Acudamos a la Biblia como nuestra guía en la vida
“Sigan haciendo sendas rectas para sus pies, para que lo cojo no sea descoyuntado, sino más bien sea sanado.”—Heb. 12:13.
1. ¿Bajo qué condiciones habían dependido los israelitas dé Jehová durante cuarenta años, y qué expectativa les aguardaba?
DURANTE cuarenta años los israelitas habían vagado por el desierto, sin hogar, sin tierra, sin asociación con otros pueblos. Durante cuarenta años habían sido guiados y sostenidos enteramente por la mano de Dios. Él les había provisto su alimento: maná milagroso del cielo. El hasta había sacado agua de las rocas por medio de su mediador Moisés. Ahora este pueblo escogido de Dios se hallaba en las llanuras desérticas de Moab al otro lado del Jordán desde Jericó, más de seiscientos mil hombres físicamente capacitados, con sus esposas y sus hijos. Eran una nación fuerte y viril de hombres y mujeres jóvenes, pues solo una pequeña minoría pasaba de sesenta años de edad. Muchos de ellos, quizás hasta la mayoría, habían nacido en el desierto. Solo habían conocido la vida en tiendas de campaña y la solitud del desierto desolado, pero al otro lado del Jordán estaba una tierra rica y fértil, una tierra de leche y miel, de trigo y cebada, de árboles frutales y flores, una tierra de canción y risa, una tierra de quietud... una Tierra de Promisión.
2. ¿Contra qué necesitaban estar en guardia, y cómo falló Balac en sus designios contra Israel?
2 Pero estaban rodeados de enemigos: hombres, mujeres y niños que no adoraban a Jehová, que preferían ver destruido a Israel antes que ver perturbada su propia manera de vivir; enemigos que usarían todo medio a su alcance para impedir que esta nación joven entrara en la tierra y heredara su posesión prometida por Dios. Por eso fue que Balac, el rey de Moab, empleó al profeta Balaam para maldecir al pueblo de Jehová. Tres veces trató de maldecir a los israelitas, pero cada vez el Dios Todopoderoso controló la lengua de Balaam para convertir la maldición que Balac se proponía en una bendición sobre Israel, aclarando que “no hay ningún hechizo de mala suerte contra Jacob.”—Núm. 23:23.
3. (a) ¿Qué medio halló Balaam para quebrantar la invencibilidad de Israel, y cuál fue el resultado? (b) ¿Qué acción rápida y positiva hizo que Jehová detuviera la plaga?
3 Entonces Balaam encontró la única manera de quebrantar la invencibilidad de este pueblo fuerte. Los sedujo y así los alejó de su Dios, Jehová, su Protector y Fuente de fortaleza. Aconsejó al rey de Moab que trajera la propia maldición de Jehová sobre su pueblo seduciéndolos a la idolatría por medio de fornicar con mujeres idólatras. El registro bíblico dice (Núm. 25:1-3): “Entonces el pueblo comenzó a tener relaciones inmorales con las hijas de Moab. Y venían las mujeres llamando al pueblo a los sacrificios de sus dioses, y empezó el pueblo a comer y a inclinarse ante los dioses de ellas. De modo que Israel se apegó al Baal de Peor; y la cólera de Jehová empezó a encenderse contra Israel.” Por consiguiente a los jueces de Israel se les ordenó que mataran a los hombres que hubiesen tenido apego con este dios falso, Baal de Peor. Pero aun mientras los hombres de mayor edad se hallaban a la entrada de la tienda de reunión lamentando el desvío de Israel, el hijo de un principal israelita llamado Zimri desvergonzadamente introdujo a una madianita en el campamento delante de los ojos de Moisés y de toda la asamblea. Finees, el hijo de Eleazar el sacerdote, con una acción rápida y positiva, tomó en la mano una lanza, los siguió hasta dentro de la tienda abovedada y los traspasó a ambos. “Con eso se detuvo el azote de sobre los hijos de Israel. Y los que murieron del azote ascendieron a veinticuatro mil.” (Núm. 25:8, 9) Veinticuatro mil ofensores murieron a manos de Jehová. No entraron en la Tierra Prometida cuando estaban en sus umbrales. Habían cedido a la pasión egoísta y habían abandonado a su Dios Jehová como su Guía en la vida.
4. ¿De qué otra manera habrían de ser probados los israelitas?
4 Pero eso no fue todo. Un hombre que no había sucumbido a las indecentes orgías sexuales del Baal de Peor todavía no era invulnerable. Él también fue víctima de la pasión egoísta, pero su pasión fue la codicia y la avaricia, el lazo sutil del materialismo. Y el desenfrenarse en su deseo les costó la vida a treinta y seis de sus hermanos israelitas.
5. (a) ¿Por qué removió Jehová su favor de Israel, y cómo se sacó esto a luz? (b) ¿Qué castigo se le impuso al malhechor, y por qué?
5 Esto sucedió después que la ciudad de Jericó había sido entregada milagrosamente en manos del pueblo de Dios y habían subido contra la ciudad de Hai para tomarla. Josué, su caudillo, solo había enviado tres mil hombres armados, esperando una victoria fácil al tomar en cuenta las fuerzas inferiores del enemigo. Sin embargo, los hombres de Hai salieron a borbotones de la ciudad y los derrotaron completamente, matando a treinta y seis de los hombres de Israel. Josué y los hombres de mayor edad cayeron sobre su rostro delante de Jehová en una súplica encarecida para determinar la causa de este desastre. Jehová les dijo el motivo: “Israel ha pecado, y también han traspasado mi pacto que les impuse como mandato; y también han tomado algo de la cosa dada irrevocablemente a la destrucción y también han hurtado y también lo han tenido secreto y también lo han puesto entre sus propios objetos.” A la mañana siguiente, como Jehová había mandado, Josué reunió a la entera nación y, por eliminación, finalmente escogió a Acán como el hombre culpable delante de Jehová. Bajo la presión del interrogatorio, Acán confesó que había tomado para sí algo del despojo de la ciudad de Jericó que Jehová había apartado como sagrado para su propio servicio. Así que Acán fue condenado y, junto con toda su familia que aparentemente aprobó su acción, fue muerto a pedradas.—Jos. 7:1-25.
PREVINIENDO A LOS INCAUTOS
6. (a) ¿En qué posición paralela se halla el pueblo de Dios en la actualidad en comparación con los israelitas en las llanuras de Moab? (b) ¿Qué protección tenemos?
6 Hoy el pueblo de Dios está en los umbrales de un nuevo orden administrado en justicia, teniendo en mira la vida eterna. Y Jehová ha convertido en bendición toda maldición que ha sido traída contra este pueblo por el mundo de Satanás. Pero, exactamente como Balaam y el pueblo de Moab, el presente sistema inicuo ofrece la influencia atractiva y seductora de la adoración sexual y muchas otras prácticas inmorales como el mentir, el defraudar y el hurtar. ¿Estamos inmunes? ¡El registro dice que no! Cada año varios miles de personas son expulsadas de la organización de Dios debido a que abandonan a Jehová y sus principios justos, porque no acuden a la Biblia como su guía en la vida. Solo unas cuantas de estas personas comprenderán lo que han perdido, se arrepentirán y corregirán su proceder malo. Ninguno de los demás jamás entrará en las bendiciones maravillosas del nuevo sistema de cosas. ¿Cómo podemos evitar nosotros esta tragedia?
7. (a) Según Santiago, ¿a qué se debe la transgresión voluntariosa de la ley de Dios? (b) ¿En qué dos direcciones se nos puede llevar, y cuál es la fuerza directiva en cada una?
7 La acción que emprendieron tanto Zimri como Acán fue deliberada. Sabían que su derrotero respectivo era contrario a los mandamientos explícitos de Jehová. Pero es improbable que en un caso o el otro los actos específicos que les hicieron perder la vida fueran impulsados por deseos que jamás hubieran abrigado antes. Santiago, el hermano de Jesús, describe la transgresión voluntariosa como resultado de un progresivo modo de pensar incorrecto: “Cada uno es probado por medio de ser provocado y atraído seductoramente por su propio deseo. Luego el deseo, cuando se ha hecho fecundo, da a luz el pecado; a su vez, el pecado, cuando se ha realizado, produce la muerte.” (Sant. 1:14, 15) Ambos hombres estaban bajo la ley de Dios mediada por Moisés y estaban sujetos a sus sanciones. Hoy estamos bajo la ley de Cristo, y la sanción de esa ley es el espíritu de Dios que nos impulsa a la justicia. (Rom. 6:18, 19; 7:6; Gál. 5:16-18) Pero es el mismo espíritu que opera sobre la congregación cristiana y sus superintendentes que son nombrados por espíritu de Dios. (Hech. 20:28) Por lo tanto, si somos impulsados por espíritu de Dios, si permitimos que el espíritu de Dios por medio de su Palabra y su organización guíe nuestra vida, entonces no hay razón por la cual no podamos saber con anticipación cuándo es probable que el deseo incorrecto nos haga caer en el lazo que entrampó a Zimri y Acán y lo evitemos. La cuestión es: ¿Estamos interesados genuina y sinceramente en ser guiados por el espíritu de Dios, o realmente preferimos seguir las inclinaciones de nuestros propios deseos y, a fin de gratificar nuestros propios deseos, preferimos aventurarnos a recibir las consecuencias de cualquier resultado que nos sobrevenga?
8. ¿Cómo proveen una protección los siervos de la congregación, y por qué sienten una responsabilidad?
8 Los superintendentes y auxiliares ministeriales de la congregación son dones en la forma de hombres, dados por Cristo con la mira de edificar y fortalecer a los miembros de las congregaciones cristianas a través de la Tierra. (Efe. 4:8, 11, 12) Son hombres que han crecido a la madurez en lo que toca a observar la ley de Dios y que, por medio de experiencia y entrenamiento en los requisitos justos de Dios, han aprendido lo que se necesita para elevarse a la altura de los requisitos de Dios y para guardar su ley. Por lo tanto, están constantemente alerta a la condición de la congregación y sus miembros bajo su cuidado y están prontos a reconocer los síntomas de una debilidad espiritual que pudiera causar enfermedad espiritual seria o llevar a una transgresión fatal de la ley de Dios. Estando intensamente interesados en el rebaño de Dios, sabiendo que tienen que rendir cuentas (Heb. 13:17), aceptan de buena gana su responsabilidad de observar la exhortación del apóstol Pablo a los gálatas (Gál. 6:1, 2): “Hermanos, aun cuando un hombre da algún paso en falso antes de darse cuenta de ello, ustedes que tienen las debidas cualidades espirituales traten de restaurar a tal hombre con espíritu de apacibilidad, a la vez que cada uno de ustedes se vigila a sí mismo por temor de que también sea tentado. Sigan llevando las cargas los unos de los otros, y así cumplan la ley del Cristo.”
LA SERIEDAD DEL DESVIARSE
9. ¿Qué actitud debemos asumir cuando recibimos consejo? Si no asumiéramos tal actitud, ¿qué sugeriría eso fuertemente?
9 Cuando se observan tales síntomas y se llaman a la atención de un hermano, ¿cuál debe ser su actitud? Obviamente debe ser una actitud de aprecio por esta provisión que Jehová ha hecho dentro de su organización. Debe reconocer que el consejo es de la Palabra de Dios y debe estar dispuesto a seguirlo como su guía. Si, por otra parte, se ofende, o persistentemente trata de justificar un proceder incorrecto, ¿no indicaría esto aun más lo sabio del consejo y la necesidad seria que existe de llamar a su atención la fechoría? ¿No indicaría posiblemente que su inclinación quizás ya sea tan fuerte que la atracción del derrotero mundano de maldad prese más que el espíritu motivador de Dios que mueve a amoldarse al punto de vista bíblico teocrático? ¿No sugeriría fuertemente que el ofensor ya ha sido llevado a un punto peligroso en su desvío, quizás ya fuera del alcance de la Palabra de Dios? ¿Qué impedirá ahora que adelante más hacia la transgresión que puede producir la muerte? “No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará; porque el que está sembrando teniendo en mira su carne, segará de su carne la corrupción; mas el que está sembrando teniendo en mira el espíritu, segará del espíritu vida eterna.”—Gál. 6:7, 8.
10. ¿Por qué no debemos tener en menos siquiera un desvío leve de los requisitos de Jehová? ¿Cuál verdaderamente es un modo de proceder más sencillo, y por qué?
10 Nunca, entonces, tengamos en menos lo serio que es desviarse, aun en cosas leves. Porque, ¿qué significa desviarse? Significa el alejarse o apartarse del rumbo verdadero. Y cualquier desviación, sin importar cuán leve sea, causa una brecha que se ensancha cada vez más mientras más se persiste en ella. La única manera en que se puede hacer que el descarriado regrese al rumbo verdadero es haciéndolo cambiar de nuevo de dirección, y cuando uno mira hacia atrás a la vereda zigzagueante que tal individuo ha dejado tras de sí, ¡qué difícil camino ha sido! Cuánto más sencillo es el ‘seguir haciendo sendas rectas para sus pies, para que lo cojo no sea descoyuntado, sino más bien sea sanado.’—Heb. 12:13.
11. ¿Cómo es posible dar un paso en falso sin darse cuenta de ello, y por cuál salvaguarda debemos estar agradecidos?
11 La influencia del sistema de cosas de Satanás es muy fuerte sobre todos nosotros. A veces quizás no reconozcamos cuánto influye o simplemente de qué manera. Es posible que uno sea atrapado en un patrón de pensamiento, o acción que parezca muy inocente al principio, pero, con el tiempo, puede resultar en dificultades serias. Este punto de vista o proceder realmente puede resultar en que una persona dé un paso en falso, que se desvíe de una norma bíblica o viole un principio bíblico, y no obstante no lo note la persona que adopte ese proceder por ignorar la norma o el principio, por no darse cuenta del grado hasta el cual puede llegar o por haberse descuidado momentáneamente. Cualquiera que sea la circunstancia que lo haya permitido, ¡cuán agradecidos debemos estar de que Jehová por medio de su Palabra o su organización, representada por los siervos de la congregación, está vigilando, observa el paso falso y lo llama a nuestra atención!
12. (a) ¿Cómo pueden saber los siervos de la congregación cuando se ha dado un paso en falso? (b) ¿Por qué doble razón se preocupan al grado de emprender acción apropiada?
12 Quizás los siervos de la congregación no siempre sepan exactamente cuál sea el verdadero problema, pero se dan cuenta de que algo pasa por ciertas tendencias o actitudes que se dejan ver. Puede ser la tendencia a dejar de asistir a algunas reuniones, a rechazar asignaciones en la Escuela del Ministerio Teocrático, o a un aumentante aire de independencia, una mengua en la cualidad espiritual de la conversación, o a un aumentante “sentido de estar a la moda” en el vestir. Sea lo que sea, los siervos se interesan debido a la indicación de que el bienestar espiritual del individuo está en peligro. Pero su interés trasciende debido a que saben que lo que afecta a un individuo también afecta a la congregación entera. Dijo el apóstol Pablo: “Hemos venido a ser un espectáculo teatral al mundo” (1 Cor. 4:9), indicando que los de fuera de la congregación observan nuestra manera de proceder. Si uno sigue en un paso falso hasta que se comete la transgresión, esto trae mala reputación a la congregación entera. No siempre tiene que suceder la maldad absoluta antes que acarree vituperio a la organización. Lo que dijo un maestro de escuela pública ilustra esto: “Solía admirar a los hijos de los testigos de Jehová. Siempre tenían tan buenos modales y apariencia limpia. Lamento decir esto, pero simplemente ya no puedo ver la diferencia en algunos de ellos. Su ropa y sus peinados; se ven y actúan exactamente como todos los demás niños.” Cualquiera que visitara las reuniones de congregación de los testigos de Jehová sabría que esta observación es la excepción más bien que la regla, pero el hecho de que se pudo hacerse tal declaración causa preocupación, y a los siervos de las congregaciones donde se noten tales tendencias les gustaría ayudar a corregirlas para que “lo cojo no sea descoyuntado, sino más bien sea sanado.”
13. (a) ¿Qué hay de malo en pensar que podemos ganar a la gente tratando con ella a la manera de ella, y cómo se probó este punto en la congregación corintia? (b) ¿Qué peligros hay si uno teme ser diferente en apariencia a sus asociados mundanos?
13 Algunos quizás arguyan que podría ayudar a la causa de la verdad el que apareciésemos como “progresistas” y “al día” como los más modernos del mundo, tratando con ellos a la manera de ellos, por decirlo así. Pero eso es raciocinio que se basa en una premisa falsa. El fin no justifica los medios. Jehová no quiere que las personas se asocien con su organización debido a que sea popular y moderna. Él quiere a individuos que amen la justicia y que estén dispuestos a vivir en armonía con los principios. Un ejemplo de esto se halla en la congregación corintia primitiva. Algunos de los asociados pensaban que la notoriedad haría famosa a la congregación. Cuando el apóstol Pablo se enteró de ello escribió: “De hecho, se informa que hay fornicación entre ustedes, y tal fornicación como ni aun hay entre las naciones, que cierto hombre tiene la esposa de su padre. ¿Y están ustedes hinchados, y no se lamentaron más bien, para que fuese quitado de en medio de ustedes el hombre que cometió este hecho? No es excelente el motivo de su jactancia. ¿No saben ustedes que un poco de levadura hace fermentar toda la masa? Quiten la levadura vieja, para que sean ustedes una masa nueva, según estén libres de fermento.” (1 Cor. 5:1, 2, 6, 7) Le fue preciso a Pablo actuar inmediata y drásticamente para limpiar esta congregación. Hizo esto expulsando a los transgresores de la ley de Dios y enderezando el modo de pensar incorrecto de otros que excusaban la maldad. Tal como la levadura del pecado hace fermentar la entera congregación, así una inclinación incorrecta hacia el copiar las modas, las costumbres y los modales de este mundo contaminará la habilidad de pensar y el punto de vista teocrático. Si tememos presentar una apariencia diferente de la de nuestros asociados en el mundo, ¿qué impedirá que demos un paso más y transijamos en nuestros principios cristianos para no ser demasiado diferentes? O, ¿qué impedirá que adoptemos el razonamiento mundano al tratar con nuestros problemas? Esto no producirá en nosotros el fruto del espíritu de Dios, sino más bien el fruto del espíritu de este mundo, lo cual con el tiempo puede resultar en transgredir la ley de Dios. (Gál. 5:16-18) Como indicó Santiago, los actos de inmoralidad rara vez se producen sin advertencia. El deseo incorrecto rara vez brota súbitamente con pleno desarrollo. Por lo general se necesitan dos ingredientes: inclinación y oportunidad. Si acudimos a la Biblia como nuestra guía en la vida, nos esforzaremos por eliminar ambas cosas de nuestra vida tan completamente como sea posible.
EL PELIGRO DE LAS MALAS ASOCIACIONES
14. ¿De qué manera suministran las malas asociaciones todos los ingredientes para que uno se deslice a la inmoralidad, y cómo se puede ilustrar esto?
14 Las malas asociaciones, debido a su influencia contaminadora, suministran todos los ingredientes para que uno se deslice a la inmoralidad. Se debilitan los principios, lo cual tiende a estimular las inclinaciones incorrectas. Además, siempre está presente la oportunidad de hacer lo malo, lo que hace posible que uno fácilmente obre por impulso común y emprenda un proceder imprudente ya sea por ignorancia o por temor de quedar en ridículo. También la transgresión de cualquiera del grupo acarrea culpa sobre todos como cómplices. Un hermano joven progresaba de modo excelente en el ministerio, pero optó también por asociarse con compañeros escolares a quienes no les importaban nada los principios bíblicos. Un día, para tener excitación, decidieron sacar unas cuantas botellas de refresco de un camión repartidor. Esto les pareció a ellos una travesura inofensiva, pero el conductor del camión los vio y salió corriendo para darles una lección a los jovencitos. Antes de que cualquiera se diera cuenta de lo que sucedía, uno de los muchachos sacó una navaja e hirió al conductor en el estómago. Esto lo mató. El ministro joven que estaba con la pandilla fue expulsado de su congregación y ahora está en un reformatorio para jóvenes. Acán, también, le acarreó desastre a la entera nación y lo pagó con su propia vida. Tampoco estuvo libre de culpa la nación hasta que él fue purgado de en medio de ella.—Jos. 7:20-25.
15. (a) ¿Qué error cometió Dina, y cómo puede servirnos de advertencia lo que le resultó? (b) ¿Qué derrotero contrario emprendió José, y cómo puede ser un ejemplo para nosotros?
15 Nadie que se adhiera a principios cristianos cometería fornicación voluntariamente. Pero la prudencia también dictaría que se evitaran las circunstancias que pudieran resultar en que una persona fuese violada. Dina pasó por alto esta posibilidad en su asociación con las hijas jóvenes de los cananeos. El apasionado hijo de Hamor la vio y la violó. Si ella no hubiera estado en asociación con personas que no temían al Dios verdadero, no hubiera tenido esta experiencia degradante. (Gén. 34:1, 2) En nuestro propio tiempo, deben tomarse precauciones semejantes. El derrotero prudente es evitar el vestir inmodesto, y el viajar sin compañía en lugares poco frecuentados o aislados o en vecindarios peligrosos. Lleve un acompañante correcto y evite la compañía de los que no están restringidos por su dedicación a Jehová y un amor a los principios correctos. José, el hermano de Dina, escogió el derrotero prudente mientras estuvo esclavizado en Egipto. Cuando la esposa de Potifar su amo repetidas veces trató de seducirlo, consistentemente rehusó apartarse de lo que sabía que era correcto y le agradaba a Dios. Hasta donde su condición de esclavo se lo permitió, trató de evitar el exponerse a esta tentación, y cuando finalmente esta mujer descarada trató de obligarlo a tener relaciones inmorales con ella, se volvió y corrió de la habitación de ella, dejando su manto exterior en la mano de ella. Prefería recibir cualquier castigo que ella pudiera idear contra él a desagradar a Jehová por transgredir su ley. José fue bendecido por el Dios verdadero por su decisión firme.—Gén. 39:7-23.
16. (a) ¿Qué peligro hay para cualquiera que está renuente a separarse completamente de las normas mundanas? (b) ¿Cómo se ilustró esto en el caso de Acán, la congregación corintia y Dina? (c) ¿Qué solución nos ofrece Jehová, y qué papel desempeña en esto la congregación en conjunto?
16 Si amamos sinceramente a Jehová con un deseo genuino de hacer su voluntad, ningún problema que arrostremos está tan arraigado que no se pueda resolver mediante una aplicación apropiada de principios bíblicos. Cualquiera que sea indiferente a la responsabilidad y sea renuente a separarse completamente de las normas mundanas, con el tiempo llegará a estar tan impregnado de este modo de pensar que ciertamente el desastre lo abatirá de una manera u otra. Hoy no somos diferentes, en cuanto a esto, de lo que ha sido el pueblo de Dios en tiempos pasados. El punto de vista materialista de Acán y su deseo incorrecto lo llevaron a hurtar de Dios, contaminando así a la entera congregación y acarreando la muerte a treinta y seis de sus compañeros israelitas así como a su propia familia. Algunos de la congregación corintia estaban tan deseosos de agradar a sus vecinos inicuos que hasta excusaron el incesto, pensando que podrían hacerse famosos por medio de la notoriedad. Solo la fuerte disciplina de Pablo a la congregación, aplicando los principios bíblicos y expulsando al malhechor, salvaron el espíritu de la congregación. Dina pensó que podía asociarse con incrédulos y salir inmune. Perdió su virginidad y acarreó la muerte a todos los varones de Siquem. Su hermano, José, por otra parte, rehusó transigir en sus principios, aunque estaba lejos de casa y en un país extraño, separado de su familia. Demostró que Dios ama y protege a los que lo aman y guardan sus requisitos justos. Por eso, ¿es usted miembro de una familia que abraza la verdad, o es usted el único que se ha puesto de parte de la verdad? No importa. Tenemos estos problemas en común. Pertenecen a la entera congregación. La congregación por medio de sus siervos nombrados tiene que interesarse activamente en ellos. Hay una solución para todos. Se encuentra en la Biblia. Como escribió el salmista: “Tu palabra es una lámpara para mi pie, y una luz para mi vereda.” (Sal. 119:105) Sí, tenemos la promesa de Dios de que la Biblia nos llevará infaliblemente a través del desierto del sistema de cosas de Satanás, nos protegerá ante la presencia y de la influencia de hombres y mujeres inmorales que practican la adoración del moderno Baal de Peor y nos hará siempre más fuertes en el amor de Dios y nos llevará sanos y salvos al nuevo orden de justicia que está precisamente adelante... si acudimos a la Biblia como nuestra guía en la vida.
[Ilustraciones de la página 427]
Es preciso que los cristianos acudan a la Biblia como su guía en la vida si no quieren ser víctimas de prácticas inmorales como lo fue Acán, cuya codicia les costó la vida a treinta y seis compañeros israelitas