ÁSPID
(gr. a·spís).
En sentido amplio, el nombre áspid se aplica a diversas serpientes venenosas no relacionadas entre sí, tales como: el áspid europeo o común (Vipera aspis), la víbora cornuda del desierto (Cerastes cornutus) y el áspid de Egipto (Naja haje). Esta última es una serpiente cuya longitud varía entre 1,5 m. y 2,25 m., tiene el dorso de color amarillo pajizo y casi siempre le falta la marca de los anteojos.
La palabra “áspides” solo aparece una vez en la Santa Biblia, y es en Romanos 3:13, donde el apóstol Pablo, hablando de los pecadores, dice: “Hay veneno de áspides detrás de sus labios”. En ese texto el apóstol cita del Salmo 140:3: “La ponzoña de la víbora cornuda está debajo de sus labios”. Concerniente al “áspid”, el Third New International Dictionary, de Webster (ed. 1981), dice: “Se la ha identificado de diversas maneras, por ejemplo, con la víbora cornuda y con una pequeña cobra africana”.