Jamás se es demasiado viejo para cambiar
HACE dos años un ministro de setenta años en Suecia recibió una invitación para asistir a la 39.a clase de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower en Brooklyn, Nueva York. En vez de pensar que estaba demasiado viejo para recibir diez meses de entrenamiento ministerial intensivo, estuvo feliz por las perspectivas. Estaba deseoso de recibir el entrenamiento avanzado, aunque las muchas cosas que aprendiera hicieran necesario el efectuar cambios en la manera en que había estado haciendo ciertas cosas.
Es esta anuencia a hacer algo nuevo, a efectuar cambios y ajustes cuando es necesario, lo que mantiene activas y jóvenes de corazón a las personas de mayor edad. No hay necesidad de sentirse atado a ideas y hábitos conocidos solo porque uno esté avanzado en años. Cuando se muestra que creencias sustentadas por largo tiempo se hallan equivocadas, no hay excusa para echar a un lado la responsabilidad que pueda traer la nueva información diciendo: “Estoy demasiado viejo para cambiar.” Mientras una persona vive, jamás está demasiado vieja para cambiar sus maneras de hacer las cosas.
El que continúa siguiendo enseñanzas religiosas que están en pugna con la Palabra de Dios, la Biblia, está desagradando a Dios. Por eso, una persona de mayor edad se enfrenta a una decisión difícil cuando aprende que sus creencias religiosas no tienen apoyo bíblico. ¿Qué hará? ¿Hará frente al desafío, aunque esto quizás envuelva un cambio radical en su vida? Desafortunadamente a muchos les falta la iniciativa, el ánimo y la humildad que se necesitan para efectuar un estudio cuidadoso de la Palabra de Dios y poner su vida en armonía con sus principios justos. Por supuesto, hay excepciones.
Una de tales excepciones es Sixta Vásquez, de noventa y seis años de edad, que vive en Golfito, Costa Rica. Como católica romana, no había recibido instrucción de la Palabra de Dios a través de su larga vida. Pero al aprender lo que requiere Dios, como resultado de un estudio de la Biblia con ministros visitantes, se bautizó en agua en 1963, simbolizando su dedicación para servirle a Él. Aunque Sixta Vásquez está ciega y no puede andar, nunca pierde la oportunidad de dar el testimonio a las muchas personas que visitan su casa. El hablar a otros acerca de las buenas nuevas del reino de Dios le produce una felicidad que jamás habría realizado si hubiera creído que era demasiado vieja para cambiar.
Es verdad que es mucho mejor hacer como dice la Biblia, y recordar a “tu magnífico Creador en los días de tu juventud como hombre.” Más tarde, cuando “procedan a venir los días calamitosos, o hayan llegado los años en que dirás: ‘No tengo deleite en ellos,’” es mucho más difícil ser activo en servir a Dios. Pero aunque ahora usted esté viejo y las calamidades asociadas con la vejez le hayan hecho perder su deleite en la vida, esto no significa que es demasiado tarde para cambiar. Realmente, la única manera de hallar verdadero contentamiento es efectuando los cambios que se necesitan para hacer la voluntad de Dios.—Ecl. 12:1.
Suba Sesay, que nació hace 110 años, el 8 de agosto de 1854, en Sierra Leona, África, será una de las primeras personas que confirme esto. Después de una vida muy activa, papá Suba, como le llaman sus conocidos, quedó ciego en 1938. “Solía orar sinceramente que muriera,” explicó. “Se me hizo creer que mi ceguera era un castigo por los setenta y cinco leopardos que había matado como cazador.” Como resultado de tales enseñanzas falsas y su pérdida de la vista, la vida había llegado a ser una calamidad para papá Suba, y no hallaba deleite en vivir.
Sin embargo, pronto cambió este punto de vista cuando finalmente un testigo de Jehová le llevó la verdad bíblica y él aprendió la verdadera causa del sufrimiento y acerca del prometido nuevo sistema de cosas de Dios. (2 Ped. 3:13; Rev. 21:4) Gozosamente aceptó este mensaje bíblico y conformó su vida a sus enseñanzas. “Si le agrada a Jehová Dios pasar por alto mi vida pasada y aceptarme,” dijo él, “¿por qué debería sentirme demasiado viejo para cambiar?” De modo que a la edad de 107 años fue bautizado en una asamblea bíblica cristiana en Puerto Loko.
Desde ese tiempo papá Suba ha hallado verdadera felicidad y verdadero contentamiento al asociarse con personas cristianas y al predicar las buenas nuevas del reino de Dios a otros. Aunque está ciego y levemente inválido, él, no obstante, usa toda oportunidad de hablar acerca de la Biblia a cualquiera que lo visita para saludarlo. También sale a su pórtico y da el testimonio a los transeúntes. De esta manera pudo mantener un promedio mensual de catorce horas en la obra de predicación —y, ¡eso a la edad de 109 años!
Es sumamente improbable que usted sea tan anciano. Por eso, si las personas que han pasado ya de los cien años de edad pueden aprender la verdad bíblica, conformar su vida a ella y predicarla a otros, usted también puede hacerlo. De hecho, es absolutamente necesario que usted efectúe tal cambio. Su vida en el nuevo sistema de cosas de Dios depende de ello.
Pero quizás, además de ser de edad avanzada, su lengua nativa no sea el idioma de la comunidad en la que usted viva. ¿Debería considerarse una persona demasiado vieja para aprender un nuevo idioma a fin de expresar a sus vecinos las cosas buenas que ha aprendido de la Biblia?
Hace dos años un joven ministro de habla italiana de Providencia, Rhode Island, comenzó un estudio bíblico con un anciano de ochenta años que no pensaba que estaba demasiado viejo para aprender a hablar el inglés. Cuando se le indicó a este hombre que debería asistir a todas las reuniones de congregación, comenzó a hacerlo, aunque, al comenzar, no podía entender todo lo que se decía. Pero como resultado de su asistencia regular y el uso del idioma inglés, pronto pudo hablar inglés de manera bastante clara para dar un sermón bíblico eficaz. Aunque ahora tiene ochenta y dos años de edad, ¡es un predicador regular de casa en casa que también participa en el ministerio de tiempo cabal durante determinados períodos del año!
¡Cuán evidente es que si uno verdaderamente quiere hacer la voluntad de Dios, nunca está demasiado viejo para hacerlo! Es verdad, puede ser mucho más difícil para una persona de mayor edad hacer los ajustes para servir a Dios, pero se puede hacer. Jehová Dios mismo ayudará a uno a cambiar. Él promete su apoyo. En su Palabra él dice que “aun hasta la vejez de uno soy El Mismo; y hasta la cabeza cana de uno, yo mismo seguiré sosteniendo.”—Isa. 46:4.