Preguntas de los lectores
● ¿No muestra el ejemplo bíblico en el cual Jehová expresó su desaprobación de Onán por desperdiciar su semen que es incorrecto usar contraceptivos?—EE. UU.
No, porque un examen del registro acerca de Onán revela que no fue ejecutado por practicar el control de la natalidad.
Después de la muerte de su hermano Er, Onán recibió instrucción de su padre Judá para efectuar el matrimonio de cuñado con Tamar. Esto fue con el propósito explícito de ‘levantar prole’ para su hermano muerto. No tendría derecho de tener relaciones con ella de otra manera. En cuanto a la respuesta de Onán al mandato de Judá, leemos: “Sabía Onán que la prole no llegaría a ser suya; y sucedió que cuando sí tuvo relaciones con la esposa de su hermano desperdició su semen en la tierra para no darle prole a su hermano. Ahora bien, lo que hizo era malo a los ojos de Jehová.” (Gén. 38:8-10) El matrimonio de cuñado se incorporó más tarde en el pacto de la Ley por mandato de Jehová.—Deu. 25:5, 6.
Por obrar de modo contrario al propósito del matrimonio de cuñado, Onán demostró falta de respeto a su padre. En desobediencia al mandato de su padre, egoístamente se abstuvo de preservar la línea de familia de Er. Esto también fue una expresión de odio a Er, ya que Onán no obró a favor sino en contra de los intereses de su hermano muerto. Onán insensiblemente deshonró a la viuda de su hermano. Egoístamente puso al descubierto la desnudez de ella pero retuvo de ella el derecho legítimo de la maternidad. También mostró que no apreciaba las “cosas sagradas,” ya que había una posibilidad de que el Mesías prometido hubiera venido por medio de la prole que pudiera haber procreado por medio de Tamar. (Compare con Hebreos 12:16.) Todos esos factores revelan que Onán fue un hombre inicuo que no respetaba los intereses de otros cuando sus propios intereses parecían estar en juego. Se debe a la vileza del motivo que tuvo Onán al rehusar darle prole a su hermano muerto que Jehová lo mató.
Puesto que el caso de Onán fue uno que envolvió desatención egoísta al propósito del matrimonio de cuñado no se puede usar para condenar el control de la natalidad. Es digno de notarse que la Biblia en ninguna parte considera el uso de contraceptivos o el control de la natalidad en el matrimonio. Tampoco dice que los cristianos están obligados a producir hijos. En consecuencia, tocante al control de la natalidad, los matrimonios cristianos tienen que dejar que su conciencia entrenada en la Biblia los gobierne.
● ¿No indica Juan 2:19 que Jesús se resucitaría a sí mismo?—EE. UU.
Como es patente del contexto, Juan 2:19 tiene que ver con la muerte y resurrección del Señor Jesucristo. Leemos: “Jesús les dijo: ‘Demuelan este templo, y en tres días lo levantaré.’ Por eso dijeron los judíos: ‘Este templo fue edificado en cuarenta y seis años, ¿y tú en tres días lo levantarás?’ Mas él hablaba acerca del templo de su cuerpo. Sin embargo, cuando fue levantado de entre los muertos, sus discípulos recordaron que él solía decir esto; y creyeron la Escritura y el dicho que Jesús dijo.”—Juan 2:19-22.
Debe notarse que, al hablar acerca del cumplimiento de la declaración de Jesús, la Biblia no dice que ‘él se levantó a sí mismo de entre los muertos,’ sino que “fue levantado de entre los muertos.” Otros textos muestran claramente que Dios fue El que resucitó a su Hijo. El apóstol Pedro le dijo a Cornelio y a sus parientes y amigos allegados: “Dios levantó a Éste al tercer día.” (Hech. 10:40) Hebreos 13:20 se refiere a Dios como Aquel “que hizo subir de entre los muertos al gran pastor de las ovejas con la sangre de un pacto eterno, a nuestro Señor Jesús.” Y, en su carta a los romanos, el apóstol Pablo escribió: “Si, pues, el espíritu del que levantó a Jesús de entre los muertos mora en ustedes, el que levantó a Cristo Jesús de entre los muertos vivificará también sus cuerpos mortales por medio de Su espíritu que reside en ustedes.” (Rom. 8:11) Por consiguiente, Jesucristo simplemente no pudo haber querido decir que se levantaría a sí mismo de entre los muertos.
Sin embargo, Jesús sí sabía que iba a morir y ser resucitado. En otra ocasión dijo a escribas y fariseos incrédulos: “Una generación inicua y adúltera sigue buscando una señal, mas no se le dará ninguna señal, sino la señal de Jonás el profeta. Porque así como Jonás estuvo en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así el Hijo del hombre estará en el corazón de la tierra tres días y tres noches.” (Mat. 12:39, 40) Teniendo este conocimiento anticipado acerca de su muerte y resurrección, Jesús, en un sentido profético, pudo hablar de ‘levantar el templo de su cuerpo.’ Puesto que él lo predijo, era tal como si él fuese a hacerlo. Esto se puede ilustrar con Ezequiel 43:3, donde el profeta Ezequiel declara: “Vine a arruinar la ciudad [Jerusalén],” es decir, al predecir su destrucción. Ezequiel como desterrado en Babilonia no tuvo parte en realmente destruir a Jerusalén; los babilonios hicieron eso. Pero su profecía, siendo divinamente inspirada, lo dio por hecho. (Compare también con Jeremías 1:10.) De modo similar, Jehová Dios resucitó a su Hijo, pero Jesús pudo hablar de hacerlo en un sentido profético.
Además, la voluntad, comisión o mandato de Dios tocante a su Hijo fue que muriera y fuera restaurado a la vida. Jesús entregó voluntariamente su vida en armonía con el propósito de su Padre. Por lo tanto Jesús pudo levantar el templo de su cuerpo en el sentido de que tenía la autoridad para recibir la vida de nuevo.
Al tercer día Dios le mandó a Jesús que se levantara de entre los muertos, y lo hizo aceptando o recibiendo vida a manos de su Padre, por autoridad de Dios. Junto con la vida como Hijo espíritu, recibió el derecho a la vida humana perfecta que, al morir en plena inocencia, no había perdido. Después de eso presentó este mérito de su sacrificio humano a su Padre en el cielo. (Heb. 9:11-14, 24-28) Esto está de acuerdo con las palabras de Jesús en Juan 10:17, 18: “El Padre me ama porque entrego mi vida, para recibirla de vuelta, otra vez. Nadie me la ha robado; la entrego de mi propio albedrío. Tengo el derecho de entregarla, y tengo el derecho de recibirla de vuelta de nuevo; he recibido esta comisión de parte de mi Padre.”—New English Bible.