Preguntas de los lectores
● ¿Significa Juan 20:23 que algunos humanos están autorizados para perdonar pecados?—F. M., EE. UU.
Ha de notarse desde el principio que lo que estamos considerando son pecados contra Dios o el quebrantar una de las leyes de Dios como por medio de hurtar, mentir o cometer inmoralidad sexual. De vez en cuando alguien quizás “peque” contra un cristiano al actuar rudamente, chismear acerca de él o de alguna otra manera pecar personalmente contra el cristiano. La Biblia nos insta a estar dispuestos a perdonar en tales casos. (Efe. 4:32; 1 Ped. 4:8) Pero, ¿qué hay en cuanto a pecados serios contra Dios que está en el cielo?
La ocasión en que se hizo la expresión de Juan 20:23 fue en una aparición de Cristo a “los discípulos” después de su resurrección. Después de decirles que los estaba enviando, e indicando que pronto recibirían espíritu santo, Jesús dijo: “Si ustedes perdonan los pecados de cualesquier personas, les quedan perdonados; si retienen los de cualesquier personas, quedan retenidos.”—Juan 20:21-23.
Aunque al considerar este versículo por sí solo pudiera parecer que está diciendo que los apóstoles podían perdonar pecados, no podemos pasar por alto el testimonio del resto de la Biblia. Tenemos que ser como los de Berea de disposición noble, “examinando con cuidado las Escrituras” para ver lo que es la realidad.—Hech. 17:11.
Cuando el rey David pecó, ¿de quién buscó el perdón? En su tiempo había sacerdotes judíos ordenados por Dios que servían en el tabernáculo. No obstante, David escribió: “Dije: ‘Haré confesión acerca de mis transgresiones a Jehová.’ Y tú mismo [Dios] perdonaste el error de mis pecados.” (Sal. 32:5) ¿Cambió esto Jesús cuando vino? No, pues él nos enseñó a orar: “Padre nuestro que estás en los cielos, . . . perdónanos nuestras deudas [o transgresiones].” (Mat. 6:9, 12) Y así es como los discípulos de Jesús entendieron el asunto. Sabían que no era algún hombre, sino Dios, quien podía ‘perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda injusticia.’—1 Juan 1:9.
¿Cómo, entonces, estuvieron envueltos en el asunto de perdonar los discípulos a quienes Jesús dirigió las palabras de Juan 20:23? Un comentario que Cristo hizo un poco antes esclarece esto. En Mateo 18:15-17 Jesús explicó lo que uno debe hacer si su hermano espiritual peca contra uno. El paso final consistía en que los hombres de la congregación que fueran de mayor edad espiritualmente habrían de oír el asunto. (Sant. 5:14, 15) Si el pecador rehusaba arrepentirse de su pecado serio, habría de ser expulsado de la congregación. ¿Se trataba de que algunos hombres decidieran perdonar o retener sus pecados? No, simplemente estarían actuando de acuerdo con lo que concluyeran que ya se había hecho en el cielo. ¿Cómo sabrían esto? Por lo que Dios ha revelado en su Palabra sobre tales asuntos.—2 Tim. 3:16, 17.
Esto se desprende de las siguientes palabras de Jesús: “De cierto os digo: Todas las cosas que atareis sobre la tierra, estarán atadas en el cielo, y todas las cosas que desatareis sobre la tierra, estarán desatadas en el cielo.” (Mat. 18:18, Besson; vea también New American Standard Bible, NM, Ro, The New Testament por C. B. Williams) Aunque algunas versiones de la Biblia vierten este versículo de una manera que sugiere que la acción celestial sucede después de la decisión terrestre, el famoso traductor bíblico Robert Young dijo que literalmente debe ser: “será aquello que ha sido atado (ya).”
Por consiguiente, si un cristiano estuviese mintiendo, por ejemplo, y cuando los hombres de mayor edad de la congregación se reunieran con él acerca de ello él rehusara arrepentirse de su proceder falto de honradez, el punto de vista de Dios, según se revela en su Palabra, ya se conocería. Si un pecador se arrepintiera, Dios lo perdonaría. (Isa. 55:7) Y Jehová perdonaría a alguien que pecara involuntariamente. Pero no perdonaría a un pecador voluntario, que no se arrepintiera. (Núm. 15:22-31) Sabiendo esto, los representantes de la congregación podrían decidir por los hechos y la actitud del pecador cómo tratarlo. Y puesto que saben de la Biblia cuál es el punto de vista de Dios, la decisión de ellos acerca de expulsar de la congregación o no a uno que hubiera pecado debería ser lo que Dios ya había decidido en el cielo.
El hecho de que lo anterior muestra la manera en que los cristianos del primer siglo entendían Mateo 18:18 y Juan 20:23 se manifiesta en 1 Corintios, capítulo cinco. Había un pecador voluntarioso, no arrepentido, en la congregación de Corinto. ¿Podrían los hombres de mayor edad de esa congregación o aun el apóstol Pablo personalmente ‘perdonar los pecados de esa persona’ o ‘retener los pecados de esa persona’? No, sino que debido a que sabían lo que Dios opinaba de tal pecador no arrepentido, estaban obligados a expulsarlo de la congregación, demostrando a todos que evidentemente Dios estaba ‘reteniendo’ los pecados sobre él y no le estaban perdonados.
Aunque Mateo 18:18 y Juan 20:23 se hayan hablado directamente a los apóstoles, es evidente por lo que Pablo escribió a los corintios que los hombres de cada congregación que eran de mayor edad espiritualmente habrían de aplicar las palabras de Jesús. Esto también se puede ver por los mensajes a las congregaciones de Pérgamo y Tiatira. (Rev. 2:12-16, 20-24) Cristo consideraba culpables a aquellas congregaciones porque no expulsaban a los malhechores, atando así en la Tierra lo que ya estaba atado en el cielo.
Pero cuando un pecador sí se arrepiente, los que representan a la congregación pueden permitir que continúe en la congregación, o aceptarlo de nuevo si había sido expulsado. Evidentemente esto es lo que sucedió más tarde en Corinto. Sabiendo que Dios perdonaría a tal persona, Pablo instó a los cristianos a aceptarlo de nuevo en la congregación. (2 Cor. 2:6-8) Ellos mismos no estarían perdonando los pecados de él; solo Jehová podría hacer eso. Pero al obrar de acuerdo con los principios de la Palabra de Dios podían llegar a la conclusión de que los pecados de él habían sido perdonados por Dios en el cielo. Así, Juan 20:23 sería verdad: “Si ustedes perdonan los pecados de cualesquier personas, les quedan perdonados.”