El espíritu de Dios y su Palabra... provisiones divinas para la vida
“El espíritu es lo que es dador de vida; la carne no sirve para nada. Los dichos que yo les he hablado son espíritu y son vida.”—Juan 6:63.
1. ¿Qué pone en peligro al aire y abastecimiento alimenticio del hombre, haciendo cada vez más difícil el vivir en la Tierra?
SI AL despertar del sueño usted descubriera que estaba inhalando vapores mortíferos, ¿no lucharía usted para salir afuera al aire fresco? Si usted supiera que su dieta contiene sustancias venenosas que estuvieran debilitando tanto su cuerpo que pronto moriría, ¿no cambiaría usted a aquello que proporcionara nutrición y salud al cuerpo? No obstante, a pesar de nuestro interés en eliminar peligros inmediatos, está llegando a ser cada vez más difícil para nosotros el vivir en la Tierra en absoluto debido a la contaminación del aire que inhalamos, el alimento que comemos y el agua que bebemos. El desprendimiento de las explosiones atómicas y los humos y productos químicos perjudiciales contaminan el aire, así como el alimento y el abastecimiento de agua. El cultivo y proceso del alimento a menudo lo deja nutritivamente agotado y manchado con venenos y aditivos. Las aguas de albañal y otros desperdicios se derraman en las corrientes y lagos que suministran agua dulce, acarreando enfermedad y muerte a muchos que la beben. Sumada a este peligro está la crítica escasez de alimento y agua dulce en muchas partes del mundo.
2. (a) ¿Qué “aire” es más mortífero que el aire natural que se ha contaminado, y de dónde proviene? (b) Contraste los resultados de los que son guiados por el “espíritu del mundo” y los que son guiados por el espíritu de Dios.
2 Sin embargo, ¿sabía usted que hay un “aire” más mortífero, no obstante sutil, que se está inhalando hoy en día que el aire literal que está llegando a estar más y más contaminado?, ¿o que la inmensa mayoría de la humanidad está consumiendo una dieta constante de “alimento” y “bebida” que la está enviando rápidamente al sepulcro? Espiritualmente hablando, el “aire” o atmósfera mundana que inhala la mayoría de la gente hoy en día es el “espíritu del mundo,” que Jehová ha juzgado como inmundo. (1 Cor. 2:12; Rev. 16:17-21) Hay esta inclinación común de la mente que está tan difundida en toda la sociedad que hace que la gente piense, hable y adopte ciertas actitudes y ciertos puntos de vista, y siga un modelo bien definido de conducta que se opone a la influencia del espíritu de Dios y la instrucción de su Palabra, la Biblia. Esto no es raro, puesto que “el mundo entero está yaciendo en el poder del inicuo,” Satanás el Diablo, que se describe como el “dios de este sistema de cosas,” y como el “gobernante de la autoridad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de la desobediencia.” (1 Juan 5:19; 2 Cor. 4:4; Efe. 2:2) A menos que despertemos de los efectos letales de este espíritu que es creado por el Diablo y que complace los deseos egoístas de la carne, pereceremos. Más bien, tenemos que buscar el ser guiados por el espíritu santo de Dios, y ser motivados así a andar en el camino puro y justo que conduce a la vida. “Porque los que están en conformidad con la carne fijan su mente en las cosas de la carne, mas los que están en conformidad con el espíritu en las cosas del espíritu. Porque el tener la mente puesta en la carne significa muerte, pero el tener la mente puesta en el espíritu significa vida y paz.”—Rom. 8:5, 6.
3. ¿Cuál es la dieta espiritual de las masas de la humanidad, y cuál ha sido el efecto?
3 ¿Es la dieta espiritual provista para las mentes de las masas algo mejor que el “aire” que inhalan? Los gemidos de un mundo enfermo, listo a morir, dan la respuesta ominosa. La violencia, codicia, inmoralidad y blasfemia contra Dios que siempre van en aumento en el mundo son los resultados terribles. Han rechazado el alimento puro de la Palabra de Dios, que traería salud espiritual y daría instrucción sobre el camino a la vida eterna, y se han desviado a la filosofía, las teorías, los códigos de ética, los planes, las ideologías y, sí, hasta las influencias divisivas de las sectas religiosas de este viejo sistema. Tal como el alimento y el agua físicos que están contaminados enferman el cuerpo y apresuran la muerte, así el alimentarse de esta dieta ha enfermado a tal grado a las masas de la humanidad que Dios las considera muertas aunque están viviendo. (Efe. 2:1; 1 Tim. 5:6) “Hay dos cosas malas que mi pueblo ha hecho: Me han dejado aun a mí, la fuente de agua viva, para labrarse cisternas, cisternas rotas, que no pueden contener el agua.” “Han dejado a Jehová, han tratado con falta de respeto al Santo de Israel, se han vuelto hacia atrás. ¿En qué otra parte se les golpeará aún más a ustedes, puesto que añaden más sublevación? Toda la cabeza está en condición enferma, y todo el corazón está endeble. Desde la planta del pie hasta la cabeza misma no hay en él lugar sano.”—Jer. 2:13; Isa. 1:4-6.
4. En contraste con la sabiduría de este mundo, ¿qué clase de alimento necesita el hombre para su mente?
4 Si habrá de hacer decisiones correctas que conduzcan a la vida, el hombre necesita alimento sólido basado en la verdad con el cual alimentar su mente, no sabiduría mundana. Jesús dio énfasis en el lugar apropiado cuando estuvo siendo tentado por el Diablo: “Está escrito: ‘No de pan solamente debe vivir el hombre, sino de toda expresión que sale de la boca de Jehová.’” (Mat. 4:4) La mente del hombre necesita sabiduría divina para pensar correctamente. Tiene que haber una base de verdad sobre la cual edificar. En oración a Dios, Jesús expresó: “Tu palabra es la verdad.” (Juan 17:17) Es por medio de un estudio cuidadoso de la Biblia, el libro de verdad, que apreciamos el único camino a la vida eterna, es decir, por medio del sacrificio de Jesucristo. “Jesús les dijo: ‘Yo soy el pan de la vida. Al que viene a mí de ninguna manera le dará hambre, y al que ejerce fe en mí no le dará sed nunca.’”—Juan 6:35; Sant. 3:13-18.
5. ¿En qué le ayudará a uno el alimento sólido de la Palabra de Dios?
5 Pablo escribió a los cristianos hebreos que eran lentos para entender las cosas más profundas en cuanto a Jesús como el Mesías: “En lo que respecta a él tenemos mucho que decir y difícil de explicarse, puesto que ustedes se han hecho embotados en su oír. Pero el alimento sólido pertenece a personas maduras, a los que por medio del uso tienen sus facultades perceptivas entrenadas para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto.” (Heb. 5:11, 14) Advirtió además: “Cuidado: quizás haya alguien que se los lleve como presa suya por medio de la filosofía y del engaño vano según la tradición de los hombres, según las cosas elementales del mundo y no según Cristo.”—Col. 2:8; Sal. 119:104, 105.
6. Debido a que Dios quiere que viva el hombre, ¿qué provisiones ha hecho para él?
6 No hay duda, si queremos la vida en el nuevo sistema de cosas de Dios, debemos dejar de inhalar el “espíritu del mundo” y de allí en adelante dejar que el espíritu de Dios sea una fuerza motivadora en nuestras vidas. Tenemos que dejar de alimentarnos del bagazo del conocimiento mundano y dejar de beber las aguas contaminadas de las ideas de hechura humana, mientras que de allí en adelante banqueteamos con el alimento espiritual y bebemos el conocimiento y la verdad de la Palabra de Dios. La selección realmente es una de vida o muerte. Tenemos que aceptar las provisiones de Dios para vida o perderemos. Si realmente queremos la vida, Él nos ayudará a obtenerla, porque no es su voluntad que alguien perezca. Las provisiones divinas de su espíritu y Palabra son dos fuertes garantías de esto.—2 Ped. 3:9; Eze. 33:11; Juan 7:37-39.
7. (a) ¿Nos da milagrosamente Dios un entendimiento de su Palabra? (b) ¿Cómo consideraremos las operaciones del espíritu de Dios sobre los profetas y los escritores de la Biblia?
7 Ahora surge la pregunta: ¿Cómo podemos obtener los mayores beneficios de estas provisiones divinas para la vida? Jehová no abre milagrosamente nuestras mentes y derrama en ellas entendimiento. Nunca ha obrado así. Tenemos que buscar conocimiento y entendimiento como si buscásemos tesoros escondidos. (Pro. 2:1-9) Si nuestro corazón está sano y realmente queremos servir a Dios, él nos dará entendimiento, pero no a la fuerza. La adoración tiene que ser completamente voluntaria, procedente del corazón. Aunque él dio inspiración a escritores de la Biblia y a otros, ellos tuvieron que usar su intelecto para aprender la voluntad de Dios y hacer su propia decisión para servirle. A menudo no entendieron a grado cabal lo que recibieron por inspiración. (Dan. 12:8, 9; 1 Ped. 1:10-12) Él no se posesiona de nosotros como los demonios cuando controlan la mente de una persona que se ha entregado a ellos. No recibimos el “espíritu santo,” junto con manifestaciones visibles, como en los días de los apóstoles. Cuando murieron los apóstoles y los que estuvieron asociados estrechamente con ellos, ya no se ejecutaron obras poderosas o milagros con la ayuda del espíritu santo de Dios.—1 Cor. 13:8-13; 2 Ped. 1:19-21.
8. (a) Aunque ya no se ejecutan obras poderosas por el espíritu santo, ¿qué operaciones han continuado hasta hoy? (b) ¿Cómo nos ayuda el espíritu de Dios a entender las ‘cosas que bondadosamente nos ha dado Dios’?
8 Pero, ¿significa esto que ya no obra el espíritu santo a favor nuestro? No, las obras poderosas solo fueron una operación del espíritu. Pablo muestra que hay “variedades de dones, pero hay el mismo espíritu.” (1 Cor. 12:4-6) Jesús dijo: “El espíritu es lo que es dador de vida; la carne no sirve para nada. Los dichos que yo les he hablado son espíritu y son vida.” “Cuando llegue el ayudante que yo enviaré a ustedes del Padre, el espíritu de la verdad, que procede del Padre, ése dará testimonio acerca de mí; y ustedes, a su vez, han de dar testimonio, porque han estado conmigo desde que principié.” (Juan 6:63; 15:26, 27) Desde el Pentecostés de 33 E.C., el espíritu santo de Jehová ha continuado siendo un “ayudante,” un ‘recordador,’ un ‘maestro,’ y un ‘dador de testimonio.’ (Juan 16:7-16; 14:25, 26; Mar. 13:11) Después de inspirar al último escritor de la Biblia, Juan, para terminar el canon de la Biblia, ha cumplido estos papeles principalmente ayudando a los siervos verdaderos de Jehová a obtener un entendimiento progresivo de la Palabra de Dios y a esparcir las buenas nuevas en todo el mundo como testimonio. No había ninguna necesidad de revelaciones adicionales sino de entender lo que ya se había escrito. Pablo lo expresó así: “Pues es a nosotros que Dios las ha revelado por medio de su espíritu, porque el espíritu escudriña todas las cosas, aun las cosas profundas de Dios. Ahora bien, nosotros recibimos, no el espíritu del mundo, sino el espíritu que proviene de Dios, para que conozcamos las cosas que Dios nos ha dado bondadosamente. De estas cosas también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñadas por el espíritu, combinando asuntos espirituales con palabras espirituales.”—1 Cor. 2:10, 12, 13.
9. ¿Cómo podemos adquirir el “modelo de sanas palabras” en nuestras mentes?
9 El procedimiento, entonces, exige un cambio de modo de pensar. Tenemos que dejar de inhalar el espíritu de este mundo y trabajar por un nuevo espíritu o fuerza dentro de nosotros que esté en armonía con el espíritu y Palabra de Dios. El espíritu de Dios siempre ha obrado en armonía con su Palabra. No puede oponerse a ella. Él no nos dará alguna dirección contraria o nueva dirección si la tiene allí en su Palabra para que la aprendamos, sino que nos ayudará a entender lo que está escrito. Tenemos que obtener el entendimiento de los asuntos espirituales haciendo que las palabras espirituales de la Biblia se comprendan claramente. Tenemos que juntar las partes relacionadas para obtener entendimiento espiritual. Pablo le escribió a Timoteo: “Sigue reteniendo el modelo de sanas palabras que oíste de mí con la fe y amor que están relacionados con Cristo Jesús. Este excelente depósito a tu cuidado, guárdalo por medio del espíritu santo que mora en nosotros.”—2 Tim. 1:13, 14; Efe. 3:14-19.
10. ¿De qué manera obra el espíritu de Dios por medio de su Palabra?
10 En sí, las páginas de la Biblia son simplemente papel con tinta, estén encuadernadas elegante o sencillamente. Sin embargo, cuando uno comienza a estudiar estas palabras inspiradas por el espíritu con un corazón bueno, se genera una fuerza poderosa de modo que verdaderamente se puede decir que el espíritu de Dios está siendo absorbido por el lector que discierne. Realmente ésta es una de las operaciones sobresalientes del espíritu santo, en virtud de la fuerza que el espíritu santo introdujo en la Palabra de Dios. Produce resultados cuando comienza a obrar en nuestras vidas. “Porque la palabra de Dios es viva y ejerce poder y es más aguda que toda espada de dos filos y penetra hasta dividir alma y espíritu, y coyunturas y su tuétano, y puede discernir pensamientos e intenciones del corazón.” (Heb. 4:12) ¡Así de penetrante es la Palabra de Dios! Penetra hasta nuestros motivos para hacer las cosas. Distingue entre lo que parece ser uno como criatura viviente, el alma, y lo que realmente es uno en el corazón, en actitud, en espíritu. Si lo dejamos obrar en nuestras vidas, contrarrestará ideas incorrectas, motivos impuros y deseos egoístas. Puede crear dentro de nosotros una fuerza poderosa para motivarnos hacia la justicia.—Jer. 17:9, 10.
TRABAJANDO POR UN NUEVO ESPÍRITU
11. ¿Cómo se propuso Dios que usara la mente el hombre?
11 Cuando Jehová hizo al hombre, le dio la maravillosa facultad de una mente que raciocina. ¡Qué don benigno fue éste! Las mentes de Adán y Eva no eran circuitos impresos que solo podrían producir pensamientos o resultados predeterminados por un estímulo específico. Tampoco fueron robots, controlados desde el cielo en cuanto a todo paso que daban. Más bien, Jehová les enseñaría progresivamente todas las cosas que necesitaran saber a fin de hacer decisiones correctas en la vida. Lo correcto y lo incorrecto no habría de aprenderse mediante el método empírico (o de tanteos). Se adquirirían percepciones por medio de los sentidos y se asociarían en modelos de conocimiento. Esto podría usarse al instante o almacenarse en la memoria para uso posterior. Con el tiempo el hombre tendría en su depósito mental una inmensa acumulación de erudición de su Creador que podría usar como sabiduría para llevar a cabo el propósito de Dios para él con entendimiento.—Pro. 3:1-7.
12. (a) ¿Qué creó Jehová dentro de las mentes y corazones de los hombres para hacer que tuvieran incentivo? (b) ¿Cómo difiere el hombre de los animales inferiores en cuanto al potencial de esta fuerza mental?
12 El funcionamiento de la mente es muy complejo, pero sabemos que desde el tiempo que uno nace está presente una fuerza mental que lo motiva a uno a hacer cosas. La Biblia habla de esta inclinación mental o fuerza motivadora como el espíritu (rúahh, hebreo; pneuma, griego) del hombre. (Pro. 25:28; 1 Cor. 2:11) Brota de los deseos, necesidades, aspiraciones y otros estímulos de uno tanto de adentro como de afuera del cuerpo, y reciben intensidad de fuerza en virtud de cultivarlos. También los animales inferiores tienen un espíritu; pero, en contraste, esta fuerza mental los impulsa a hacer cosas según el instinto, variando poco de la manera en que hacían las cosas sus antepasados en los siglos pasados. En cuanto al hombre, el potencial de esta inclinación mental para esforzarse en más de una dirección según un proceder raciocinado le da la habilidad de escoger, y por eso el hombre goza de libre albedrío. No obstante, la libertad que tiene el hombre está limitada. Está circunscrita. Es preciso que sea así por sus propios intereses, puesto que hay muchas cosas que puede optar por hacer que son perjudiciales. El Creador del hombre, sabiendo lo que es bueno para él, mental y físicamente, ha establecido límites razonables que no son gravosos.—1 Juan 5:3; 1 Ped. 2:16.
13. Explique el funcionamiento de la voluntad de uno en relación con su “espíritu.”
13 Estrechamente asociada con esta fuerza impulsora se encuentra la voluntad de una persona, que es la facultad de la acción consciente y deliberada. Denota intención y propósito determinados y persistentes. La manera en que uno adquiere conocimiento y relaciona esto también para tener entendimiento tiene que ver mucho con la voluntad. Hay fuerzas mentales motivadoras detrás de nuestras acciones, y el control que ejerce nuestra voluntad sobre estas fuerzas determina si hacemos una cosa o algo diferente. Llamamos a esto fuerza de voluntad. Podemos fortalecer nuestra voluntad con razones por hacer lo correcto según lo ha determinado Dios y por las consecuencias de hacer lo incorrecto, y al hacer esto nuestra fuerza motivadora nos dirigirá en el camino correcto. “Cuando entre la sabiduría en tu corazón y el conocimiento mismo se le haga agradable a tu mismísima alma, la habilidad misma para pensar te vigilará, el discernimiento mismo te salvaguardará, para librarte del mal camino.”—Pro. 2:10-12; Dan. 11:3; 1 Cor. 7:37.
14. (a) Debido al pecado, ¿cuál es la naturaleza de la inclinación de la mente del hombre? (b) ¿Cómo podemos tener un nuevo espíritu para que impulse nuestra mente?
14 Nuestros primeros padres no continuaron adquiriendo conocimiento correcto ni fortaleciendo su voluntad para cumplir el propósito de Jehová para ellos. Dejaron que se hiciera fértil el deseo incorrecto para que los motivara a un derrotero de autodeterminación. (Sant. 1:14, 15; 2 Cor. 11:3) Pecaron, y por herencia tenemos las mismas tendencias. “La inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud.” (Gén. 8:21) David confesó: “¡Mira! Con error fui dado a luz con dolores de parto, y en pecado me concibió mi madre.” Confrontado con la desgracia de su proceder pecaminoso, oró contritamente: “Crea en mí aun un corazón puro, oh Dios, y pon en mí un espíritu nuevo, uno que sea constante. No me arrojes de delante de tu rostro; y tu espíritu santo, oh, no me lo quites.” (Sal. 51:5, 10, 11) Tenemos que estudiar diligentemente la Palabra de Dios y tomar a pechos su consejo para tener este nuevo espíritu. Tenemos que responder a la dirección del espíritu santo de Dios. Si fuéramos dejados a nuestro propio juicio, a menudo caeríamos y seríamos conducidos a sendas incorrectas, a pesar de las intenciones sinceras que tengamos. Por consiguiente, aconseja el apóstol: “Desechen la vieja personalidad que se conforma a su manera de proceder anterior y que va corrompiéndose conforme a sus deseos engañosos; pero . . . sean hechos nuevos en la fuerza que impulsa su mente, y . . . [vístanse] de la nueva personalidad que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad.”—Efe. 4:22-24.
15. Para retener un buen corazón y el espíritu correcto, ¿qué se necesita?
15 Si uno ora, estudia y trabaja por un espíritu correcto y se resuelve a tenerlo, Dios es fiel en que El ayudará a que esa persona tenga un buen espíritu. Jesús dio énfasis a la necesidad de orar para que el espíritu de Dios fortalezca nuestro propio espíritu: “Manténganse alerta y oren de continuo, para que no entren en tentación. El espíritu, por supuesto, está pronto, mas la carne es débil.” (Mat. 26:41) A nuestro espíritu se le tiene que ayudar o tiene que estar inclinado tan fuertemente en la dirección correcta que se contrarreste cualquier deseo carnal de ir por el camino incorrecto o seguir el derrotero del menor esfuerzo. Entonces no cederemos a la tentación ni ‘dejaremos lugar para el Diablo.’ (Efe. 4:27) Con nuestras mentes despiertas, vivas y ansiosas de hacer la voluntad de Dios, podremos mover la carne para que obedezca a pesar de sus limitaciones e imperfecciones.—1 Cor. 9:26, 27; Rom. 6:12-14.
16. (a) ¿Qué continúa obrando en oposición de nuestra mente renovada? (b) ¿Qué se necesita a fin de triunfar sobre los deseos de la carne?
16 De modo que, Dios no ejecuta un milagro en nuestro caso ni remueve de nuestros cuerpos la imperfección ni la inclinación al pecado. Aún están allí, y estamos muy conscientes de ello día tras día, aunque nos aplicamos diligentemente a un derrotero piadoso. “Hallo, pues, esta ley en el caso mío: que cuando deseo hacer lo que es correcto, lo que es malo está presente conmigo. Verdaderamente me deleito en la ley de Dios conforme al hombre que soy por dentro, pero contemplo en mis miembros otra ley que guerrea contra la ley de mi mente y que me conduce cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. . . . Así pues, con la mente yo mismo soy esclavo a la ley de Dios, pero con la carne a la ley del pecado.” (Rom. 7:21-25) No podríamos triunfar sobre los deseos de la carne con nuestras propias fuerzas. Es por eso que Dios nos concede la ayuda que necesitamos por encima de lo que podemos hacer nosotros mismos para llenar los requisitos, “para que el poder que es más allá de lo normal sea de Dios y no el que procede de nosotros.” (2 Cor. 4:7) Él nos da su espíritu, no para ejecutar un milagro para quitar el problema, sino para darnos el entendimiento sobre cómo enfrentarnos a él, para aguantarlo, para ser entrenados por él, para probar integridad mediante él. “Porque Dios no nos dio espíritu de cobardía, sino de poder y de amor y de buen juicio.”—2 Tim. 1:7; Luc. 11:13.
17. (a) Al pasar por varias pruebas, ¿qué no debemos perder de vista? (b) ¿Por qué a veces somos sometidos a grado cabal a la prueba?
17 No debemos creer que nuestras pruebas siempre son especiales que envuelven el gran punto en cuestión de la soberanía universal, como fue la prueba de Job, y sin embargo nunca debemos ir al otro extremo y creer que no estamos contribuyendo a la vindicación del nombre de Jehová mediante nuestro proceder de fidelidad bajo prueba. El Diablo y sus demonios quisieran obrar para destruir a los siervos de Dios sin ninguna misericordia y lo harían si Dios no proveyera la protección necesaria y el ambiente en que la fe, esperanza y amor pudieran fomentarse y la integridad pudiera labrarse. El Diablo repetidamente pone en duda la integridad y rectitud de los siervos de Dios y a menudo maniobra las cosas para que seamos tentados, injuriados, amenazados o de otra manera estorbados. Algunos puntos en cuestión están muy bien definidos, y a veces quizás parezca ser una decisión muy cuidadosa en cuanto a si el individuo mantendrá integridad y fidelidad bajo prueba. Si Jehová efectuara liberación milagrosa indistintamente, entonces habría base para que el Diablo desafiara a Jehová con escarnio, de que él no dejó que el punto en cuestión prosiguiera hasta su fin: ‘Jehová lo ayudó precisamente en el punto crucial; si Él no lo hubiera librado precisamente entonces, ciertamente habría fallado en la prueba que puse en esa ocasión.’ Así los resultados serían inconclusos en cuanto al punto en cuestión.—Pro. 27:11; Rev. 7:1-4, 9-17.
18. ¿Qué podemos esperar a modo de alivio de parte de Jehová?
18 Por otra parte, si la prueba está siendo llevada más allá de lo razonable, más allá del punto donde no probaría nada tocante al punto en cuestión, entonces habría justificación para que Jehová interviniera misericordiosamente con alivio, con alguna operación, ya sea mediante sus santos ángeles que son siervos públicos a favor de los santos en la Tierra o de otra manera. El individuo quizás no sienta esta ayuda especial, pero sentirá el alivio. Jehová puede mandar que se detengan las cosas, disponiendo una salida, si la prueba ha servido su propósito, o puede permitir que prosiga hasta su fin, en algunos casos, si la fidelidad hasta la muerte es la única manera en que se puede zanjar el punto en cuestión. “En consecuencia, el que piensa que está en pie, cuídese que no caiga. Ninguna tentación los ha tomado a ustedes salvo lo que es común a los hombres. Pero Dios es fiel, y no dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que junto con la tentación él también dispondrá la salida para que puedan aguantarla.”—1 Cor. 10:12, 13; 2 Cor. 4:7-12.
19. Puesto que Jehová está “avaluando los espíritus,” ¿de hacer qué debemos tener cuidado?
19 Cuán confortantes las palabras de Pablo: “Por lo tanto no nos rendimos, mas aunque el hombre que somos exteriormente se va desgastando, ciertamente el hombre que somos interiormente va renovándose de día en día.” (2 Cor. 4:16) Es el “hombre que somos interiormente” el que queremos mantener renovado y el que queremos salvaguardar. A medida que aguantamos, recordamos que Jehová está “avaluando los espíritus.” (Pro. 16:2) El vigila para ver si estamos dejando que el espíritu de este mundo y su sabiduría nos motiven, o si estamos manteniéndonos cerca de su Palabra y respondiendo a su espíritu. “No estén contristando el espíritu . . . sigan percibiendo cuál es la voluntad de Jehová. . . . sigan llenándose de espíritu.”—Efe. 4:30; 5:17, 18; Gál. 5:16-26.
20. Jehová nos ha dado su espíritu y su Palabra, ¿con qué propósito? ¿Qué mostrará el siguiente artículo?
20 Si vamos a lograr entrar en el nuevo orden de cosas de Dios para la humanidad, tenemos que aprovecharnos de todas las provisiones que Jehová ha hecho para la vida. En este artículo hemos visto cómo su espíritu y su Palabra son ayudas indispensables de las cuales no podemos prescindir. Hay una tercera provisión que es indispensable también, y en el siguiente artículo veremos cómo también es una provisión amorosa de parte de Jehová para su pueblo en su búsqueda de la vida.