Hazte amigo de los que aman a Dios
Un artículo preparado especialmente para que los padres lo lean con sus hijos
ESTOY pensando en el mejor amigo que uno pueda tener. Éste ha hecho más para ti que cualquier otra persona. ¿Sabes quién es? Es Jehová Dios.
Es verdad que Jehová está en el cielo y no podemos verlo. Pero él está interesado en nosotros. Él quiere ser amigo nuestro. Y la Biblia muestra que nosotros podemos ser amigos de Jehová. Nos dice que el hombre Abrahán, que vivió hace mucho tiempo, fue llamado “amigo de Jehová.”—Sant. 2:23.
Pero, ¿cómo podemos ser amigos de Jehová Dios? ¿Podemos ser amigos de él si hacemos cosas que a él no le gustan? Jesús es amigo de Dios, y él dijo: “Yo siempre hago las cosas que le agradan.” De modo que, si queremos ser amigos de Dios, nosotros también tenemos que hacer lo que le agrada a Dios.—Juan 8:29.
Hoy muchas personas no aman a Jehová. No quieren estudiar la Biblia ni hacer lo que Dios dice. Si tú juegas con personas de esa clase, ¿te ayudará eso a amar más a Dios, o podría hacer que amaras menos a Dios? ¿Qué crees?
A Jehová no le agrada que nos hagamos amigos de las personas que no lo aman. Esas personas pueden hacer que nos hagamos exactamente como ellas. Jesús no se hizo amigo de personas como ésas. Sus amigos eran personas que amaban a Jehová Dios y querían servirle. Vamos a ver quiénes eran algunos de ellos.
Los amigos más allegados de Jesús fueron sus apóstoles. Eran hombres como Pedro y Juan que viajaban con él y le ayudaban a efectuar la predicación. Jesús pasaba gran parte de su tiempo con estos hombres. Comían juntos. Hablaban acerca de Dios juntos. Y hacían muchas otras cosas juntos.
Pero Jesús tenía muchos otros amigos. En poblaciones que Jesús y sus apóstoles visitaban, había familias que amaban a Jehová Dios. Éstos también eran amigos de Jesús. Se quedaba en casa de ellos. Y lo pasaban bien.
Una familia con la cual le gustaba a Jesús quedarse vivía en la pequeña población de Betania. ¿Te acuerdas de esa familia? Se componía de María, Marta y su hermano Lázaro. Jesús llamó a Lázaro amigo suyo. Y la Biblia dice que Jesús amaba a los tres.—Juan 11:5, 11.
¿Sabes por qué Jesús amaba a esta familia y disfrutaba de estar con ella? Porque estas hermanas y su hermano amaban a Jehová Dios y le servían. Y también respetaban a Jesús como el Gran Maestro.
En una ocasión Jesús mostró qué se necesita para ser amigo de él. Dijo a sus seguidores: “Ustedes son mis amigos si hacen lo que les mando.” (Juan 15:14) De modo que, ¿podría alguien ser amigo de Jesús si no lo obedecía? ¿Qué crees? No, Jesús solo se hizo amigo de aquellos que estaban dispuestos a hacer lo que él decía.
A muchas personas les gustaba escuchar a Jesús cuando hablaba. Pero no todas hacían todo lo que Jesús decía. Quizás no hayan sido personas que contaran mentiras o mataran gente. Pero Jesús no llegó a ser amigo de ellas.
Hay el ejemplo de un joven que vino a ver a Jesús cierto día. Este hombre le dijo a Jesús: ‘He guardado las leyes de Dios. ¿Qué más tengo que hacer para obtener vida eterna?’
Jesús le dijo: ‘Ve, vende las cosas que posees, y ven, sé mi seguidor.’
Cuando Jesús dijo esto, el hombre se puso muy triste. Esto se debía a que era rico y poseía muchas cosas. Amaba estas cosas más que a Dios. De modo que el hombre se fue y no hizo lo que Jesús le dijo que hiciera. No vendió sus muchas cosas y se hizo seguidor de Jesús.
Este joven rico no era una persona que la mayoría de la gente diría que era mala. La Biblia hasta dice que Jesús sintió amor por él. Pero Jesús no llegó a ser uno de sus amigos.—Mar. 10:17-22.
Esto no significa que Jesús no era bondadoso para con las personas que no servían a Dios. Sí era bondadoso. Hasta iba a sus casas y comía con ellas. Esto hizo que unos hombres les preguntaran un día a los discípulos de Jesús: ‘¿A qué se debe que su maestro coma con personas que hacen cosas malas?’ (Mat. 9:10, 11) ¿Qué habrías dicho tú? ¿Podrías haber contestado tú esa pregunta?
Jesús visitaba a estas personas para poder hablarles acerca de Dios. Trataba de ayudarlas a cambiar de sus caminos malos y servir a Dios. Jesús no iba a sus casas porque le gustaran las cosas que hacían esas personas. Éstos en verdad no eran amigos de él.
En una ocasión Jesús visitó la casa de Zaqueo. Zaqueo era un hombre rico que había hecho cosas malas. Cuando Jesús vino al pueblo donde Zaqueo vivía, había una muchedumbre de gente allí. Zaqueo, que era pequeño, se subió a un árbol para poder ver a Jesús cuando pasara. Cuando Jesús llegó a aquel árbol, miró hacia arriba y le dijo a Zaqueo: ‘Date prisa y baja. Hoy iré a tu casa.’
¿Por qué fue Jesús a la casa de Zaqueo? ¿Lo sabes? Fue para poder predicarle a Zaqueo. Y el resultado fue que Zaqueo cambió de sus caminos malos. Devolvió el dinero que tenía sin derecho de quedarse con él, y se hizo seguidor de Jesús. Entonces fue que Jesús se hizo amigo de Zaqueo.—Luc. 19:1-10.
De modo que Jesús se hacía amigo únicamente de personas que amaban y servían a Dios. Era bondadoso con otras personas. Hasta visitaba sus hogares para hablarles acerca de Dios. Pero no se hacía amigo de ellas a menos que llegaran a ser seguidores de él. Ni siquiera se hizo amigo de aquel joven rico que hacía muchas cosas buenas pero que no quería servir completamente a Dios.
Para ser como Jesús, tú y yo tenemos que seguir el ejemplo de Jesús. Debemos ser bondadosos con todas las personas. Pero no debemos hacernos amigos de todos. No debemos hacernos amigos de personas que no aman a Dios ni le sirven.
¿Por qué no es bueno hacernos amigos de personas de esa clase? ¿Qué podría suceder si lo hiciéramos? Podríamos llegar a ser como esas personas. Podríamos perder el amor que le tenemos a Jehová Dios. Por eso, vamos a ser sabios y vamos a seguir el ejemplo de Jesús, ¿verdad? Hagámonos amigos solo de los que de veras aman a Dios.
“El que está andando con personas sabias se hará sabio, pero al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal.”—Pro. 13:20.