Superintendentes del pueblo de Jehová
“Presten atención a ustedes mismos y a todo el rebaño, entre quienes el espíritu santo los ha nombrado como superintendentes, para apacentar a la congregación de Dios.”—Hech. 20:28.
1, 2. ¿Qué efecto causa el crecimiento de la sociedad del nuevo mundo, y cómo fué predicho este crecimiento?
EL ASOMBROSO crecimiento de la sociedad del nuevo mundo es causa de admiración para el mundo y fuente de gozo para los testigos de Jehová. Con un aumento del 1,374 por ciento de ministros en los últimos treinta años, ¿causa sorpresa alguna el que gacetilleros la hayan designado la religión de más rápido crecimiento del mundo? Pero la expansión no ha terminado. Más vendrá, y las Escrituras nos aseguran que este crecimiento continuará hasta que la adoración de Jehová llene completamente la tierra.—Isa. 11:9; 60:8, Mod.
2 Concerniente a la gran afluencia de las “otras ovejas” a la teocrática sociedad del nuevo mundo hace mucho tiempo Jehová inspiró al profeta Zacarías a escribir, en el capítulo 8, versículo 23 (Mod): “Así dice Jehová de los Ejércitos: En aquellos días sucederá que diez hombres de todas las lenguas de las naciones se asirán, sí, se asirán de la falda del manto del Judío, diciendo: ¡Iremos con vosotros, porque hemos oído decir que con vosotros está Dios!” Y por eso él expide instrucciones a su organización teocrática para proveer lugar para esta muchedumbre creciente de adoradores. Sí, Jehová hace provisión adecuada para los que se reúnen en su casa para adorar. Y ¿no es razonable dicha provisión?
3. ¿Qué provisión hizo Dios para cuidar de las almas vivientes que habían sido formadas sobre la tierra, y especialmente del hombre?
3 ¿No ha provisto Jehová lo necesario para sus criaturas en toda ocasión? Cuando dijo Jehová, durante el período de la creación de la tierra: “Enjambren las aguas un enjambre de almas vivientes . . . criaturas volátiles . . . los grandes monstruos marinos . . . el animal doméstico y el animal que se arrastra y la bestia salvaje de la tierra . . . Hagamos al hombre a nuestra imagen,” ¿los produjo en una tierra que todavía no estuviera preparada? ¡No! Ya se había hecho un trabajo extenso para hacer de la tierra un hogar apropiado que los sustentara de manera adecuada. Por eso el Creador pudo decir al primer hombre y a la primera mujer: “Aquí les he dado toda vegetación que produce semilla que está sobre la superficie de toda la tierra y todo árbol en el cual está el fruto de un árbol que produce semilla. Que les sirva a ustedes de alimento. Y a toda bestia salvaje de la tierra y a toda criatura volátil de los cielos y a todo lo que se arrastra sobre la tierra en que hay vida como alma yo les he dado toda la vegetación verde para alimento.” Luego llegó a ser así. “Después de eso Dios vió todo lo que había hecho y, ¡mire! era muy bueno.”—Gén. 1:20-31.
4. ¿A qué cosa ha dado existencia Jehová en nuestro día, y cómo ha provisto para ella?
4 ¡Con cuánta más razón es cierto esto en nuestro día! Jehová ha dado existencia a una sociedad del nuevo mundo, la ha librado del viejo mundo y la ha introducido en su favor, en una nueva tierra, la tierra de Beúla, su lugar teocrático, y allí él ha bendecido ricamente su condición espiritual. (Isa. 62:4, 5, Mod) Dios ha hecho provisión para que sean cuidados apropiadamente los intereses del Reino que continuamente aumentan en la tierra. Cumpliendo su palabra, en respuesta al servicio amoroso de sus testigos devotos, él ha abierto las ventanas del cielo y ahora derrama una bendición tan abundante que no hay escasez entre su pueblo.—Mal. 3:10, Mod.
5. ¿Cómo se atendió al aumento de la recién formada congregación cristiana en el primer siglo?
5 En el primer siglo cuando el Señor Jehová derramó su espíritu sobre los fieles adoradores que se hallaban reunidos en Jerusalén al tiempo del Pentecostés, la evidencia de que éstos verdaderamente eran los siervos del Dios Vivo y de que el mensaje que enseñaban era la verdad fué tan abrumadora que la organización tuvo un aumento de unas tres mil personas en un solo día. (Hech. 2:1-42) Después de eso considerables cantidades de personas siguieron enterándose de la verdad. ¿Cómo podía darse atención a dicho aumento? ¿Cómo le sería posible a la pequeña congregación cristiana que entonces se hallaba en su infancia instruir y organizar a estas personas apropiadamente? La respuesta fué suministrada por Dios mediante Cristo Jesús, en forma de apóstoles y otros hombres capacitados que habían de servir como superintendentes.—1 Cor. 12:28; Efe. 4:7-14.
EL CONDUCTO DE COMUNICACIONES DE JEHOVÁ
6. Ilustre por qué fué tan importante reconocer el conducto de comunicaciones de Jehová en tiempos pasados.
6 Jehová ha establecido un conducto de comunicaciones muy definido por medio del cual él trata con su pueblo. En los días que antecedieron al diluvio él usó a Noé, y les fué vital a todos reconocer ese hecho con el fin de ser salvados del cataclismo mundial de ese tiempo. (Heb. 11:7) Durante el tiempo en que se efectuó el éxodo de Israel de Egipto, Dios trató con su pueblo mediante Moisés. Cuando los israelitas reconocían el arreglo teocrático la bendición de Jehová descansaba sobre ellos. Pero cuando simplemente consideraban desde un punto de vista humano esta provisión de Dios se acarreaban dificultad. Esto fué lo que le sucedió como experiencia a María, que fué herida de lepra por no reconocer respetuosamente el arreglo de Jehová. Otros, como Coré, Datán, Abiram y los hombres que estaban con ellos, fueron arrasados con muerte por su independencia obstinada. Y aun los que estaban favorablemente dispuestos hacia ellos se acarrearon la desaprobación divina, siendo arrasados 14,700 de ellos en una sola ocasión.—Núm. 12:1-10; 16:1-35, 41-50.
7. (a) ¿Cuál es el conducto de comunicaciones de Jehová hoy en día, y por la determinación de quién? (b) ¿Qué ha sido confiado a su cuidado?
7 Ahora identifiquemos inequívocamente al conducto de comunicaciones de Jehová para nuestro día, para que continuemos en su favor. Escuche la inspirada respuesta a la situación, en Mateo 24:45-47: “¿Quién es verdaderamente el esclavo fiel y discreto, a quien su amo asignó sobre sus domésticos para darles el alimento al debido tiempo? Feliz es aquel esclavo si al llegar su amo le hallare haciéndolo así. De cierto les digo: Lo nombrará al cargo de todos sus bienes.” Y ¿lo ha nombrado? Sí, particularmente desde 1919 ha sido cierto que él ha nombrado al cuerpo colectivo del resto ungido sobre todos los intereses visibles del Reino. Entonces el “esclavo” llegó a ser responsable no sólo de ministrar a las necesidades de los miembros ungidos del cuerpo de Cristo, sino también de asumir la responsabilidad de predicar las buenas nuevas del Reino establecido a personas de todas las naciones. (Mat. 24:14) Tal hecho es cierto no porque ellos lo hayan determinado, sino porque Dios mismo ha dirigido que así sea. “Dios ha colocado a los miembros en el cuerpo, cada uno de ellos, así como él quiso,” es la manera en que esto se representa en 1 Corintios 12:18. Es vital que apreciemos este hecho y respondamos a las instrucciones del “esclavo” como lo haríamos al oír la voz de Dios, porque es Su provisión.
QUIÉN NOMBRA A LOS SUPERINTENDENTES
8, 9. (a) ¿Quién nombra a los superintendentes en la sociedad del nuevo mundo? (b) Explique cómo es cierto eso.
8 Este asunto de nombramiento teocrático alcanza a toda parte de la organización. Se dirige desde la parte superior, desde Jehová Dios mismo, hacia abajo. Los que ocupan puestos responsables, como los siervos de circuito y de distrito, los siervos de congregación y los siervos ministeriales de la congregación, todos son parte de esta estructura teocrática. El nombramiento de ellos al servicio ha de considerarse de esa manera. Y sabiendo esto ellos reconocen que tienen ante Dios la gran responsabilidad de desempeñar apropiadamente sus asignaciones. Como el apóstol Pablo lo declara tan aptamente: “Presten atención a ustedes mismos y a todo el rebaño, entre quienes el espíritu santo los ha nombrado como superintendentes, para apacentar a la congregación de Dios, que él compró con la sangre del [Hijo] suyo.” (Hech. 20:28) Los siervos de las congregaciones no son siervos porque algún hombre los haya escogido. No es el siervo de circuito ni el comité de congregación el que determina quién superentenderá la congregación de Dios. Es el espíritu santo de Jehová el que tiene que funcionar para nombrarlos como superintendentes. ¿Cómo?
9 La Palabra de Dios, la Biblia, fué escrita bajo la inspiración del espíritu santo. En ella se encuentra una descripción detallada de personas que pueden ser superintendentes de las congregaciones. Estos requisitos los ha establecido Dios mismo, y su fuerza activa continúa funcionando en nuestro tiempo para impulsar al cuerpo gobernante y a otros que se hallan en puestos de responsabilidad porque éstos se adhieren estrechamente a la Palabra escrita. Cuando se siguen cuidadosamente esas instrucciones y sólo personas como las que se describen en las Escrituras son nombradas como superintendentes, ¿exactamente quién las está escogiendo? No el hombre, porque él no estableció la norma que ha de seguirse. Es Jehová Dios mismo quien, por medio de su espíritu santo, está nombrando a estas personas para que sean superintendentes.—Sal. 119:105; Pro. 3:5, 6.
QUIÉNES PUEDEN SERVIR
10. ¿Qué se da a entender en las Escrituras por la expresión “hombres de mayor edad,” y por qué son ellos los únicos que pueden ser superintendentes?
10 Considere los requisitos bíblicos según están registrados en 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:5-9. Una de las primeras cosas que ha de considerarse en la selección de un siervo es la madurez, y repetidamente se nos dice que sólo un “hombre de mayor edad” puede ser superintendente. Aunque esto no está alistado en 1 Timoteo 3, es el primer punto considerado en Tito 1:5. Por hombres de mayor edad no sólo se quiere decir personas que son de mayor edad en un sentido físico. La edad no necesariamente hace maduro a un hombre en asuntos espirituales, aunque los años de experiencia definitivamente son una ventaja. La madurez que capacita a la persona para privilegios especiales de servicio incluye tanto al conocimiento como a la experiencia. El superintendente debe ser diligente en el estudio con el fin de llenar esa norma. Debe tener un buen conocimiento de la historia de la organización, entendimiento sólido de asuntos doctrinales y aprecio cabal de las instrucciones de organización. Aunque es cierto que sin duda él se halla muy ocupado atendiendo a la congregación, siempre debe mantenerse al día en su estudio, no sólo para su propio provecho, sino también como un ejemplo para sus hermanos tocante a estudio personal. Se necesita esto, junto con mucha experiencia en trabajar con la organización, si el superintendente ha de cumplir apropiadamente su asignación.
11. Explique lo que abarcan los requisitos al decir que el superintendente ha de ser irreprensible y moderado en los hábitos.
11 El segundo versículo bajo consideración dice: “El superintendente por lo tanto debe ser irreprensible, el esposo de una sola mujer, moderado en los hábitos, de juicio sano, ordenado, amador de los extraños, capacitado para enseñar.” (1 Tim. 3:2) El decir que tiene que ser irreprensible significa que tiene que ser intachable. Nadie debe poder señalar a él como persona que es negligente en su trabajo o que no se conforma a las normas de la Biblia. Esto es cierto en todas las cosas. En consecuencia, si él es casado tiene que ser esposo de sólo una esposa. En hábitos, también, debe ser moderado. En cuanto a comer, no debe ser glotón. Aunque no se le prohibe beber, nunca debe hacerlo con exceso. (1 Cor. 10:31) En el trabajo es moderado. Es diligente, sí; pero no va a tal grado que arruine su salud. Si halla placer en el esparcimiento sano, eso también es correcto. Pero nunca participaría de ello al grado insensato que se convirtiera en un amador de los placeres más bien que de Dios, permitiendo que eso echara fuera de su vida la actividad teocrática.—Fili. 4:5; 2 Tim. 3:1, 4.
12. ¿Por qué sería imprudente el que un fanático de cualquier clase sirviera como superintendente?
12 A menudo observamos en la sociedad del viejo mundo a personas que atraen atención a sí mismas por causa de sus rarezas, pero cuando estas personas entran en la organización de Jehová se esfuerzan diligentemente por rehacer su personalidad. (Efe. 4:22-24) Por supuesto, si algunos todavía no han rehecho su personalidad no podrían ser superintendentes. Si algún hermano es fanático en cuanto a comer u otros asuntos de la vida, las cosas no se hallan en su lugar correcto. “Porque el reino de Dios no significa el comer y el beber, sino que significa rectitud y paz y gozo con espíritu santo. Porque el que en este respecto es esclavo de Cristo es aceptable a Dios y tiene aprobación entre los hombres.” (Rom. 14:17, 18) Hacemos bien en cuidar de nuestra salud, pero somos imprudentes cuando dejamos que a esto se le dé la atención que en nuestra vida se le debe dar al ministerio. Sólo los que dan el primer lugar de importancia al Reino pueden ser siervos.
13. Al decir que el superintendente tiene que ser de “juicio sano,” ¿qué se da a entender?
13 ¿Qué se da a entender al decir que el superintendente tiene que ser de juicio sano? Significa mucho más que simple estabilidad mental. El individuo que es de juicio sano teocráticamente ha rehecho su mente de acuerdo con la buena y aceptable voluntad de Dios. Habiendo llenado él su mente con la verdad, su razonamiento se basa en la Biblia. Ha aprendido a confiar en Jehová con todo su corazón y no a apoyarse en su propio entendimiento.—Sal. 19:7; 139:17; Isa. 55:9, Mod; Rom. 12:2.
14. ¿Qué se incluiría en ser “ordenado” y “capacitado para enseñar”?
14 Es en el mismo sentido que él tiene que ser “ordenado.” Cualquier siervo, en realidad cualquier miembro de la sociedad del nuevo mundo, sabe que es importante ser aseado y mantener un hogar bien ordenado. Su hogar no es simplemente asunto de interés personal, pues cuando uno llega a ser testigo de Jehová él y su hogar representan a la sociedad del nuevo mundo en la comunidad. Él desea asegurarse de que ambas cosas sean un crédito para la organización. Sin embargo, el ser ordenado se extiende más allá de esto. El ser ordenado requiere que él reconozca el orden teocrático, que aprecie la necesidad de someterse a la organización teocrática, tanto a la invisible como a la visible. El tenerle aprecio al orden teocrático no lo dejará considerar a sus consiervos según la carne imperfecta, y en cambio lo impulsará a tratar con ellos como con hombres que han sido designados por Dios para encargarse de los intereses del Reino. Lo hará tratar bien a sus hermanos, todos los cuales son siervos de Jehová y no del superintendente. Él mismo apreciará profundamente que es un siervo y que tiene que cuidar bien de su asignación, edificando a la congregación espiritualmente y dando una buena acogida a ella a los extraños o personas de buena voluntad que también manifiesten el deseo de participar en la adoración verdadera. Estas cosas, junto con el aplicarse continuamente en la escuela del ministerio teocrático, deben ayudarle a estar capacitado para enseñar, tanto de casa en casa como desde la plataforma en las reuniones de congregación.—1 Cor. 14:40; 2 Cor. 5:16; Efe. 5: 21.
15. ¿Qué puede decirse del genio del superintendente y de su manera de ver los asuntos en lo referente a búsquedas comerciales?
15 Observe ahora el tercer versículo del capítulo tres de 1 Timoteo. El superintendente no debe ser un “pendenciero ebrio, no un golpeador, sino razonable, no belicoso, no amador del dinero.” En vez de ocasionarle oprobio a la sociedad del nuevo mundo por beber excesivamente, por peleas o por mal genio, más bien se esfuerza por tener el fruto del espíritu de Dios: amor, gozo, paz, gran paciencia, bondad, benignidad, fe, apacibilidad, gobierno de sí mismo. (Gál. 5:22, 23) Usted observará que se incluye una amonestación contra un peligro que ha resultado ser una trampa para muchos—el amor al dinero. Nunca puede ser superintendente la persona que permite que su amor al dinero de manera alguna exceda a su amor a Dios. Si permite que su empleo seglar eche fuera de su vida su asistencia regular a las reuniones de congregación donde participa de la mesa de Jehová, él no llena este requisito del superintendente. Si el trabajo extra de vez en cuando o frecuentemente o aun el empleo regular que estorba su asistencia a las reuniones o su participación en el servicio le es más atractivo que las actividades de la sociedad del nuevo mundo, él perjudicaría la espiritualidad de él mismo y de los de la congregación que esperan que él lleve la delantera. Los siervos deben estar alerta para que el lazo del materialismo no los prive de sus privilegios de servicio.—Mat. 6:31-33; Luc. 12:15.
16. ¿Afecta la familia de un hombre el que él llene los requisitos que debe llenar un superintendente? ¿Cómo?
16 El registro continúa en 1 Timoteo 3:4, 5: “Un hombre que gobierne a su propia casa de una manera correcta, teniendo sus hijos en sujeción con toda seriedad; (si algún hombre no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la congregación de Dios?).” El que gobierna su propia casa de una manera correcta lo hace con amor. No es un gobernante tiránico que demande respeto pero que al mismo tiempo no haga las cosas que le ganen el respeto de los demás. No obstante, cuando se necesita la disciplina él tampoco pasa por alto esa responsabilidad. A veces los niños, influídos por el medio ambiente mundano de independencia, no obedecen, o causan disturbio en las reuniones. Eso en sí mismo no significa que el padre no los ha entrenado apropiadamente. Pero la pregunta es: ¿Muestra ahora el padre respeto al orden teocrático aplicando la disciplina necesaria, no en medio de una reunión de congregación, sino afuera o más tarde en casa? Adecuada y firmemente administrada, la disciplina pronto pondrá fin a la dificultad, y su habilidad para enfrentarse a la situación se demostrará en el hecho de que toda repetición del incidente será rara. Sin embargo, si él no puede manejar su propia casa, ¿cómo le sería posible alguna vez pastorear al rebaño de Dios?—Heb. 12:9; Pro. 23:13, 14.
17. (a) ¿Por qué razones no llenaría los requisitos como superintendente un neófito? (b) ¿En qué respecto debe tener el superintendente un buen informe aun de los de afuera de la organización?
17 “No un hombre recientemente convertido, por temor de que se hinche con orgullo y caiga en el juicio pronunciado contra el Diablo. Además, también debe tener un testimonio favorable de personas de afuera, para que no caiga en vituperio y en una trampa del Diablo.” (1 Tim. 3:6, 7) Se necesita tiempo para que una persona rehaga su mente. Cuando los ideales del viejo mundo han sido la norma de vida de una persona durante veinte, treinta o cuarenta años antes de aprender la verdad, no podrá rehacer su modo de pensar completamente al instante. Quizás la persona progrese hasta el punto de dedicarse y se muestre dispuesta a hacer el cambio. Pero ese cambio realmente tiene que haberse hecho, de manera que su modo de vivir vaya por las sendas del vivir del nuevo mundo, antes que pueda llenar los requisitos como superintendente de la congregación. Seguramente un año completo de servicio activo después de simbolizar su dedicación por inmersión en agua no es pedir que esperen demasiado tiempo las personas responsables antes de recomendar a esta persona como siervo, si nadie más está disponible en la congregación. (1 Tim. 5:22) El proceder del nuevo ministro asombrará a las personas que él ha conocido en el mundo, y, a causa de la verdad, tal vez hablen abusivamente de él. Pero cuando se trata de sus relaciones con otras personas, de su confiabilidad y de su manera de hablar, no hallan motivo para criticarle. En dichas relaciones le otorgan testimonio favorable, aunque tal vez no estén de acuerdo con su religión.—1 Ped. 4:4, 15, 16.
18. ¿Qué mantiene humildes y abordables a los superintendentes?
18 Las personas que llenan estas normas son las personas a quienes Jehová ha aprobado como superintendentes de su pueblo. Son hombres de mucha calidad y verdadera devoción piadosa, cuyo deseo en la vida es servir a Jehová Dios y adelantar los intereses de su sociedad del nuevo mundo. Y con todo esto son sinceramente humildes porque disciernen su posición en relación con su Padre en el cielo. Aunque tienen mucha responsabilidad nunca deben perder de vista el hecho de que son siervos. Si tienen presente esto, serán abordables, razonables y siempre podrán ayudar a sus hermanos.
CÓMO SE HACE LA SELECCIÓN
19. ¿Cómo ilustra el ungimiento de David hecho por Samuel la manera en que se hacen los nombramientos teocráticos?
19 De vez en cuando se pide a algunos que se hallan en el puesto de superintendentes que recomienden a otras personas para puestos de servicio en la organización teocrática. Deben tener presente que de acuerdo con el arreglo teocrático de cosas éstos han de ser nombrados por el espíritu santo. Su situación es algo semejante a la del profeta Samuel, a quien Jehová envió a ungir a aquel que Él había escogido como rey sobre su pueblo. No se le dió el nombre del que había de ser ungido, sino sólo se le dijo que sería un hombre escogido por Dios de entre los hijos de Isaí. Cuando los jóvenes fueron traídos ante el profeta, la primera inclinación de Samuel fué considerar como el escogido al mayor de los muchachos, un joven bien parecido y bien formado llamado Eliab. Pero esas cualidades no constituían la base para hacer la selección. Como Jehová le dijo: “No mires su apariencia y lo alto de su estatura, porque lo he rechazado. Porque no de la manera que el hombre ve [es la manera que ve Dios], porque el simple hombre ve lo que aparece a los ojos, pero, en cuanto a Jehová, él ve lo que es el corazón.”—1 Sam. 16:1, 6, 7.
20. (a) ¿Es posible examinar el corazón del hombre hoy en día? (b) ¿Quién únicamente puede ser recomendado como siervo, y qué seguridad nos da esto?
20 Lo mismo es cierto hoy en día. Jehová ve el corazón, no la apariencia exterior. Los superintendentes deben tener presente eso y no deben dejar que influyan en ellos la personalidad y otros aspectos de la apariencia exterior. Cierto, el hombre no puede penetrar con su entendimiento en el corazón de otro, pero la Palabra de Dios sí. “Porque la palabra de Dios es viva y ejerce poder y es más aguda que cualquier espada de dos filos y penetra hasta dividir el alma y el espíritu, y las coyunturas y su tuétano, y puede discernir los pensamientos e intenciones del corazón.” (Heb. 4:12) Los requisitos bíblicos tienen que ser aplicados al caso, porque la Palabra de Dios es la que aclara lo que hay en el corazón del hombre. No le atañe a la persona a quien se le pide que recomiende a un siervo escoger a una persona a quien él personalmente considere que es la mejor capacitada, sino hallar al hombre descrito en el Libro de Instrucciones de Dios, la Biblia, buscando la ayuda de Jehová en el asunto por medio de la oración. Luego, habiendo seguido la inspirada Palabra de Dios y sabiendo que el espíritu santo funciona en la organización y la dirige, podemos tener plena confianza en que los siervos verdaderamente son nombrados por Jehová Dios por medio de su espíritu santo.
RECONOCIENDO A LOS REPRESENTANTES TEOCRÁTICOS
21. ¿Por qué medios hoy en día mantiene Jehová ante nuestra mente sus requisitos de reunirnos y declarar allí públicamente nuestra esperanza?
21 Esto coloca a todos los miembros de la organización de Jehová en una posición favorecida, porque sabemos que los arreglos que se hacen dentro de la organización se hacen por la amorosa provisión de Dios. Los aceptamos como provenientes de Dios y le agradecemos sus provisiones. Sin embargo, el apóstol Pablo aconseja sobriamente: “Nosotros también les suplicamos que no acepten la bondad inmerecida de Dios y pasen por alto su propósito.” (2 Cor. 6:1) Respondamos a la superintendencia que se ha provisto como responderíamos a Dios. Considere una aplicación del punto. Cuando la persona nombrada como siervo de congregación, o cualquiera de los otros siervos o conductores de estudio bíblico, se dirige a nosotros para animarnos a que asistamos a las reuniones con más regularidad o a que participemos en las reuniones, ¿por qué lo hace? Específicamente, es a causa de que Dios da instrucciones de que procedamos de dicha manera. “Mantengamos firmemente la declaración pública de nuestra esperanza sin titubear, pues fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para incitar al amor y a las obras rectas, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos, y tanto más al ver que el día se acerca.” (Heb. 10:23-25) Y ahora ese siervo ha sido nombrado por el espíritu santo para ayudarnos en nuestro ministerio y recordarnos el buen consejo que se halla en la Biblia de asistir a las reuniones de congregación y hacer allí declaración pública de nuestra esperanza. Debemos responder con la misma disposición con que responderíamos a la voz de Dios. Es el medio que él usa para tratar con nosotros ahora.
22. ¿Cómo fué grabada en Zacarías la necesidad de mostrar respeto a los representantes teocráticos celestiales?
22 Zacarías, el padre de Juan el Bautista, tuvo cierta experiencia con un representante teocrático nombrado y esa experiencia debe grabar esto en nuestra mente. Cuando Gabriel, un siervo angelical de Dios, fué enviado para notificarle que había de ser padre, Zacarías no rechazó el anuncio, sino que sólo expresó alguna duda, diciendo: “¿Cómo he de estar seguro acerca de esto? Pues soy anciano y mi esposa está bien avanzada en años.” Zacarías no mostró en esa ocasión el debido respeto a la autoridad teocrática. A causa de esta falta quedó mudo y siguió mudo hasta que nació Juan. Dicha experiencia fué escrita para instruirnos en este tiempo.—Luc. 1:18-20.
23. (a) ¿Es algo menos importante reconocer a los superintendentes terrestres en la organización teocrática? (b) ¿Desde qué punto de vista vemos el consejo que proviene de la organización?
23 Seguramente nadie pondría en tela de juicio la autoridad del ángel Gabriel cuando él hablaba como siervo de Dios. El mostrar obediencia y respeto a ese representante teocrático sería demostrar obediencia y respeto a Aquel a quien él representaba, a Jehová Dios. Los superintendentes terrestres representan a Jehová en sus asignaciones tanto como los celestiales lo representan en las suyas. En alguna ocasión tal vez se haya dirigido a usted uno de los siervos de la congregación y le haya ofrecido algunas sugestiones para mejorar o ensanchar sus privilegios de servicio en el trabajo del campo. ¿Cómo debemos responder a lo que él dice? Bueno, ¿cómo responderíamos si Jehová mismo abriera los cielos y nos diera ese consejo? ¡A causa de que amamos a nuestro Padre celestial nos deleitaríamos en hacerlo! (Sal. 40:8) Bueno, Jehová ha abierto los cielos y nos ha dicho lo que hay que hacer. Por medio de enviar su espíritu santo desde lo alto él ha hecho que se registre en su Palabra la exhortación de que prediquemos públicamente y de casa en casa y que alimentemos a las ovejas volviendo a visitar a todas las personas que han mostrado interés al escuchar la Palabra. Ahora, en este tiempo, él ha designado al “esclavo fiel y discreto” para superentender esta obra de proclamación del Reino. Él ha confiado a esta clase del “esclavo” todos sus bienes que tienen que ver con la adoración verdadera sobre la tierra. Para cumplir su asignación procedente de Jehová esta clase nos da sugestiones en cuanto a cómo llevar a cabo nuestra comisión bíblica de predicar y usa a los siervos locales designados teocráticamente para que ellos llamen estas sugestiones a nuestra atención y nos ayuden a aplicarlas. Aunque el “esclavo” y otros superintendentes nombrados ciertamente no son inspirados, como fueron los que se usaron para escribir la Biblia, no obstante los componentes de la congregación muestran debido respeto al puesto que ocupan los superintendentes al responder al consejo que les dan porque saben que ésta es la provisión de Jehová para instruir a su pueblo en este tiempo.—Heb. 13:7, 17.