“No desistamos de hacer lo que es excelente”
1. ¿Qué clase de superintendente del rebaño de Dios mostró ser Pablo, y cómo respondieron sus hermanos cristianos?
EL APÓSTOL Pablo como fiel superintendente y pastor del rebaño de Dios siempre estaba ansiosamente interesado en ayudar a otros a progresar en su vida espiritual. Escribió a los cristianos de Roma: “Anhelo verlos, para impartirles algún don espiritual a fin de que sean hechos firmes.” (Rom. 1:11) Fue este afectuoso y amoroso interés en otros lo que hizo que el ministerio de este apóstol tuviera tanto éxito y fuera una bendición tan grande para aquellas personas junto con las cuales servía. Sus hermanos cristianos apreciaron su amor. El pensar en perder a este hermano suyo bastó para hacer que a “los hombres de mayor edad de la congregación” de Éfeso ‘especialmente les causara dolor,’ sí, que hasta lloraran. En una expresión espontánea de su amor a él “se echaron sobre el cuello de Pablo y lo besaron tiernamente.”—Hech. 20:17, 37, 38.
2. ¿Qué exhortación dio Pablo a los hombres de mayor edad de la congregación de Éfeso?
2 Solo unos minutos antes de esta ocasión conmovedora, Pablo había estado estimulando a los hombres de mayor edad de la congregación de Éfeso a que manifestaran este mismo interés amoroso en los que estaban bajo su cuidado espiritual. Quería que ellos también hicieran cuanto pudieran por ayudar a los miembros de la congregación a estar “sembrando teniendo en mira el espíritu.” Encarecidamente les dijo: “Presten atención a ustedes mismos y a todo el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de Dios, que él compró con la sangre del Hijo suyo.”—Hech. 20:28.
3. ¿Qué clase de superintendentes se necesitan hoy en la congregación del pueblo de Dios?
3 Certísimamente hay necesidad de superintendentes de esta clase en la congregación cristiana en el día presente. No, no solo hombres celosos por el ministerio, hombres que puedan poner un excelente ejemplo en la predicación pública de casa en casa, hombres que puedan pronunciar animadores discursos públicos desde la plataforma y que demuestren un excelente conocimiento de las enseñanzas bíblicas. Es verdad, se ha de dar encomio por tales cualidades y éstas son sumamente provechosas tanto para la congregación como para otros que escuchen la predicación de las “buenas nuevas.” Pero el interés solícito de Pablo como superintendente, según lo indican los pasajes bíblicos ya mencionados, está en el rebaño ya reunido. Está muy interesado en que crezcan espiritualmente, en que lleguen a ser hombres espirituales ‘hechos’ “a la medida de crecimiento que pertenece a la plenitud del Cristo.” El apóstol se expresó con esas mismísimas palabras cuando escribió a la congregación de Éfeso después de llegar a Roma como prisionero. (Efe. 4:11-13) Esto, entonces, llega a ser un interés principal de los superintendentes cristianos y de sus auxiliares ministeriales hoy día: ayudar a cada uno de la congregación a crecer espiritualmente, ayudar a cada uno a sembrar “teniendo en mira el espíritu” para que cada uno pueda ‘segar del espíritu vida eterna,’ no desistiendo de “hacer lo que es excelente.”—Gál. 6:8, 9.
4. Al ayudar a otros a progresar espiritualmente, ¿qué palabras de Pablo a los gálatas es bueno tener presentes?
4 Es verdad que el que ayudemos a alguien a dedicar más tiempo a la predicación de las buenas nuevas puede ser una manera de ayudar a un miembro de la congregación a sembrar más teniendo en mira el espíritu. Pero no es preciso que sea así. Hasta pudiera hacer que alguien pensara que está progresando espiritualmente cuando de hecho carece de algún aspecto más esencial del crecimiento espiritual. Por eso, en cuanto al crecimiento espiritual es bueno que el cristiano individual y que el superintendente tengan presentes estas palabras adicionales de la carta de Pablo a los Gálatas: “Porque si alguien piensa que es algo, no siendo nada, está engañando su propia mente. Pero que él pruebe lo que es su propia obra, y entonces tendrá motivo de alborozarse respecto de sí mismo solo, y no en comparación con la otra persona. Porque cada uno cargará con su propia responsabilidad.”—Gál. 6:3-5.
5. ¿Cómo estaban algunos cristianos judíos de Galacia “engañando su propia mente” por la manera en que razonaban?
5 Aquellos cristianos judíos de las congregaciones de la provincia de Galacia que daban gran importancia al hecho de que estaban circuncidados en verdad estaban “engañando su propia mente.” Habiendo profesado en otro tiempo fe en Cristo Jesús y su sacrificio como el medio de la salvación del pecado y de la muerte, ahora estaban ‘echando a un lado la bondad inmerecida de Dios.’ Como Pablo les escribió claramente: “Si la justicia es por medio de ley, Cristo realmente murió en balde.” El aceptar ellos tales ideas era ‘insensato,’ se dejaban poner “bajo influencia mala.” De modo que el apóstol razona con ellos: “Después de comenzar en espíritu ¿están ahora completándose en carne?” ¡Imposible! El considerar las cosas de manera carnal no podía completarlos como hombres espirituales que tuvieran en mira la vida eterna. Estaban considerando que eran algo cuando no eran nada. El hacer comparaciones sobre la base de la carne, prefiriendo la circuncisión a la no circuncisión, no los hacía avanzar y estar más adelantados que sus hermanos cristianos no circuncidados en el crecimiento hacia la madurez espiritual. Al contrario, debido a tal actitud el padecer ellos sufrimiento por el nombre de Cristo sería, de hecho, en vano. No segarían la vida eterna, por sembrar teniendo en mira la carne en vez del espíritu.—Gál. 2:21; 3:1-4.
6, 7. (a) ¿Cómo han caído algunos cristianos hoy en la trampa de tratar de completarse “en carne,” después de haber comenzado “en espíritu”? (b) Por eso, al ayudar a otros, ¿qué querremos hacer?
6 Así, también, el que aguantemos sufrimiento y persecución en la actualidad, nuestras excelentes obras de predicar y enseñar en el ministerio público pueden ser en vano si comenzamos a confiar en esas obras nuestras como la base para la justicia en vez de en la bondad inmerecida de Dios. También estaremos pensando que somos algo cuando no somos nada, engañando nuestra mente. Algunos han caído en esta trampa y han llegado a estar confiados en demasía tocante a su posición, comparando favorablemente su actividad y registro con los de otros. Realmente están tratando de ‘completarse’ como cristianos “en carne” más bien que de manera espiritual.
7 Por eso, si estamos en condiciones de ayudar a otros en cuanto a la madurez cristiana querremos ayudarles a llegar a esa meta de la manera correcta. Querremos ayudar a cada uno a sembrar teniendo en mira el espíritu, para que siegue fruto espiritual y logre verdadero progreso espiritual teniendo en mira la vida eterna. ¿Cómo se puede hacer esto? En Gálatas 6:4 se nota una excelente sugerencia que ofrece Pablo: “Que él pruebe lo que es su propia obra, y entonces tendrá motivo de alborozarse respecto de sí mismo solo, y no en comparación con la otra persona.”
8. ¿Por qué es tan importante la empatía al suministrar ayuda de la clase correcta a otros?
8 El superintendente cristiano querrá tener presente este principio cuando ofrezca ayuda a otros miembros de la congregación. Esto requiere verdadera empatía o sintonía de afecto como compañero, la habilidad de ponerse uno en el lugar de la otra persona. Los miembros individuales de la congregación, dependiendo de una variedad de factores, como años y experiencia en la verdad, habilidad para entender y retener información y aplicarla, entrenamiento temprano en la juventud, problemas presentes de la vida cotidiana, etc., se encuentran en diferentes etapas de crecimiento o desarrollo espiritual. El siguiente paso que hayan de dar depende en gran parte de dónde se hallan en el camino a la madurez cristiana. El superintendente tiene que discernir esto para dar el consejo y estímulo que necesita personalmente cada individuo.
9. ¿Qué clase de progreso queremos que logren otros, y por qué?
9 Por ejemplo, se ve fácilmente que la persona que todavía no ha comenzado a asistir a las reuniones con regularidad no está en condiciones de dar el paso siguiente de participar en el ministerio público, de predicar las buenas nuevas a otros de casa en casa. El esfuerzo espiritual de dar tan grande paso hacia adelante pudiera resultar en una caída que lastimara la fe en vez de en progreso espiritual hacia la madurez, sin mencionar el hecho de que tal persona no puede representar apropiadamente a la congregación, pues todavía no es un asociado regular de ella. Es verdad, queremos que todos los que están interesados en la Palabra de Dios progresen hasta el grado en que participen en el ministerio cristiano. Esta es la voluntad de Jehová para ellos. Pero tienen que progresar paso a paso, logrando progreso ordenado según una buena rutina espiritual.
10. (a) ¿Por qué es importante que un padre o una madre note el progreso de parte de sus hijos y dé encomio apropiado? (b) ¿Sobre qué base estimulará el padre o madre prudente a sus hijos a progresar?
10 Realmente es alentador el poder ver que estamos progresando. Eso es cierto tocante a todo lo que hacemos, ¿no es verdad? Es cierto del niño muy joven cuando aprende por primera vez a hacer algo nuevo: a gatear, a dar sus primeros pasos, a hablar sus primeras palabras. Gorgotea deleitado por haber logrado algo. A veces, el progreso, debido a que requiere tiempo, apenas se nota. Esto es igualmente cierto del crecimiento. Uno puede sentarse y observar una planta en su jardín durante horas y no discernir ninguna evidencia de crecimiento. ¡Pero está creciendo! Después que uno se ha alejado varios días y vuelve... pues, es fácil ver los cambios que se han efectuado en el jardín, cambios que se han debido al crecimiento. Un padre o una madre, dado que ven a su hijo todos los días, quizás no estén tan conscientes del crecimiento del niño, pero algún amigo, volviendo después de haberse ausentado algunos meses, inmediatamente le dirá al jovencito: “¡Cómo has crecido!” Le es alentador al jovencito mientras va creciendo que también se note su desarrollo en otros aspectos. Si se le ayuda a ver que está progresando en sus lecciones escolares, recibe estímulo y es probable que trabaje más duro. Tiene un sentido de logro, de satisfacción. El padre discernidor también busca que haya crecimiento espiritual en sus hijos, y da encomio afectuoso y amoroso cuando es apropiado. Sabiamente guía a sus hijos a dar los pasos hacia adelante en el crecimiento espiritual según sus necesidades y habilidades individuales. Se abstiene de hacer comparaciones desalentadoras con otros niños, pero ayuda a cada niño a ‘probar lo que es su propia obra,’ a ver hasta dónde ha progresado, y el niño encuentra “motivo de alborozarse respecto de sí mismo solo, y no en comparación con” algún otro niño, cosa que quizás desaliente, o, en algunos casos, quizás dé una base falsa de estímulo.
11. (a) Para estimular a su estudiante bíblico, ¿qué querrá hacer el ministro discernidor? (b) ¿Qué clase de ayuda será de sumo provecho a las personas espiritualmente enfermas, pero cómo debe darse? (c) ¿Qué es lo que dará a los recién asociados o a los espiritualmente enfermos causa genuina para alborozarse?
11 El no poder ver ningún progreso en uno mismo puede ser sumamente desanimador. A menudo las personas que recientemente se han asociado con la congregación cristiana y que han estado teniendo un estudio bíblico por algún tiempo quizás crean que no están logrando el progreso deseado. Por lo tanto, un maestro discernidor ayudará a tales personas a ver el progreso que, de hecho, están logrando, estando preparado para dar encomio afectuoso y sincero en los casos en que sea apropiado. Así mismo, el superintendente querrá hacer igual tocante a los que se asocian regularmente con la congregación. No, no adulación. Si una persona que ha estado asociada activamente con la congregación se enferma espiritualmente necesita ayuda genuina, ayuda amorosa. Le será una ayuda ver exactamente lo que es su obra, lo que falta y luego recibir algunas sugerencias prácticas para vencer su problema. Quizás su problema sea que simplemente no esté seguro de lo que es necesario que haga, del paso que debe dar. Agradecerá la ayuda y guía en cuanto a qué hacer para fortalecer su vida espiritual. Es verdad que tal ayuda siempre debe darse de manera amorosa y prudente, pero también tiene que ser ayuda honrada y apegada a la realidad. Cuando se da tal ayuda con amor y empatía, las personas ayudadas quedan agradecidas porque se les haya ayudado a dar el paso correcto en el camino al desarrollo y la madurez espirituales. A medida que éstos den pasos hacia adelante, sinceramente déles encomio. Ayúdelos a discernir su propio progreso. Entonces tendrán motivo de alborozarse, y esto respecto de sí mismos, no en comparación con algún otro individuo.
ALERTOS A LA PÉRDIDA DE LA ESPIRITUALIDAD
12. Si queremos segar el fruto de la vida eterna por nuestro sembrar, ¿a qué tenemos que estar alerta?
12 El sembrar teniendo en mira el espíritu resulta en crecimiento espiritual. Si cesamos de sembrar teniendo en mira el espíritu, cesamos de crecer espiritualmente. Peor todavía, si regresamos a sembrar teniendo en mira la carne, cesamos de hacer lo que es excelente y se marchita el aprecio que teníamos por las cosas espirituales, y el resultado es inactividad espiritual y muerte. Es posible que en un tiempo hayamos ‘andado conforme al sistema de cosas de este mundo.’ “Sí, entre ellos todos nosotros en un tiempo nos comportamos en armonía con los deseos de nuestra carne, haciendo las cosas que eran la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos naturalmente hijos de ira así como los demás.” (Efe. 2:2, 3) Pero cuando empezamos a alimentarnos de la verdad de la Palabra de Dios, cuando empezamos a discernir y hacer lo que el espíritu santo de Jehová aclaraba que era Su voluntad para nosotros, entonces empezamos a llegar a vivir en sentido verdadero. (1 Cor. 2:11, 12; 2 Cor. 3:6) Si seguimos sembrando teniendo en mira el espíritu ‘segaremos del espíritu vida eterna.’ No queremos perder esta bendita siega de vida eterna, ¿no es verdad? Entonces, es necesario que estemos alerta para discernir en nosotros mismos cualquier tendencia a regresar a sembrar teniendo en mira la carne.
13, 14. (a) ¿Cómo muestra uno que está obrando en armonía con el espíritu de Dios al tratar los problemas personales que tiene con otros? (b) ¿A qué consecuencia puede conducir el no obrar en armonía con el espíritu de Dios en tales asuntos? (c) ¿Cómo contribuye el estar inclinado a lo espiritual a buenas relaciones entre hermanos cristianos?
13 Es posible, estimado lector, que usted ya sea miembro de una congregación de los testigos de Jehová. Bueno, ¿cómo considera usted a sus compañeros cristianos? ¿Sabe usted que la manera en que considere a otros le suministra una indicación clara de la manera en que usted está sembrando? Eso rápidamente le indicará a usted si está considerando las cosas solo de manera carnal o de manera espiritual. Si, por ejemplo, usted discierne que está comenzando a criticar, a denigrar mentalmente los esfuerzos de otros en el servicio de Jehová, ésta es una señal que le advierte que está en peligro de regresar a sembrar teniendo en mira la carne. Si usted tiene alguna causa de desacuerdo con su hermano o hermana en Cristo, si usted cree que éste ha pecado contra usted, sea pronto en zanjar las cosas, ya sea por no ‘llevar cuenta del daño’ —y eso significa el realmente echarlo de la mente, sin guardar rencor alguno— o por llevar a cabo el consejo de Jesús que se da en Mateo 18:15-17 a fin de ganar a su hermano. Esto es obrar en armonía con el espíritu de Dios. (1 Cor. 13:5) ¿Cuál es el resultado si usted no sigue este derrotero? Se retiene un rencor en el corazón contra ese hermano o hermana. Esto, a su vez, desfigura su entera relación con esa persona. El que aparezca el “ofensor” en la plataforma para presentar una conferencia bíblica o participar en una discusión o demostración produce una sensación de resentimiento y se encuentra usted escuchando con una actitud crítica en vez de con amor y aprecio. Esta es la actitud de hombres “carnales,” no de hombres “espirituales,” ¿no es verdad?—1 Cor. 3:1-3.
14 Esto no significa que no estamos conscientes de las debilidades de otros. Pero, el hombre que se inclina a lo espiritual, que produce el fruto del espíritu de Dios, es misericordioso, usa de gran paciencia, está lleno de bondad. Toma en cuenta las circunstancias de otros. Tiene presente que cada uno de la congregación es siervo de Jehová, que trata de agradarle a Él.
15. ¿Qué indican los sentimientos de celos y resentimiento, y a qué actitud anima Santiago?
15 La pérdida de la inclinación a lo espiritual se puede echar de ver en los sentimientos de celo. Es posible que un individuo haya esperado que cierta asignación o privilegio de servicio se le diera a él pero se le pasa por alto a favor de otra persona. El ‘hombre carnal,’ el que ‘siembra teniendo en mira la carne,’ sentirá el resentimiento brotando en su corazón. Este resentimiento disipa el gozo, lo cual hace difícil o hasta imposible que él coopere con el hermano nombrado ahora. No fue sin buena razón que el discípulo Santiago escribió: “¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que muestre por su conducta excelente sus obras con una mansedumbre que pertenece a la sabiduría. Pero si ustedes tienen en su corazón amargo celo y espíritu de contradicción, no anden haciendo alardes y mintiendo contra la verdad. Esta no es la sabiduría que desciende de arriba, sino que es la terrenal, animal, demoníaca. Porque donde hay celo y espíritu de contradicción, allí hay desorden y toda cosa vil.”—Sant. 3:13-16.
16. ¿Por qué debemos combatir cualquier tendencia a rechazar el estímulo que nos den otros o a tener en poco el consejo?
16 Una señal segura de la pérdida de visión espiritual es cuando comenzamos a resentirnos por el estímulo o consejo que nos den cristianos maduros, aun cuando sea apropiado, se dé con amor y con apoyo de las Escrituras. Esté alerta a esta señal de peligro. Evite toda tendencia a tener en poco el consejo diciéndose usted mismo: “Oh, si es el mismo de siempre Fulano de Tal que está hablando,” considerando así que el consejo solo proviene de una fuente humana en vez de Jehová por medio de uno de sus siervos. En realidad, debido a que estamos asociados con la organización verdadera de Dios, podemos esperar que se nos ofrezca ayuda personal, que recibamos consejo y estímulo según lo necesitemos. Los “que tienen las debidas cualidades espirituales” tienen órdenes de cuidar del rebaño, de restaurar con un espíritu de apacibilidad a los que dan “algún paso en falso.” (Gál. 6:1) Reciba con gusto tal ayuda. Procediendo así, usted manifesta la clase de humildad que resulta en una bendición procedente de Jehová, en recibir de su bondad inmerecida y en ser ensalzado a la vida en su justo nuevo orden.—Sant. 4:6, 10.
17, 18. (a) ¿Qué otro síntoma de pérdida de espiritualidad es el que más probablemente afecte al cristiano, y qué puede contribuir a eso? (b) ¿Por qué no es éste el tiempo para desistir de hacer lo que es excelente?
17 Un síntoma común de la pérdida de la espiritualidad es una pérdida de celo por el ministerio cristiano. El primer celo de la ‘juventud cristiana,’ incitado por la expectativa de ver realizada pronto la esperanza de vida en felicidad bajo el reino de Dios, se puede disipar. El tiempo pasa y el Armagedón no viene tan pronto como se esperaba. Los problemas diarios de la vida se apiñan de nuevo y hacen que recordemos nuestras imperfecciones y debilidades. O quizás estemos considerando con anhelo los beneficios materiales presentes de que otros disfrutan, y la tentación de no perdernos los placeres presentes de la vida mina nuestra devoción a la causa de Jehová.
18 Pero, realmente, ¿es éste el tiempo para estar desistiendo de hacer la excelente obra que Dios ha dado a sus siervos en estos “últimos días”? De todos los tiempos, éste es el tiempo para estar mostrando aguante y perseverancia en el servicio de Jehová. Su reino prometido por largo tiempo ha estado rigiendo desde los cielos desde 1914. Ya hemos avanzado bastante en el tiempo del fin, en los últimos días de este presente sistema de cosas. El fin completo de la iniquidad se acerca, en nuestra generación. Las vidas de millones de personas penden en la balanza; necesitan con urgencia nuestra ayuda. ¡Qué privilegio es el que los cristianos dedicados dirijan a los hombres y mujeres de corazón honrado del derrotero enloquecido de este mundo a abrazar la adoración verdadera que lleva a vida eterna! Sin falta, entonces, “no desistamos de hacer lo que es excelente, porque al debido tiempo segaremos si no nos rendimos. Realmente, pues, mientras tengamos tiempo favorable para ello, obremos lo que es bueno para con todos, pero especialmente para con los que están relacionados con nosotros en la fe.”—Gál. 6:9, 10.
19. ¿Qué “guerra” tiene que reconocer cada uno que existe en él, y qué punto en cuestión vital está envuelto?
19 No descarte como insignificantes las tendencias de ‘sembrar teniendo en mira la carne.’ Naturalmente, siendo todavía imperfectos, aún nos plagan las debilidades de la carne. Descubrimos que no siempre hacemos las cosas que quisiéramos hacer, o que hacemos cosas que prefiriéramos no haber hecho. Pero, no debemos ceder a los deseos de la carne, “para vivir de acuerdo con la carne.” Sí, hay una guerra dentro de nosotros mismos, entre nuestra mente, con la cual nos esforzamos por estar en armonía con la dirección del espíritu de Jehová, y nuestra carne. (Rom. 7:18-23; 8:12, 13) El ceder a la carne, el reanudar el sembrar teniendo en mira la carne, de seguro significa segar corrupción, sí, muerte. Pero, “el que está sembrando teniendo en mira el espíritu, segará del espíritu vida eterna.”—Gál. 6:8.
20. ¿Qué palabras estimulantes se registran en Hebreos 6:9-12 para los que perseveran fielmente en hacer lo que es excelente?
20 Para los que perseveran en hacer lo que es excelente hay estas amorosas palabras de estímulo y consejo: “Sin embargo, en el caso de ustedes, amados, estamos convencidos de cosas mejores y de cosas acompañadas de la salvación, aunque estamos hablando de esta manera. Porque Dios no es injusto para olvidar la obra de ustedes y el amor que mostraron para con su nombre, en que han servido a los santos y continúan sirviendo. Pero deseamos que cada uno de ustedes muestre la misma diligencia a fin de tener la plena seguridad de la esperanza hasta el fin, para que no se hagan indolentes, sino que sean imitadores de los que por medio de fe y paciencia heredan las promesas.”—Heb. 6:9-12.