CAPÍTULO 33
¿Por qué debo evitar la pornografía?
¿Cuántas veces te has encontrado sin querer con pornografía?
□ Ninguna
□ Muy pocas
□ Muchas
¿Dónde la viste?
□ En Internet
□ En la escuela
□ En la televisión
□ En otros sitios
¿Y cómo reaccionaste?
□ Enseguida miré para otro lado
□ Eché un vistazo rápido, por curiosidad
□ Me quedé mirando y traté de encontrar más
CUANDO tus padres tenían tu edad, la gente que quería ver pornografía tenía que ir a buscarla. Pero ahora parece que es la pornografía la que va a buscar a la gente. Una chica de 19 años dice: “A veces me conecto a Internet para navegar, comprar algo o ver la cuenta del banco y, ¡zas!, me salta una ventana porno”. Esto es más común de lo que muchos creen. En una encuesta realizada entre niños y adolescentes de 8 a 16 años, el 90% afirmó que eso era lo que les había sucedido; en la mayoría de los casos mientras hacían sus tareas escolares.
Como es un fenómeno tan difundido, quizás te preguntes: “¿Será tan malo como dicen?”. Pues sí. Lo es y mucho. La pornografía degrada a las personas, tanto a las que aparecen en las imágenes como a las que aceptan verlas. Además, no es raro que lleve a cometer pecados sexuales. Pero eso no es todo.
Puede convertirse en un vicio y tener graves consecuencias. Si no, que se lo pregunten a Julio, quien catorce años después de haber roto con la pornografía admitió: “Aunque el deseo de ver pornografía ha perdido fuerza, sigue ahí, en mi mente. Lo mismo me pasa con la curiosidad, las imágenes... Es una lucha diaria. ¡Ojalá no me hubiera metido en algo tan asqueroso! Creía que no habría peligro... ¡qué ingenuo! Da igual lo que afirmen algunos. La pornografía es mala, sucia y degradante para todos. De bueno no tiene nada. Nada de nada”.
Analiza la situación
Supongamos que te has encontrado algunas veces con este tipo de imágenes por accidente. ¿Qué puedes hacer para que no vuelva a suceder? Primero analiza la situación. ¿Cómo y cuándo te ha ocurrido? Piensa en los siguientes casos.
¿Tienes un compañero que acostumbra enviarte pornografía a tu teléfono celular (o a tu correo electrónico)? En ese caso es mejor que borres sus mensajes sin abrirlos.
¿Se abren ventanas de contenido erótico en el buscador de Internet? Para evitar que vuelva a suceder, ten más cuidado con las palabras clave que utilizas.
¿En qué circunstancias te has encontrado con pornografía?
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¿Hay alguna manera de reducir la probabilidad de que se repita? Apunta las medidas que piensas tomar.
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¿Qué puedes hacer si ya estás enviciado?
Una cosa es que te hayas encontrado con pornografía sin querer, y otra que la hayas buscado a propósito y, peor aún, que lo hayas hecho repetidas veces. Si has adquirido esta costumbre, ten por seguro que no será fácil dejarla. ¿Por qué? Imagina que te atan las manos con un hilito de algodón. ¿Te costaría mucho separarlas? No; das un tirón, y listo. Pero ¿y si le dieran vueltas y vueltas al hilo? Tendrías que esforzarte mucho más. Pues la pornografía es como ese hilo. Cuantas más imágenes veas, más atado estarás. Veamos ahora algunos consejos que te permitirán soltarte.
Comprende lo que hay detrás. En realidad, Satanás utiliza la pornografía para degradar las relaciones sexuales, algo que Jehová creó con un propósito muy digno. Comprender este hecho te ayudará a odiar lo que es malo (Salmo 97:10).
Piensa en las consecuencias. La pornografía destroza matrimonios. Degrada a quienes aparecen en las imágenes y también a quienes las ven. La Biblia afirma con toda razón que la persona inteligente “ha visto la calamidad [o el peligro] y procede a ocultarse” (Proverbios 22:3). Escribe ahora a qué peligros te expones si caes en este vicio.
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Toma una decisión firme. Haz como el fiel Job, quien dijo: “Hice un pacto solemne con mis ojos: no mirar con deseo a una muchacha” (Job 31:1, La Palabra de Dios para Todos). ¿Hay algún “pacto solemne”, o compromiso, que puedas hacer tú? Aquí te damos varias recomendaciones:
No entrar en Internet si estás a solas.
Cerrar al instante cualquier página donde aparezcan imágenes inmorales.
Hablar con un amigo maduro si llegas a recaer.
¿Qué otras decisiones te ayudarán a vencer la pornografía?
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Menciónalo en tus oraciones. Un escritor de los Salmos le pidió a Dios: “Haz que mis ojos pasen adelante para que no vean lo que es inútil” (Salmo 119:37). Jehová quiere ayudarte y te dará las fuerzas que necesitas (Filipenses 4:13).
Cuéntaselo a alguien. Algo que también te ayudará a superar el problema es hablar con un amigo maduro (Proverbios 17:17). Escribe con quién te sentirías más cómodo.
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No lo dudes ni por un segundo: sí puedes vencer en esta lucha. Recuerda que, cada vez que te niegas a ver imágenes eróticas, ganas una batalla. Menciona estas victorias en tus oraciones y dale gracias a Jehová por haberte ayudado. Piensa en la alegría que le darás si evitas la pornografía (Proverbios 27:11).
TEXTO BÍBLICO CLAVE
“Amortigüen [o controlen], por lo tanto, los miembros de su cuerpo [...] en cuanto a fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia, que es idolatría.” (Colosenses 3:5)
UNA SUGERENCIA
Configura la computadora para que bloquee la pornografía. Y si recibes correo basura, no abras los enlaces que contenga.
¿SABÍAS ESTO?
Los adictos a la pornografía imitan, sin saberlo, a los espíritus malignos del tiempo de Noé que estaban obsesionados con el sexo (Génesis 6:2).
¡MANOS A LA OBRA!
Esto es lo que voy a hacer para evitar la pornografía: ․․․․․
¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ․․․․․
Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?
● ¿Por qué dirías que la pornografía degrada algo que es muy digno?
● Si descubres que tu hermano ha estado viendo pornografía, ¿cómo lo ayudarías?
[Comentario de la página 278]
“Antes de estudiar la Biblia, estuve enganchado a casi todas las drogas más comunes. Pero el vicio que más me costó dejar fue la pornografía. Si no fuera por Jehová, no lo habría logrado.” (Julio)
[Ilustración de la página 276]
La pornografía te ata cada vez más: cuanto más veas, más difícil te será dejarla