CAPÍTULO 21
¿Por qué nunca les gusta lo que hago?
“Mi madre siempre andaba detrás de mí como un policía. Antes de que yo terminara de hacer lo que me había mandado, ella ya empezaba a revisar todo en busca de errores.” (Craig)
“Siempre encontraban una razón para sermonearme. Según mis padres, no sabía organizarme. Las clases, la casa, la congregación... ¡Uf, no me dejaban respirar!” (James)
¿TE PARECE imposible tener contentos a tus padres? ¿Sientes como si constantemente te estuvieran mirando con lupa para criticarte y nunca estuvieran conformes con nada?
¿Cuál de las siguientes quejas escuchas más?
□ Tienes el cuarto hecho un desastre.
□ Te pasas el día viendo la tele.
□ Te estás acostando muy tarde.
□ Estas no son horas de levantarse.
Escribe a continuación la queja de tus padres que más te molesta.
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Es cierto que es fácil perder la paciencia cuando continuamente te están corrigiendo y dando órdenes. Pero si tus padres nunca te dijeran nada, ¿verdad que parecería que no se preocupan por ti? (Hebreos 12:8.) En realidad, su disciplina es una muestra de cariño. Como dice la Biblia, el padre corrige al “hijo en quien se complace” (Proverbios 3:12).
Así que deberías estar agradecido de que tus padres se interesen por ti y traten de llevarte por el buen camino. Al fin y al cabo, como eres joven y tienes poca experiencia en la vida, tarde o temprano necesitarás algún tipo de corrección. Sin esa guía, podrías dejarte llevar fácilmente por “los deseos que acompañan a la juventud” (2 Timoteo 2:22).
“¡Es que ya no aguanto más!”
La Biblia dice que “ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa” (Hebreos 12:11, Nueva Versión Internacional). Aunque todos nos sentimos incómodos cuando se nos corrige, los jóvenes suelen sentirse peor. ¿Por qué decimos esto? Pues bien, a medida que creces, tu personalidad se va formando y estás más sensible a cualquier cosa que te digan. Por eso, cuando alguien te corrige —aunque lo haga con todo el cariño del mundo—, es probable que te sientas dolido.
Reaccionas así porque para ti tiene mucha importancia la opinión de los demás, y en especial la de tus padres. Por eso te sientes tan mal cuando ellos te corrigen o se quejan de cómo haces las cosas.
Ahora bien, solo porque tus padres te señalen unos cuantos errores, ¿deberías llegar a la conclusión de que no haces nada bien o de que eres un caso perdido? No, ni mucho menos. Recuerda que todos estamos muy lejos de la perfección (Eclesiastés 7:20). Además, cometer errores forma parte de todo aprendizaje en la vida (Job 6:24). Pero ¿y si parece que tus padres solo ven lo que haces mal y nunca se fijan en lo que haces bien? Es verdad que algo así puede desanimarte mucho, pero eso no significa que seas un desastre.
¿Por qué te regañan?
A veces tus padres pueden parecerte muy críticos, pero no se debe necesariamente a que hayas hecho algo mal; quizá tan solo estén de mal humor. Piensa un momento: ¿ha tenido tu madre un día difícil o está enferma? En ese caso, es más probable que te regañe si ve que tu habitación no está impecable. Y tu padre, ¿está irritado o agobiado por los problemas económicos? Entonces tal vez te hable con brusquedad, y sus palabras se te claven como “una espada” (Proverbios 12:18). Sabemos que esas críticas injustas pueden dolerte mucho. Pero no te quedes pensando en lo que te han dicho, pues te sentirás peor. Es mejor que trates de olvidarlo. Recuerda lo que dice Santiago 3:2: “Todos tropezamos muchas veces. Si alguno no tropieza en palabra, este es varón perfecto”.
Por otro lado, tus padres también pueden sentirse mal a veces, pensando que no son tan buenos padres como quisieran. Tal vez por eso se culpen a sí mismos cuando cometes un error. Imagínate el caso de una mujer que regaña a su hija porque le ha ido mal en los estudios. ¿No será porque a lo mejor se siente fracasada como madre? Quizá se culpe por no ser capaz de motivar a su hija a ser mejor estudiante.
Cómo mantener la calma
Sea cual sea la razón por la que tus padres te regañen, lo importante es saber qué hacer cuando eso sucede. Ante todo debes morderte la lengua para no contestar de mala manera. Proverbios 17:27 dice: “Cualquiera que retiene sus dichos posee conocimiento, y un hombre de discernimiento es sereno de espíritu”. Pero ¿cómo puedes mantenerte calmado, o “sereno de espíritu”, cuando te sientes atacado? Aquí tienes algunas sugerencias:
Escucha. No te justifiques rápidamente ni trates de demostrar tu inocencia. Más bien, contrólate y escucha a tus padres con atención. El discípulo Santiago dijo que el cristiano debe ser “presto en cuanto a oír, lento en cuanto a hablar, lento en cuanto a ira” (Santiago 1:19). Si te enojas e interrumpes a tus padres, pensarán que no los estás escuchando. Entonces se frustrarán, y lo único que conseguirás es que sigan insistiendo con lo mismo.
Concéntrate en lo importante. Cuando creas que tus padres te tratan con brusquedad, no te concentres en la forma en la que te hablan, sino en lo que dicen. Pregúntate: “¿Hay algo de cierto en lo que me han dicho? ¿Me han regañado antes por lo mismo? ¿De verdad es tan difícil obedecerles?”. Por mucho que te cueste creerlo, te corrigen porque te quieren. En realidad, si no te quisieran, no se molestarían en disciplinarte (Proverbios 13:24).
Responde con respeto. Cuando te corrijan, diles algo que les confirme que los estabas escuchando. Trata de ver las cosas desde su punto de vista. Imagina que tu madre te dice: “Siempre tienes la habitación hecha un desastre. ¡Ordénala, o ya verás!”. Quizá para ti el cuarto esté ordenado, pero decírselo no servirá de mucho. Sin que suene sarcástico, podrías contestar algo así como: “Sí, mamá, tienes razón. Dejé algunas cosas por ahí”. Y entonces agregar: “¿Prefieres que la ordene ahora, o después de cenar?”. Si por tu forma de responder les demuestras a tus padres que aceptas sus correcciones, lograrás que disminuya la tensión. Claro, después tienes que hacer lo que te han dicho (Efesios 6:1).
Espera. Guárdate cualquier clase de explicación hasta después de haber hecho lo que te están mandando. “El que tiene refrenados sus labios está actuando discretamente”, dice la Biblia (Proverbios 10:19). Cuando tus padres vean que les has prestado atención, estarán mucho más dispuestos a escucharte.
Escribe en cuál de los cuatro aspectos anteriores deberías mejorar. ․․․․․
El esfuerzo vale la pena
¿Verdad que si fueras un buscador de oro estarías dispuesto a enfrentarte a muchas dificultades? Pues según la Biblia, hay algo más valioso que todo el oro del mundo: la sabiduría (Proverbios 3:13, 14). ¿Y qué hay que hacer para ser sabio? Proverbios 19:20 dice: “Escucha el consejo y acepta la disciplina, a fin de que te hagas sabio en tu futuro”. Es verdad que los consejos y la disciplina pueden ser bastante desagradables. Sin embargo, cada vez que te corrijan, trata de extraer alguna lección valiosa, tal como el buscador de oro se esfuerza por encontrar las pepitas entre la arena. Si así lo haces, te convertirás en un adulto maduro, sabio y prudente. Y eso vale más que cualquier tesoro que puedas encontrar.
En conclusión, siempre va a haber alguien que te corrija: ahora son tus padres o tus profesores, pero en el futuro será tu jefe u otra persona. De modo que si aprendes a aceptar las críticas y las correcciones de tus padres, serás un buen estudiante, y en el futuro, un empleado de confianza y un adulto seguro de sí mismo. ¿No crees que el esfuerzo vale la pena?
¿Te asfixian las reglas de tus padres? El próximo capítulo te ayudará a sentirte contento con la libertad que ya tienes y te explicará cómo puedes conseguir más.
TEXTO BÍBLICO CLAVE
“El sabio escucha y absorbe más instrucción.” (Proverbios 1:5)
UNA SUGERENCIA
Cuando tus padres te corrijan:
● Agradece cualquier comentario positivo que hagan de ti, por pequeño que sea.
● Si no entiendes bien cuál es el problema o lo que esperan de ti, pídeles que te lo expliquen.
¿SABÍAS ESTO?
A algunos adultos les cuesta ser cariñosos con sus hijos porque sus propios padres no los trataron con amor ni supieron comprenderlos.
¡MANOS A LA OBRA!
La próxima vez que mis padres me regañen, voy a... ․․․․․
Cuando me parezca que mis padres me critican demasiado, voy a hacer esto: ․․․․․
¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ․․․․․
Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?
● ¿Por qué a veces te cuesta aceptar las correcciones?
● ¿Qué razones podrían llevar a tus padres a ser muy críticos contigo?
● ¿Qué harías para sacarles el máximo provecho a los consejos que te dan?
[Comentario de la página 177]
“Mi madre y yo pasábamos todo el día gritándonos. Ahora me esfuerzo por poner en práctica los consejos de la Biblia. Y funciona. Su actitud conmigo es diferente, y yo he logrado comprenderla más que antes. Nuestra relación ha mejorado.” (Marleen)
[Ilustración de la página 180]
Cuando te corrijan, trata de extraer alguna lección valiosa, tal como el buscador de oro se esfuerza por encontrar las pepitas