El tiempo para escoger a Dios como Soberano
1. Después de dieciséis siglos de cristiandad, ¿qué situación religiosa se presenta ante la vista del mundo “pagano”?
POR más de mil seiscientos años ya, o desde los días del emperador Constantino el Grande, el mundo ha observado los hechos de la cristiandad. Después de todo ese tiempo, ¿qué observa el mundo llamado “pagano” en cuanto a la situación religiosa? ¡La mayor confusión y división religiosa de toda la historia humana! ¡Oscuridad global en lo religioso! La situación encaja con la profecía bíblica que dice: “¡Mira! la oscuridad misma cubrirá la tierra, y densas tinieblas los grupos nacionales.”—Isa. 60:2.
2. ¿Para quién era un desafío esa oscuridad, y qué hizo él en cuanto a ello, según se predijo en Mateo 24:14?
2 La oscuridad que se extiende por toda la Tierra ha sido un desafío a Dios, el Soberano del universo. Este Dios, quien, al principio de la semana de creación, mandó: “Llegue a haber luz”... ¿qué iba a hacer en cuanto a esto? Obró con consistencia; obró de acuerdo con su manera de proceder de hace diecinueve siglos, acerca de la cual el apóstol Pablo dice: “El mismo Dios que dijo: ‘Del seno de las tinieblas brille la luz,’ ha hecho brillar la luz en nuestros corazones, para irradiar el conocimiento de la gloria de Dios que está en la faz de Cristo.” (2 Cor. 4:6, Biblia de Jerusalén) Por consiguiente, desde el fin de los días tenebrosos de la I Guerra Mundial este mismo Dios ha hecho que se efectúe la más grande campaña de esclarecimiento de toda la historia humana. La predijo en estas palabras de su Hijo Jesucristo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”—Mat. 24:14.
3, 4. ¿Qué recepción se le ha dado a esta luz, y qué ha sido un estorbo en cuanto a impartir esclarecimiento a más personas?
3 Sin embargo, no debemos pensar que esta campaña mundial ha sido recibida de manera que difiera de la de hace diecinueve siglos. En cuanto a la recepción que se dio al esfuerzo que se hizo para impartir esclarecimiento en aquel tiempo, leemos lo siguiente: “La luz verdadera que da luz a toda clase de hombre estaba para venir al mundo. Estaba en el mundo, y el mundo vino a existir por medio de él, pero el mundo no lo conoció [los del mundo no lo reconocieron, Versión Popular]. Vino a su propia casa, pero los suyo no lo recibieron.” (Juan 1:9-11) En aquel tiempo, los que aceptaban la luz se esforzaban por impartir esclarecimiento a otros; no ocultaban la luz. Si no fue mayor el número de las personas que recibieron esclarecimiento, aquello se debió a que la oposición a la obra de impartir esclarecimiento iba aumentando. El apóstol Pablo nos identifica al que principalmente fue responsable por esa oposición a la luz, cuando escribe:
4 “Ahora, si las buenas nuevas que declaramos están de hecho veladas, están veladas entre los que están pereciendo, entre quienes el dios de este sistema de cosas ha cegado las mentes de los incrédulos, para que la iluminación de las gloriosas buenas nuevas acerca del Cristo, que es la imagen de Dios, no resplandezca a través a ellos.”—2 Cor. 4:3, 4.
5. ¿Quién está detrás de la oposición a la proclamación del Reino, y de quiénes además de las “fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales” es él el soberano?
5 De igual manera, hay oposición mundial a la campaña de esclarecimiento que se está efectuando mediante la proclamación de las buenas nuevas acerca del reino mesiánico de Dios establecido en los cielos. El que estuvo detrás de la oposición a las buenas nuevas acerca del Mesías (Cristo) hace diecinueve siglos es el mismo que está dirigiendo la oposición a la proclamación del mensaje del Reino desde la I Guerra Mundial. Ese es el cegador de la mente de los hombres, al cual el apóstol Pablo llamó “el dios de este sistema de cosas.” A este “dios” se asocian en su campaña oscurecedora los sobrehumanos y espirituales “gobernantes mundiales de esta oscuridad,” “las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales.” (Efe. 6:12) Tal como es el soberano de estas “fuerzas espirituales . . . en los lugares celestiales,” así se esfuerza por continuar siendo el soberano de la vida de los pueblos de la Tierra. Por eso impide, hasta donde es posible, que pase el resplandor de la luz de la verdad del Reino a la mente de los pueblos cegados.
6, 7. ¿Cómo luchan con esas fuerzas espirituales los cristianos verdaderos, según qué reglas declaradas por Jesús y Santiago?
6 Es con estas “fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales” bajo su soberano, Satanás el Diablo, que los verdaderos cristianos tienen que luchar mientras efectúan su campaña de impartir esclarecimiento. ¿Cómo hacen esto estos cristianos? No solo por medio de denunciar la fuente diabólica del demonismo, la astrología, el espiritismo, el ocultismo, el fetichismo, el vuduismo y la brujería. La lucha cristiana contra esas fuerzas invisibles y sobrehumanas de la iniquidad se efectúa también por medio de rehusar firmemente dejar que por influencia o presión hagan de uno parte de este “sistema de cosas,” del cual Satanás es el “dios.” Observan la regla que Jesucristo declaró para el verdadero vivir cristiano: “Ellos [mis seguidores] no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo.” (Juan 17:16) A los que alegaban ser cristianos pero que no vivían en armonía con esa regla, el discípulo Santiago dijo:
7 “¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, por lo tanto, que quiere ser amigo del mundo está constituyéndose enemigo de Dios.”—Sant. 4:4.
8, 9. (a) ¿Qué razón hay para que nos mantengamos separados del mundo, y en qué resultará este asunto? (b) Por eso, ¿qué mandato da a los cristianos, por medio del apóstol Pablo, su Comandante en Jefe?
8 La razón por la cual los cristianos se mantienen separados del mundo es que el mundo está de parte de su soberano sobrehumano invisible, el que es un Satanás y un Diablo para con el único Dios vivo y verdadero, Jehová. Por lo tanto, este asunto no puede tener ningún otro resultado sino el siguiente: que el luchar cristiano contra las “fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales” continuará mientras este mundo subsista y hasta que Satanás el Diablo y sus ángeles demoníacos sean encadenados y hundidos en el abismo por los mil años del reinado de Cristo. (Rev. 13:1-8; 16:13-16; 19:19 a 20:3 inclusive) Con el propósito de resistir y estar firmes en este día inicuo, los amigos de Jehová Dios se equipan con las diversas partes de la “armadura completa que proviene de Dios.” (Efe. 6:11) Entre éstas no hay armas de carne, no hay ‘armas carnales.’—2 Cor. 10:4, Versión Valera.
9 El mandato del Comandante en Jefe celestial, por medio del apóstol Pablo, a sus guerreros es éste: “Estén firmes, por lo tanto, teniendo los lomos ceñidos con la verdad, y teniendo puesta la coraza de la justicia, y teniendo calzados los pies con el equipo de las buenas nuevas de la paz. Sobre todo, tomen el escudo grande de la fe, con el cual podrán apagar todos los proyectiles encendidos del inicuo. También, acepten el yelmo de la salvación, y la espada del espíritu, es decir, la palabra de Dios, mientras que con toda forma de oración y ruego se ocupan en orar en toda ocasión en espíritu.”—Efe. 6:14-18.
EL SEÑOR SOBERANO JEHOVÁ
10. ¿Con quiénes están los que hacen de Jehová el Soberano de su vida?
10 En el caso de todos los que obedecen este mandato divino, se ve sin lugar a dudas quién están dejando que sea el soberano de su vida. Ese es Jehová Dios, cuya palabra es como una espada en mano de ellos, “la espada del espíritu.” Cuando lo escogen a Él como su Soberano, no están con el mundo y su sistema de cosas, sino con Jesucristo y sus apóstoles, y también con el rey David de la antigua Jerusalén, con el patriarca Abrahán el antepasado terrestre del Mesías, sí, con todos los hombres y mujeres de fe piadosa de los cuales la Biblia contiene el registro.
11. ¿Por dirigirse de qué manera a Dios mostró Abrahán la relación que tenía con Él, y cómo vierten algunos traductores la expresión hebrea que usó Abrahán?
11 Abrahán reconoció al Dios Altísimo como Señor Soberano suyo. Después que Abrahán hubo regresado victorioso de un combate con cuatro reyes merodeadores y hubo sido bendecido por Melquisedec el sacerdote del Dios Altísimo, la palabra divina le vino, diciendo: “No temas, Abrán. Soy para ti un escudo. Tu galardón será muy grande.” En respuesta a esto, Abrahán mostró quién era su Amo Supremo por la manera en que se dirigió a Dios, diciendo: “Señor Soberano Jehová, ¿qué me darás?” Cuando Dios le prometió darle la tierra a la cual Dios lo había conducido, Abrahán mostró en qué relación consideraba que estaba, al decir: “Señor Soberano Jehová, ¿en qué sabré que la tomaré en posesión?” (Gén. 15:1, 2, 8) En su propio lenguaje, el hebreo, el patriarca Abrahán, al dirigirse en este caso a Dios, usó las palabras: Adonay Yehowih. Algunos traductores de la Biblia, para evitar el uso del nombre personal de Dios, traducen esta expresión así: “Señor Dios.” La Versión Valera vierte esta expresión: “Señor Jehová.” Pero la Biblia de Jerusalén la traduce: “Mi Señor, Yahvéh.”
12. ¿Qué significa la palabra hebrea Adonay, como se muestra en la Traducción del Nuevo Mundo?
12 No obstante, la palabra hebrea Adonay no significa “Mi Señor.” Se entiende que es la forma antigua de Adonim, que significa literalmente “señores.” Por eso, cuando la palabra se aplica a un individuo, toma el sentido de excelencia o grandeza; significa un señor de manera excelente, un señor de grandeza. Esta antigua palabra hebrea se aplica en la Biblia solamente a Jehová o Yahvéh. Por esa razón la Traducción del Nuevo Mundo vierte el título hebreo Adonay así: “Señor Soberano.”a En concordancia con esto, traducciones hebreas de Hechos 4:24 usan la palabra Adonay con el significado de “Señor Soberano.”—Hech. 4:24, Traducción del Nuevo Mundo.
13. ¿Por qué correctamente es Jehová el Soberano del universo, y por lo tanto qué desafío puede arrojar?
13 Verdaderamente este Dios Jehová es el Soberano del universo, porque está sobre todas las cosas y a ninguna de sus criaturas ha impartido poder igual al de Él. Por eso sigue siendo el Todopoderoso, el Omnipotente. Correctamente, en su calidad de Soberano Universal, Jehová le dijo a Abrahán: “Yo soy Dios Todopoderoso. Anda delante de mí y resulta exento de tacha.” (Gén. 17:1) Y al profeta Moisés, Jehová le dijo: “Yo soy Jehová. Y yo solía aparecerme a Abrahán, Isaac y Jacob como Dios Todopoderoso.” (Éxo. 6:2, 3) Con suma confianza él puede arrojar este desafío: “¿A quién pueden ustedes asemejarme para que yo sea hecho su igual?” (Isa. 40:25) ¿Haremos nosotros hoy de este Dios el Soberano de nuestra vida, como lo hizo Abrahán?
14. ¿Por qué ha llegado el tiempo para que obremos sabiamente con relación a la soberanía de Jehová?
14 Ningún verdadero soberano puede permitirse el quedar a la espera de sus súbditos, entre tanto que ellos individualmente llegan a una resolución. El soberano tiene que efectuar su gobernación y todas las obligaciones que le impone su condición de gobernante, y tiene que atender sus deberes al tiempo señalado suyo. Nosotras las diminutas criaturas humanas que estamos aquí en la Tierra estamos mostrando mucha presunción si creemos que el Soberano del universo, Jehová Dios, tiene que esperar hasta que personalmente resolvamos tenerlo como nuestro Soberano antes de proseguir adelante con Su propósito que tiene horario preciso. ¡En armonía con su derecho soberano, él obra cuando llega su tiempo señalado para entrar en acción! ¡Por esta razón, ahora es el tiempo urgente en que cada uno de nosotros debe obrar prudentemente con relación a la soberanía de Él!
CAMBIO EN LA SOBERANÍA MUNDIAL
15. ¿Desde cuándo se ha comunicado a la humanidad el anuncio celestial acerca de la soberanía divina, y por qué no antes de entonces?
15 Ya en el cielo se ha dado el anuncio de la mayor importancia con referencia a nuestra Tierra, y se está comunicando al mundo de la humanidad por todo el globo terráqueo: “¡La soberanía del mundo ha pasado a nuestro Señor y su Cristo, y él reinará para siempre jamás!” (Rev. 11:15, The New English Bible [La Nueva Biblia Inglesa]; An American Translation [Una Traducción Americana]) “La soberanía del mundo ahora pertenece a nuestro Señor y Su Cristo; y Él será Rey hasta las Edades de las Edades.” (Weymouth, 3ra edición) Este hecho de interés universal ha sido realidad desde el año 1914 E.C. En aquel año terminaron “los tiempos de los gentiles,” o “los tiempos señalados de las naciones,” para el 4/5 de octubre, contados desde la desolación de Jerusalén y la tierra de Judá por los babilonios en el año 607 a. de la E.C. Por 2.520 años desde entonces las naciones gentiles (no judías) han dominado los asuntos humanos sin interferencia alguna por parte del reino mesiánico de Dios. Durante todo ese tiempo los judíos no han tenido ningún reino en Jerusalén en manos del linaje real del rey David.—Luc. 21:24, Versión Moderna, NM.
16. Por eso, ¿por qué podía hacerse el anuncio acerca de la soberanía divina desde 1914 E.C. en adelante?
16 En aquel tiempo, en 607 a. de la E.C., el último rey en funciones de la línea de David en Jerusalén fue depuesto, y a las naciones gentiles se les permitió tener dominación mundial completa y ejercer su soberanía sobre la humanidad, tanto judíos como gentiles. Pero al fin de los Tiempos de los Gentiles en 1914 E.C. terminó el tiempo durante el cual Jesucristo había de seguir esperando a la diestra de su Padre celestial. En aquel tiempo el Señor Soberano Jehová instaló a su Hijo Jesucristo en el trono en la “Jerusalén celestial,” sobre el monte Sión celestial. De esta manera se ensalzó de nuevo al trono la línea real de David, y nació el reino mesiánico. Al mismo tiempo el gran Sacerdote-Rey semejante al antiguo Melquisedec, a saber, Jesús el Mesías, fue instalado en su reino celestial. (Heb. 10:12, 13; Sal. 110:1-4) Desde entonces en adelante se podía proclamar al mundo de la humanidad lo siguiente: “La soberanía del mundo ha pasado a posesión de nuestro Señor y su Cristo, y él reinará para siempre jamás.”—Rev. 11:15, AT.
17. ¿Consultó Dios a hombres y naciones antes de ponerse en acción? ¿Cómo ilustraron los veinticuatro ancianos la respuesta apropiada?
17 Al mundo de la humanidad no se le consultó primero en cuanto a esto. A las naciones terrestres, con sus soberanías nacionales, tampoco se les consultó primero acerca de este paso de Dios. El Dios Altísimo obró sin dilación a su tiempo señalado y estableció el reino mesiánico celestial, de acuerdo con su propio derecho de soberanía universal. (Dan. 4:35) Lo que sería correcto para la gente hacer en respuesta a la expresión legítima y propia de soberanía por Dios se ilustró en lo que hicieron los veinticuatro ancianos que se inclinaron en adoración delante de Él y dijeron: “Te damos gracias, Jehová Dios, el Todopoderoso, El que eres y que eras, porque has tomado tu gran poder y has empezado a gobernar como rey.”—Rev. 11:16, 17.
18. Sin embargo, ¿cómo reaccionaron las naciones, y cómo predijeron esto los veinticuatro ancianos?
18 Pero, ¿qué hay en cuanto a las naciones mundanas? Ah, ellas estaban demasiado interesadas en pelear su primera guerra mundial para la dominación mundial. Tratando de organizar rígidamente a todos los pueblos en apoyo de ellas en guerra total, persiguieron airadamente a los verdaderos cristianos que se declararon de parte de la soberanía del Señor Dios y su Cristo. Esto fue precisamente como lo habían predicho aquellos veinticuatro ancianos, que pasaron a decir: “Pero las naciones se airaron, y vino tu propia ira, y el tiempo señalado para que los muertos fuesen juzgados, y para dar su galardón a tus esclavos los profetas y a los santos y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y para causar la ruina de los que están arruinando la tierra.”—Rev. 11:18.
19. (a) Este es el tiempo apropiado para que nos hagamos ¿qué preguntas, acerca de soberanía? (b) ¿Qué significaría para nosotros el que siguiéramos el ejemplo de las naciones?
19 Hasta este mismo día las naciones continúan airadas para con los “santos” de Jehová y ‘los que temen Su nombre, los pequeños y los grandes.’ Por eso éste es el tiempo apropiado para que cada uno de nosotros se haga esta pregunta: ‘¿Qué hay de mí? ¿Voy a dejar que el proceder de las naciones mundanas me guíe como ejemplo, o voy a ser como aquellos veinticuatro ancianos de Revelación 11:16, 17 y dar gracias a Dios por expresar su soberanía y tomar su gran poder para reinar? ¿Reconozco yo que la soberanía del mundo ha pasado a posesión de Jehová Dios? En reconocimiento de este hecho vital, ¿Lo escojo yo como el Soberano celestial mío? ¿Estoy dejando que Él sea el soberano de mi vida?’ De un modo u otro, ahora no podemos escapar de estar en una nueva relación con Dios el Señor Soberano, o en relación favorable o en relación desfavorable. Todo el que se pone de parte de las naciones airadas se ponen en relación desfavorable con el Soberano Universal. Eso significa ruina para todo el que lo hace, porque las naciones son quienes están “arruinando la tierra” y ellas, en cambio, serán arruinadas en la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en Har-Magedón.—Rev. 16:14, 16.
20, 21. (a) Al responder a la pregunta en cuanto a llegar a ser testigos de Aquel de quien hacemos nuestro Soberano, ¿a qué expresiones del salmista nos remitimos? (b) Como en el caso de nuestro mayor Dechado, no pudiera haber mayor honor en la Tierra que ¿qué?
20 Esto provoca esta pregunta: ‘Si dejo que Dios sea el Soberano de mi vida, ¿significa eso que llego a ser testigo de Jehová?’ En respuesta a esa pregunta, podemos remitirnos al salmista inspirado, que dejó que Dios fuera el Soberano de su vida. Escribió él: “Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es bueno para mí. En el Señor Soberano Jehová he puesto mi refugio, para declarar todas tus obras.” (Sal. 73:28) Además: “Oh Dios mío, provéeme escape de la mano del inicuo, de la palma de la mano del que obra injusta y opresivamente. Porque tú eres mi esperanza, oh Señor Soberano Jehová, mi confianza desde mi juventud. Vendré en magnífico poderío, oh Señor Soberano Jehová; mencionaré tu justicia, la tuya sola.”—Sal. 71:4, 5, 16.
21 De manera que preguntamos: ¿Hará la persona de hoy que pone su refugio en el Señor Soberano Jehová algo que sea diferente de lo que hizo el salmista antiguo, a saber, ‘declarar todas las obras’ de Dios? ¿Hará la persona de hoy a la cual se le ha provisto escape “de la mano del inicuo” y que ha hecho del Señor Soberano Jehová su esperanza algo que difiera de lo que hizo el salmista, a saber, ‘venir en magnífico poderío’ y ‘mencionar la justicia de Dios’? Ciertamente no se avergonzará del Soberano de su vida. Jesucristo, nuestro mayor Dechado, no se avergonzó de su Soberano, Jehová Dios. Por eso, se hizo testigo de Jehová, y por esta razón se le llama “Jesucristo, ‘el Testigo Fiel.’” Él alude a sí mismo llamándose “el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación por Dios.” (Rev. 1:5; 3:14) Los que verdaderamente se hacen seguidores en sus pasos también tienen que hacerse testigos de Su Padre Jehová. Nadie en la Tierra pudiera tener mayor honor que el de ser testigo de Jehová.
22. El que hagamos de Jehová el Soberano de nuestra vida nos traerá ¿qué experiencia? pero ¿qué oración del salmista podemos expresar?
22 El que hagamos de Jehová Dios el Soberano de nuestra vida nos traerá persecución de parte de los que hacen de Satanás el Diablo su soberano al hacerse “parte del mundo,” del cual ese inicuo es el “dios” y “gobernante” y soberano. (2 Cor. 4:4; Juan 14:30; 15:19) Pero, cuando está bajo persecución, el afligido puede expresar la oración del rey David: “Tú eres Jehová el Señor Soberano. Trata conmigo por amor de tu nombre. Porque tu bondad amorosa es buena, líbrame.” (Sal. 109:21) “Oh Jehová el Señor Soberano, la fuerza de mi salvación, tú has cubierto mi cabeza en forma protectora en el día de la fuerza armada. No otorgues, oh Jehová, los deseos vehementes del inicuo. No promuevas su maquinar, para que no sean ensalzados.” (Sal. 140:7, 8) “Mis ojos están dirigidos a ti, oh Jehová el Señor Soberano. En ti me he refugiado. No derrames mi alma. Guárdame de las garras de la trampa que me han tendido y de los lazos de los que practican lo que es perjudicial.”—Sal. 141:8, 9.
SOBERANO DE UN PUEBLO ORGANIZADO
23. Como lo indica Ezequiel 36:37, 38, ¿por qué no estará uno solo si hace de Jehová el Soberano de su vida?
23 Si usted ahora escoge a Jehová Dios como Soberano suyo, no estará solo. Será uno de los de su pueblo. Él no es el Soberano de un solo individuo sobre la Tierra, sino que es el Soberano de un pueblo organizado. Usando a la nación antigua de Israel como ilustración típica de los israelitas espirituales a quienes Él recoge sacándolos de la religiosa Babilonia la Grande en este “tiempo del fin,” él dice: “Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: ‘Esto es para lo que todavía dejaré que me busque la casa de Israel, para hacerlo para ellos: Los multiplicaré con hombres como un rebaño. Como un rebaño de personas santas, como el rebaño de Jerusalén en sus períodos de fiesta, así las ciudades que habían sido un lugar desierto llegarán a estar llenas de un rebaño de hombres; y la gente tendrá que saber que yo soy Jehová.’”—Eze. 36:37, 38; Rev. 18:1-4; Dan. 12:4.
24. ¿Cómo son benditos los que hacen de Jehová el Soberano de su vida, y qué selección determinará si sobreviviremos para aclamar el Nuevo Orden?
24 Benditos son los que hoy escogen a Jehová como su Dios y dejan que Él sea el Soberano de su vida. Sobre ellos él reina como Rey celestial por medio de su Hijo entronizado, Jesús el Mesías. En la inminente “grande tribulación,” cuando las soberanías nacionales divisivas de hoy sean eliminadas y el soberano invisible actual de las naciones, Satanás el Diablo, sea atado y encerrado en el abismo, Dios el Todopoderoso mantendrá a salvo y seguros a los que amorosamente apoyan su soberanía universal. (Mat. 24:21, 22; Rev. 7:14, 15) ¿Estaremos nosotros entre los sobrevivientes benditos para aclamar el justo nuevo orden bajo la una sola “soberanía . . . de nuestro Señor y su Cristo”? Que nuestra selección de Jehová como el Soberano de nuestra vida decida esto a favor de nosotros.—Rev. 11:15, AT.
[Nota]
a Vea las notas al pie de la página sobre Génesis 15:2, 8 en la edición en inglés de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (1971).
[Ilustración de la página 276]
Los que escogen a Jehová como su Soberano se identifican con personas de fe piadosa como Jesús, Abrahán y David