RAZONABLE
La palabra griega e·pi·ei·kḗs, traducida “razonable”, se ha definido como “apropiado, ajustado; de ahí equitativo, justo, moderado, paciente, no insistente en la letra de la ley; expresa aquella consideración que examina ‘humana y razonablemente los hechos de un asunto’”. (Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento, de W. E. Vine, 1984, vol. 1, pág. 86.)
La sabiduría celestial se distingue por su carácter razonable. (Snt 3:17.) El hombre que sea nombrado superintendente en una congregación cristiana debe manifestar dicha actitud (1Ti 3:2, 3), pues ha de ser razonable consigo mismo, al tratar con otros y en su enfoque de los problemas. Además, se anima a los cristianos en general a que sean razonables. El apóstol Pablo aconsejó a los filipenses: “Llegue a ser conocido de todos los hombres lo razonables que son ustedes [literalmente, “lo condescendiente de ustedes”]”. (Flp 4:5; compárese con NTI.) Y a Tito se le dijo que recordase a los cristianos de Creta que fuesen “razonables [literalmente, “condescendientes”]”. (Tit 3:1, 2; compárese con NTI.) Este consejo fue muy oportuno, ya que los habitantes de Creta tenían la reputación de ser mentirosos, bestias salvajes perjudiciales y glotones desocupados. (Tit 1:12.)
En 1 Pedro 2:18 se exhorta a los sirvientes de casa a que “estén en sujeción a sus dueños con todo el debido temor, no solo a los buenos y razonables, sino también a los que son difíciles de complacer”.