TAMO
Paja menuda y polvo que queda en las eras después de la trilla de cereales como la cebada y el trigo. Aunque las referencias bíblicas al tamo son figurativas, reflejan cómo era la trilla en tiempos antiguos. Trillado ya el grano, el tamo, no comestible para el hombre, resultaba inservible, por lo que constituía un símbolo apropiado de algo ligero, sin valor e indeseable que había de ser separado de lo bueno para ser desechado.
Primero, con la trilla se separaba la semilla de su gluma (cubierta o cáscara de las gramíneas). Luego, al aventar, el tamo era llevado por el viento como polvo, mientras que el grano quedaba en la era. Esto ilustra bien cómo Jehová Dios saca a los apóstatas de su pueblo y acaba con las personas inicuas y las naciones opositoras. (Job 21:18; Sal. 1:4; 35:5; Isa. 17:13; 29:5; 41:15; Ose. 13:3.) El reino de Dios triturará a sus enemigos en partículas tan pequeñas que el viento se las llevará fácilmente, como el tamo. (Dan. 2:35.)
El tamo inservible se solía recoger y quemar para evitar que el viento lo trajese de nuevo y se mezclase con los montones de grano. De manera similar, Juan el Bautista predijo la venidera destrucción ardiente de los inicuos religiosos falsos: el Trillador, Jesucristo, recogerá el trigo, “mas la paja la quemará con fuego que no se puede apagar”. (Mat. 3:7-12; Luc. 3:17.)