¿Quién puede predecir el futuro?
¿Puede hacerlo el hombre? ¿Es posible saber lo que traerá el futuro?
ES NATURAL preguntarse qué encierra el futuro. Quizás usted se interese particularmente en los sucesos de mañana, de la semana entrante, o de más tarde en el año. ¿Se establecerá pronto la paz duradera? ¿Será económicamente próspero el año entrante? ¿Se mejorarán las relaciones raciales y se realizarán mejores condiciones de vida?
¿Quién sabe? ¿Puede alguien predecir confiablemente estas cosas? Los políticos, en los discursos de su campaña, frecuentemente hacen promesas maravillosas acerca de un mañana más brillante. Pero, ¡cuán a menudo son éstas simplemente palabras vacías! El futuro que describen rara vez se realiza. Por eso, en su esfuerzo por saber el futuro, muchas personas buscan información de otras fuentes.
¿PUEDE UNO ACUDIR SIN PELIGRO A FUENTES ESPIRITISTAS?
Millones han consultado a adivinos, astrólogos y otras fuentes relacionadas. La revista Time del 30 de diciembre de 1966 informó: “La venta de bolas de cristal, especialmente la de tamaño grande de 25 dólares, claramente ha aumentado en Los Angeles. . . . Por toda la nación, la venta de tablas ouija se triplicó el año pasado, aun la Cooperativa de la Universidad de Harvard las vende todas cada vez que las tiene en existencias. El adivinar con los signos del Zodíaco ha llegado a ser parte de la charla social.”
Se pagan anualmente centenares de millones de dólares a gente que afirma tener habilidad especial para predecir el futuro. Un astrólogo popular dijo que esto se debe a que, “en estos tiempos de incertidumbre, la gente está buscando a tientas una respuesta.” Pero, ¿verdaderamente puede usted aprender acerca del futuro de tales fuentes? ¿Cuán confiables son?
No puede haber duda de que las fuentes espiritistas a veces predicen el futuro tocante a asuntos personales. Así sucedió en el primer siglo de nuestra era común. Por ejemplo, el registro bíblico habla acerca de una “sirvienta que tenía un espíritu, un demonio de adivinación,” que “proporcionaba . . . mucha ganancia a sus amos practicando el arte de la predicción.” (Hech. 16:16) Para haber sido una fuente de ganancia para sus amos, la muchacha debe haber tenido fama de alguna exactitud en predecir el futuro. Sin embargo, las fuentes espiritistas a menudo también resultan estar equivocadas en sus predicciones.
Con respecto a esto, un artículo notable titulado “Un vistazo al mañana hoy,” que se publicó en The Saturday Evening Post del 26 de marzo de 1966, comentó: “Vez tras vez astrólogos individuales se han equivocado al grado de provocar risa, como lo hizo Jeane Dixon de Washington cuando predijo que Gualterio Reuther sería candidato para la presidencia en 1964. . . . El 5 de febrero de 1962 grandes multitudes de santos hindúes velaron toda la noche esperando el fin del mundo que habían predicho astrólogos indios . . . En 1939 los preeminentes astrólogos británicos predijeron unánimemente que no habría guerra, y cuando vino la guerra, predijeron que terminaría al año siguiente con la caída de Hitler.”
No, no se puede confiar en los astrólogos, ni en los adivinos ni en otras fuentes semejantes para que pronostiquen confiablemente el futuro. Frecuentemente se equivocan.
Sin embargo, no solo no son confiables, sino que el acudir a ellos por información acarrea el disfavor de Dios. Pues sus esfuerzos en el vaticinio están asociados con el demonismo, como sucedió con aquella muchacha del primer siglo. Realmente reciben información de parte de criaturas espíritus inicuas, invisibles. Es fácil comprender, por lo tanto, por qué la Palabra de Dios, la Biblia, manda que ningún adorador verdadero debe consultar “a un médium espiritista o a un pronosticador profesional de sucesos ni nadie que pregunte a los muertos.” Tales fuentes no son las apropiadas a las cuales acudir por información acerca de lo que el futuro traerá.—Deu. 18:10-12.
¿ES IMPORTANTE SABER EL FUTURO?
La creencia popular en algunos lugares es que no hay razón para interesarse en el futuro, porque uno no puede cambiar lo que habrá de suceder de todos modos. Por ejemplo, un sacerdote danés, Jacobo Rod, explica en su libro Popular Religion and Church: “La creencia de la religión popular en el destino tiene su propio credo especial: ‘Probablemente tenía que ser así,’ o ‘Tenía que suceder.’ Sin duda éste es el credo que más a menudo se expresa aquí en Dinamarca hoy día.”
Sin embargo, tal actitud no se circunscribe a Dinamarca. Se puede oír expresada en muchos lugares. No obstante, ¿no indica el raciocinio sano que hay verdadero valor en saber lo que traerá el futuro? Porque si uno sabe con anticipación lo que va a suceder, puede emprender acción que lo beneficie a uno mismo y a sus amados. Por ejemplo, el experto en volcanes Haroun Tazieff dice que en los volcanes con observatorios bien equipados ‘los científicos pueden pronosticar las erupciones.’ Si usted viviera cerca de uno de estos volcanes, ¿no sería de valor saber el tiempo de la siguiente erupción? ¡Sí, por cierto! Porque entonces usted podría hacer algo para evitar desastre para usted.
En muchos casos verdaderos, el conocimiento exacto del futuro ha resultado provechoso. Aunque los acontecimientos futuros no cambiaron, algunos individuos hicieron ajustes para protegerse. En septiembre de 1965, por ejemplo, los pronosticadores del tiempo advirtieron que un poderoso huracán azotaría a Luisiana y Misisipí desde el Golfo de México. Teniendo este conocimiento por anticipado, centenares de miles de personas huyeron a terreno más alto, y evitaron que los alcanzara el desastre.
De manera semejante, en el primer siglo de nuestra era común el Hijo de Dios, Jesucristo, dio la advertencia de que cuando vieran a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, entonces los habitantes, a la primera oportunidad, debían huir de la ciudad. (Luc. 21:20-22) En 66 E.C. sucedió esta circunstancia cuando los ejércitos romanos cercaron a Jerusalén para sitiarla. Pero luego se retiraron. Entonces los que prestaron atención a la advertencia profética y huyeron de Jerusalén evitaron la terrible calamidad cuando los ejércitos romanos regresaron en 70 E.C. y devastaron a la ciudad. El conocimiento acerca del futuro en verdad puede resultar provechoso.
QUÉ HACE POSIBLE LA PRESCIENCIA
¿Qué hace posible el predecir exactamente los acontecimientos futuros? Sería importante tener un conocimiento de todos los factores que pudieran afectar el asunto. Los hombres que poseen una cantidad suficiente de hechos, a veces, han disfrutado de una percepción notablemente exacta del futuro. No obstante, los humanos frecuentemente cometen errores; aun a veces se equivocan en sus pronósticos del tiempo. A menudo los hombres interpretan mal la prueba disponible, pasan por alto los factores que afectan el asunto, o simplemente no están familiarizados con todos los hechos del caso.
A pesar de esto, los doctos reconocen la posibilidad de poseer una percepción exacta del futuro. De hecho, reconocen que, con suficiente conocimiento y suficiente sabiduría, es posible que uno pronostique todos los sucesos que todavía habrán de acontecer. Comentando sobre esto, los profesores Roberto B. Lindsay y Enrique Margenau escribieron en su libro Foundations of Physics: “Una inteligencia lo suficientemente poderosa para conocer todas estas ecuaciones diferenciales junto con los valores de las coordenadas y las derivadas en un tiempo determinado, y que pueda resolverlas, tendría un esbozo completo de todos los sucesos, futuros y pasados.”
FUENTE DE LA PROFECÍA VERDADERA
Aunque los humanos por lo general no tienen la capacidad para saber toda la información necesaria, y para analizarla apropiadamente, ciertamente existe “Aquel que es perfecto en conocimiento” y que sí puede predecir exactamente el futuro. (Job 37:16) Ese es el Magnífico Creador de este maravilloso universo y de sus criaturas vivas. Sí, él es el Dios Altísimo, Jehová; Aquel que sabe “desde el principio el final, y desde hace mucho las cosas que no se han hecho.”—Isa. 46:10; Sal. 83:18.
Jehová Dios es ilimitado en los poderes que tiene para predecir el futuro, porque no solo posee todos los hechos, sino que puede controlar todos los factores. Él tiene un registro perfecto de exactitud al predecir el futuro. Aun acontecimientos respecto a los cuales toda la prueba disponible a los hombres indicaría que sería muy improbable que acontecieran, Jehová Dios los puede predecir perfectamente.
Por ejemplo, ¿sería lógico esperar que una ciudad azotada por el hambre, rodeada de ejércitos enemigos, tuviera alimento en abundancia al día siguiente? No obstante, esto es lo que Jehová inspiró a su profeta Eliseo a predecir en el siglo décimo antes de nuestra era común cuando los ejércitos sirios estaban sitiando a Samaria. Dice el registro bíblico:
“Eliseo ahora dijo: ‘Escuchen la palabra de Jehová. Esto es lo que ha dicho Jehová: “Mañana como a esta hora una medida de sea de flor de harina valdrá un siclo, y dos medidas de sea de cebada valdrán un siclo, [un precio muy barato] en el paso de entrada de Samaria.”’ Ante eso el adjutor sobre cuya mano estaba sosteniéndose el rey le contestó al hombre del Dios verdadero y dijo: ‘Si Jehová estuviese haciendo compuertas en los cielos, ¿pudiera suceder esta cosa?’ A lo que dijo él: ‘Mira que lo estás viendo con tus propios ojos, pero de ello no comerás.’”—2 Rey. 7:1, 2.
El adjutor del rey, un alto funcionario, no podía creerlo. La población estaba muriendo de hambre, había hasta madres que estaban comiéndose a sus propios hijos. (2 Rey. 6:24-29) ¿Cómo sería posible que se realizara tal profecía? Aquel que tiene conocimiento ilimitado lo sabía.
Durante la noche Dios hizo que los sirios acampados oyeran el sonido de una gran fuerza militar. Asumieron que los israelitas habían alquilado la ayuda de los hititas y los egipcios. De modo que, muy atemorizados, huyeron hacia sus propias fronteras, dejando sus posesiones. La Biblia explica lo que sucedió entonces:
“El pueblo procedió a salir y a saquear el campamento de los sirios; y así una medida de sea de flor de harina vino a valer un siclo, y dos medidas de sea de cebada a valer un siclo, conforme a la palabra de Jehová. Y el rey mismo había nombrado al adjutor sobre cuya mano estaba sosteniéndose a que tuviese a su cargo el paso de entrada; y el pueblo siguió atropellándolo en el paso de entrada, de modo que murió, tal como había hablado el hombre del Dios verdadero.”—2 Rey. 7:16, 17.
¡Qué admirable cumplimiento de profecía! No obstante, para Jehová Dios esto no es nada extraordinario. Hay veintenas de profecías semejantes registradas en la Biblia que se han cumplido tan asombrosamente como ésa. Pues, cuando Babilonia era una potencia poderosa, aparentemente invencible, Jehová predijo su caída. (Jer. 51:53-58; Dan. 5:22-30) Hasta dio el nombre del conquistador persa, Ciro. . . ¡y esto más de cien años antes de nacer Ciro! (Isa. 44:26–45:1) Jehová también predijo la caída de Medo-Persia ante Grecia, y que el reino del gobernante conquistador, Alejandro Magno, sería dividido en cuatro reinos, como, por supuesto, lo fue.—Dan. 8:3-8, 20-22.
Después de una consideración del cumplimiento de tan asombrosas profecías bíblicas, Tomás Newton escribió en su libro Dissertations on the Prophecies: “¿Qué puede ser más claro? Uno ve o puede ser que vea con sus propios ojos las profecías de las Escrituras realizadas: y si las profecías de las Escrituras se realizan, las Escrituras tienen que ser la palabra de Dios.” ¡Sí, absolutamente podemos confiar en que lo que la Biblia predice para el futuro se cumplirá!
¿QUÉ TRAERÁ EL FUTURO INMEDIATO?
¿Qué, entonces, predice la Biblia para nuestro futuro inmediato? ¿Se establecerá la paz duradera, mejorarán las relaciones raciales y se realizarán mejores condiciones de vida? ¿O nos estamos acercando a un tiempo en que las condiciones mundiales empeorarán aun más?
El mayor profeta de Dios que ha estado en la Tierra, Jesucristo, señaló hacia “la conclusión del sistema de cosas,” y predijo que se ‘levantaría nación contra nación, que habría escaseces de alimento, pestes, terremotos y aumento de desafuero,’ ¡sí, las mismísimas condiciones que se han experimentado sin paralelo desde 1914! Así que, según la Palabra de Dios, no solo continuarán las naciones experimentando un tiempo de angustia sin precedente que empeorará aun más, sino que en el mismísimo futuro cercano este entero sistema de cosas sufrirá destrucción completa.—Mat. 24:3-21; Luc. 21:7-19.
¿Significa esto que no hay esperanza en la vida? ¿que no hay futuro para el cual vivir? ¡De ninguna manera! Pues Jehová Dios promete en su Palabra que todos lo que le aman y le sirven serán preservado vivos a través del fin de este sistema de cosas e introducidos en Su justo nuevo sistema de cosas. (1 Juan 2:17; 2 Ped. 3:13) Sí, Dios asegura que en ese tiempo “él residirá con ellos, y ellos serán sus pueblos. Dios mismo estará con ellos. Y él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento, ni clamor, ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”—Rev. 21:3, 4.
¡Qué magnífico futuro describe la Biblia para la humanidad! ¡Qué preciosa e íntima relación con Jehová Dios! ¿Se cumplirá realmente? ¿Podemos confiar plenamente en lo que predice Dios? Examine el registro. Examine su propio ejemplar de la Biblia, y vea cuán exacto ha sido Dios en el pasado al describir los acontecimientos antes de que sucedan. Usted descubrirá que hay toda razón para tener confianza en el Todopoderoso, el único que puede predecir con exactitud el futuro.