower del 1 de diciembre de 1916, así como en ediciones posteriores del primer tomo de Estudios de las Escrituras, se publicó una breve biografía de Russell junto con su testamento.
¿Qué ocurriría ahora? Era difícil para los Estudiantes de la Biblia imaginar a otra persona en el lugar del hermano Russell. ¿Seguirían comprendiendo las Escrituras, o ya no habría más progreso? ¿Formarían una secta en torno a él? El mismo Russell había dicho con claridad que esperaba que la obra continuara. Por lo tanto, al morir él surgieron algunas preguntas obvias: ¿Quién supervisaría el contenido de The Watch Tower y de otras publicaciones? ¿Quién reemplazaría a Russell como presidente?
Un cambio de administración
En su testamento el hermano Russell estipuló que se formara un Comité Editorial de cinco miembros que determinara lo que contendría The Watch Tower.b Además, la junta de directores de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract organizó un Comité Ejecutivo de tres miembros —A. I. Ritchie, W. E. Van Amburgh y J. F. Rutherford— para que, en sujeción a la junta de directores, supervisara toda la obra de la Sociedad.c Sin embargo, ¿quién sería el nuevo presidente? Aquella decisión se tomaría en la siguiente reunión anual de la Sociedad, unos dos meses después, el 6 de enero de 1917.
Al principio el Comité Ejecutivo hizo lo que pudo para mantener estable la situación; animó a los Estudiantes de la Biblia a seguir activos y a no desanimarse. The Watch Tower siguió publicándose con artículos que Russell había escrito antes de morir. No obstante, al acercarse la reunión anual la tensión aumentó. Algunos hacían campaña para que se eligiera como presidente al hombre que apoyaban. Otros, debido al profundo respeto que tenían al hermano Russell, parecían preocuparse más por imitar sus cualidades y desarrollar una especie de culto en torno a él. Sin embargo, la mayoría de los Estudiantes de la Biblia se interesaba principalmente en seguir efectuando la obra a la que Russell se había entregado por completo.
Al acercarse el tiempo para la elección persistía la pregunta: ¿Quién sucedería a Russell como presidente? The Watch Tower del 15 de enero de 1917 informó del resultado de la reunión anual, y explicó: “El hermano Pierson, con declaraciones muy oportunas y expresiones de agradecimiento y de amor hacia el hermano Russell, dijo que como poderhabiente había recibido de hermanos de todo el país la encomienda de votar por la elección de J. F. Rutherford como presidente; añadió además que concordaba por completo con aquello”. Después de proponer el nombre de Rutherford y tras recibir el apoyo necesario, no se propuso ningún otro nombre, de modo que “el secretario, en conformidad con lo estipulado, dio paso a la votación, y los asambleístas eligieron como presidente, por unanimidad, al hermano Rutherford”.
Después de la elección, ¿cómo se recibió al nuevo presidente? El número de The Watch Tower ya mencionado informó: “Los hermanos de todas partes habían orado fervorosamente pidiendo que el Señor guiara y dirigiera la elección; y cuando concluyó, todos quedaron contentos y felices, pues estaban seguros de que el Señor había guiado sus deliberaciones y contestado sus oraciones. Entre los presentes reinó armonía perfecta”.
No obstante, aquella “armonía perfecta” no duró mucho. El nuevo presidente recibió la cálida acogida de muchos, pero no de todos.
El nuevo presidente sigue adelante
La intención del hermano Rutherford no era cambiar el rumbo de la organización, sino seguir el modo de obrar progresivo establecido por Russell. Los representantes viajeros de la Sociedad (conocidos como peregrinos) aumentaron de 69 a 93. Se aceleró la distribución de los tratados gratuitos de la Sociedad, que se hacía de vez en cuando los domingos frente a las iglesias y con regularidad en el ministerio de casa en casa.
También se dio impulso a la “obra pastoral” iniciada por Russell antes de su muerte. Esta consistía en visitar de nuevo a los que habían mostrado interés, una actividad similar a la obra de revisitas que efectúan actualmente los testigos de Jehová. A fin de revitalizar la predicación, el nuevo presidente de la Sociedad amplió la obra de los repartidores. El número de ellos (que precedieron a los precursores de hoy) aumentó de 372 a 461.
The Watch Tower del 15 de diciembre de 1917 declaró: “El año 1917 no presentaba buenas perspectivas en su comienzo”. Sí, después de la muerte de C. T. Russell hubo inquietudes, dudas y temores. Sin embargo, al finalizar el año el informe fue muy alentador; la actividad en el campo había aumentado. Se hacía patente que la obra seguía hacia adelante. ¿Habían superado con éxito los Estudiantes de la Biblia otra prueba, la muerte de C. T. Russell?
Esfuerzos por tomar el control
No todos apoyaban al nuevo presidente. C. T. Russell y J. F. Rutherford diferían mucho el uno del otro. Eran de personalidades muy distintas y tenían diferentes antecedentes. A algunos se les hacía difícil aceptar aquellas diferencias. Pensaban que nadie podría reemplazar al hermano Russell.
Algunos, especialmente en la oficina central, hasta llegaron a albergar resentimiento contra el hermano Rutherford. No les impresionaba ni el que la obra siguiera adelante ni el que el nuevo presidente estuviera haciendo cuanto le era posible por seguir las disposiciones que Russell había dejado establecidas. Pronto aumentó la oposición. Cuatro miembros de la junta de directores de la Sociedad llegaron hasta el punto de intentar arrebatar de las manos de Rutherford el control administrativo. La situación culminó durante el verano de 1917, cuando se presentó el libro The Finished Mystery (El misterio terminado), el séptimo tomo de Estudios de las Escrituras.
El hermano Russell tenía la intención de publicar este tomo, pero no pudo realizarlo durante su vida. Después de su muerte, el Comité Ejecutivo de la Sociedad dispuso que dos hermanos, Clayton J. Woodworth y George H. Fisher, prepararan este libro, que consistía en un comentario sobre Revelación, El Cantar de los Cantares y Ezequiel. Se basó en parte en lo que Russell había escrito sobre estos libros bíblicos, con comentarios y explicaciones adicionales. El manuscrito ya completo fue aprobado para su publicación por los directores principales de la Sociedad y fue presentado a la familia de Betel reunida en el comedor el martes 17 de julio de 1917. En aquella ocasión se hizo un anuncio que causó sorpresa: los cuatro miembros opositores de la junta directiva habían sido destituidos, y el hermano Rutherford había efectuado otros cuatro nombramientos para llenar las vacantes. ¿Qué reacción produjo el anuncio?
Fue como si hubiera estallado una bomba. Los cuatro directores destituidos aprovecharon la oportunidad para provocar ante la familia de Betel una acalorada disputa de cinco horas sobre cómo se manejaban los asuntos de la Sociedad. Algunos miembros de la familia simpatizaban con los opositores. Esta oposición continuó por varias semanas, en las que los agitadores amenazaron, según sus propias palabras, con “derrocar la tiranía existente”. Sin embargo, el hermano Rutherford tenía base sólida para la acción que había tomado. ¿Cuál era esta base?
Aunque los cuatro directores que se oponían habían sido nombrados por el hermano Russell, estos nombramientos nunca fueron confirmados mediante el voto de los miembros de la corporación en la reunión anual de la Sociedad. Por lo tanto, aquellos cuatro no eran miembros legítimos de la junta de directores. Desde el comienzo Rutherford sabía esto, pero no había mencionado nada. ¿Por qué no? No había querido dar la impresión de que iba contra los deseos del hermano Russell. Sin embargo, cuando se hizo patente que no tenían intención de abandonar su oposición, Rutherford actuó en armonía con la autoridad y la responsabilidad que como presidente tenía para reemplazarlos por otras cuatro personas cuyos nombramientos serían confirmados en la siguiente reunión anual, que se celebraría en enero de 1918.
El 8 de agosto los ex directores descontentos y sus apoyadores dejaron la familia de Betel; se les pidió que salieran debido a la perturbación que habían estado causando. Poco después empezaron a difundir su oposición mediante una gran campaña de discursos públicos y cartas en Estados Unidos, Canadá y Europa. El resultado de esto fue que, después del verano de 1917, algunas congregaciones de los Estudiantes de la Biblia se dividieron en dos grupos: el de los que eran leales a la Sociedad y el de los que habían sido presa fácil del habla melosa de los opositores.
Pero ¿tratarían los directores destituidos de influir en los que asistieran a la reunión anual, para apoderarse del control de la organización? Previendo que esto sucedería, Rutherford consideró apropiado llevar a cabo un plebiscito en todas las congregaciones. ¿Qué indicó este? Según el informe publicado en The Watch Tower del 15 de diciembre de 1917, los que votaron apoyaron arrolladoramente a J. F. Rutherford y a los directores que cooperaban con él. Esto quedó confirmado en la reunión anual.d Los esfuerzos de los opositores por tomar el control habían fracasado.
¿Qué les ocurrió a los opositores y a los que los apoyaban? Después de la reunión anual de enero de 1918 los opositores se apartaron, e incluso decidieron celebrar la Conmemoración, el 26 de marzo de 1918, por su propia cuenta. Su unidad no duró, y poco después se dividieron en varias sectas. En la mayoría de los casos menguó la cantidad de sus miembros, y su actividad disminuyó o cesó por completo.
Está claro que después de la muerte del hermano Russell la lealtad de los Estudiantes de la Biblia fue sometida a una verdadera prueba. Como explica Tarissa P. Gott, quien se bautizó en 1915: “Muchas personas que habían parecido muy firmes, muy devotas al Señor, empezaron a apartarse. [...] Nada de aquello parecía correcto, pero estaba sucediendo, y nos inquietaba. Yo, sin embargo, me dije: ‘¿No ha sido esta la organización que Jehová ha usado para libertarnos de la religión falsa? ¿No hemos gustado su bondad? Si ahora nos fuéramos, ¿a dónde iríamos? ¿No terminaríamos siguiendo a algún hombre?’ No veíamos razón para seguir a los apóstatas, y por eso no nos alejamos”. (Juan 6:66-69; Heb. 6:4-6.)
Algunos de los que se apartaron de la organización se arrepintieron después y volvieron a asociarse y a adorar junto con los Estudiantes de la Biblia. La gran mayoría, entre ellos la hermana Gott, siguieron cooperando con la Sociedad Watch Tower y con el hermano Rutherford. El amor y la unidad que los vinculaban se habían forjado durante años de asociación en reuniones y asambleas. No permitirían que nada rompiera ese vínculo de unión. (Col. 3:14.)
Para 1918 los Estudiantes de la Biblia habían sobrevivido a las pruebas de origen interno. Pero ¿qué pasaría si venía oposición de afuera?
Se les ataca
Durante los últimos meses de 1917 y los primeros de 1918, los Estudiantes de la Biblia distribuyeron con entusiasmo el nuevo libro The Finished Mystery. A finales de 1917 los impresores estaban ocupados imprimiendo 850.000 ejemplares. The Watch Tower del 15 de diciembre de 1917 informó: “La venta del Séptimo Tomo no ha sido igualada por la venta de ningún otro libro conocido, en el mismo período, con la excepción de la Biblia”.
Pero no todo el mundo se alegró por el éxito del libro The Finished Mystery. Este hacía referencias que desenmascaraban al clero de la cristiandad. El clero se encolerizó tanto que instó al gobierno a prohibir las publicaciones de los Estudiantes de la Biblia. A comienzos de 1918, y como resultado de aquella oposición fomentada por el clero, se proscribió el libro The Finished Mystery en Canadá. Poco después aumentó la oposición contra los Estudiantes de la Biblia en Estados Unidos.
Para denunciar esta presión de origen clerical, la Sociedad Watch Tower publicó el 15 de marzo de 1918 el tratado Kingdom News (Noticias del Reino) núm. 1. ¿Qué mensaje contenía? El encabezamiento se extendía por seis columnas y decía: “Intolerancia religiosa. Los seguidores del pastor Russell perseguidos porque hablan la verdad a la gente”. Bajo el título “Tratamiento [dado a] los Estudiantes de la Biblia huele a ‘edad del oscurantismo’”, se expusieron los hechos sobre la persecución y la proscripción que habían empezado en Canadá. ¿Quiénes eran los instigadores? El tratado acusó abiertamente al clero de ser una clase de “hombres intolerantes que ha intentado de manera sistemática impedir que la gente entienda la Biblia y suprimir su enseñanza a menos que provenga de ellos”.e ¡Qué contundente era aquel mensaje!
¿Cómo reaccionó el clero ante aquella denuncia? Ya había creado dificultades a la Sociedad Watch Tower. Pero ahora se pusieron rabiosos. En la primavera de 1918 se desencadenó una ola de persecución violenta contra los Estudiantes de la Biblia en Norteamérica y Europa. La oposición promovida por el clero culminó el 7 de mayo de 1918, cuando el gobierno federal emitió órdenes para el arresto de J. F. Rutherford y varios de sus colaboradores más allegados. Para mediados de 1918 Rutherford y otros siete hermanos estaban recluidos en la penitenciaría federal de Atlanta (Georgia).
Pero si el juez Rutherford y sus colaboradores estaban en prisión, ¿cómo siguió funcionando la oficina central?
La obra continúa
En Brooklyn se nombró a un Comité Ejecutivo que se encargara de la obra. Los hermanos nombrados se interesaron principalmente en mantener en circulación la revista The Watch Tower. Ciertamente, todos los Estudiantes de la Biblia de aquel tiempo necesitaban todo el estímulo espiritual que pudieran recibir. De hecho, en ningún momento durante aquel “período de prueba” dejó de imprimirse siquiera un número de The Watch Tower.f
¿Qué espíritu dominaba en la central? Thomas (Bud) Sullivan, quien más tarde perteneció al Cuerpo Gobernante, recordó: “Tuve el privilegio de visitar el hogar Betel de Brooklyn a fines del verano de 1918, durante el tiempo en que los hermanos estuvieron en la cárcel. Los que estaban a cargo de la obra en Betel no mostraban temor alguno ni estaban desanimados. De hecho, sucedía todo lo contrario. Eran optimistas y tenían confianza en que Jehová daría finalmente la victoria a su pueblo. Tuve el privilegio de estar a la mesa para el desayuno el lunes por la mañana cuando los hermanos que habían sido enviados a asignaciones durante el fin de semana presentaron sus informes. Se obtuvo un excelente cuadro de la situación. En todo caso los hermanos mostraban confianza y esperaban que Jehová siguiera dirigiendo sus actividades”.
Sin embargo, se encararon con muchos problemas. La I Guerra Mundial continuaba. Escaseaban el papel y el carbón, que se necesitaban con urgencia para la obra en la central. Puesto que el patriotismo estaba en su apogeo, existía mucha animosidad contra la Sociedad; la gente consideraba traidores a los Estudiantes de la Biblia. En aquellas circunstancias extremas, parecía imposible continuar funcionando desde Brooklyn. Por lo tanto, el Comité Ejecutivo, después de consultar con otros hermanos, vendió el Tabernáculo de Brooklyn y cerró el Hogar Betel. El 26 de agosto de 1918 se trasladaron de nuevo a Pittsburgh, a un edificio de oficinas ubicado en la esquina de las calles Federal y Reliance.
No obstante, imperaba un buen espíritu. Martha Meredith dijo: “Los que vivíamos en Pittsburgh convinimos en seguir activos hasta que los hermanos salieran de la cárcel. En aquel tiempo la oficina de Brooklyn fue trasladada a Pittsburgh, de modo que los hermanos escribieron artículos para The Watch Tower y se encargaron de que la revista se imprimiera. Cuando las revistas estaban listas para ser despachadas, las hermanas les poníamos las envolturas y las enviábamos a la gente”.
Los Estudiantes de la Biblia se habían enfrentado a pruebas difíciles desde el fin de los Tiempos de los Gentiles en 1914. ¿Seguirían sobreviviendo? ¿Tenían realmente ‘el amor a Dios en el corazón’? ¿Se aferrarían “al Señor y Su Verdad”, como Russell les había aconsejado, o se apartarían?
[Notas a pie de página]
a Las citas de A. H. Macmillan que aparecen en este capítulo se han tomado de su libro Faith on the March (La fe en marcha), publicado en 1957 por Prentice-Hall, Inc.
b Los cinco miembros del Comité Editorial, según lo dispuso Russell en su testamento, eran William E. Page, William E. Van Amburgh, Henry Clay Rockwell, E. W. Brenneisen y F. H. Robison. Además, otros fueron nombrados para llenar cualquier vacante: A. E. Burgess, Robert Hirsh, Isaac Hoskins, G. H. Fisher, J. F. Rutherford y John Edgar. Sin embargo, Page y Brenneisen renunciaron poco después, Page porque no podía mudarse a Brooklyn, y Brenneisen (que luego cambió su nombre a Brenisen) porque tenía que conseguir empleo seglar para mantener a su familia. Rutherford y Hirsh, cuyos nombres aparecieron en The Watch Tower del 1 de diciembre de 1916, los reemplazaron como miembros del Comité Editorial.
c Según los estatutos de la Sociedad Watch Tower, la junta de directores se compondría de siete miembros. Los estatutos estipulaban que cuando hubiera una vacante, los miembros restantes de la junta de directores debían dar los pasos necesarios para llenarla. De modo que, dos días después de la muerte de Russell, la junta de directores se reunió y eligió a A. N. Pierson. Entonces, los siete miembros de la junta de directores fueron A. I. Ritchie, W. E. Van Amburgh, H. C. Rockwell, J. D. Wright, I. F. Hoskins, A. N. Pierson y J. F. Rutherford. Después la junta de siete miembros eligió a un Comité Ejecutivo de tres miembros.
d En la reunión anual celebrada el 5 de enero de 1918 las siete personas que recibieron la mayor cantidad de votos fueron J. F. Rutherford, C. H. Anderson, W. E. Van Amburgh, A. H. Macmillan, W. E. Spill, J. A. Bohnet y G. H. Fisher. De entre estos siete miembros de la junta se escogió a los tres directores principales: J. F. Rutherford como presidente, C. H. Anderson como vicepresidente y W. E. Van Amburgh como secretario y tesorero.
e Después se presentaron otros dos tratados contundentes. Kingdom News núm. 2, presentado el 15 de abril de 1918, contenía un mensaje todavía más fuerte bajo el encabezamiento “‘El misterio terminado’ y por qué suprimido”. Después, Kingdom News núm. 3, publicado en mayo de 1918, llevó el significativo encabezamiento “Dos grandes batallas se pelean. La caída de la autocracia es segura”.
f En ocasiones anteriores se habían combinado números de The Watch Tower, pero esto no se hizo durante el período de 1914 a 1918.
[Comentario en la página 68]
Rutherford pidió a los opositores que se fueran de Betel
[Recuadro en la página 62]
“Algunos habíamos sido un poco apresurados”
Al acercarse el mes de octubre de 1914, algunos Estudiantes de la Biblia esperaban recibir al fin de los Tiempos de los Gentiles su galardón celestial como cristianos ungidos por espíritu. Ilustra esta expectativa un incidente que ocurrió en la asamblea de los Estudiantes de la Biblia en Saratoga Springs (Nueva York), del 27 al 30 de septiembre de 1914. A. H. Macmillan, quien se había bautizado catorce años antes, presentó un discurso el miércoles 30 de septiembre. En él dijo: ‘Este probablemente sea el último discurso público que dé, porque pronto nos iremos a casa [al cielo]’.
Sin embargo, dos días después (el viernes 2 de octubre), en Brooklyn, donde los asambleístas tendrían otra reunión, el hermano Macmillan fue objeto de bromas sin mala intención. C. T. Russell, como cabeza de mesa del comedor, anunció: “Vamos a hacer algunos cambios en el programa del domingo [4 de octubre]. A las 10.30 del domingo por la mañana el hermano Macmillan nos dará un discurso”. ¿Qué efecto tuvo esto? Macmillan más tarde escribió: “Todos se rieron de buena gana al recordar lo que yo había dicho el miércoles en Saratoga Springs, ¡mi ‘último discurso público’!”.
“Bueno —siguió diciendo Macmillan—, entonces tuve que apresurarme a buscar qué decir. Hallé el texto de Salmo 74:9: ‘No vemos ya nuestras señales: no hay más profeta, ni hay con nosotros quién sepa hasta cuándo’. Ah, eso era diferente. En aquel discurso traté de mostrar a los hermanos que algunos quizás habíamos sido un poco apresurados al creer que nos iríamos al cielo inmediatamente, y que lo que teníamos que hacer era seguir ocupados en el servicio del Señor hasta que él determinara cuándo cualquiera de sus siervos aprobados sería llevado a su hogar celestial.”
[Recuadro en la página 67]
Datos biográficos de J. F. Rutherford
Joseph Franklin Rutherford nació el 8 de noviembre de 1869 en una granja del condado de Morgan (Misuri, E.U.A.), en una familia bautista. Cuando Joseph tenía 16 años, su padre le permitió ingresar en la universidad, con tal de que pagara sus estudios y a un empleado que trabajara en su lugar en la granja. Pero Joseph, un joven muy resuelto, consiguió que un amigo le hiciera un préstamo y se las arregló para asistir a la universidad y a la vez estudiar derecho.
Finalizados los estudios, Rutherford trabajó dos años bajo la tutela del juez E. L. Edwards. A los 20 años fue nombrado relator de tribunal para los tribunales del Decimocuarto Circuito Judicial de Misuri. El 5 de mayo de 1892 se graduó de abogado en Misuri. Más tarde, fue fiscal público de Boonville (Misuri) por cuatro años. Luego, en varias ocasiones fue juez especial del tribunal del Octavo Circuito Judicial de Misuri. Por eso se le llegó a conocer como “el juez” Rutherford.
Un dato interesante es que Rutherford vendió enciclopedias de casa en casa como ayuda para pagarse los estudios. No era un trabajo fácil, pues se recibían muchos desaires. En cierta ocasión en que visitaba unas granjas, poco faltó para que muriera cuando cayó en un arroyo helado. Se prometió a sí mismo que, cuando fuera abogado, si alguien iba a su oficina vendiendo libros, los compraría. Fiel a su palabra, aceptó tres tomos de “La Aurora del Milenio” de dos repartidoras que lo visitaron en su oficina a principios de 1894. Varias semanas después leyó los libros, y enseguida envió a la Sociedad Watch Tower una carta que decía: “Mi querida esposa y yo hemos leído estos libros con el más profundo interés, y consideramos una dádiva de Dios y una gran bendición haber tenido la oportunidad de recibirlos”. Joseph F. Rutherford se bautizó en 1906, y un año después llegó a ser el asesor jurídico de la Sociedad Watch Tower.
[Recuadro/Fotografía en la página 69]
‘No hay en la Tierra hombres más favorecidos’
El 21 de junio de 1918 un tribunal sentenció a J. F. Rutherford y a varios de sus colaboradores más allegados a veinte años de prisión, convictos del falso cargo de conspirar contra las autoridades. ¿Cómo se sentían? En una nota (véase abajo) escrita a mano desde la cárcel de la calle Raymond, de Brooklyn (Nueva York), con fecha del 22 y 23 de junio, el hermano Rutherford dijo: “Puede que actualmente no haya en la Tierra hombres más favorecidos y felices que los siete hermanos que están ahora en prisión. Saben que son inocentes de cualquier delito intencionado, y se regocijan de sufrir con Cristo por servirle lealmente”.
[Recuadro en la página 70]
Víctimas de la persecución promovida por el clero
A mediados de 1918 J. F. Rutherford y siete colaboradores suyos estaban encarcelados, víctimas de la persecución promovida por el clero. Pero aquellos ocho hombres no fueron el único blanco de tal odio. Años antes, C. T. Russell había sido el objeto principal de los ataques del clero y la prensa. Ahora el ataque se dirigía contra los Estudiantes de la Biblia mismos. La revista “The Golden Age” (ahora en español, “¡Despertad!”) del 29 de septiembre de 1920 publicó un artículo gráfico y extenso sobre la cruel persecución que estos aguantaron en Estados Unidos. Parecía un informe sobre la Inquisición.g Entre los relatos estaban los siguientes:
“El 22 de abril de 1918, en Wynnewood (Oklahoma), Claud Watson fue primero encarcelado y luego entregado deliberadamente en manos de una chusma de predicadores, hombres de negocios y otras personas, que lo derribaron al suelo e hicieron que una persona de color le diera latigazos, y, cuando se recuperó parcialmente, hicieron que lo azotara de nuevo. Después le untaron alquitrán por todo el cuerpo, restregándoselo por el pelo y el cuero cabelludo, y lo cubrieron con plumas.”
“El 29 de abril de 1918, en Walnut Ridge (Arkansas), W. B. Duncan, de 61 años de edad, Edward French, Charles Franke, el Sr. Griffin y la Sra. D. Van Hoesen fueron encarcelados. Una chusma entró en la cárcel, los insultó empleando el lenguaje más grosero, los azotó, los cubrió de alquitrán y plumas y los expulsó del pueblo. A Duncan lo obligaron a caminar 42 kilómetros hasta su hogar, y apenas se recuperó de la experiencia. Griffin quedó casi ciego y murió pocos meses después debido al maltrato recibido.”
“El 30 de abril de 1918, [...] en Minerva (Ohio), S. H. Griffin fue encarcelado y luego entregado a una chusma; después, por quince minutos le sermoneó un ministro religioso, tras lo cual lo golpearon varias veces, lo maldijeron, patearon, pisotearon, amenazaron con la horca y con que lo iban a ahogar, lo expulsaron del pueblo, lo escupieron, lo hicieron caer varias veces, lo punzaron en numerosas ocasiones con un paraguas, le negaron transporte y lo siguieron por ocho kilómetros hasta Malvern (Ohio), donde fue arrestado de nuevo y encarcelado en Carrollton como medida de protección; finalmente lo llevaron a su casa unos funcionarios valientes y confiables, que, después de examinar la literatura, dijeron en pocas palabras: ‘No hallamos culpa en este hombre’.”
[Nota a pie de página]
g Páginas 712-717.
[Fotografías en la página 64]
El 31 de octubre de 1916, a los 64 años de edad, murió Charles Taze Russell en un tren en Pampa (Texas); muchos periódicos informaron sobre el funeral
[Fotografía en la página 66]
J. F. Rutherford era de apariencia imponente, medía 1,88 metros y pesaba 102 kilogramos
[Fotografía en la página 69]
La cárcel de la calle Raymond, en Brooklyn (Nueva York), donde el hermano Rutherford y varios de sus colaboradores más allegados pasaron siete días inmediatamente después de ser sentenciados
[Fotografía en la página 71]
Thomas (Bud) Sullivan visitó la oficina central en 1918, y más tarde fue miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová