Visita del presidente a Birmania, Las Filipinas y Hong Kong
AL LLEGAR a Birmania, el hermano Knorr fué recibido en el aeropuerto de Rangún por cincuenta hermanos. Fué un gozo ver a los misioneros allí y asistir junto con ellos a su asamblea. Habían organizado la asamblea en su propio Salón del Reino. El sábado, 7 de abril, cinco personas se bautizaron. Para el domingo por la noche el número de asistentes había aumentado hasta 115. Hubo en Rangún misioneros y otros de Mandalay que vinieron por tren. Era un viaje peligroso y había sido necesario que un tren militar viajara delante del tren de pasajeros para protegerlos de bandoleros y revolucionarios. No es cosa rara que los bandoleros vuelen los puentes o coloquen bombas en los rieles. A veces los trenes se retardan por un día entero mientras se reparan los puentes. El gobierno está empeñado en establecer la paz en el país, pero la violencia ha durado muchos años en el norte de Birmania. En las ciudades grandes hay paz y prosperidad general y el movimiento comercial sigue sin estorbo. Es en medio de estas condiciones que los misioneros y publicadores del reino de Jehová se hallan predicando las buenas nuevas.
La reunión pública se celebró en la casa del ayuntamiento. Siete sacerdotes budistas se sentaron en la primera fila, ataviados con sus mantos amarillos, mientras otros estuvieron esparcidos a través del auditorio, un total de 268 personas. El auditorio estaba muy interesado en lo que se decía sobre el tópico “Haciendo a todo el género humano uno bajo su Creador”; y 165 personas se quedaron para oír las palabras concluyentes del presidente y los discursos finales de la asamblea, que continuó allí en la casa del ayuntamiento.
Tan pronto como se terminó la reunión el hermano Knorr fué llevado apresuradamente en automóvil a la Radio Birmania, donde pronunció un discurso de quince minutos por las ondas de la única radioemisora que sirve a Rangún. Dió verdadero placer hablar con los hombres de la radioemisora y presentarles las publicaciones de la Sociedad. Se pasó el lunes (9 de abril) en la oficina de sucursal y se habló con los misioneros acerca de la obra. Se hizo hincapié en que es absolutamente esencial que los misioneros tomen mayor interés en el idioma. En los lugares donde los misioneros aprenden el idioma del país se hace mayor progreso. Sin embargo, durante los últimos dos años Birmania se ha quedado inmóvil en lo que se refiere a un aumento en el número de publicadores; y se cree que una de las causas principales es que los misioneros no han hecho suficiente esfuerzo para hablar la lengua del país. Si bien pueden argüir que la mayoría de la gente habla inglés, entonces, si eso fuera cierto, ¿por qué publicar La Atalaya en birmano? La primera edición de ella fué puesta en circulación en la asamblea, y si hay que tener revistas en birmano eso ciertamente indica que los que trabajan en ese país tienen que hablar el idioma. El mismísimo hecho de que el que habla en una asamblea tiene que hablar por medio de un intérprete demuestra que el uso del birmano es esencial para comunicarse con la gente, y por consiguiente los que representan a la Sociedad deben hablar ese idioma con facundia. Los misioneros se quedaron impresionados con estos puntos y se cree que ahora estudiarán con diligencia. Probablemente si ellos hacen mayor esfuerzo para hablar a la gente en su propio idioma se podrá progresar en ese país. Nada más podemos hacer que orar y esperar que Jehová bendiga las instrucciones que se dieron y que si hay otras personas de buena voluntad en esa nación sean halladas y recogidas y lleguen a formar parte de la sociedad del Nuevo Mundo. Birmania es un campo extenso y hay mucho trabajo que hacer, pero para llevarlo a cabo es preciso que los misioneros y publicadores de congregación hagan mayor esfuerzo. Estas buenas nuevas acerca del reino establecido tienen que ser predicadas. Es la responsabilidad de ellos hacerlo.
El hermano Knorr salió a las 2:45 a.m. del martes 10 de abril. Su avión hizo escala en Bangkok, Tailandia (o Siam), donde algunos de los publicadores lo recibieron a las cuatro de la mañana. Aquí el hermano Adams volvió a acompañarlo para seguir viaje a Manila. El avión hizo escala en Hong Kong por unas cuantas horas, pero esa noche a las siete los hermanos Knorr y Adams llegaron al aeropuerto de Manila, donde los recibió una multitud feliz.
ASAMBLEA DEL REINO TRIUNFANTE EN MANILA
Durante meses los hermanos en las Filipinas habían estado haciendo los preparativos para una asamblea nacional. Muchos de los testigos de Jehová tuvieron que viajar largas distancias hasta Manila. A fin de poder hacer el viaje algunos de ellos tuvieron que hacer arreglos especiales—criando cerdos y otros productos de cultivo, los cuales vendieron para costear los gastos de transporte. En Manila 1,800 hermanos habían asistido a una reunión especial para considerar el problema de alojamiento. Se calculó que 12,000 hermanos viajarían a Manila; de manera que sería preciso conseguir mucho espacio. Durante seis semanas los hermanos trabajaron en el territorio alrededor del estadio de fútbol del Memorial Rizal, y se obtuvieron habitaciones para 8,338 personas. La mayoría de estas habitaciones había sido ofrecida gratuitamente, lo que demuestra la calurosa hospitalidad de la gente filipina con los testigos de Jehová que venían a esta asamblea. Había sido necesario trabajar durante semanas para preparar una cafetería y puesto de refrescos, pero todas estas cosas ya estaban listas para la gran reunión.
Al comienzo de la semana de la asamblea la temporada que generalmente es seca en las Islas Filipinas fué cortada violentamente por un tifón caprichudo, que causó lluvia continua en Manila, pero esto no apagó el celo de los hermanos que hacían los preparativos para la asamblea de tres días, el viernes, sábado y domingo. Doscientos hermanos llegaron por vapor del lejano Davao, una ciudad de la isla de Mindanao. Viajaron por seis días, desafiando el tiempo tempestuoso, y ahora los recibió en Manila una multitud de hermanos felices. A medida que desembarcaron los delegados de Davao cada uno recibió un plano de Manila y sus cercanías nítidamente impreso en el cual se indicaba el lugar de la asamblea, la central de la asamblea, la oficina de sucursal de la Sociedad y las direcciones de los 26 Salones del Reino en el área de Manila.
El miércoles por la mañana muchos fueron testigos de una escena espectacular: Alineados por ambos lados de la carretera que pasa junto al Estadio había cuarenta y cinco autobuses fletados, algunos trayendo 200 hermanos cada uno, del lejano Cagayán, Luzón del Norte. Los hermanos entraron como ríos en la ciudad de la asamblea en grupos grandes y pequeños. También, ya había pasado la tormenta y volvió el tiempo estacional, caluroso y resolano, haciendo más fácil el trabajo preparativo para la asamblea. Para la mañana del viernes todo estaba listo, aunque un grupo de 200 hermanos tuvo que trabajar toda la noche para instalar el equipo sonoro en el estadio de fútbol y poner en orden la plataforma. El atril para los oradores, cubierto de un dosel plástico de colores, había sido construído en el centro de la cancha, y flores hermosas y otros adornos se combinaron en un despliegue elegante.
El hermano Stewart, siervo de sucursal y presidente de la asamblea, dió comienzo a las sesiones. El discurso que pronunció él y todos los que siguieron fueron en inglés y traducidos simultáneamente al tagalo e ilocano. Los del auditorio sentados al norte del atril oyeron el discurso en ilocano, mientras los de la sección del centro, frente a frente con la plataforma, lo oyeron en inglés, y los sentados al sur lo oyeron en tagalo. Cada intérprete se puso auriculares para no confundirse al oír otro dialecto. Se hablan ochenta y seis dialectos en estas islas, pero se usaron los dos dialectos principales durante la asamblea a fin de que la mayoría de los hermanos presentes pudiera entender.
Se contaron muchas experiencias interesantes en la asamblea. Una precursora especial que había estado en su asignación por sólo cuatro meses informó que aunque no había ningún interés en la ciudad cuando ella llegó, doce personas de buena voluntad la habían acompañado a la asamblea y dos de ellas se iban a bautizar. Muchos precursores especiales que van a los territorios aislados hallan personas de buena voluntad rápidamente y pronto forman congregaciones.
Las sesiones del primer día finalizaron con un discurso por el presidente, que 11,460 personas oyeron. Inmediatamente después de concluir la sesión de la noche se invitó a los hermanos a que se quedaran un poco más para escuchar una transmisión por la radio a las 8:30. Fué un programa, llamado “Primeras Noticias,” en que el hermano Knorr fué entrevistado por dos celebridades de la radio. Normalmente este programa dura treinta minutos, pero tanto se interesaron en la materia los que hacían las preguntas que continuó por cuarenta y cinco minutos. Los hermanos dijeron que esta entrevista en las Filipinas dió un testimonio formidable porque fué transmitida en uno de los programas que se escucha más extensamente. En los cuarenta y cinco minutos se dió consideración a las doctrinas y la obra de los testigos de Jehová, y el hermano Knorr pudo hablar sobre la expansión de la obra de los testigos de Jehová.
Se había arreglado el bautismo para las ocho de la mañana del sábado, y a esa hora hubo 10,000 hermanos en el estadio. Los testigos fueron divididos en nueve grupos, según sus dialectos; y, a instancia del conferenciante, se acercaron a la pista de carreras delante de la plataforma para oír y contestar las dos preguntas que fueron propuestas al fin del discurso. Aunque estos candidatos hablaban diferentes idiomas, cada uno oyó y contestó las preguntas en su propio dialecto, porque las preguntas fueron traducidas del inglés a tagalo, ilocano, cebuano-bisaya, hiligaynon-bisaya, benguet, pampango, ibanag y pangasinán por hermanos competentes. Era verdaderamente conmovedor ver a estos 434 hermanos de muchas lenguas que se habían dedicado a Jehová, todos hablando un lenguaje puro—la verdad de la Palabra de Dios.
Los hermanos visitantes pronunciaron en esta asamblea de las Islas Filipinas los mismos discursos que habían pronunciado en los otros lugares. Para la noche del sábado la asistencia subió a un máximo de 11,567. Los hermanos que escucharon el relato emocionante del presidente sobre la obra en Rusia se horrorizaron al oír cuánta brutalidad y persecución se había padecido, pero se conmovieron por la integridad de sus compañeros de servicio detrás de la cortina de hierro. La maravillosa perseverancia, la unidad y fortaleza de los hermanos hostigados de Rusia sirven de estímulo para los testigos de Jehová en todas partes. Hubo muchas cosas interesantes en el programa del domingo. El hermano Adams habló por la mañana, y también el hermano Barry, el siervo de sucursal del Japón. El programa del día llegó a su culminación a las cinco de la tarde cuando se pronunció el discurso público. Cuando el hermano Knorr comenzó su discurso el sol estaba bajo y había bastante sombra refrescadora para la muchedumbre, que, no cabiendo en el estadio, ocupó también las graderías a la izquierda y a la derecha de la plataforma. Hubo 17,259 concurrentes, lo que significó que por lo menos 5,000 personas de buena voluntad se reunieron para escuchar este mensaje sobre “Haciendo a todo el género humano uno bajo su Creador.” Mientras se ponía el sol en este día final de la asamblea del Reino Triunfante todos los que se habían congregado se sintieron fortalecidos y consolados y resueltos de nuevo a seguir adelante en la gran obra que Jehová les ha asignado de predicar las buenas nuevas de su reino por todas partes.
En los últimos años se han hecho adelantos formidables en la obra de recogimiento en las Filipinas. En 1945 había 2,000 predicadores de las buenas nuevas, pero en solamente diez años este número había crecido a 24,000. Los hermanos allí son entusiastas y les gusta hablar. Por supuesto, cuando hablan, hablan la verdad, pues es la primera cosa que les viene a la mente, de modo que ésta se ha esparcido rápidamente por todo el país. Muchos hermanos están esforzándose sinceramente para hacer que los intereses del Reino ocupen el primer lugar en su vida. Al repasar los registros de los precursores se halló que de los 500 precursores y treinta y cinco siervos de circuito, casi todos estos hermanos y hermanas no están casados, de modo que pueden emplear los buenos años de su juventud en la obra de tiempo cabal antes de asumir las obligaciones y responsabilidades de la vida marital. Era un grupo muy feliz, y se ve claramente que Jehová está bendiciendo sus esfuerzos ricamente. Muchos de estos hermanos están disfrutando de grandes aumentos en sus asignaciones a medida que los de buena voluntad oyen la verdad y se unen a ellos en la obra del servicio.
ADELANTE HACIA CHINA
Temprano la mañana siguiente los hermanos Knorr, Adams y Barry tomaron un avión con destino a Hong Kong. Llevaron consigo memorias de la asamblea más grande y más feliz que se ha celebrado en las Filipinas, y de una resolución poderosa de parte de los hermanos filipinos de aplicar los consejos que recibieron y cumplir con la parte que les corresponde del traer todo el diezmo al granero del templo de Jehová.—Mal. 3:10, AN.
En pocas horas el avión en que viajaban los hermanos pasaba rozando entre los cerros que ciñen estrechamente al aeropuerto de Hong Kong. (¡En este aeropuerto los viajeros sí esperan que el piloto esté bien orientado para que se pueda aterrizar con seguridad!) Los misioneros y hermanos locales que esperaban su llegada se sintieron felices al saludarlos. Hay mucha actividad en Hong Kong. Hay muchos cambios grandes en pleno desarrollo. Aun al salir del aeropuerto el grupo observó varios trabajadores afanándose por cortar la roca y tierra de un cerro grande, nivelándolo para proveer más espacio para esta ciudad atestada. Se está haciendo lo mismo en diferentes lugares. Aproximadamente 2,250,000 personas viven apretadas en esta pequeña área del puerto libre de Hong Kong y el adyacente Kowloon. Muchas de éstas son refugiados de la China continental que han venido a Hong Kong durante los últimos cinco años. Llegando en números tan grandes a una ciudad ya atestada, y sin tener adónde ir, se vieron obligados a vivir como mejor pudieran en pequeñas chozas de madera o lata corrugada. La situación está mucho mejor ahora, sin embargo. Después que el incendio grande que ocurrió en diciembre destruyó grandes sectores donde vivía esta afluencia de recién venidos, el gobierno se hizo cargo rápidamente y construyó apartamientos de concreto para la gente. Aunque estos edificios proveen tan sólo lo estrictamente necesario, de todas maneras han mejorado la situación grandemente y las personas ahora tienen un techo bajo el cual albergarse y no tienen que vivir en las calles.
A causa de las conexiones políticas entre Hong Kong y la China continental ha sido posible mantener contacto con los hermanos de Shanghai. Allí siguen haciendo buen progreso en su obra de recoger las “otras ovejas,” aunque es casi imposible hacer la obra de casa en casa sin intervención. El hermano Knorr tuvo el gozo de recibir una carta de los hermanos de Shanghai durante su visita a Hong Kong, y publicamos extractos a continuación:
“Saludos en el nombre de Jehová para usted mismo y para sus compañeros de viaje de parte de sus hermanos aquí en Shanghai. La congregación de Shanghai se regocija de la oportunidad que usted tiene ahora de reunirse con sus hermanos de Hong Kong. ¡Cuánto sentimos que no sea posible que usted venga aquí a nosotros, ni que nosotros estemos allí con ustedes! Esto se debe a circunstancias completamente ajenas a nuestra voluntad, pero estaremos pensando en ustedes todo el tiempo y ofreciendo oraciones a Jehová para que la bendición y espíritu de él acompañen su visita a Hong Kong y a las otras congregaciones aquí en Asia. Tan sólo podemos esperar que no se tarde mucho el día en que nosotros mismos podamos gozar del placer de su visita.
“Deseamos hacer uso de esta oportunidad para enviarle nuestro sincero amor, y para pedirle que comunique nuestro amor a todos nuestros hermanos a quienes ha de encontrar durante el resto de su viaje en el Oriente, llevándolo consigo cuando vuelva a casa a la familia de Betel en Brooklyn.
“Esté siempre seguro de nuestro deseo sincero de seguir adelante en el servicio del reino de Jehová, esparciendo las buenas nuevas por todo medio que nos sea disponible, apegándonos estrechamente a la sociedad del Nuevo Mundo, viviendo y actuando así como hace ella, esto por la bondad inmerecida de Jehová por medio de Cristo Jesús nuestro Rey reinante. Agradecemos mucho toda la ayuda que estamos recibiendo por medio de tales conductos como la literatura bíblica más reciente puesta en circulación en las reuniones del año próximo pasado y la corriente constante de verdad que llega a nosotros regularmente por el presente conducto de comunicaciones de Jehová. Oramos que continúe la libertad para que se nos permita poner este alimento espiritual a buen uso al recoger a aun más personas de esta ciudad grande al único lugar de seguridad, la sociedad del Nuevo Mundo bajo el reino triunfante de nuestro Dios Jehová.”
Todos los testigos de Jehová por todo el mundo aprecian el amor y celo de sus hermanos en Shanghai, China, y será para ellos un deleite recordarlos en sus oraciones.
En Hong Kong la asamblea había gozado de un buen comienzo el domingo en el Club Social, en la carretera Nathan, en el centro de Kowloon, y tomó más ímpetu ahora con la llegada de los tres hermanos desde Manila el lunes. Por la tarde el hermano Barry pronunció un discurso excelente a los hermanos mientras el hermano Knorr empleó este tiempo en la oficina de sucursal, considerando con el siervo de sucursal los problemas que se presentan a los hermanos en ese territorio. Se puso a buen uso cada momento, porque el itinerario permitía solamente dos días completos en Hong Kong. Por la noche los hermanos Knorr y Adams hablaron a los hermanos. Fué animador observar la atención fija de ellos y la rapidez con que hacían apuntes o buscaban en sus Biblias chinas los textos mencionados. Hay una congregación excelente en Kowloon y también en Hong Kong. Hay un buen número de jóvenes asociados con estas congregaciones y muchos de ellos prosperan en el servicio porque les gusta estudiar y aprender cosas nuevas.
Sin embargo, en la reunión que se celebró con los misioneros la mañana siguiente se puso de manifiesto que en los últimos años muchas personas se han asociado con la organización por un tiempo y han aprendido las verdades fundamentales, con ningún otro resultado que caer víctimas del calor de la oposición por parte de sus familiares o de la apatía. ¿Qué podría hacerse? Se explicó que sencillamente el que una persona comience a asociarse con la congregación y salga en el servicio no significa que es madura y capaz de resistir la oposición y continuar en la fe. Se necesita conocimiento acertado y asociación continua, de manera que se animó a los hermanos a demostrar paciencia y amor para con los publicadores nuevos por medio de seguir estudiando con ellos hasta que tengan un fuerte cimiento en la verdad y hayan adquirido un grado de madurez.
En conexión con esto se observó que el idioma todavía les servía de estorbo a los misioneros, haciendo imposible que rindieran el mejor servicio a sus hermanos de habla china. Debido al hecho de que en esta área se hablan varios dialectos del chino, y puesto que muchas personas hablan inglés con facundia, los hermanos no habían considerado muy necesario el esforzarse por aprender el idioma. No obstante, en las reuniones todos los discursos se estaban interpretando. La Atalaya está siendo traducida al chino. Obviamente, pues, había necesidad de comunicarse con la gente en la lengua que ella conoce mejor. Ahora se han hecho arreglos para que los misioneros concentren sus esfuerzos en dominar el idioma, y se cree que esto les ayudará mucho a servir a la gente común. El hermano Knorr aun pidió la ayuda de los miembros de las congregaciones, diciendo a los hermanos que nunca debían hablar a los misioneros en inglés, sino solamente en chino, hasta que hubieran aprendido a hablarlo con facilidad. Después de este discurso una niña china se acercó al hermano Knorr y le dijo que quería que él también aprendiera el chino, de manera que no le iba a hablar sino en chino. Se espera que todos los hermanos y hermanas chinos ahora sean maestros de la lengua china y los misioneros sean sus alumnos.
Para la mayoría de las sesiones había entre 80 y 100 personas en asistencia, lo que hizo posible conocer a muchos de los hermanos y escuchar sus experiencias. El punto culminante de la asamblea vino la noche del martes. La conferencia pública había sido anunciada para las 8 p.m. en el local de los Boy Scouts en Kowloon. Los publicadores y misioneros estuvieron ocupados trayendo a sus amigos y recogiendo a las personas de buena voluntad para oír este mensaje de importancia y todos se regocijaron al ver una concurrencia de 294 personas. De todas maneras esto es solamente tocar la superficie de este territorio populoso y todavía hay mucho que hacer. Se animó a los hermanos a emprender el precursorado si esto era posible, para así ayudar a proporcionar los trabajadores maduros que se necesitan en este territorio. Y a medida que los miembros de la sociedad del Nuevo Mundo en Hong Kong siguen sembrando y regando las semillas de la verdad, todos esperarán en Jehová para que él dé el aumento múltiple.