Superando las presiones que tienden a desanimar
¿SE SIENTE usted desanimado algunas veces? ¡Eso no es nada raro! Muchas otras personas, también, a veces sienten presiones que tienden a desanimar de una manera u otra. Además, esos sentimientos de melancolía no son nuevos.
Quizás usted haya emprendido algún proyecto que le parece que realmente vale la pena, posiblemente el estudiar un nuevo idioma. O, quizás haya emprendido un modo de vivir nuevo y mejor, en el ministerio cristiano. Al principio usted pensó que nada podría hacerle sentir el deseo de desistir de ello. Pero, más tarde algo sucedió. De alguna parte viene presión que tiende a desanimar.
A veces, por supuesto, la causa puede estar dentro de nosotros. Posiblemente, uno haya estado enfermo o esté agotado física o mentalmente. Es fácil entonces que uno se desanime. Por otra parte, una persona que está en buena salud, descansada, puede considerar con optimismo los problemas.
Aunque sentimos dentro de nosotros presiones que tienden a desanimarnos, con mayor frecuencia hay factores externos envueltos. Esto es verdad cuando experimentamos pruebas personales o un sentido de fracaso personal, o desilusión amarga en cuanto a algo. Cuando uno está desanimado, sufre pérdida temporal del optimismo, valor y esperanza; uno se siente “abatido.” ¿Cómo podemos superar las presiones que tienden a desanimarnos?
PRESIÓN DE COMPAÑEROS DE TRABAJO, PARIENTES Y VIEJOS AMIGOS
Una fuente muy común de presión son los comentarios constantes de compañeros de trabajo de uno que tienden a deslustrar la religión de uno. ¿Por qué dicen esas cosas? Es posible que antes de que uno llegara a tener un conocimiento exacto de los principios justos de Dios haya participado con tales compañeros de trabajo “en hechos de conducta relajada, lujurias, excesos con vino, diversiones estrepitosas, partidas de beber e idolatrías ilegales.” Entonces no decían nada que deslustrara la religión de uno. Pero ahora, “porque ustedes no continúan corriendo con ellos en este derrotero al mismo bajo sumidero de disolución, están perplejos y siguen hablando injuriosamente de ustedes.” (1 Ped. 4:3, 4) Si es posible valerse de tales comentarios desacreditadores como ocasiones para explicarles a los compañeros de trabajo por qué uno observa una conducta cristiana, ¡excelente! Pero a veces simplemente hay que pasar por alto estos comentarios. En todo caso se necesita valor para continuar ante esta clase de presión.
Otra clase de presión que hay que superar viene de los miembros de la familia inmediata de uno que hablan con desprecio de la religión de uno y los esfuerzos que uno hace por servir a Jehová. O posiblemente haya otros parientes que critiquen la creencia de uno. Esta puede ser una prueba bastante severa de la devoción de uno a Dios y a Cristo. Jesús advirtió: “Vine a causar división, y estará el hombre contra su padre, y la hija contra su madre, y la esposa joven contra su suegra. Realmente, los enemigos del hombre serán personas de su propia casa.”—Mat. 10:35, 36.
Si esto es lo que está aconteciendo en su caso entonces usted está bajo prueba para mostrar cuál es el vínculo más fuerte, el que domina en su vida. ¿Es su actitud hacia sus parientes o su amor a Dios y Cristo? El ceder a esta presión no podría beneficiar ni a usted ni a sus parientes, sino, más bien, los privaría de la excelente influencia que podría tener el hogar por ser usted un siervo de Jehová. (1 Cor. 7:16) Usted puede superar esta presión manifestando los frutos del espíritu de Dios en esta situación difícil y recordando lo que Jesús les dijo a sus discípulos: “Mediante la perseverancia de parte suya adquirirán sus almas.”—Luc. 21:19; Sal. 27:10; Mar. 10:29, 30.
¿Ha empezado usted recientemente a asociarse con los testigos de Jehová en su Salón del Reino? Esté preparado para oír y soportar comentarios desacreditadores de parientes y viejos amigos acerca de sus nuevas asociaciones. No se desanime si ellos aparentan gran alarma y protestan: “¡No! ¡no testigo de Jehová! ¡Cualquier cosa menos eso!” ¿Por qué desanimarse cuando la gente hace comentarios de esa clase? De modo semejante, hace mil novecientos años la gente trató de desanimar a los que prestaban atención a Jesús, diciendo: “Ustedes no se han dejado extraviar también, ¿verdad? Ni uno de los gobernantes o de los fariseos [¡nadie que tenga alguna importancia!] ha puesto fe en él, ¿verdad?” Cobre ánimo; hable como lo hizo Nicodemo.—Juan 7:47-51; 1 Cor. 1:26-29.
INDIFERENCIA
La actitud de indiferencia de personas a quienes encuentran en el ministerio de casa en casa también ejerce presión que tiende a causar desaliento en algunos ministros cristianos. En algunas localidades un ministro puede ir por horas de casa en casa y encontrar muy poca respuesta, consiguiendo hablar solo muy brevemente en algunas puertas, encontrando indiferencia fría en muchas puertas y recibiendo insultos en unas cuantas. A pesar de todo esto, ¿es infructuoso su ministerio? Él está agradando al Creador al obedecer Su mandato de predicar; está dando un testimonio sea que la gente acepte o rechace; está trabajando por la salvación de los que escuchen, y algunos escucharán; y está asegurándose su propia salvación. ¡De ninguna manera un ministerio infructuoso!—Mat. 24:14; Eze. 2:5; 1 Tim. 4:16.
No todos escucharon a Jesús. La gente de su propia población no lo aceptó. El ministro cristiano no es mayor que Jesús y por lo tanto no debe desanimarse si la gente lo trata como trató al Hijo de Dios. (Mat. 10:24, 25) Después que Noé predicó por unos cuarenta o cincuenta años nadie salvo su propia familia entró en el arca. Moisés no siguió regresando ante Faraón porque pensaba que Faraón participaría en la adoración verdadera, sino para obedecer a Jehová. Jehová no le dijo a Jeremías: ‘Tengo un buen territorio para ti en el cual te asigno a predicar,’ sino, más bien: ‘Cuando prediques ellos de seguro pelearán contra ti.’ No se desanime; si usted confía en Jehová, él estará con usted así como estuvo con Jeremías.—Jer. 1:19.
HABILIDAD AL HABLAR
A veces una persona se puede desanimar porque compara su habilidad al hablar con la de otro que es más perito al expresarse. O quizás un ministro cristiano se sienta inadecuado para hablar con las personas mejor educadas del territorio que tiene donde predicar. Pero debe recordar que prescindiendo de lo deficiente que sea en su habilidad para hablar, en cierto sentido es mejor que la de aquellos a quienes visita, porque ellos no pueden hablar nada acerca del propósito del Creador para nuestro día.
En Taiwan (República de China) no hace mucho tiempo sucedió que un ministro cristiano de mayor edad que recientemente había aprendido a leer se sintió sumamente desanimado porque en su ministerio de casa en casa le hicieron una pregunta sobre un asunto doctrinal fundamental y no pudo contestarla. ¿Cómo superó su desaliento? Obró en armonía con la sugerencia de un asociado cristiano deseoso de ayudarlo, el cual le dijo que debería estudiar más detenidamente y practicar en casa el arte de enseñar utilizando una nueva ayuda para el estudio bíblico en el idioma amis. Algún tiempo después tuvo una experiencia sumamente gozosa y animadora. Encontró a un seminarista de su propia tribu que se puso a disputar sobre la doctrina de la Trinidad. Esta vez el ministro pudo utilizar las cosas que había aprendido al enseñarle a su familia para vencer las objeciones sobre este asunto doctrinal y otros.
Es bueno reconocer con anticipación que muchos mostrarán interés al principio pero se apartarán después. Como predijo la parábola de Jesús en Mateo 13:3-9, no todas las semillas se desarrollarían hasta la etapa de madurez, de llevar fruto. Algunas personas se pierden rápidamente debido a la persecución, otras llegan al grado de aceptar la verdad de Dios pero, debido a sus parientes o asociados, ceden al temor del hombre. Otros quedan ahogados, estando “demasiado ocupados” con el entretenimiento y las ocupaciones materialistas. Los ministros de Jehová no deben desanimarse. Han oído la Palabra de Dios. Recibirán las bendiciones de Jehová si, ahora, “la retienen y llevan fruto con perseverancia.”—Luc. 8:15.
¿DESANIMA USTED A OTROS?
Dándonos cuenta de cómo actúan nuestros amados y nuestros hermanos cristianos cuando están desanimados, los que somos cristianos verdaderos nos esforzaremos por no decir o hacer nada que tienda a causar desaliento. Si uno no da encomio cuando es debido, puede que la persona a quien se le niega sienta presión conducente a desaliento. Por ejemplo, un invitado a una comida le dijo a su amigo: “Tu esposa es buena cocinera.” El anfitrión dijo: “Por supuesto, pero yo no se lo haría saber.” El invitado notó que las relaciones en ese hogar no eran tan agradables como donde miembros de la familia hacían expresiones de encomio en muestra de aprecio.—Pro. 31:28.
Los esposos y los hijos también medran cuando reciben encomio bien merecido, como aceite que hace que la maquinaria de la vida funcione con menos asperezas. Una madre que a menudo tenía que disciplinar a su hija cuenta que un día la niña se portó especialmente bien. Esa noche la madre la oyó sollozar. La niñita preguntó entre sollozos: “¿No he sido una niña bastante buena hoy?” La madre confesó que la pregunta la atravesó como un cuchillo. Aunque su hija se había esforzado mucho por obedecer, la había acostado sin mencionarle una sola palabra de aprecio. Esto le causó desaliento.
La presión que tiende a desanimar hasta puede provenir de amigos o hermanos cristianos bien intencionados pero equivocados. Cuando Jesús informó a sus discípulos las cosas que tendría que sufrir en el servicio de Dios, el sincero Pedro “lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo,” pero Jesús resistió esta presión, administrándole una fuerte reprensión al sentimental Pedro.—Mat. 16:21-23.
Recientemente en un país africano se hizo muy necesario el que un misionero maduro y experimentado viajara como superintendente de distrito, visitando congregaciones de ministros cristianos. Un ministro capacitado estaba considerando seriamente aceptar la asignación, la cual envolvía algunos peligros y muchas penalidades y pruebas. Algunos compañeros dieron énfasis a estas dificultades, y sus comentarios fueron una fuente de presión que ciertamente no fue animadora. ¿Aceptaría él el privilegio de servicio o influirían en él expresiones que no eran “los pensamientos de Dios, sino los de los hombres”? Consideró el asunto en oración, aceptó la asignación de servicio y está teniendo muchos gozos y bendiciones en este campo de servicio.
Si usted se enfrenta a circunstancias semejantes, cuando usted percibe cuál es la voluntad de Jehová para usted, entonces dé su respuesta a los que tratan de desanimarlo, tal como lo hizo el apóstol Pablo: “¿Qué están haciendo llorando y haciéndome débil de corazón? Estén seguros, estoy listo no solo para ser atado, sino también para morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús.”—Hech. 21:12-14.
Por lo tanto, no sea una fuente de presión producente de desaliento. “Por otra parte, les exhortamos, hermanos, amonesten a los desordenados, hablen confortadoramente a las almas abatidas, den su apoyo a los débiles, sean sufridos para con todos.”—1 Tes. 5:14.
USTED PUEDE SUPERAR LAS PRESIONES
Usted puede superar las presiones que tienden a causar desaliento. Jesucristo lo hizo. “De hecho, ustedes fueron llamados a este derrotero, porque hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención. Él no cometió pecado, ni en su boca se halló engaño. Cuando lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia.”—1 Ped. 2:21-23.
Sí, usted puede superar las presiones. Jeremías lo hizo. ¿Cómo? Siguió enfocando sus pensamientos en Jehová por medio de orar y se estimuló a actividad más celosa en el servicio de Jehová.—Jer. 20:11, 13.
Usted puede superar las presiones de la misma manera que Pablo lo hizo. Aunque se halló ‘oprimido de toda manera . . . perplejo . . . perseguido . . . derribado . . . cara a cara con la muerte,’ y ‘atribulado de toda manera,’ confió en “Dios, que consuela a los abatidos.” (2 Cor. 4:8-11; 7:5, 6) Sirvan para animarlo en el derrotero correcto estos ejemplos fieles y otros.
¿Qué hay si compañeros de trabajo, parientes y conocidos continúan oponiéndose o permanecen indiferentes? Tenga presente lo que Jesús predijo: “Les digo: En aquella noche estarán dos hombres en una cama; el uno será tomado, pero el otro será abandonado. Habrá dos mujeres moliendo en el mismo molino; la una será tomada, pero la otra será abandonada.” (Luc. 17:34, 35) ¡Usted no quiere hallarse entre los ‘abandonados’ por Dios! Usted quiere estar entre los que son ‘tomados’; es decir, entre los que reciben una posición favorable con Dios y que son puestos en el camino de la salvación.
Por eso mantenga el punto de vista correcto; le ayudará a perseverar en circunstancias difíciles. Asóciese con compañeros creyentes; disfrute de un intercambio de estímulo en las reuniones de la congregación cristiana. Los buenos informes y experiencias que oye allí lo estimularán. Lea la Biblia; en ella encontrará usted la “palabra de estímulo.” (Heb. 13:22) Haga lo posible por nunca dejar pasar un día sin ingerir algún alimento espiritual. (Jos. 1:8) Acuda a Jehová, el Dios de todo consuelo; apóyese en Él. Busque mayor felicidad dando a otros. No se dé por vencido. Esté determinado a superar las presiones que tienden a desanimar. Con la ayuda de Jehová usted puede superarlas y lo hará.