“Procuren ser como él”
“Puesto que ustedes son hijos amados de Dios, procuren ser como él.”—Efe. 5:1, Versión Popular.
1. (a) ¿Cómo puede influir en una persona la tendencia natural a imitar a otros? (b) ¿A quién nos anima especialmente la Biblia a imitar?
TODOS, en una ocasión u otra, tratamos de imitar a alguien. Los niños procuran imitar a sus padres o, muy a menudo, a otros niños con quienes juegan. Si procuran imitar cualidades buenas, eso les es provechoso. Si imitan lo que es malo, eso les resulta en daño. Es interesante el hecho de que se nos invita a ‘hacernos imitadores de Dios, como hijos amados.’ (Efe. 5:1) ¿Podemos ser en realidad imitadores de Dios? Veamos si hay siquiera la posibilidad.
2. Según Génesis 1:26, 27, ¿cómo fue hecho el primer hombre, y qué significaría eso para toda su prole?
2 Bueno, en el principio, hace unos 6.000 años, cuando Dios creó al hombre, la Biblia nos dice: “Pasó Dios a decir: ‘Hagamos un hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza.’ . . . Y procedió Dios a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó.” (Gén. 1:26, 27) Entonces pasa a decir el primer libro de la Biblia, Génesis: “Los bendijo Dios y les dijo Dios: ‘Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla.’” (Gén. 1:28) Para este tiempo ha habido miles de millones de individuos, todos prole de Adán y Eva, que deberían haber tenido la imagen y semejanza de Dios, su Padre. Y Dios era su Padre. Eso se puede demostrar al leer lo que Lucas escribió en el Lucas capítulo 3, versículo 38, de su relato del Evangelio, en el cual hay una referencia a “Adán, hijo de Dios.” De modo que Adán era hijo de Dios, y todos nosotros procedemos de Adán. Cuando Adán fue creado tenía las cualidades de Dios, sus excelentes atributos de sabiduría, justicia, amor y poder. Adán era un hombre perfecto.—Deu. 32:4.
3. ¿A qué se debe el que el hombre hoy no refleje perfectamente las cualidades de Dios?
3 Pero las cosas han cambiado desde entonces. ¿Por qué? Porque Adán desobedeció a Dios, y aunque algunos hombres manifiestan hasta cierto grado las excelentes cualidades que originalmente se hallaban en el hombre perfecto, el pecado es lo que predomina. El apóstol Pablo lo expresó muy bien en Romanos 5:12: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado.” De modo que “la muerte gobernó como rey” desde Adán hasta la actualidad. ¡Qué vergonzosa lástima! (Rom. 5:14) ¿Es eso el fin de todo? ¡No! La Palabra de Dios, la Santa Biblia, nos ofrece esperanza, cuando dice: “Así como en Adán todos están muriendo, así también en el Cristo todos serán vivificados.” (1 Cor. 15:22) ¿Cómo se hizo ese arreglo?
JESUCRISTO, “LA IMAGEN DEL DIOS INVISIBLE”
4. ¿Mediante qué arreglo ha llegado a ser posible que los descendientes de Adán consigan vida eterna?
4 Recuerde esto: Después de la caída de Adán, Jehová Dios todavía estaba muy interesado en la humanidad, y se proponía llenar de criaturas humanas esta Tierra. Sin embargo, la justicia de Dios tenía que ser satisfecha, y por eso él suministró un redentor, o rescatador, para la prole de Adán. Las Escrituras nos informan: “Tanto amó Dios al mundo [de la humanidad] que dio a su Hijo unigénito [como rescate], para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16) ¡Qué amor! El Hijo de Dios se presentó como criatura humana perfecta cuando nació por medio de la virgen María. En realidad fue el ‘segundo Adán’ o segundo hombre perfecto en la Tierra. (1 Cor. 15:45) Derramó su vida y compró a la entera familia humana. Jesucristo resultó ser el rescatador de la humanidad, como se declara: “El Hijo del hombre . . . vino . . . para dar su alma en rescate en cambio por muchos.” (Mat. 20:28) Los cristianos entienden que hay “un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, un hombre, Cristo Jesús, que se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos.”—1 Tim. 2:5, 6.
5. (a) ¿Qué similitud hubo entre el primer hombre, Adán, y Jesucristo? (b) Si queremos ser como Dios, ¿el ejemplo de quién tenemos que seguir?
5 Podemos decir de este ‘segundo Adán,’ Jesucristo, que él, también, era como su Padre que estaba en el cielo. (Heb. 1:3) “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación.” (Col. 1:15) A los cristianos se les invita a andar de manera digna de Jehová a fin de que le agraden plenamente. (Col. 1:10) De modo que los que quieren ser como Jehová Dios estarían considerando a Cristo Jesús como su ejemplo para estar andando en sus pasos.
6. (a) ¿Qué cualidad de Jesús hizo que pudiera conformarse plenamente a la voluntad de su Padre? (b) Cuando estudiamos las cosas que Jesús dijo e hizo, ¿con quién más estamos familiarizándonos mejor, y por qué?
6 Aunque Jesús fue hecho a la imagen de su Padre en el cielo, jamás trató de ser igual a Dios, pues leemos: “Cristo Jesús, . . . aunque existía en la forma de Dios, no dio consideración a un arrebatamiento, a saber, que debiera ser igual a Dios. No, antes bien se despojó a sí mismo y tomó la forma de esclavo y vino a estar en la semejanza de los hombres. Más que eso, hallándose en estilo de hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, sí, muerte en un madero de tormento.” (Fili. 2:5-8) De modo que vemos que Jesucristo mismo, formado como hombre perfecto, se hizo obediente a cuanto Jehová Dios dijo que debería hacer. Los que quieren ‘hacerse imitadores de Dios’ tienen que andar de acuerdo con la manera en que anduvo Jesús, pues Jesús dijo: “El que no me ama no observa mis palabras; y la palabra que ustedes oyen no es mía, sino que pertenece al Padre que me envió.” (Juan 14:24) Jesús era tan semejante a su Padre Jehová Dios, estaba tan en armonía con Sus caminos y vida justos, que, cuando hablaba, el oyente no estaba oyendo algo que Jesús estuviera pensando con su propia imaginación como origen. ¿Por qué? Porque la Biblia dice: “El Hijo no puede hacer ni una sola cosa por su propia iniciativa, sino únicamente lo que ve hacer al Padre. Porque cualesquier cosas que Aquél hace, estas cosas también las hace el Hijo de igual manera. Porque el Padre le tiene cariño al Hijo y le muestra todas las cosas que él mismo hace, y le mostrará obras mayores que éstas.”—Juan 5:19, 20.
7. ¿Dónde hallamos el registro del ejemplo excelente que nos puso Jesús?
7 Hoy tenemos en la Biblia el registro de este maravilloso ejemplo de Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios. Durante treinta y tres años y medio como criatura humana aquí en la Tierra demostró que era como su Padre que estaba en el cielo. Ciertamente puso un ejemplo perfecto de una persona que estaba hecha a la imagen de Dios. Aunque era persona humana, verdaderamente era el Hijo de Dios, el ‘segundo Adán,’ que quita el pecado del mundo.—Juan 1:29.
8. ¿El ver realizada qué esperanza depende de que hagamos un esfuerzo solícito por ser como Dios?
8 Hoy a los cristianos se les da la amonestación de hacer un esfuerzo extraordinario por ser como Jehová Dios, y no hay razón para que el cristiano desista de tratar. Si hoy un cristiano abriga esperanzas terrestres y espera vivir eternamente después que haya terminado el reinado mesiánico de mil años de Cristo Jesús, ciertamente tendrá que reflejar la imagen y semejanza de Dios para entonces. ¿Por qué? Bueno, porque cuando Cristo Jesús entregue todo al Padre, entonces verdaderamente todo el que esté vivo en la Tierra será hijo de Dios por medio de Cristo... como Jehová dijo, “a nuestra imagen, según nuestra semejanza.” Se habrá llevado a cabo el propósito de Jehová de que la primera pareja humana ‘fuera fructífera y se hiciera muchos y llenara la tierra.’—Gén. 1:26-28; Rom. 8:20, 21.
¿PUEDEN SER COMO DIOS PERSONAS HUMANAS PECAMINOSAS?
9. (a) El que nazcamos en pecado, ¿hace imposible que ‘procuremos ser como Dios’? (b) ¿Al mostrar qué cualidad en particular podemos dar evidencia de que estamos esforzándonos por hacer eso?
9 Es verdad que en el sistema de cosas actual la inclinación natural del hombre va hacia hacer lo malo. Eso se debe a que nace en pecado y se forma en iniquidad. Pero así y todo, la Palabra de Dios, en Efesios 5:1, capítulo cinco, comenzando con el versículo uno, dice, según la Versión Popular: “Puesto que ustedes son hijos amados de Dios, procuren ser como él. Vivan con amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros, como un cordero sacrificado y ofrecido a Dios en olor agradable a él.” Sabemos que Jehová Dios envió su Hijo al mundo, y el sacrificio de éste en el madero de tormento pagó el precio o rescate. Pero Jesús hizo algo más. ¡Nos dio un ejemplo perfecto que podemos seguir! Fue un hombre de integridad, de modo que debemos ser como él en nuestro amor. Cristo ciertamente nos amó, pues de otra manera jamás hubiera muerto en el madero de tormento —una muerte terrible— a fin de suministrar el sacrificio de rescate. Este camino en la vida o modo de vivir, este ejemplo que puso Jesús, le fue algo muy deleitable y agradable a Jehová. Aun antes de que Jesús pagara el precio de rescate con su sangre, Juan el Bautista dijo de Jesucristo: “¡Mira, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!”—Juan 1:29.
10. (a) ¿Qué ejemplo bíblico muestra que hasta una criatura humana imperfecta puede ser individuo ‘sin culpa y recto’ delante de Dios? (b) ¿Qué desafío levantó Satanás con relación a Job?
10 Si andamos en el camino en la vida o modo de vivir en que anduvo Cristo Jesús, entonces ciertamente nosotros, también, estamos procurando ser como Jehová Dios, el Padre de él y Padre nuestro que está en el cielo. Es muy fácil para uno decir: “Pero yo soy imperfecto, y no puedo hacer lo que hizo Jesús.” Pero, acuérdese, por favor, de que hubo un hombre imperfecto en la Tierra que anduvo en integridad y le resultó agradable a Dios hasta el mismísimo fin de su vida. Eso fue mucho antes de cuando Jesús vivió en la Tierra. Este hombre se llamó Job. El libro bíblico de Job nos dice que este hombre vivió en la tierra de Uz, y que fue “un hombre de vida sin culpa y recta.” (Job 1:1, New English Bible) Job verdaderamente creía en Dios y fijaba su rostro resueltamente en contra de la maldad. Tenía siete hijos y tres hijas y era muy próspero. Tenía tremendos hatos de ovejas y ganado vacuno y camellos y resultó ser un hombre muy importante en el Oriente. Mientras Job disfrutaba de toda esta prosperidad y bendición de Jehová Dios, según nos dice el relato bíblico: “Llegó a ser el día en que los hijos del Dios verdadero entraban para tomar su puesto delante de Jehová, y aun Satanás procedió a entrar allí mismo entre ellos. Entonces Jehová le dijo a Satanás: ‘¿De dónde vienes?’ Ante esto, Satanás le contestó a Jehová y dijo: ‘De discurrir por la tierra y de andar por ella.’ Y Jehová pasó a decirle a Satanás: ‘¿Has fijado tu corazón en mi siervo Job, que no hay ninguno como él en la tierra, un hombre sin culpa y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?’ Ante esto, Satanás le contestó a Jehová y dijo: ‘¿Es por nada que Job ha temido a Dios? ¿No has puesto tú mismo una cerca alrededor de él y alrededor de su casa y alrededor de todo lo que tiene en todo el derredor? La obra de sus manos has bendecido, y su ganado mismo se ha extendido en la tierra. Pero, para variar, alarga tu mano, por favor, y toca todo lo que tiene y ve si no te maldice en tu mismísima cara.’ Por consiguiente, Jehová le dijo a Satanás: ‘¡Mira! Todo lo que tiene está en tu mano. ¡Solo que contra él mismo no alargues tu mano!’ De manera que Satanás salió de ante la persona de Jehová.”—Job 1:6-12.
11, 12. (a) ¿Entre qué experiencias demostró Job que era fiel a Dios? (b) ¿Cómo fue remunerado por procurar ser como Dios?
11 Desde aquel momento en adelante, Satanás hizo casi todo cuanto pudo por quebrantar la integridad e inculpabilidad de Job el siervo de Jehová, pero Job no sucumbió ni siquiera ante el trato severo y cruel de Satanás. El que le hubiesen matado a sus hijos, el que hubiese perdido su riqueza, y, más tarde, el que supuestos sabios lo hubiesen visitado para decirle lo equivocado que estaba no lo disuadieron de su derrotero fiel. A los supuestos amigos, Job les contestó: “He oído muchas cosas como éstas. ¡Todos ustedes son consoladores molestos!” (Job 16:2) De hecho, la situación se hizo tan lastimosa que Job exclamó, dirigiéndose a Dios: “El cementerio es para mí.” (Job 17:1) Pero Job no murió. Siguió fiel y sin culpa delante de Dios, aun en medio de todos sus opositores. Finalmente, según el relato bíblico, “Yahvé bendijo los postreros tiempos de Job más que los primeros, y llegó a tener catorce mil ovejas, seis mil camellos, y mil yuntas de bueyes y mil asnas. Tuvo también siete hijos y tres hijas. A la primera le puso por nombre Jemimá, y a la segunda Kesiá, y a la tercera Keren Happuk. No se hallaron en toda aquella tierra mujeres tan hermosas como las hijas de Job; y les dio su padre herencia entre sus hermanos. Job vivió después de esto ciento cuarenta años; y vió a sus hijos y a los hijos de sus hijos hasta la cuarta generación. Y murió Job anciano y colmado de días.”—Job 42:12-17, Straubinger.
12 Mientras leemos por completo la entera vida de Job y vemos cómo se enfrentó a todos sus problemas, ciertamente podemos decir, como dijo Dios, que era un hombre de vida sin culpa y recta que temía a Dios y fijaba su rostro resueltamente contra la maldad. Job trataba de ser como Dios. Fue remunerado por su integridad, y recibirá más galardón al tiempo debido. Santiago escribió de él: “Ustedes han oído del aguante de Job y han visto el resultado que Jehová dio, que Jehová es muy tierno en cariño y misericordioso.”—Sant. 5:11.
13. Así y todo, ¿cómo pudiera alguien reaccionar a estos ejemplos?
13 Uno pudiera decir: “Fue fácil que Cristo Jesús, un hombre perfecto, mantuviera integridad y anduviera sin culpa delante de su Dios. Y puede haber habido un Job, un hombre imperfecto, que hiciera casi lo mismo. Pero ¿cómo podemos hacerlo nosotros hoy?” Hasta en los días del apóstol Pablo, ¿cómo se podía hacer? Bueno, Pablo sí dio esta amonestación a la congregación efesia: “Ustedes son hijos amados de Dios, procuren ser como él. Vivan con amor, así como Cristo nos amó.” (Efe. 5:1, 2, VP) ¿Estaba pidiendo Pablo a aquellos cristianos que hicieran lo imposible? ¡De ninguna manera!
“HIJOS OBEDIENTES,” NO REBELDES
14. Para ser imitadora de Dios, ¿qué cosas tiene que odiar una persona?
14 El salmista lo expresó muy bien. Dijo: “Amadores de Jehová, odien lo que es malo.” (Sal. 97:10) Si debemos odiar lo que es malo, entonces debemos saber qué es lo malo y hacer lo contrario. ¡Hacer lo bueno! Pablo nos da ayuda suministrándonos consejo en cuanto a lo que es malo. Escribiendo en su carta a los efesios, continuó, diciendo: “No deben ni siquiera mencionar la inmoralidad sexual [fornicación, NE], ni ninguna otra clase de impureza o avaricia. No digan cosas vergonzosas, ni tonterías o disparates, porque estas cosas no convienen; más bien hay que dar gracias a Dios. Pues ya saben que si alguien practica relaciones sexuales fuera del matrimonio, o hace cosas impuras o es avaro (que es lo mismo que adorar ídolos), no puede tener parte en el reino de Cristo y de Dios.” (Efe. 5:3-5, VP) Vemos por esto, pues, que el cristiano tiene que ser moralmente decente. Su habla tiene que ser correcta al hablar con otras personas. No puede ser un avaro. Tratará con honradez con los individuos a su alrededor. Expresándolo brevemente, odiaría lo que es malo si verdaderamente amara a Jehová Dios. Y por eso, si uno quiere ser como Dios ciertamente no haría las cosas que acaba de mencionar Pablo.
15. (a) ¿Contra quiénes dice Pablo que viene el juicio de Dios? (b) ¿Cómo muestran que son rebeldes?
15 ¿Qué les sucede a los que participan en las cosas que menciona Pablo... fornicación o inmoralidad sexual, disparates irrespetuosos y avaricia? Él dice: “No les engañe nadie con palabras tontas, porque precisamente por estas cosas malas viene el terrible castigo [“pavoroso juicio,” NE] de Dios sobre aquellos que no le obedecen [“sus súbitos rebeldes,” NE]. No tengan ustedes, pues, ninguna parte con ellos.” (Efe. 5:6, 7, VP) Dios es muy preciso. Un pavoroso juicio va a venir sobre los que son rebeldes contra él. Adán fue rebelde. No prestó atención a Dios aunque le fueron dados los atributos de sabiduría, justicia, amor y poder y se le suministró todo en cuanto a excelentes condiciones de vida. Así y todo, quiso decidir por sí mismo lo que era bueno y lo que era malo. Sin embargo, esas decisiones son prerrogativas de Jehová. Él es el Creador del universo y el Creador de toda cosa animada, y él quiere que todas las criaturas inteligentes vivas sean como él; él nos invita, aunque somos imperfectos, a que seamos así. Dios ama a la humanidad y se interesa en ella. ¿Estamos interesados nosotros en Jehová Dios? Si no estamos interesados y rehusamos su camino y queremos ir por nuestro propio camino y tomar todas nuestras propias decisiones, de modo contrario a lo que Dios aconseja, entonces podemos esperar el ‘pavoroso juicio que viene sobre sus súbditos rebeldes.’ La fuerte admonición de Pablo a la congregación cristiana es que los cristianos no tengan parte alguna con estos “súbditos rebeldes”... los que van de manera contraria al camino de Dios.
16. ¿Qué actitud tocante a la fornicación tienen que evitar los que quieren el favor de Dios?
16 Sabemos lo que es fornicación o inmoralidad sexual, pero hoy personas religiosas declaran con atrevimiento que no hay nada malo en las relaciones sexuales fuera del matrimonio, o premaritales, nada malo en la homosexualidad. Pero ¿no dice la Biblia que el lecho matrimonial no debe ser contaminado y que los hombres que se acuestan con hombres son abominables delante de Dios y recibirán el juicio de Dios? Ciertamente que lo dice. (Heb. 13:4; Rom. 1:27, 32) De modo que si un individuo afirma ser cristiano y está procurando ser como Dios por vivir el derrotero de vida que Jesucristo nos ejemplificó, entonces debe encargarse de hacer un esfuerzo extraordinario para vivir como cristiano, a fin de tener el favor y la abundante bendición de Dios.—1 Cor. 6:18; 1 Tes. 4:3, 8.
17. Cuando consideró los cambios que los cristianos tienen que efectuar en su vida, ¿a que fueran qué clase de personas los instó Pedro?
17 Cuando uno se hace cristiano tiene que efectuar grandes cambios en su vida. El apóstol Pedro escribió una carta a los cristianos primitivos y lo expresó de esta manera: “Como hijos obedientes, dejen de amoldarse según los deseos que tuvieron en otro tiempo en su ignorancia, sino, de acuerdo con el Santo que los llamó, háganse ustedes mismos santos también en toda su conducta, porque está escrito: ‘Tienen que ser santos, porque yo soy santo.’” (1 Ped. 1:14-16) Es interesante el hecho de que Pedro se dirige aquí a la congregación de Dios llamándolos “hijos obedientes.” Para ser obedientes a la Palabra de Dios ciertamente van a dejar de amoldarse a sus propios deseos y ciertamente no van a andar en el camino en que andaban anteriormente. Más bien, procurarán ser como Dios y andarán en los pasos de Cristo Jesús.
BENEFICIÁNDOSE DEL AMOR DE DIOS
18. Al mostrar amor, ¿qué tenemos que hacer para demostrar que somos ‘hijos de nuestro Padre que está en el cielo’?
18 Cuando Jesús estuvo aquí en la Tierra, dijo lo siguiente a sus oyentes: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘Tienes que amar a tu prójimo y odiar a tu enemigo.’ Sin embargo, yo les digo: Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen; para que demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos, ya que él hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. Porque si aman a los que los aman, ¿qué galardón tienen?” (Mat. 5:43-46) Los que quieran ‘demostrar que son hijos de su Padre’ como Cristo Jesús lo demostró, entonces no solo tendrán que amar a su prójimo, sino también mostrar amor a sus enemigos. ¿Hace usted eso?
19. Como se declara en Efesios 3:18, 19, ¿qué tiene que comprender todo el pueblo de Dios?
19 Hallamos en la Palabra del Señor, en 1 Juan 4:11, estas palabras: “Amados, si Dios nos amó así a nosotros, entonces nosotros mismos estamos obligados a amarnos los unos a los otros.” Cuando alguien se hace cristiano tiene que desarrollar raíces profundas. Tiene que tratar de alcanzar la plenitud que Dios requiere. Pablo, al escribir a los efesios, lo expresa de esta manera: “Que ustedes, firmes en amor y con raíces profundas, puedan comprender bien con todos los creyentes cuán ancho, largo, profundo y alto es el amor de Cristo. Pido, pues, que conozcan ese amor, aunque nunca podemos llegar a conocerlo por completo, y que así estén completamente llenos de Dios.” (Efe. 3:17-19, VP) A lo que estimula la Palabra de Dios es a que los cristianos se esfuercen fervorosamente por entender el amor que se muestra por medio de Cristo y, al imitarlo, procurar ser como Dios. Los cristianos tienen que esforzarse por hacer esto.
20. ¿De qué manera suministra excelente estímulo para nosotros lo que escribió Pablo acerca del amor en Romanos 8:31-39?
20 Tenemos excelente estímulo para esto, escrito por el apóstol Pablo. Él escribió: “¿Qué diremos, pues, a esto? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién puede estar contra nosotros? Dios no nos negó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros; ¿cómo no nos dará también junto con su Hijo todas las cosas? ¿Quién puede acusar a los que Dios ha escogido? Dios es el que los acepta; ¿quién, pues, los puede condenar? Cristo es el que murió, y todavía más, es el que fue resucitado y está a la mano derecha de Dios, rogando por nosotros. ¿Quién, pues, nos podrá separar del amor de Cristo? ¿Acaso podrá hacerlo el sufrimiento, o las dificultades, o la persecución, o el hambre, o la falta de ropa, o el peligro, o la muerte? Como dice la Escritura: Por tu causa estamos expuestos a la muerte todo el día; nos tratan como ovejas para la matanza. Pero en todo esto, salimos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Así que estoy seguro de que no hay nada que nos pueda separar del amor de Dios. Ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y fuerzas espirituales, ni lo presente, ni lo futuro, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa que Dios haya hecho, puede separarnos del amor que él nos ha mostrado en Cristo Jesús, nuestro Señor.”—Rom. 8:31-39, VP.
21. (a) ¿Por qué les dijo Pablo a otros que lo imitaran a él? (b) A este respecto, ¿qué responsabilidad tenemos todos?
21 Pablo tenía completa confianza en que Jehová lo amaba, y por lo tanto se estaba esforzando encarecidamente por ser imitador de Dios. En consecuencia, cuando escribió a los filipenses, Pablo dijo: “Las cosas que ustedes aprendieron así como también aceptaron y oyeron y vieron relacionadas conmigo, practiquen éstas; y el Dios de paz estará con ustedes.” (Fili. 4:9) El apóstol Pablo comprendía cabalmente que todos nosotros cometemos errores, pero sabía que estaba haciendo grandes esfuerzos y poniendo el ejemplo correcto a los hermanos. Por eso dijo: “Unidamente háganse imitadores de mí, hermanos, y fijen los ojos en los que están andando de la manera que vaya de acuerdo con el ejemplo que ustedes tienen en nosotros.” (Fili. 3:17) Los ancianos, así como otros que han estado en la verdad la por mucho tiempo o aun durante un corto período, tienen una gran responsabilidad de poner el ejemplo correcto, así como lo que puso Pablo. Si no lo hacen, entonces esto puede hacer tropezar a otros hermanos dentro de la organización de Dios. Pablo nos amonesta así: “Eviten el hacerse causas de tropiezo tanto a judíos como a griegos y a la congregación de Dios, así como yo estoy agradando a toda la gente en todas las cosas, no buscando mi propia ventaja, sino la de los muchos, para que sean salvados.”—1 Cor. 10:32, 33.
22. ¿Qué puede ayudarnos a tener buen éxito en nuestros esfuerzos por ser como Dios?
22 Pablo tenía para con la humanidad el mismísimo espíritu que Jehová Dios tiene. Aprendió esto de Jehová. Conocía la importancia de amar uno a su prójimo y darle la plena oportunidad de conseguir, vida eterna. Por eso en el versículo siguiente dice: “Háganse imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo.” (1 Cor. 11:1) Pablo mantenía su vista en el Hijo de Dios. Sabía que Jesús era perfecto y lo que puso un maravilloso ejemplo al tratar de ser como su Padre, y por eso Pablo era del mismo sentir. Pablo sabía lo que estaba registrado en la Palabra de Dios y por eso nos da a todos esta amonestación: “Acuérdense de los que llevan la delantera entre ustedes, los cuales les han hablado la palabra de Dios, y al contemplar detenidamente en lo que resulta la conducta de ellos, imiten su fe.” (Heb. 13:7) No queremos seguir los caminos del viejo mundo. Aunque estemos en él, no somos parte de él. El ejemplo de mayor excelencia que pudiéramos seguir es el que Jehová Dios mismo presenta. También, Jesús, cuando estuvo en la Tierra, dijo que “el que me ha visto a mí ha visto al Padre también.” (Juan 14:9) De modo que si queremos imitar a Jehová Dios, o ser como él, entonces ciertamente queremos ser como Cristo Jesús, un hombre de integridad.
[Ilustración de la página 137]
Adán fue hijo de Dios, hecho “a la imagen de Dios,” y todos provenimos de Adán
[Ilustración de la página 138]
Cuando imitamos a Jesucristo estamos siendo como Dios, porque Jesús era como su Padre que estaba en el cielo. Juan el Bautista dijo que Jesús es “el Hijo de Dios”