CREACIÓN
Acto de crear o causar la existencia de algo o de alguien; conjunto de todo lo creado.
A través de las Escrituras, a Jehová Dios se le identifica como el Creador. Su primera creación fue su “Hijo unigénito” (Juan 3:16), “el principio de la creación por Dios”. (Rev. 3:14.) Jehová usó a este “primogénito de toda la creación” para crear todas las otras cosas, tanto las cosas que están en los cielos como aquellas que están sobre la Tierra, “las cosas visibles y las cosas invisibles”. (Col. 1:15-17.) El testimonio inspirado de Juan concerniente a este hijo, la Palabra, es que “todas las cosas vinieron a existir por medio de él, y sin él ni siquiera una cosa vino a existir”, y el apóstol revela que la Palabra es Jesucristo, que vino a ser carne. (Juan 1:1-4, 10, 14, 17.) Como la sabiduría personificada, a él se le representa diciendo: “Jehová mismo me produjo como el principio de su camino”, y habla de sí mismo como el “obrero maestro” de Jehová, el Creador. (Pro. 8:12, 22-31.)
Después de crear a su Hijo unigénito, Jehová lo usó para traer a los ángeles celestiales a la existencia. Esto precedió a la fundación de la Tierra, tal como reveló Jehová cuando interrogó a Job y le preguntó: “¿Dónde te hallabas tú cuando yo fundé la tierra [...] cuando las estrellas de la mañana gozosamente clamaron a una, y todos los hijos de Dios empezaron a gritar en aplauso?”. (Job 38:4-7.) Después de crear estas criaturas de espíritu celestiales, se hicieron los cielos y la Tierra materiales. Y ya que Jehová es esencialmente el responsable de toda esta obra creativa, es a Él a quien se le atribuye. (Neh. 9:6; Sal. 136:1, 5-9.)
Debe notarse que en Génesis 1:16 no se usa el verbo hebreo ba·rá’, que significa “crear”, sino el verbo hebreo ʽa·sáh, que significa “hacer”. Puesto que el Sol, la Luna y las estrellas están incluidas en los “cielos” que se mencionan en Génesis 1:1, fueron creados mucho antes del día cuarto. En este día, Dios procedió a “hacer” que cambiara la relación de estos cuerpos celestes con respecto a la superficie de la Tierra y la expansión por encima de ella. “Las puso Dios en la expansión de los cielos para brillar sobre la tierra”, es decir, ahora empezaban a distinguirse a través del dosel de agua que rodeaba la Tierra, como si estuvieran en la expansión. Las lumbreras también habrían de “servir de señales y para estaciones y para días y años”, proporcionándole posteriormente al hombre guía en diversos aspectos. (Gén. 1:14.)
Cuando las Escrituras declaran: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra” (Gén. 1:1), dejan los asuntos indefinidos en cuanto a tiempo. Su referencia al “principio” por lo tanto es inatacable, sin importar la edad que los científicos quieran atribuirle al globo terráqueo, así como a todos los planetas y otros cuerpos celestes. El momento real de la creación de los cielos y la Tierra materiales puede haber acontecido hace miles de millones de años.
ACTIVIDADES CREATIVAS POSTERIORES RELACIONADAS CON LA TIERRA
El libro de Génesis —desde el capítulo 1 hasta el capítulo 2 y versículo 3— después de explicarnos la creación de los cielos y la Tierra materiales (1:1, 2) nos proporciona un bosquejo de las actividades creativas que siguieron en la Tierra. El cuadro que se presenta a continuación expone las obras creativas de Dios durante cada uno de los seis “días”.
CREACIÓN TERRESTRE DE JEHOVÁ
Día
Obras creativas
Textos
1.º
Luz; división entre el día y la noche.
2.º
Expansión o división entre las aguas sobre la Tierra y el dosel acuoso arriba.
3.º
Tierra seca; vegetación.
4.º
Las lumbreras celestes se hacen distinguibles desde la Tierra.
5.º
Almas acuáticas y criaturas voladoras.
6.º
Animales terrestres; hombre.
Al concluir el repaso de los logros en cada uno de los seis días de la actividad creadora, aparece la declaración: “Y llegó a haber tarde y llegó a haber mañana”, un día primero, segundo, tercero, etc. (Gén. 1:5, 8, 13, 19, 23, 31.) Puesto que la duración de cada día creativo fue de más de veinticuatro horas (como se considerará más adelante), esta expresión no aplica a una noche y un día literal, sino que es simbólica. Durante el período de la tarde, las cosas serían indistintas; pero por la mañana podrían discernirse con claridad. En el transcurso de la “tarde” de cada uno de los períodos creativos o “día”, el propósito de Dios para ese día en particular, a pesar de que Él lo conociese perfectamente, sería indistinguible para cualquier observador angélico. Sin embargo, con la llegada de la mañana, la luz sería total para la obra que Dios se había propuesto para aquel día, y su propósito quedaría completamente revelado. (Compárese con Proverbios 4:18.)
DURACIÓN DE LOS DÍAS CREATIVOS
La Biblia no especifica la duración de cada uno de los períodos creativos. No obstante, ya se han completado seis de ellos, puesto que se dijo con respecto al sexto día (como en el caso de cada uno de los cinco precedentes): “Y llegó a haber tarde y llegó a haber mañana, un día sexto”. (Gén. 1:31.) Sin embargo, esta declaración no se hace con respecto al séptimo día, en el cual Dios procedió a descansar, dando a entender que este día seguía en curso. (Gén. 2:1-3.) Por otro lado, más de cuatro mil años después del comienzo del séptimo día, o día de descanso de Dios, Pablo indicó que todavía estaba en progreso. En Hebreos 4:1-11 se refirió a las palabras mencionadas por David con anterioridad, y también instó: “Hagamos, por lo tanto, lo sumo posible para entrar en ese descanso”. De forma que, para el tiempo del apóstol, el séptimo día había durado miles de años, y todavía no había terminado. (Sal. 95:11.)
El hecho de que un día puede durar más de veinticuatro horas lo indica Génesis 2:4, donde, en parte, dice: “El día que Jehová Dios hizo tierra y cielo”. La observación inspirada de Pedro lo corrobora: “Un día es para con Jehová como mil años, y mil años como un día”. (2 Ped. 3:8.) El atribuir no solo veinticuatro horas sino un período más largo —miles de años— a cada uno de los días creativos, armoniza mejor con la evidencia geológica de la misma Tierra.
NO TOMADO DE CONCEPTOS PAGANOS
En su libro Creation Revealed in Six Days, P. J. Wiseman señala que cuando se descubrieron por primera vez las tablillas babilonias de la creación, algunos eruditos creían que con más investigación y descubrimientos se podría mostrar que había una correspondencia entre aquellas y el relato de la creación de Génesis. Pensaban que se haría evidente que el relato de Génesis se había tomado del babilonio. Sin embargo, las investigaciones y descubrimientos meramente confirmaron la gran brecha entre los dos relatos. No hay ningún paralelo entre ambos registros. Wiseman cita de una obra publicada por los depositarios del Museo Británico —The Babylonian Legends of the Creation and the Fight between Bel and the Dragon (Leyendas babilonias sobre la creación y la lucha entre Bel y el dragón)—, los cuales sostienen que “los conceptos fundamentales de los relatos babilonios y hebreos son en esencia diferentes”. El mismo autor hace también la siguiente observación: “Es muy lastimoso que muchos teólogos, en vez de mantenerse al día con la investigación arqueológica moderna, continúen repitiendo la ahora refutada teoría de que los hebreos ‘tomaron prestado’ de las fuentes babilonias”. (Creation Revealed in Six Days, Londres, 1948, pág. 58.)
LA “NUEVA CREACIÓN”
Después del sexto período creativo o “día”, Jehová cesó su actividad creadora terrestre (Gén. 2:2); pero ha realizado grandes cosas de manera espiritual. Por ejemplo, el apóstol Pablo escribió: “Si alguien está en unión con Cristo, es una nueva creación”. (2 Cor. 5:17.) Estar “en” o “en unión con” Cristo significa disfrutar de unidad con él como miembro de su cuerpo, su novia. (Juan 17:21; 1 Cor. 12:27.) Para que pueda existir esta relación, Jehová Dios atrae al individuo a su Hijo y lo engendra con espíritu santo. Como hijo de Dios engendrado por espíritu, es una “nueva creación”, con la perspectiva de compartir con Cristo Jesús el reino celestial. (Juan 3:3-8; 6:44.)