Buenos ejemplos: Asaf
Asaf pasa por un mal momento. Ve que muchas personas desobedecen las leyes divinas y que, al menos en apariencia, se salen con la suya. Así que comienza a preguntarse si valdrá la pena esforzarse por agradar a Dios. Compone una canción en la que dice: “En vano he limpiado mi corazón y lavo mis manos en la inocencia”. Pero luego piensa bien las cosas y cambia de opinión. Comprende que la alegría que experimenta la gente mala es solo temporal. ¿Cómo se siente Asaf al final? Le dice a Jehová: “Además de ti, [...] no tengo otro deleite en la tierra” (Salmo 73:3, 13, 16, 25, 27).
¿Y tú? ¿También te has preguntado alguna vez si vale la pena vivir como Dios quiere? Sea como sea, imita a Asaf y no hagas un examen superficial de este asunto. Fíjate en cómo les ha ido a quienes violan las normas de Jehová. ¿De verdad viven tranquilos? ¿Tienen algún secreto para ser felices que desconozcamos los siervos de Dios? Si te planteas todo esto con calma, no podrás menos que estar de acuerdo con estas palabras de Asaf: “Acercarme a Dios es bueno para mí” (Salmo 73:28).