Un magnífico vocero... ¿quién es?
EXISTE un magnífico vocero en el universo. Tiene poder y autoridad tremendos. El que uno reconozca su posición puede resultar en que uno disfrute de un futuro eterno. ¿Quién es este vocero?
El apóstol Juan lo presentó en las palabras de apertura de su Evangelio. Juan llamó a éste, que había llegado a ser el hombre Jesucristo, “el Verbo” o “la Palabra” (griego, logos). El apóstol escribió: “En el principio era el Verbo [ho logos], y el Verbo era con Dios [tòn theón, caso acusativo de ho theòs], y el Verbo era Dios [theòs].”—Juan 1:1, Versión Latinoamericana.
¿Significa esto que la “Palabra” es el Dios Todopoderoso, que él es la “segunda persona” de la Trinidad de la cristiandad? Eso es lo que creen millones de personas. ¿Es esto lo que se le ha enseñado a usted? ¿Sabe usted en qué se basa esta creencia?
Considere un comentario que se hace en la Encyclopædia Britannica (edición de 1974, Micropædia, tomo VI, pág. 302): “La identificación de Jesús con el logos, que se expresa implícitamente en diversos lugares del Nuevo Testamento pero muy específicamente en el Cuarto Evangelio, se desarrolló a mayor grado en la iglesia primitiva pero más sobre la base de las ideas filosóficas griegas que sobre motivos del Antiguo Testamento. [La letra cursiva la hemos puesto nosotros.]”
Note que la filosofía griega suministró una base para las ideas acerca del logos o “Palabra.” ¿No pudiera hacer surgir esto preguntas en cuanto a la validez de las creencias comunes acerca de Jesucristo?—Col. 2:8.
El llegar a conocer la verdad acerca de la “Palabra” no es asunto de simple interés académico. Es algo que tiene que ver con nuestro futuro eterno. Esto es evidente de las palabras de Jesús: “La vida eterna significa conocerte a ti como el único Dios verdadero, y conocer a Jesús tu mensajero como Cristo.” (Juan 17:3, An American Translation) Tal conocer a Dios y Cristo significa conocerlos como personas y disfrutar de una buena relación con ellos. Claramente, uno que tiene un punto de vista tergiversado de la identidad y posición de Jesús en relación con su Padre no conocería ni al Padre ni al Hijo. Con interés, entonces, consideramos exactamente lo que la Biblia, no la filosofía griega, revela en cuanto a la identidad de “la Palabra.”
¿EN QUÉ SENTIDO DIOS?
Juan 1:1 dice que la “Palabra estaba con Dios.” (Versión Popular) Esa declaración indica que dos personas están envueltas... la Palabra y Dios. ¿En qué sentido, pues, es la Palabra “Dios”? La respuesta a esta pregunta se hace patente cuando consideramos la manera en que el término “Dios” se usa en la Biblia.
Salmo 8:5 dice: “También procediste [Jehová] a hacerlo [al hombre] un poco menor que los que tienen parecido a Dios.” En este caso la expresión “los que tienen parecido a Dios” traduce la palabra hebrea ’elohím, que, dependiendo del contexto, significa “dioses” o “Dios.” Aquí a los que se llama “dioses” son ángeles, porque, cuando se cita en Hebreos 2:7, Salmo 8:5 dice: “Lo hiciste un poco inferior a los ángeles.” El término “dios” hasta se aplica a hombres, como, por ejemplo, en Salmo 82:1-6, que se refiere a jueces humanos que no ejecutaron justicia como “dioses.” Tales referencias a ángeles y hombres como “dioses” señalaban a que éstos eran (o que consideraban que eran) “poderosos.” También, los ángeles eran representantes de Dios, y por lo tanto los hombres les hablaban y se referían a ellos como “Dios.”—Jue. 13:21, 22.
En vista de tal uso de la palabra “Dios,” ¿no se aplica correctamente el término al Hijo primogénito de Dios? Ciertamente, pues este Hijo de veras es un “poderoso” así como también es representante de Dios. (Juan 17:8) De modo que cuando Juan 1:1 se refiere a Jesús como “Dios,” en realidad no hay base para concluir que él es la “segunda persona” de un Dios trino y uno. El texto mismo no dice nada semejante a eso. La palabra “Dios” en esta aplicación a la “Palabra” simplemente llama la atención a la naturaleza divina de ése, a ser parecido a Dios, poderoso, durante su existencia prehumana. Esto es evidente de la omisión en el texto griego original del artículo definido antes de “Dios” en la frase “la Palabra era Dios.” Como declara el docto en griego Westcott: “Necesariamente está sin el artículo [theós, no ho theós] puesto que describe la naturaleza de la Palabra y no identifica a Su Persona.”—Citado de la página 116 de An Idiom Book of New Testament Greek, por el profesor C. F. D. Moule, reimpresión de 1963.
EL PADRE ES EL DIOS DE CRISTO
Si la “Palabra” de veras fuera la “segunda persona” de un Dios trino y uno, ¿no deberíamos esperar que la Biblia dijera esto en términos claros? Si Jesús del “Nuevo Testamento” es Jehová del “Antiguo Testamento,” como alegan muchos, ¿no debería haber por lo menos una referencia bíblica que definitivamente dijera que Jesús es Jehová? Sin embargo no hay una sola. De hecho, Jesús mismo reconoció a su Padre como su Dios, diciéndole a María Magdalena: “Asciendo a mi Padre y Padre de ustedes y a mi Dios y Dios de ustedes.”—Juan 20:17.
De consiguiente únicamente el Padre es EL Dios, el Supremo, a quien todos debemos adoración y a quien todos, incluso el Hijo, estamos correctamente sujetos. Por lo tanto nuestro Dios es el Mismo que es el Dios de Jesucristo. Como el apóstol Pablo indicó a compañeros creyentes: “Realmente para nosotros hay un solo Dios el Padre, procedente de quien son todas las cosas, y nosotros para él; y hay un solo Señor, Jesucristo, por medio de quien son todas las cosas, y nosotros por medio de él.” (1 Cor. 8:6) ¿No revela esto una clara distinción entre el Padre y el Hijo en cuanto a su posición, poder y autoridad?
El Padre y el Hijo no son iguales, como alegan los trinitarios. “La cabeza del Cristo es Dios.” (1 Cor. 11:3) Tal como los cristianos son la propiedad de Cristo, así Cristo es la propiedad de Dios. Escribió el inspirado apóstol Pablo: “Ustedes pertenecen a Cristo; Cristo, a su vez, pertenece a Dios.” (1 Cor. 3:23) ¿No se refiere esto acaso a Cristo solo mientras fue hombre en la Tierra? Aunque él mismo es trinitario, el teólogo C. F. Kling hace este comentario acerca de las palabras del apóstol: “Al pertenecer a Cristo indirectamente pertenecemos a Dios . . . Y por eso, por una parte, vemos que nuestra unión con Dios es mediada por Cristo, y, por otra parte, que Cristo está subordinado al Padre, como se muestra en 1 Cor. xi. 3. Sin embargo el considerar que esta subordinación pertenece solamente a Su naturaleza humana, no estaría en armonía con un punto de vista correcto de todo el asunto. Es el Cristo completo del que se habla aquí, y eso también no simplemente como en Su condición de humillación, sino también en Su condición de gloria.”—A Commentary on the Holy Scriptures, por J. P. Lange y traducido por P. Schaff.
Realmente, todo lo que el Hijo tiene lo ha recibido del Padre. Note las propias declaraciones de Jesús: “El Hijo no puede hacer ni una sola cosa por su propia iniciativa, sino únicamente lo que ve hacer al Padre. . . . Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha encargado todo el juicio al Hijo . . . Y le ha dado autoridad para hacer juicio, por cuanto es Hijo del hombre.” (Juan 5:19-27) “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra.” (Mat. 28:18) Eso incluye autoridad real, como es evidente de Daniel 7:13, 14, que dice: “Con las nubes de los cielos sucedía que venía alguien como un hijo del hombre; y al Anciano de Días obtuvo acceso, y lo presentaron cerca, aun delante, de Aquél. Y a él fueron dados gobernación dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvieran aun a él.”
Después de efectuar su obra milenaria como rey para con la humanidad, Jesucristo ‘entregará el reino a su Dios y Padre.’ Como dice claramente la Biblia, él “también se sujetará a Aquel que le sujetó todas las cosas a él, para que Dios sea todas las cosas para con todos.” (1 Cor. 15:24-28) Obviamente, pues, el Hijo debe todo a su Padre y correctamente reconoce ese hecho. Él no es el igual de su Padre.
“EN EL PRINCIPIO”
Considerado desde un punto de vista del lenguaje, el mismísimo hecho de que la “Palabra” es el “Hijo de Dios” indica un principio, ya que un hijo siempre es más joven que su padre. En cuanto al Padre, él siempre ha existido. De Él el inspirado salmista declaró: “Antes que nacieran las montañas mismas, o tú procedieras a producir como con dolores de parto la tierra y el terreno productivo, aun desde tiempo indefinido hasta tiempo indefinido tú eres Dios.” (Sal. 90:2) ¿Se puede decir esto del Hijo cuando esa mismísima designación indica otra cosa? Si fuese así, debería haber alguna indicación de que “hijo” cuando se usa con referencia al “Hijo primogénito” realmente no significa “hijo.” ¿Hay prueba de esto? O, al contrario, ¿hay declaraciones bíblicas que claramente señalan un tiempo cuando el Hijo no existía?
En Revelación o Apocalipsis Rev. 3:14 al Hijo se le llama “el principio de la creación de Dios” (Versión Moderna), “el origen de la creación de Dios.” (An American Translation) Muchos sostienen que esto significa que el Hijo fue el Originador o Autor de la creación. Pero eso no es lo que dice el texto. Hasta algunos trinitarios admiten que tal explicación es incorrecta.
Dice el teólogo Albert Barnes respecto a la palabra griega traducida “principio” u “origen”: “La palabra se refiere apropiadamente al comienzo de una cosa, no a su autoría, y denota apropiadamente primacía en tiempo, y primacía en rango, pero no primacía en el sentido de ser causador de la existencia de algo. . . . Por lo tanto, la palabra no se halla en el sentido de autoría, como término que denote que uno sea el principio de algo en el sentido de ser causador de su existencia.”—Barnes’ Notes on the New Testament, pág. 1569.
Después de eso este teólogo reconoce que Revelación 3:14 podría significar apropiadamente que Cristo fue creado, al decir: “Si fuese demostrado de otras fuentes que Cristo fue, de hecho, un ser creado, y el primero que Dios hubo hecho, no puede negarse que este lenguaje expresaría apropiadamente ese hecho.”
Siendo trinitario, no acepta ese hecho sino que insiste en que otros textos prueban que Jesús mismo es el Creador, increado, eterno. Por lo tanto este teólogo interpreta que Revelación 3:14 significa que Cristo es ‘el principio de la creación de Dios’ porque es el Príncipe o Cabeza de la creación. Entonces, examinemos este punto de vista a la luz de los textos a los cuales él alega atenerse. ¿Es Jesús realmente el Creador?
Según la traducción católica de la Biblia de Jerusalén, Juan 1:1-3 dice: “En el principio la Palabra existía y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.” ¿Demuestra esto que “la Palabra” era el Creador? No. ¿Por qué no? Porque la creación se efectuó por la Palabra como agente, es decir, “por medio de él.” (Versión Moderna) Por lo tanto la Palabra fue el instrumento de Dios para efectuar las obras creativas. Esta misma idea se expresa en Colosenses 1:15, 16: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”—Valera Revisada de 1960.
Lo que está escrito en Hebreos 1:2 no modifica el cuadro. Nuevamente se presenta al Hijo como el instrumento o medio que se usó en crear. La Versión Moderna dice: “En estos postreros días, nos ha hablado a nosotros por su Hijo; a quien ha constituído heredero de todas las cosas, por medio de quien también hizo el universo.”
Así estos pasajes en Juan, Colosenses y Hebreos muestran en realidad que el Hijo no es el Creador y no es igual a su Padre. Por supuesto, como revela el contexto, estos pasajes no se registraron para establecer que el Hijo tuvo o no tuvo un principio sino para señalar su posición importante en el propósito de Dios. Sin embargo, ¿no pudieran suministrar prueba indirecta de que el Hijo tuvo un principio? Puesto que el Hijo recibió su posición de su Dios y Padre, obviamente hubo un tiempo en que no poseía lo que recibió. Por eso, tal como hubo un tiempo en que el Hijo no tenía lo que su Padre le dio, ¿no pudo haber habido también un tiempo en que no existía el Padre estaba solo?
Esto es lo que denotan las palabras de Juan 1:1, “en el principio la Palabra existía.” Eso es muy diferente de decir ‘la Palabra siempre existió.’ En sí la palabra “principio” transmite la idea de un comienzo en algún tiempo en el pasado. Ejemplos bíblicos ilustran esto. Diferente de la Palabra, cuya existencia está enlazada con el principio, se dice que Dios creó en el principio. Génesis 1:1 dice: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” Sin embargo se menciona otro principio en 1 Juan 3:8: “El Diablo ha estado pecando desde el principio [es decir, desde el comienzo de su rebelión contra Dios].”
En vista de este uso de la palabra “principio,” ¿qué puede concluirse correctamente en cuanto a la expresión “en el principio la Palabra existía”? Esto: Significa que la Palabra existió con su Padre por un tiempo antes de ser usado para efectuar las obras creativas. Después que la creación comenzó, sirvió de Vocero o “Palabra” de su Padre para con todas las criaturas inteligentes.
Como Hijo y subordinado de su Padre, la “Palabra” recibió vida del Padre. Sin embargo ocupa la posición singular de ser el único hijo producido directamente por Dios. En toda la creación, la “Palabra” de veras es un magnífico Vocero, habiendo servido de instrumento de Dios al producir aquellos a quienes así sirve.
El que uno acepte a Jesucristo, no como la “segunda persona” de un Dios trino y uno, sino como Hijo y Vocero de Dios, envuelve la vida de uno. Como hizo notar el apóstol Juan tocante a lo que registró acerca de las señales de Jesús: “Éstas han sido escritas para que ustedes crean que Jesús es el Cristo el Hijo de Dios, y que, a causa de creer, tengan vida.”—Juan 20:31.