‘El reino se ha acercado’—¿cuándo?
1. (a) ¿Qué es lo que ha sido de importancia primaria para los cristianos, y por qué? (b) ¿Qué preguntas surgen en cuanto al Reino?
EL REINO de Dios siempre ha sido de importancia primaria para los cristianos. Los siervos precristianos de Dios también esperaron con anticipación el Reino. De hecho, el Reino es el tema de toda la Biblia, porque es el reino de Dios el que santificará el nombre de Jehová y traerá paz y bendiciones a la humanidad. Jesús a menudo habló del Reino; lo colocó en primer plano y manifestó muchas parábolas tocante al Reino. En los cuatro Evangelios la palabra “reino” aparece más de ciento diez veces. Por lo tanto, la venida del Reino es de importancia trascendental. Hace prominentes las preguntas: ¿Cuándo se acerca el Reino? y, ¿Qué significaría para nosotros el anuncio ‘El Reino se ha acercado’?
2. ¿Cuándo se oyó por primera vez la proclamación: ‘El Reino se ha acercado’?
2 La primera vez que se oyó esta proclamación fue por una muchedumbre de judíos cerca del río Jordán en 29 E.C. Muchos habían salido para oír al poderoso predicador de estas nuevas. Era Juan, hijo del sacerdote Zacarías, que vino en cumplimiento de la profecía de Isaías 40:3: “¡Escuchen! Alguien está clamando en el desierto: ‘¡Limpien el camino de Jehová! Enderecen la calzada para nuestro Dios a través del llano desértico.’” El tema del mensaje de Juan fue: “Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado.”—Mat. 3:2, Val; Luc. 1:5, 13.
LO QUE SIGNIFICÓ EN EL PRIMER SIGLO
3. (a) ¿Se limitó la proclamación “El reino de los cielos se ha acercado” a Juan el Bautista y a sus discípulos? Explique. (b) ¿Cómo fue superior el ungimiento de Jesús al de los reyes compañeros de él de la línea de David? (c) ¿Cómo pudo decirse entonces que el Reino se había acercado?
3 ¿Habría de ser limitada esta proclamación al ministerio de Juan y sus discípulos? No, porque unos seis meses después de haber comenzado el ministerio de Juan, ¡mire! acercándose a él para ser bautizado estaba un individuo regio, de quien había sido dicho por el ángel Gabriel antes de su nacimiento: “Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y gobernará como rey sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin.” (Luc. 1:32, 33) Algo maravilloso tuvo lugar en su bautismo por Juan. El registro dice: “Bajó sobre él el espíritu santo en forma corporal como paloma, y salió una voz del cielo: Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado.’” (Luc. 3:22) Sacerdotes terrestres de carne y sangre habían ungido a sus anteriores reyes compañeros de la línea de David con un aceite especialmente compuesto, pero fue Jehová mismo desde los cielos quien ungió a Este que llevó el nombre terrestre Jesús. (Heb. 1:9) Y fue con algo que dio poder y autoridad infinitamente mayores—el espíritu santo de Dios. Aquí Jesús llegó a ser el Mesías o Cristo que se esperaba por mucho tiempo, el Ungido de Dios. Era el rey de Jehová, entre ellos. Él como Rey estaba presente, ¡el reino de los cielos en medio de ellos! El Hijo de Dios en su majestad real como rey y representante de Jehová tuvo derecho pleno al título Emmanuel, que significa “Con nosotros está Dios.” Los hombres realmente pudieron conversar con el rey de Dios y ver y aprender los principios y requisitos del reino.
PRINCIPAL DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ
4. ¿Qué obligación importante tenía Jesús a causa de su nacimiento y también su ungimiento, y por qué?
4 Jesús fue ungido no solo para ser Rey sino también para predicar. Puesto que el propósito principal del Reino es santificar el nombre de Jehová, su rey tenía que ser un testigo de Jehová. Como rey–designado Jesús tenía que pasar por la prueba de integridad para probar estar capacitado para el puesto de rey celestial. Jesús había nacido en la nación de Israel o Jacob, de la cual el profeta Isaías había dicho: “Esto es lo que Jehová ha dicho, tu Creador, oh Jacob, y tu Formador, oh Israel: . . . ‘Ustedes son mis testigos,’ es la declaración de Jehová, ‘aun mi siervo a quien he escogido, . . . De modo que ustedes son mis testigos,’ es la declaración de Jehová, ‘y yo soy Dios.”’ (Isa. 43:1, 10–12) Jesús sabía que nació bajo la obligación de ser testigo y también que había sido ungido con espíritu de Dios para proclamar el año de la buena voluntad de parte de Jehová y el día de la venganza de parte de nuestro Dios.—Isa. 61:1, 2; Luc. 4:19.
5. ¿Qué ejemplo puso Jesús para nosotros como testigos de Jehová?
5 Jesús resultó ser el mayor testigo de Jehová y eminentemente capacitado como rey. Ante Poncio Pilato hizo la excelente declaración pública: “Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad.” (Juan 18:37; 1 Tim. 6:13) El apóstol Juan, que estuvo de pie cerca de Jesús al morir en el madero, escribe de él como “Jesucristo ‘el Testigo Fiel,’ ‘El primogénito de los muertos,’ y ‘El Gobernante de los reyes de la tierra.’” En todo sentido fue ejemplo para sus seguidores, los testigos de Jehová de hoy en día.—Rev. 1:5; 3:14.
6. (a) ¿Con qué proclamación inició Jesús su ministerio? (b) ¿Qué galardón, además de la vida inmortal, le ofreció el Padre a Jesús? (c) ¿Cómo efectuaba Jesús la obra del Reino cuando estaba en la Tierra? (d) Describa las semejanzas de la estructura del Israel natural y del Israel espiritual.
6 Después de pasar por una prueba escrutadora de integridad en el desierto, Jesús regresó a Capernaum e inició su ministerio con las mismas palabras con las que Juan había iniciado el suyo, a saber: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mat. 4:17) Por su derrotero fiel de ser testigo de Jehová aun hasta la muerte, Jehová le había prometido a Jesucristo un galardón. Este galardón habría de ser una novia, no una mujer terrestre como esposa, sino una novia espiritual, un grupo escogido de seguidores, que, como él, serían fieles testigos hasta una muerte de sacrificio, la clase de muerte de Jesús. (Juan 3:29; Rom. 6:3) De todos los que vinieron a él y lo siguieron para ser miembros en perspectiva de la novia, Jesús escogió doce para ser apóstoles. A éstos los entrenó a grado cabal y los envió a predicar: “El reino de los cielos se ha acercado.” (Mat. 10:1–7; Mar. 3:14–19; Luc. 6:13–16) Por eso, junto con la testificación de Jesús del nombre de Jehová también estuvo efectuando obra del Reino, la obra del desarrollo del Reino, porque estuvo enseñando y entrenando a los que estarían asociados con él en su reino. Sus doce apóstoles correspondieron a los hijos del patriarca Jacob, de quienes descendieron las doce tribus de Israel. (Gén. 49:28) De igual manera la nueva congregación cristiana, conocida como el Israel espiritual, que con el tiempo sería la organización del Reino, habría de tener como base a los doce apóstoles del Cordero como piedras de fundamento, pero todas las doce piedras apostólicas de fundamento tendrían como base la Principal Piedra de Fundamento, el Mesías, Jesucristo.—Efe. 2:20; Rev. 21:2, 9, 10, 14.
EL REY DE SION PRESENTADO A ELLA
7. (a) ¿Como qué tenía que ser presentado Jesús a Israel? (b) ¿Cómo había predicho la profecía el tiempo para el fin del ministerio terrestre de Jesús, y qué había de suceder para este tiempo?
7 Además de ser un testigo del Reino, Jesucristo tenía que ser presentado oficialmente a Sion como su Rey. La profecía de Zacarías 9:9 tenía que cumplirse, la cual decía: “Ten mucho gozo, oh hija de Sion. Grita en triunfo, oh hija de Jerusalén. ¡Mira! Tu rey mismo viene a ti. Él es justo, sí, salvado; humilde, y cabalgando un asno, aun un animal plenamente desarrollado hijo de un asna.” Jesús sirvió como el mayor testigo de Jehová en la Tierra por tres años y medio, y, al acercarse el fin de su ministerio, se acercó la mitad de la septuagésima semana de años, como se predijo en Daniel 9:26, 27. Esta profecía había predicho que sería cortado como un sacrificio humano a Dios, haciendo que los sacrificios animales y las ofrendas de dádiva en el templo en Jerusalén cesaran de ser de verdadero valor. Jesús llegaría a ser, como fue designado por Juan, “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo,” un sacrificio no sobre el altar en Jerusalén sino en el gran arreglo de altar de Dios.—Heb. 13:10; 1 Ped. 1:19.
8. ¿Qué fue especialmente importante tocante a la Pascua del 33 E.C.?
8 La mitad de la septuagésima semana de la profecía de Daniel llegó al tiempo de la Pascua de 33 E.C. Jesús como judío fiel tuvo que asistir a la celebración de la Pascua en Jerusalén. Jesús había estado en Jerusalén muchas veces antes. Cuando tuvo cuarenta días de edad fue llevado al templo al tiempo de la ceremonia de purificación de su madre María, según la Ley. (Luc. 2:21–38; Lev. 12:1–4) Desde entonces había hecho muchas visitas a Jerusalén. Una visita notable fue en 32 E.C. para observar el festival de los tabernáculos, no abiertamente, sino como en secreto, porque aun entonces los judíos trataban de matarlo cuando su tiempo para morir todavía no había llegado. (Juan 7:1–13) Ese tiempo no podía llegar hasta que se hubiera ofrecido como Rey. Esta Pascua del 14 de Nisán de 33 E.C. fue el tiempo para que se hiciera su sacrificio.
9. (a) ¿De qué manera había sido presentado Salomón a Sion como rey? (b) ¿Qué obra preparatoria hicieron los discípulos de Jesús para su entrada como Rey? (c) ¿Cómo recibieron a Jesús las muchedumbres, según el relato de Mateo? (d) ¿Qué dice el apóstol Juan acerca de la presentación de Jesús como Rey y el efecto que ésta tuvo en sus discípulos?
9 Mil años antes, cuando el rey Salomón fue presentado a Sion como su rey, cabalgó en una mula de su padre, el rey David, y fue recibido por la gente con gran alegría. El apóstol Mateo y su coapóstol Juan describen la presentación de Jesucristo, el Salomón Mayor, como rey de Sion:
“Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfage en el monte de los Olivos, entonces Jesús envió a dos discípulos, diciéndoles: ‘Pónganse en camino a la aldea que está a su vista, y en seguida hallarán un asna atada, y un pollino con ella; desátenlos y tráiganmelos. Y si alguien les dice algo, tienen que decir: “El Señor los necesita.” Con eso él los enviará inmediatamente.’ Esto verdaderamente se efectuó para que se cumpliera lo que se habló por medio del profeta que dijo: ‘Digan a la hija de Sion: “¡Mira! Tu Rey viene a ti, de genio apacible, y montado sobre un asno, sí, sobre un pollino, prole de una bestia de carga.”’ De modo que los discípulos se pusieron en camino e hicieron exactamente como les ordenó Jesús. Y trajeron el asna y su pollino, y pusieron sobre éstos sus prendas exteriores de vestir, y él se sentó sobre éstas.
“La mayor parte de la muchedumbre tendió sus prendas exteriores de vestir en el camino, mientras otros cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino. En cuanto a las muchedumbres, los que iban delante de él y los que seguían clamaban: ‘¡Salva, rogamos, al Hijo de David! ¡Bendito es el que viene en el nombre de Jehová! ¡Sálvalo, rogamos, en las supremas alturas!’ Entonces cuando entró en Jerusalén, toda la ciudad se puso en conmoción, diciendo: ‘¿Quién es éste?’ Y las muchedumbres seguían diciendo: ‘¡Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea!’”—Mat. 21:1–11.
“La grande muchedumbre que había venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramos de palmeras y salieron a su encuentro. Y se pusieron a gritar: ‘¡Salva, te rogamos! ¡Bendito es el que viene en el nombre de Jehová, sí, el rey de Israel!’ Mas Jesús, habiendo hallado un asnillo, se sentó sobre él, así como está escrito: ‘No temas, hija de Sion. ¡Mira! Tu rey viene, sentado sobre un pollino de asna.’ No hicieron caso de estas cosas al principio sus discípulos, pero cuando Jesús fue glorificado, entonces recordaron que estas cosas estaban escritas respecto a él y que le hicieron estas cosas.”—Juan 12:12–16.
10. ¿Cómo recibieron a Jesús los caudillos religiosos judíos?
10 Marcos 11:11 agrega: “Y entró en Jerusalén, en el templo; y miró todas las cosas alrededor, y, como la hora era ya avanzada, salió para Betania con los doce.” Aquí Sion tuvo notificación oficial de que el Reino se había acercado, pero rehusó reconocer al Rey y lo rechazó a causa de la influencia de sus caudillos religiosos, que eran babilónicos y estaban contra el reino de Dios. Mateo 21:15, 16 nos informa: “Cuando los principales sacerdotes y los escribas vieron las cosas maravillosas que hizo y a los muchachos que estaban clamando en el templo y diciendo: ‘¡Salva, rogamos, al Hijo de David!’ [por lo tanto, el heredero del trono de David] se indignaron y le dijeron: ‘¿Oyes lo que éstos están diciendo?’ Jesús les dijo: ‘Sí. ¿Nunca leyeron esto: “De la boca de los pequeñuelos y de los que maman has proporcionado alabanza”?’” (Sal. 8:2) Sin embargo, los caudillos religiosos ya habían decidido matar a Jesús por temor de que, “vendrán los romanos y nos quitarán nuestro lugar así como nuestra nación.”—Juan 11:47–57.
SION TERRESTRE RECHAZA A SU REY
11. ¿Qué hizo Jesús al día siguiente, y qué presagió su acción?
11 Aquí estaba el rey de Sion, El que habría de sentarse sobre “el trono de Jehová,” en medio de ellos. El reino de los cielos de veras se había acercado, pero la gente bajo la influencia de sus caudillos no lo aceptó como Rey. Al día siguiente regresó a Jerusalén. “Allí entró en el templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas y los bancos de los que vendían palomas; y no dejaba que nadie llevase utensilio alguno por el templo, pero siguió enseñando y diciendo: ‘¿No está escrito: “Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones”? Pero ustedes la han hecho una cueva de salteadores.’ Y lo oyeron los principales sacerdotes y los escribas, y se pusieron a buscar cómo destruirlo; porque le temían, pues toda la muchedumbre estaba continuamente atónita de su enseñanza.” (Mar. 11:15–18) Así con poder y autoridad limpió el templo del mercantilismo religioso que se practicaba allí. ¡Qué presagio para los mercantilistas religiosos babilónicos de nuestro día, cuando regrese con poder del Reino!
12. En la noche de la Pascua, ¿qué sucesos tuvieron lugar?
12 En la noche de la Pascua Judas Iscariote condujo a los enemigos de Jesús y lo traicionó en el jardín de Getsemaní. Entonces Jesús fue condenado a muerte en una sesión nocturna del Sanedrín o Tribunal Supremo judío en Jerusalén. Por la mañana, a causa de que los judíos mismos, debido a la dominación romana, no podían ejecutar la pena de muerte, el Sanedrín lo entregó a Poncio Pilato, el gobernador romano.—Mat. 26:47–27:14.
13. (a) ¿Cómo manifestaron los caudillos religiosos judíos su odio contra Jesús? (b) ¿De qué acusaron a Jesús ante Pilato?
13 Al examinar a Jesús, Pilato no halló causa alguna en él para la muerte y ofreció ponerlo en libertad, ya que la costumbre era que una persona fuera puesta en libertad de la pena de muerte al tiempo de la Pascua. Con insistencia las autoridades religiosas judías clamaron por la libertad, no de Jesús, sino de un asesino y salteador, Barrabás. (Hech. 3:13–15; 13:28) Exigieron que Jesús fuera colgado en un madero y, con una actitud diferente a la de Pilato, que quería estar libre de sangre inocente, clamaron: “Venga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos.” (Mat. 27:15–26) Acusaron a Jesús de que era sedicioso contra el emperador romano Tiberio César. Pilato en un último esfuerzo por salvar a Jesús dijo: “¡Miren! ¡Su rey!” y, “¿A su rey fijo en un madero?” pensando en apelar a su nacionalismo judío. “Contestaron los principales sacerdotes: ‘No tenemos más rey que César.’”—Juan 19:14, 15.
14. ¿Cómo demostraron los caudillos religiosos que ellos fueron sediciosos contra Dios?
14 Al adoptar este proceder estos caudillos religiosos de los judíos ciertamente fueron censurables. Primero, deliberadamente rehusaron reconocer al rey que Jehová había enviado y ayudar al pueblo judío a ver que su Rey de veras se había acercado. Además, aunque ellos mismos pretendían ser sacerdotes de Dios, fueron sediciosos contra Dios y degradaron su puesto sacerdotal aceptando como rey al Pontifex Maximus de la religión pagana. Aun en la muerte de Jesús no quisieron que fuera reconocido como Rey, porque pusieron reparo al letrero que el gobernador Pilato insistió en colocar sobre la cabeza de Jesús sobre el madero de tormento, que decía: “Jesús el nazareno el rey de los judíos.”—Juan 19:12–22.
15. ¿Qué precauciones tomaron los judíos respecto a la tumba de Jesús, pero, no obstante, qué tuvo lugar?
15 Aunque los caudillos judíos tomaron sus precauciones insuficientes haciendo que Pilato sellara la puerta de la tumba conmemorativa, que pudo haberlos hecho sentirse más desahogados para disfrutar de su fiesta formal de la Pascua, no suprimieron al Rey de Israel, porque al tercer día, el 16 de Nisán, que era el día de ofrecer las primicias de la cosecha de la cebada a Jehová en su templo, Dios mismo produjo unas primicias mucho más excelentes al levantar a su Hijo Jesucristo de entre los muertos.
16. (a) ¿Qué profecía habían pasado por alto los caudillos religiosos? (b) ¿A quién vieron los guardas de la tumba de Jesús, y a quién no vieron, y por qué?
16 Estos principales sacerdotes y otros caudillos religiosos pasaron por alto el hecho de que el rey David mismo había escrito en el Salmo 16:10: “Tú no dejarás mi alma en el Seol. No permitirás que el que te es leal vea el hoyo.” En este día dieciséis de Nisán Jesús fue levantado, pero ya no con un cuerpo carnal que podría ser dañado y hecho morir por los hombres. Durante el tiempo de su presencia carnal entre los judíos, presencia que quiso decir que el reino de los cielos se había acercado a Sion, Jesús probó su fidelidad y sus capacidades para ser levantado como una gloriosa persona espíritu inmortal. Es por eso que los guardianes a quienes Pilato permitió que los principales sacerdotes y fariseos colocaran frente a la tumba no pudieron ver a Jesús resucitado, porque no podían ver a una persona espíritu. Sin embargo, sí contemplaron al ángel materializado que abrió la tumba sellada. Como más tarde escribió el apóstol Pedro: “Cristo murió una vez para siempre respecto a pecados, un justo por los injustos, para conducir a ustedes a Dios, habiendo sido muerto en la carne, pero hecho vivo en él espíritu.”—1 Ped. 3:18; Mat. 27:57–28:4, 11–15.
CUANDO ‘REINO SE HA ACERCADO’ NO SE PREDICÓ
17. (a) ¿Cómo suministró Jesús prueba de su resurrección? (b) ¿Tomó Jesús en ese tiempo el poder como gobernante celestial?
17 Jesús dio amplia prueba de su resurrección a sus discípulos fieles apareciéndose en muchos casos por medio de la milagrosa materialización de un cuerpo humano. Entonces fue a los cielos para sentarse a la diestra de su Padre, esperando o aguardando hasta el tiempo en que habría de tomar su poder como el rey celestial. (Sal. 110:1, 2; Heb. 10:12, 13) En el día festivo del Pentecostés, el quincuagésimo día después de la resurrección de Jesús, el apóstol Pedro se puso de pie y citó el Salmo 16:10 y luego dijo: “[David] vio de antemano y habló respecto a la resurrección del Cristo, que ni fue abandonado en el Hades [traducción griega del hebreo Seol] ni su carne vio corrupción. A este Jesús lo resucitó Dios, del cual hecho todos nosotros somos testigos.”—Hech. 2:29–33.
18. (a) ¿Se hizo la proclamación “El reino de los cielos se ha acercado” después de la resurrección de Jesús? ¿Por qué? (b) ¿Por qué era el Reino algo futuro? (c) ¿Cómo mostró Pablo, al escribir a la congregación de los corintios, que el Reino no gobernaba en su día?
18 Después de la ascensión de Jesús al cielo el Rey ya no estaba presente y por consiguiente el reino de los cielos ya no estaba entre ellos. De hecho, Jesús ahora no estaba ejerciendo autoridad regia salvó sobre los que eran miembros de la congregación cristiana. Por esta razón los discípulos de Jesús no anunciaron “el reino de los cielos se ha acercado” después de su muerte. Jesús les había dicho que se iría y que regresaría con glorioso poder del reino y dio a los discípulos parábolas en este sentido mientras estuvo en la Tierra. (Juan 14:3; Mat. 25:31; Luc. 19:11–27) El Rey no aparecería otra vez en la carne en la Sion terrestre. El Reino ahora era algo en el futuro. Habría de administrar los asuntos de toda la Tierra desde el cielo, desde la Sion celestial, al debido tiempo. Ahora no había ningún rey sobre “el trono de Jehová” y no lo habría hasta que hubieran terminado los siete “tiempos de los gentiles,” tiempo que vendría en 1914 E.C. (Dan. 4:25; Sal. 2:6, 8; 110:2; Rev. 12:5, 10) Que el Reino no estaba gobernando y que los discípulos de Jesús no podían considerarse reyes aunque recibirían el reino celestial para gobernar finalmente como reyes lo demostró definitivamente el apóstol Pablo cuando reprendió a los cristianos corintios, diciendo: “Ustedes ya están hartos, ¿verdad? Ya se han hecho ricos, ¿verdad? Han empezado a gobernar como reyes sin nosotros, ¿verdad? Y verdaderamente desearía que hubiesen empezado a gobernar como reyes, para que nosotros también gobernásemos con ustedes como reyes.”—1 Cor. 4:8; 2:2.
EL ‘REINO SE HA ACERCADO’ AHORA
19. (a) ¿Qué mensaje se puede proclamar hoy, y por qué? (b) ¿Qué acompaña a la proclamación del mensaje del Reino?
19 Sin embargo, todas las evidencias muestran ahora que el Rey ha tomado su poder en el cielo y ha comenzado su reinado y por lo tanto otra vez oímos que se proclama en todo el mundo el mensaje: “El reino de los cielos se ha acercado.” Así como sucedió con la predicación de Jesús cuando el reino del cielo se hubo acercado en los días de la Sion o Jerusalén terrestre, así en estos días la proclamación “el reino de los cielos se ha acercado” está acompañada de la declaración de juicio sobre los caudillos religiosos babilónicos. Particularmente pone de manifiesto a los que pretenden creer en el reino de Dios y predicarlo, pero que no quieren su gobierno y que tratan de impedir que las nuevas del ‘Reino establecido’ lleguen a la gente, impidiendo así que otros reconozcan el Reino.—Isa. 61:2.
20. (a) ¿Qué prefiguraban las obras de curación de Jesús durante su ministerio terrenal? (b) ¿Qué tendrá que acontecer primero, antes de que se derramen copiosamente las bendiciones abrahámicas a las familias de la Tierra?
20 Así como Jesús hizo muchas obras milagrosas de curación y otras poderosas obras de limpiar el templo y salvar a la gente cuando estuvo presente entonces, así en un sentido completo y por toda la Tierra lo hará durante su reinado. Sin embargo, antes de que pueda venir esta curación los que se han opuesto al Reino tienen que ser eliminados; ante todo, Babilonia la Grande, el imperio mundial de religión falsa, después de lo cual podrá hacerse la proclamación: “Alaben a Jah, porque Jehová nuestro Dios, el Todopoderoso, ha empezado a gobernar como rey.” (Rev. 19:6) Sí, él gobernará de manera aun más amplia que al tiempo presente, porque entonces no habrá ningún rival religioso de la adoración verdadera. Luego, reinará en el grado más pleno cuando aun los gobiernos políticos del mundo que ahora se oponen a su reino sean eliminados y comience el glorioso reinado de mil años de Cristo, en el cual los 144.000 que él ha escogido reinarán con él y podrán administrar a todas las familias de la Tierra las bendiciones prometidas por el pacto que se hizo con Abrahán.—Gén. 22:18; Gál. 3:29.