Alaben a Jehová como Rey
“¡ALELUYA! Jehová ha tomado su poder legítimo sobre nuestra tierra y ha empezado a gobernar como su rey. Ese es un hecho que debe tomarse en cuenta seriamente por todas las gentes de la tierra durante el año de 1951.” Estas eran las palabras de apertura de un artículo conmovedor que se publicó en La Atalaya este año. Sería provechoso considerar de nuevo estas declaraciones excitantes y denodadas.
La palabra hebrea “Alelu-ya” es literalmente un mandato a una grande muchedumbre para que “alaben a Jah”, Jah y Yah siendo formas abreviadas de “Jehová” o “Yavé”. Por eso cuando la palabra “Aleluya” se traduce “Alaben a Jehová”, como se ha hecho en la Traducción del Nuevo Mundo en el Apocalipsis 19:6, la expresión encierra un sentido mucho más extenso. Pero, ¿por qué se da tal mandato?
El resto del versículo seis da la respuesta: “porque Jehová nuestro Dios, el Todopoderoso, ha empezado a gobernar como rey.” El lenguaje que se usa aquí muestra en sí mismo que hay cierto tiempo determinado cuando Jehová empieza a gobernar como rey. Por miles de años antes del ministerio de Cristo en la tierra, hombres fieles esperaban el tiempo cuando el dominio del reino de Jehová tuviera su principio. Asimismo, por los pasados mil novecientos años los cristianos fieles han seguido orando por ese reino. En caso que no esté enterado de ello, quizás le sorprenda que este suceso de gran importancia ocurrió en 1914 d. de J.C. No sólo los acontecimientos históricos del pasado, sino toda la evidencia acumulada durante los pasados treinta y siete años prueban fuera de toda duda que ¡Jehová ha empezado a gobernar como rey universal!
En un tiempo hubo un gobierno teocrático típico dominando una pequeña parte de la tierra, y David “se sentó sobre el trono de Jehová”. Pero, porque los que gobernaron en sucesión sobre la nación de Israel fueron pésimamente infieles, Jehová a su debido tiempo quitó la corona a Sedequías, declarando que nadie más gobernaría hasta que viniera aquel cuyo es el derecho.
Pues, al debido tiempo Jesús se presentó en la gran escena de sucesos mundiales, y antes de su venida un ángel hizo la siguiente declaración emocionante: “Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y él será rey sobre la casa de Jacob para siempre, y no habrá fin de su reino.” (Luc. 1:32, 33, NM) Pero antes que pudiese empezar el glorioso reinado de Cristo, “los tiempos de los gentiles” tendrían que cumplirse—cosa que, de acuerdo con la cronología de la Biblia, no se completó hasta 1914 d. de J.C.—Luc. 21:24, NM.
Después de una espera tan larga puede entenderse por qué las huestes celestiales prorrumpieron en un gran coro de aleluya, diciendo: “Te damos gracias, Jehová Dios, el Todopoderoso, el que eres y que eras, porque has tomado tu gran poder y has comenzado a gobernar como rey. Pero las naciones se airaron.” Sí, ha sido tiempo de ira en la tierra y de ayes sobre la gente desde 1914, porque Satanás y sus demonios entonces fueron echados del cielo por el recién entronizado rey. (Apo. 11:15-18; 12:7-12, NM) Pero la ira del Diablo degradado y de sus dictadores en la tierra no ha impedido que criaturas humanas que aman a Jehová y a su Hijo entronizado unan sus voces en el cántico de coronación y alabanza.
Por estas razones impelentes, pues, el pueblo que lleva el nombre de Jehová entrará por las puertas de 1952 con su convicción y determinación renovadas. ¡A pesar de las persecuciones y medidas represivas que surjan contra su mensaje, los testigos de Jehová y sus compañeros seguirán alabando a Jehová como Rey!