Siga haciendo sendas rectas para sus pies
1. ¿Cómo se le ha llamado al período de tiempo desde 1914?
EN EL año 1914 comenzó el cambio más radical de la historia del hombre. Aun cuando a la era de acontecimientos que comenzó en ese año se le considere separadamente de la profecía bíblica, que la señala como el principio del fin de este presente sistema de cosas, esa era no tiene precedente. Se le ha llamado apropiadamente “la era de la violencia.”
2. ¿Qué diferencia se puede ver en las generaciones sucesivas desde 1914 en comparación con tiempos anteriores?
2 En tiempos antiguos, las costumbres cambiaban poco de generación en generación, de modo que por centenares, aun por millares de años, los hijos vivieron de manera muy semejante a la de los padres. Pero principiando alrededor del tiempo de la llamada Reforma, cada generación sucesiva quería construir, sobrepasar lo que ya se había hecho, de modo que como resultado hubo progreso verdadero desde ese tiempo hasta 1914. Pero desde 1914 todo comenzó a ir en marcha atrás, tanto, que un redactor de noticias se vio obligado a reconocerlo así: “El último año completamente ‘normal’ en la historia fue 1913, el año antes de que principiara la I Guerra Mundial.” Esto no quiere decir que no se hayan alcanzado grandes adelantos científicamente. Sin embargo, el progreso en el desarrollo de las relaciones sociales, tanto en el nivel individual como en el nivel internacional, estalló en 1914 en la peor guerra que el mundo había conocido hasta entonces y ha degenerado desde entonces en lo que se considera comúnmente como casi anarquía en la actualidad.
3. (a) ¿Qué condiciones predijo Pablo para el tiempo actual, y qué exhortación añadió? (b) ¿Qué respuestas diferentes hay a estas condiciones?
3 Una profecía sobresaliente que predijo esta “era de la violencia” y su extensa decadencia moral es la que se encuentra en la segunda carta de Pablo a Timoteo: “Mas sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin gobierno de sí mismos, feroces, sin amor de la bondad, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, teniendo una forma de devoción piadosa mas resultando falsos a su poder”; y luego añade Pablo: “y de éstos apártate.” (2 Tim. 3:1-5) En esta era de violencia hay muchos que desean ‘apartarse’ de tales asociaciones y que ciertamente hallan seguridad y paz. Pero hay otros a quienes les parece difícil comprender que las normas hayan descendido a un nivel tan bajo. No habiendo tenido ninguna otra asociación, han aceptado estas condiciones como ‘normales,’ apropiadas, porque todos viven así. Por otra parte, algunos retroceden ante el pleno impacto de la inseguridad e inutilidad del modo de vivir moderno pero procuran refugio en los muchos cultos juveniles que han brotado alrededor del mundo, o buscan escape a través de diversas formas de drogas y estimulantes. Aun los adultos expresan su descontento con las condiciones presentes por medio de movimientos de “desobediencia civil,” que a menudo terminan en motines, saqueo y tiroteo asesino de parte de francotiradores a civiles y a oficiales que hacen cumplir la ley.
RECONOCIENDO LA FUENTE
4. (a) ¿Por qué resultan difíciles de manejar estas condiciones? (b) ¿Cómo puede uno ser vencido si sigue costumbres como los bailes modernos?
4 Pablo llama a estos tiempos “críticos” y “difíciles de manejar.” Pero, ¿por qué deberían presentar tal problema a los que saben que vivimos en los “últimos días”? Una razón es que estas condiciones, a pesar de haberse desarrollado tan rápidamente, han sido introducidas sutilmente por el “dios de este sistema de cosas” para hacerlas parecer como una serie natural de acontecimientos que no tienen mayor significado en sí que los tiempos dificultosos del pasado. Como resultado, los incautos consideran los cambios radicales en las costumbres y las normas morales que se desintegran como algo que no tiene significado verdadero y como nada contra lo cual estar en guardia. Por ejemplo, cuando bailes como el “twist” y todos sus desenvolvimientos posteriores se introducen, los jóvenes los aceptan ansiosamente y sin ponerlos en tela de juicio, mientras que sus padres se asombran o se sonríen de manera complaciente por un tiempo y luego los adoptan con casi igual fervor, aparentemente para proyectar ellos mismos la imagen juvenil. Lo que no comprenden es que esos bailes se originan de los bailes paganos de la fertilidad que se llevaban a cabo en tiempos pasados como parte de ritos religiosos inmorales. Y tal como aquéllos tenían como propósito despertar las emociones sexuales de los que participaban en las orgías religiosas, así sus facsímiles del día moderno contribuyen al relajamiento de las inhibiciones morales. Los que consienten en la moralidad moderna que permite las relaciones sexuales premaritales no se oponen a esto. Pero, ¿qué hay de los que no tienen en mira tal fin, que posiblemente estén participando simplemente porque es la costumbre? Tales personas no deben engañarse. Aun así los afecta emocionalmente de la misma manera. El estímulo de esta clase inevitablemente resulta en inclinaciones incorrectas, y los que abrigan deseos incorrectos pueden ser atrapados tan completamente como los veinticuatro mil que sucumbieron al Baal de Peor en los días de Israel.—Núm. 25:1-9.
5. ¿Cómo tratan de justificar algunos un proceder incorrecto, pero por qué es su proceder una burla de la ley de Cristo? ¿Qué peligros inherentes hay presentes?
5 La aceptación aumentante de la norma que permite libres relaciones sexuales premaritales, y hasta el adulterio bajo ciertas circunstancias, ha debilitado la percepción moral de algunos que dan la apariencia de adherirse a los principios bíblicos. Tales individuos asumen que mientras se abstengan de la fornicación misma, todo lo demás se permite. Sobre la base de tal razonamiento falaz se entregan a las formas más extremadas de caricias amorosas. Esto es mofarse de la ley de Cristo que requiere limpieza y santidad de parte de cualquiera que afirma ser cristiano. Pablo dijo: “Por lo tanto, dado que tenemos estas promesas, amados, limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” (2 Cor. 7:1) ¿Cómo pueden los que se atormentan con tales deseos incorrectos armonizar su proceder con las palabras de Jesús en su Sermón del Monte: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘No debes cometer adulterio.’ Pero yo les digo que todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón”? (Mat. 5:27, 28) No solo es esta clase de conducta una violación de principios justos, sino que abre de par en par la puerta para transgresión que puede llevar a la muerte. No solo está presente la inclinación a la maldad en el deseo fuerte, sino que también está presente la oportunidad. Es una realidad que se ha probado: cualquier persona que se coloca en una posición comprometedora con suficiente frecuencia o por suficiente tiempo finalmente sucumbe. El proverbio dice: “¿Puede un hombre recoger fuego en su seno sin que se le quemen sus mismas prendas de vestir?”—Pro. 6:27.
6. El adoptar las costumbres y las prácticas de la sociedad moderna puede ser tan perjudicial como ¿qué otras formas de contaminación? ¿Por qué?
6 Por lo tanto, los que “desean vivir con devoción piadosa en asociación con Cristo Jesús” deben considerar las costumbres y prácticas de la sociedad moderna con escrutinio cuidadoso, avaluándolas, no según el deseo o preferencia personal, sino a la luz de la Palabra revelada de Dios para nosotros. (2 Tim. 3:12) Pueden ser tan perjudiciales, tan nocivas para desarrollar la “nueva personalidad” como la contaminación, más obvia, con el imperio mundial de la religión falsa, Babilonia la Grande, de la cual se nos ha exhortado a huir. Claramente se nos muestra que el asociarnos con cualquier forma de adoración falsa significa ser culpables de los mismos pecados que pronto causarán la ruina de este grande imperio. (Rev. 18:4) Pero lo que quizás no comprendamos es que podemos llegar a ser tan fatalmente parte de este sistema de cosas condenado a la destrucción al adoptar sus costumbres y prácticas y así desviar nuestro modo de pensar y con el tiempo nuestros intereses a su modo de vivir. Las tradiciones religiosas y aun las exigencias de César son milenarias, pero el modo de vivir, las costumbres, la manera de vestir, los modales, todos éstos pertenecen a la generación. En tiempos pasados, éstos giraban en torno de la vida religiosa de la gente y en gran parte ésta ejercía influencia en ellos. Hoy, el mundo rápidamente está convirtiéndose en una civilización impía, pero sus costumbres y modo de vivir no son influidos a menor grado por su modo de pensar. El llegar a ser parte del modo de vivir de este sistema, entonces, es llegar a ser parte de su modo de pensar. El compartir sus pecados significa compartir su fin.
PREFERENCIA PERSONAL CONTRA DISCRECIÓN
7. (a) ¿Qué libertades, pero a la vez qué restricciones, deben reconocerse en lo que toca a las modas en el vestir? (b) ¿Cuál puede ser el resultado de no reconocer este equilibrio apropiado?
7 Hoy, la moda en el vestir en gran parte es asunto de gusto personal, y los gustos y las costumbres varían a través del mundo. Pero para el cristiano dedicado, la preferencia personal no debe ser el único factor determinante. También debe considerarse cómo esa selección afectará el ministerio de uno, a otros dentro y fuera de la congregación y al propio modo de pensar y de ver las cosas uno. La “minifalda” no es nada nuevo para el escocés; no obstante, su popularidad entre las mujeres en la actualidad está causando mucha preocupación y ahora su llegada a Inglaterra entre los varones jóvenes es una innovación, algo que atrae atención. En tiempos medioevales los muchachos y hasta los hombres acostumbraban llevar el pelo largo, hasta los hombros. Pero el joven que hoy se presenta en público con el cabello largo queda clasificado definidamente como diferente. Los que lo observan no consideran que es simplemente una preferencia personal suya. Para ellos él está marcado como un joven que se suscribe a cierto punto de vista, un punto de vista que está en pugna con el resto del mundo. Ahora bien, quizás a un joven cristiano le agrade que los muchachos lleven el pelo largo, así como una joven cristiana posiblemente considere atractiva la minifalda. Pero si se dejaran dominar por sus gustos personales sin considerar el efecto de ello en su ministerio, indudablemente perderían muchos privilegios de servicio. Una congregación finalmente tuvo que remover a un ministro joven de su lista de oradores disponibles porque cada vez que se le asignaba para conducir una reunión pública en una congregación vecina se recibía una queja en cuanto a su pelo extraordinariamente largo. La exhortación repetida no había servido para corregir el punto de vista del joven.
8. (a) ¿Por qué no son intrusión injustificada en la libertad personal ciertas restricciones en lo que toca al vestir? (b) ¿Cómo considera el vestir Jehová?
8 Algunos, especialmente los jovencitos, quizás opinen que esto sea una intrusión injustificada en sus libertades personales. Pero Pablo dijo: aun “si el alimento hace tropezar a mi hermano, no volveré a comer carne jamás, para no hacer tropezar a mi hermano.” (1 Cor. 8:13) ¿Cuál fue el razonamiento que le hizo llegar a esta conclusión? Él dijo: “Pero el alimento no nos recomendará a Dios; si no comemos, no por eso somos menos, y, si comemos, no nos es de ningún mérito. Pero sigan vigilando que esta autoridad suya no venga a ser de algún modo tropiezo para los que son débiles. Porque si alguien te viera a ti, el que tiene conocimiento, reclinado a una comida en un templo de ídolos, ¿no será edificada la conciencia de aquel que es débil hasta el grado de comer alimentos ofrecidos a ídolos?” (Vs. 8-10) Tal como sucede con el alimento, así sucede con las modas en el vestir. El pelo largo o corto, los vestidos largos o cortos, ciertamente no son en sí asunto que le interese a Jehová en lo que toca a la salvación porque ambas cosas le han sido aceptables en diferentes períodos de tiempo. Pero cualquier costumbre o práctica que hace que alguno tropiece y caiga del camino de la vida definidamente es asunto que le interesa a él. Como lo expresó Pablo: “Realmente, por tu conocimiento, el hombre que es débil se está arruinando, tu hermano por cuya causa Cristo murió. Pero cuando ustedes pecan así contra sus hermanos y hieren su conciencia que es débil, están pecando contra Cristo.” (Vs. 11, 12) ¿Permitirá Jehová que tal pecado pase inadvertido y no sea castigado?
9. (a) ¿Por qué pudiera servirle de tropiezo a una persona el modo de vestir de alguien que dice que es ministro? (b) ¿Cuándo pudiera ser mejor ceder a las opiniones de otros en lo que toca a las modas?
9 Pero, ¿por qué debería ser el asunto de las modas en el vestir causa de tropiezo? Y, ¿hasta qué grado tiene que dejar uno que influyan las opiniones de otros en la selección personal de las modas? ¿Nos ha dado Jehová leyes específicas sobre este asunto a nosotros como cristianos? Sí, pero puesto que se disciernen espiritualmente, no se identifican tan fácilmente. La exhortación de Pablo contra el hacer tropezar a un hermano encierra un requisito cristiano, y nos es obligatorio en más que el comer alimento, porque Pablo arguye a favor de un principio, y su aplicación de él en este caso específico simplemente sirve para ilustrar nuestra obligación a Jehová en cualquier asunto que sea causa de tropiezo. Esto ciertamente incluiría algunas modas en el vestir en la actualidad debido a la asociación estrecha de estas modas con individuos que se suscriben a un modo específico de vivir, individuos cuyo modo de ver las cosas no está de acuerdo con los principios bíblicos. Como dijo recientemente en una entrevista por radio una escritora sobre el tema de las modas de las mujeres modernas: “La ropa debe ser un espejo de su modo de vivir.” Y ciertamente en tiempos modernos, en la mayoría de los países, nadie asocia el pelo largo de un hombre con un ministro cristiano o una minifalda de una mujer con una ministra cristiana. En realidad, esta misma escritora joven dijo, en respuesta a una pregunta directa, “Si a una mujer que se pone tal ropa se le habla en la calle, ella tiene toda razón para esperarlo.”a Una diseñadora de modas que fue apodada “madre de la minifalda” dijo, según se le citó en Newsweek (13 de noviembre de 1967): “Solía pensarse que cualquier mujer observante de la ley esperaría hasta el anochecer” para tener relaciones sexuales extramaritales. Luego agrega: “Bueno, hay muchas muchachas que no quieren esperar. La minirropa es símbolo de ellas.”
10. (a) ¿Quién tiene que decidir en cuanto a lo que es correcto y apropiado en el vestir, y dónde se puede hallar una norma confiable? (b) ¿Por qué no es necesariamente una guía segura la opinión de los que diseñan las modas?
10 Es verdad, por supuesto, que lo que una persona llame extremado quizás le parezca conservador a otra. Esto aplica hasta entre los que establecen las modas, pues algunos discrepan extensamente de otros en cuanto a lo que es de buen gusto o lo que es de mal gusto. Pero siempre ha habido los que se inclinan hacia lo sensacional, y particularmente en esta era de violencia se influye en ellos de modo que produzcan diseños que van al paso con la tendencia descendente en el modo de pensar y en las normas morales. ¿Cuál, entonces, debe ser la norma? ¿Quién puede decidir? Santiago dijo: “Pero la sabiduría de arriba es primeramente casta, luego pacífica, razonable, lista para obedecer.” (Sant. 3:17) Jehová ha puesto en su Palabra la norma apropiada para los cristianos. ¿Estamos anuentes y listos a seguirla? Nadie puede dictar reglas en cuanto a lo que es correcto e incorrecto en el vestir, salvo los padres tocante a los hijos de menor edad. Pero hasta los hijos pueden obrar de todo corazón al hacer la voluntad de Dios y pueden aprender a determinar lo que es correcto cuando surgen casos dudosos. Si hay una duda, ¿por qué inclinarse en la dirección de las normas establecidas por este sistema? Por ejemplo, ustedes que son cristianas dedicadas, si tienen que escoger entre algo que se sabe que es aceptable desde el punto de vista de su ministerio y algo que ofrecen las revistas de las modas más recientes como lo último en belleza femenina, ¿por qué aceptar la opinión de aquellos cuyo entero propósito es moldear los puntos de vista y hacer que se ajusten al modo de vivir de este sistema de cosas moribundo? Es modo de pensar predispuesto. Tiene como propósito específico exponer las mentes susceptibles a una norma falsa, al producto de cierto tiempo y de cierta gente. Si usted ha nacido durante el tiempo del fin de este sistema, no se olvide nunca que la única norma que usted ha visto a este mundo ofrecer es la de gente que va degenerando. Quizás se le haga hermosa a usted por ser la única que ha conocido. Pero por mucho, en la mayoría de los casos, no es el cuadro de la salud y la vida vibrantes que se describe en el Libro de Vida de Jehová. Incluya en su instrucción para la vida un cuadro exacto de la belleza que agrada a Dios.
PONIENDO LA APARIENCIA EN LA PERSPECTIVA APROPIADA
11. ¿Qué cuadro pintó Pedro de la mujer cristiana, y cómo puede servir como modelo ese cuadro?
11 El apóstol Pedro pintó un retrato particularmente agradable de la cristiana, de la esposa de un cónyuge incrédulo. Al mismo tiempo describió la cualidad de belleza que la aparta, que hace innecesario que ella entre en competencia con las mujeres de este sistema para tener la atención de su esposo, la cualidad que puede hacer que él sea ‘ganado sin una palabra.’ Escribió él: “Y que su adorno no sea el de trenzados externos del cabello y el de ponerse ornamentos de oro, ni el de usar prendas exteriores de vestir, sino que sea la persona secreta del corazón en la vestidura incorruptible del espíritu tranquilo y apacible, que es de gran valor a los ojos de Dios.” (1 Ped. 3:1-4) Las costumbres han cambiado completamente desde que Pedro escribió esas palabras, pero los principios en los cuales estriba su cuadro son eternos. Si usted alguna vez está en duda en cuanto al modelo que debe seguir en el vestir, mire otra vez al cuadro de la mujer cristiana que pintó Pedro y pregúntese: ¿Cuál sobrevivirá al Armagedón: un peinado trenzado, o el espíritu tranquilo y apacible?
12. ¿Qué motivos deben considerarse en lo que toca a escoger las modas, y de qué manera pudiéramos engañarnos?
12 Las palabras de Pedro, también, dan énfasis al motivo que se tiene para estar sumamente interesados en la apariencia personal. Los que se inclinan a querer llevar la última moda, a hacerse “aceptos,” sean varones o hembras, jóvenes o personas de más edad, deben examinar muy cuidadosamente sus motivos. ¿Dependen ellos de que la apariencia personal los haga aceptables? ¿Quieren que se fijen en ellos, tener la reputación de estar particularmente conscientes de las modas? ¿Es su manera de vestir una que fácilmente los clasifica con una clase? ¿Es esto lo que quieren? ¿Cómo responderán a lo que ven los que nos observan? Si nuestra ropa y apariencia son un espejo de nuestro modo de vivir, ¿qué esperarán de nosotros? ¿Estamos dando a otros la impresión que verdaderamente queremos dar? Una cristiana joven muy sincera que pensaba que las modelos eran la imagen ideal de las mujeres jóvenes, y que no obstante realmente deseaba ser ministra, fue abordada por un hombre que deseaba que ella posara para fotografías pornográficas. ¡Qué sacudida recibió! Pero, ¿la hubiera abordado si ella hubiera reflejado la imagen de una ministra joven? Aun con experiencias como ésta, se requirió una verdadera lucha y mucho escudriñamiento del alma para que ella cambiara su modo de pensar y su perspectiva, pero ahora esta cristiana joven sirve fielmente como misionera en una asignación extranjera y felizmente cultiva un “espíritu tranquilo y apacible, que es de gran valor a los ojos de Dios.” ¿Por qué deberíamos engañarnos? Los que nos observan van a considerar que somos lo que nuestra apariencia y nuestra conducta verdaderamente reflejen. Siempre debemos tener presentes las palabras de Pablo: “Todas las cosas son lícitas; pero no todas las cosas son ventajosas. Todas las cosas son licitas; pero no todas las cosas edifican. Que cada uno siga buscando, no su propia ventaja, sino la de la otra persona.”—1 Cor. 10:23, 24.
13. ¿Cómo debe considerar el asunto del vestir una persona que recientemente se asocia con los Testigos?
13 Sin embargo, nuestro interés en el asunto no tiene que ver únicamente con otros y su punto de vista. Un aspecto que debe ser de interés principal tiene que ver con nuestro propio modo de pensar y lo que lo impulsa. Quizás usted solo se haya asociado recientemente con los testigos de Jehová. Si es así, y usted está acostumbrado a amoldarse a las actuales tendencias de las modas, quizás hasta el mismísimo límite, ciertamente no hay por qué pensar que no se le recibirá bien en el Salón del Reino. Nadie que verdaderamente sea sincero será echado a un lado en su esfuerzo por servir a Dios. Pero a medida que usted crezca en conocimiento de Dios y de su propósito, reconocerá un cambio en su modo de pensar. Comenzará a comprender que no podemos seguir imitando las costumbres y modales de este sistema sin seguir siendo hasta cierto grado parte de él.
14. ¿Por qué debe ser cosa en la cual verdaderamente interesarse el punto de vista personal que uno tiene en cuanto a esto?
14 Por otra parte, si usted ha estado asociado con los Testigos por algún tiempo y todavía es atraído fuertemente por la imagen que ha erigido este sistema, seriamente considere las verdaderas razones. ¿Qué motiva su deseo de copiar esta imagen? ¿Por qué se inclina su modo de pensar en esa dirección? ¿Está usted plenamente consciente de los peligros de infectarse con el modo de pensar de este sistema, o con aquellos a quienes quisiera copiar, si usted se viste, actúa y se ve como ellos? Recuerde el consejo de Santiago. (Sant. 1:14, 15) El consistentemente abrigar el deseo incorrecto es una de las maneras más seguras de caer en transgresión.
15. ¿Cuál es el punto de vista sensato y razonable que ha de adoptarse tocante a la apariencia personal?
15 Debido a que se nos permite un campo tan amplio en que ejercer libre albedrío, ¿deberíamos seguir nuestras propias inclinaciones fuertes, aunque en gran manera nos aparten del modelo de la sociedad del nuevo mundo? Debido a que quizás no se requiera que nos amoldemos estrictamente a determinadas normas, ¿debemos sentirnos libres para pasar por alto la conciencia entrenada bíblicamente de los que son maduros en el servicio de Jehová? Si se inclina usted a andar cojeando porque todavía tiene un pie plantado en este sistema de cosas, entonces considere seriamente la exhortación de Pablo de ‘seguir haciendo sendas rectas para sus pies, para que lo cojo no sea descoyuntado, sino más bien sea sanado.’ (Heb. 12:13) ¿Cómo sabemos a qué extremo llegarán las costumbres y modas de este sistema de cosas antes del fin? ¿Hasta qué grado podemos adoptarlas sin transigir en los principios de la decencia y el buen gusto cristianos? Es preciso que comencemos a establecer de manera correcta nuestro propio modelo de pensar para que no nos propasemos de las normas establecidas en las Escrituras. Esto es semejante a un hombre que está en una subasta. Si no fija un límite a su postura, sufrirá bancarrota. Es preciso que comencemos a fijar un límite a nuestro modo de ver las costumbres y prácticas de este sistema de cosas. Sin guardia apropiada, la bancarrota espiritual casi es segura. Si su modo de vestir es tan diferente de los que son maduros en la sociedad del nuevo mundo que sea una causa constante de comentarios, piense seriamente en lo que esto le está haciendo a su ministerio y a los que están fuera de la organización que lo observan a usted. ¿Por qué persistir en marcarse usted mismo? ¿Verdaderamente vale la pena lo que usted crea estar ganando?
16. ¿Por qué es preciso que no nos hagamos complacientes en nuestra actitud, y por qué deben los padres en particular ser firmes al hacer sendas rectas para sus pies?
16 Cualquiera que se incline hacia el modo de pensar de este mundo posiblemente siga diciéndose: “Nada me sucederá a mí.” Pero no nos conviene hacernos complacientes. No debemos pensar que somos inmunes. Ha sucedido tantas veces que sería la excepción el que tal persona no se hallara comprometida de alguna manera. Los de ustedes que son padres, mírense ustedes mismos y miren a sus hijos. ¿Están poniendo ustedes un ejemplo apropiado en el vestir y en la conducta? Si lo están haciendo, ¿insisten en que lo sigan estos jovencitos que son responsabilidad de ustedes? Jesús no oró a Jehová pidiendo que nos sacara de este mundo. Oró pidiendo que no llegásemos a ser parte de él. Obtengan un entendimiento claro de los principios bíblicos y de cómo aplican. Enséñenselos a sus hijos. Insistan en que hagan sendas rectas para sus pies mientras estén bajo el cuidado de ustedes. Jehová mismo nos puso el ejemplo correcto cuando dijo por medio de su profeta Ezequiel: “‘Vuélvanse, sí, hagan un volverse de todas sus transgresiones, y que nada les resulte ser un tropiezo que cause error. Arrojen de ustedes todas sus transgresiones en que han transgredido y háganse un corazón nuevo y un espíritu nuevo, pues ¿por qué deben morir, oh casa de Israel? Porque no me deleito de ninguna manera en la muerte de alguien que muere,’ es la expresión del Señor Jehová. ‘Por lo tanto hagan un volverse y sigan viviendo.’”—Eze. 18:30-32; Amós 5:14.
[Nota]
a Estación de radio WNEW en la ciudad de Nueva York, 8 de junio de 1967, “Jim Lowe’s New York.”
[Ilustración de la página 438]
En una subasta uno tiene que fijar un límite a su postura o sufrir bancarrota; así mismo, tenemos que fijar un límite a nuestro modo de ver las prácticas de este mundo o sufriremos bancarrota espiritual