Preguntas de los lectores
● Ezequiel 3:18 muestra que si el vigilante no diera la amonestación el inicuo moriría, pero la sangre sería demandada del vigilante infiel. ¿No está en pugna esto con las palabras de Jesús de que si los predicadores humanos permanecieran silenciosos las piedras clamarían?—R. J., Indonesia.
No hay pugna, porque los dos textos se refieren a cosas diferentes, y por consiguiente no son comparables. Ezequiel 3:18 muestra la responsabilidad que tiene la clase vigilante de Jehová de dar la amonestación. Si la amonestación no se diera y el inicuo pereciera, no habría injusticia, porque el inicuo moriría en su propia iniquidad. Sin embargo, fuerte responsabilidad descansaría sobre los vigilantes silenciosos. Las profecías muestran, sin embargo, que las buenas nuevas del Reino serán predicadas en toda la tierra habitada como una amonestación antes de que el Armagedón estalle. La clase vigilante desempeñará fielmente la obra al grado que Jehová lo considere necesario, y para el Armagedón todos estarán bajo responsabilidad individual o de familia o de comunidad ante Dios. Cualesquier individuos de la clase vigilante que rehusen dar la amonestación serán reputados responsables por Dios y serán ejecutados por no cumplir, negligencia que permitiría que otros murieran sin una amonestación.
Fué diferente la situación cuando Jesús entró a Jerusalén y se ofreció como Rey. De esta entrada leemos: “Luego que se acercó al camino que baja del monte de Olivos, toda la multitud de los discípulos empezó a regocijarse y alabar a Dios con una fuerte voz concerniente a todas las obras poderosas que había visto, diciendo: ‘¡Bendito es El que viene como Rey en el nombre de Jehová! ¡Paz en el cielo, y gloria en las alturas!’ No obstante, algunos de los fariseos de entre la muchedumbre le dijeron: ‘Maestro, reprenda a sus discípulos.’ Pero en contestación él dijo: ‘Les digo: Si éstos permanecieran callados, las piedras clamarían.’” (Luc. 19:37-40, NM) Él no estaba diciendo aquí que si todos los predicadores que él habla enseñado y entrenado permanecieran callados las piedras harían la obra predicadora, sino más bien él se refirió a la declaración particular que sus discípulos estaban haciendo aquí y a la que los fariseos objetaban. Sus discípulos estaban expresando las palabras que se habla predicho serían pronunciadas en precisamente esta ocasión, por el Salmo 118:26. Ese salmo profético inspirado por Jehová seguramente tendría que cumplirse, porque las palabras de Jehová no vuelven vacías a él. (Isa. 55:11) Si se hubiese hecho necesario debido a imposición forzada de silencio sobre los discípulos, las mismas piedras hubieran clamado en cumplimiento del Salmo 118:26.
Incidentalmente, se entiende que Jesús quiso decir piedras literales. Dios podía hacerlas clamar en cumplimiento de la profecía más fácilmente que lo que nosotros podemos tocar un disco fonográfico. En Habacuc 2:11 se dice de una piedra que clamó desde el muro en testimonio contra la persona que lo edificó a costa de robo y opresión y asesinato a otros. Sería incorrecto decir que aquí las piedras querían decir ángeles, a los cuales se hace referencia como “piedras de fuego.” (Eze. 28:14) Jesús no estaba hablando aquí con términos obscuros o simbólicos, sino con expresión sencilla, enérgica y literal. Ni tuvo presente aquí Jesús la ciencia de la arqueología, la cual en tiempos recientes ha corroborado mucha historia y profecía bíblica, a veces mediante monumentos u otros objetos de piedra que se han descubierto. Había palabras específicas que tenían que ser dichas en esa ocasión allá en ese entonces, y si los discípulos de Jesús no las hubieran pronunciado las mismas piedras lo hubieran hecho.
Por lo tanto esa declaración de Jesús acerca de las piedras aplicó en ese entonces y al paralelo moderno de ser ofrecido Jesús como la Piedra de Fundamento para Sión en 1918, mientras que Ezequiel 3:18 aplica en este tiempo a la amonestación que hay que dar acerca del Armagedón. Los dos textos, por referirse a cosas diferentes, no pueden ser comparados como si fueran paralelos. La amonestación tiene que darse ahora. Una clase vigilante Ja dará ahora, porque los vigilantes fieles la darán, aunque vigilantes infieles dejen de darla. Las profecías muestran que los fieles testigos de Jehová darán la amonestación bajo la dirección de Cristo Jesús.—Mat. 24:14; Hech. 1:8.