La evolución en retirada
POR más de un siglo, muchos científicos han alegado que toda la vida se ha producido por evolución. Han dicho que la vida se originó de por sí, que avanzó hasta la etapa de planta y animal, y después progresó por mediación de bestias simiescas hasta el hombre.
Durante todo este tiempo, estos científicos han buscado confiadamente evidencia que apoye esas alegaciones. Muchos hombres de ciencia, así como otras personas, esperaban que la evidencia destruyera la creencia en un Dios de creación.
Sin embargo, ¡en los últimos años la evidencia ha hecho lo contrario! Ha desmenuzado los cimientos de la creencia en la teoría de la evolución, de modo que muchas personas honradas, entre ellas varios científicos, ya no aceptan esa teoría. Los que continúan promoviendo la evolución se han visto obligados a retirarse de algunas creencias que sustentaron por largo tiempo.
Comentando sobre esta situación, el Times de Nueva York informó: “El estudio de la evolución ha sufrido un cambio de grandes proporciones en los últimos 10 años, pues los principios de la evolución como los formularon Darwin y otros han sido desafiados, y se están proponiendo nuevas teorías. El campo está en conmoción.”
INVESTIGANDO LA EVIDENCIA
Recientemente varios investigadores han examinado imparcialmente la evidencia. Han expresado asombro ante lo que han descubierto.
Norman Macbeth, un abogado educado en Harvard, decidió abordar el asunto como si estuviera arguyendo un caso en el tribunal. Compiló evidencia a favor y en contra de la evolución. Después de muchos años de investigación intensa llegó a la conclusión de que la evidencia contra la evolución era tan fuerte que, como dijo: “pudiera ser preferible a la teoría existente no tener ninguna en absoluto.”
Macbeth declaró además: “En el campo de la evolución la mayoría de las explicaciones no son buenas. De hecho, difícilmente califican como explicaciones en absoluto; son sugerencias, corazonadas, sueños, difícilmente dignos de ser llamados hipótesis.” Su reacción a un libro típico que apoya la evolución fue: “Si tuviera que oponerme a ese hombre en el tribunal podría hacer que le rechazaran el caso.”
Un redactor de The Washington Monthly, Tom Bethell, hizo una investigación similar. Se asombró al encontrar tanta confusión y debate entre los evolucionistas. Dijo: “Sorprende que tan poco de [el debate] se haya divulgado, porque parece que ha sido uno de los más importantes debates académicos de los años sesenta, y como veo las cosas la conclusión es bastante asombrosa: La teoría de Darwin, según creo, está a punto de desplomarse.”
El Sr. Bethell hizo notar lo siguiente: “Sugiero que Darwin está siendo descartado, pero quizás en obsequio a tan venerable viejo caballero . . . esto se está haciendo tan discreta y dulcemente como se hace posible, con un mínimo de publicidad.”
¿Cómo responden los evolucionistas a esto? F. Appleton, escribiendo en la revista Weekend, dice: “Admitimos que hay grandes lagunas en la evidencia para la evolución. . . . Hasta para un científico adelantado, se llega al punto en que las explicaciones se hacen muy gastadas y uno tiene que admitir que realmente no sabe.” Agregó: “Sí, la evolución es solo una teoría. El creer en la evolución, entonces, es un acto de fe.”
Las “grandes lagunas” se han ensanchado con el transcurso del tiempo. Se ha encontrado evidencia en abundancia acerca de la herencia, la estructura celular, el DNA, la complejidad de las cosas vivas, experimentos de crianza, así como el registro de los fósiles. De toda esta evidencia, a los observadores imparciales y honrados se les ha hecho cada vez más obvio que los hechos apoyan arrolladoramente la creación, no la evolución.
SE TRASTORNA LA IDEA BÁSICA
Una de las creencias fundamentales de la evolución, de hecho, un fundamento principal, ahora está en trastorno. Esa es la teoría, que por largo tiempo ha tenido aceptación, acerca de cómo supuestamente se había realizado la evolución... su “mecanismo.”
Los defensores de la evolución creían que ésta se producía mediante cambios pequeños, provechosos, en las cosas vivas. Se suponía que estos cambios les hubieran suministrado mejores posibilidades de supervivencia a esas cosas vivientes. Supuestamente su prole continuó adquiriendo nuevos cambios provechosos a través de millones de años. Según se pretende, esto resultó en que gradualmente se produjeran por evolución todos los insectos, plantas, animales y el hombre.
Entre los científicos, esta idea de ‘supervivencia del más apto’ se llama ‘selección natural.’ Con esa frase se quería dar a entender que la “naturaleza” supuestamente “seleccionaba” las clases “más aptas” para que sobrevivieran, mientras las “más débiles” se extinguían.
¿Por qué se pone en tela de juicio ahora esta creencia fundamental? Porque, después de décadas de experimentar con cosas vivas y estudiar el registro de los fósiles, finalmente muchos científicos han empezado a caer en la cuenta de lo que debería haber sido una conclusión obvia. Es esto: el que una clase o tipo de planta o animal sobreviva mejor realmente no tiene absolutamente nada que ver con la manera en que en primer lugar llegó a existir. El que una clase de zorra sobreviva mejor que otra clase de zorra no explica cómo se originó ninguna de las dos zorras. La “supervivencia” no explica la “llegada.” Tampoco cambia la simple supervivencia a la zorra en un animal diferente.
Los criadores han descubierto, después de décadas de experimentación, que sin importar cuán intensamente críen plantas o animales, nunca desarrollan una planta o animal de índole nueva o totalmente diferente. Pueden causar cambios en el tamaño, el color u otras características. Pero la vaca siempre sigue siendo vaca; la uva siempre sigue siendo uva; la mosca siempre sigue siendo mosca.
Ahora se ha establecido definitivamente que más allá de cierto grado limitado de variación de lo que es normal no se pueden inducir más cambios en las cosas vivas sin hacerlas estériles o matarlas. ¿Por qué? Porque hay una ley que las encierra en ser lo que son.
“SEGÚN SUS GÉNEROS”
Dios ha puesto dentro de todas las cosas vivas una ley que funciona para mantener separadas las clases básicas o fundamentales. Esa ley es lo que la Biblia llama “según sus géneros.”
Un ejemplo de esto es Génesis 1:24, donde se declara: “Pasó Dios a decir: ‘Produzca la tierra almas vivientes según sus géneros, animal doméstico y animal moviente y bestia salvaje de la tierra según su género.’” Esto también es verdad respecto a todas las plantas, insectos, aves, peces y seres humanos.
Sin embargo, la composición hereditaria de las cosas vivas sí incluye posibilidades de variedad dentro de los géneros básicos o clases naturales fundamentales, lo cual hace más interesante la vida. Pero, tal como han descubierto los criadores de animales, aunque puede haber muchas variedades de gatos, por ejemplo, todas las variedades siguen siendo para siempre gatos y solo se pueden cruzar entre ellos mismos. Sucede lo mismo en el caso de todas las demás clases naturales básicas.
Harold Coffin, zoólogo de invertebrados de la Universidad de California, declara: “Es obvio que ha acontecido mucha adaptación, pero ¿ha producido realmente este cambio que adapta progresión evolutiva desde una categoría principal hasta otra? La evidencia que procede de la ciencia no apoya esta clase de cambio.”
LA EVIDENCIA DE LOS FÓSILES ES CONTRAPRODUCENTE
La evidencia de los fósiles, restos de cosas vivas excavados de la tierra, también ha sido contraproducente para los evolucionistas. Habían esperado que después de más de un siglo de búsqueda habrían hallado numerosos fósiles “intermedios” que conectaran en una cadena ininterrumpida las varias clases de cosas que vivieron en otro tiempo. Pero la abundante evidencia que presentan los fósiles ahora ha desmenuzado completamente esta esperanza.
El zoólogo Coffin dice: “Los fósiles, evidencias de la vida del pasado, constituyen el último y final tribunal de apelaciones, porque el registro de los fósiles es la única historia auténtica de la vida que le está disponible a la ciencia” Y ¿qué muestra el registro? ¿Concuerda con la evolución? Coffin contesta: “No. . . . Nos dice que las plantas y los animales fueron creados en sus formas básicas. Los hechos básicos del registro de los fósiles apoyan la creación, no la evolución.”
El Dr. D. B. Gower, bioquímico de la Universidad de Londres, también confirma que ‘la historia de los fósiles concuerda con el relato de Génesis (en la Biblia).’ Dice que ‘en las rocas más antiguas no hallamos una serie de fósiles que abarque los cambios graduales desde las criaturas más primitivas hasta las formas desarrolladas; más bien, en las rocas más antiguas aparecieron súbitamente especies desarrolladas.’ También declaró que entre cada clase principal de planta y animal ‘había una ausencia completa de fósiles intermedios.’
Así, después de más de un siglo de haberse desenterrado millones de fósiles el registro confirma que las formas de vida fueron creadas “según sus géneros.”—Gén. 1:11, 12, 21, 24.
RETIRADA SOBRE LA HISTORIA DEL HOMBRE
Descubrimientos recientes de fósiles humanos han causado una retirada, también, con relación a la supuesta historia evolutiva del hombre. Estos descubrimientos han desbaratado el “árbol” evolutivo, la alineación hipotética de criaturas simiescas en un alegado progreso hasta el hombre.
Debido a estos descubrimientos recientes, el Globe de Boston declaró: “Todo libro sobre antropología, todo artículo sobre la evolución del hombre, todo trazo del árbol genealógico del hombre tendrá que ser descartado. . . . También significa que nos hemos confundido en cuanto a nuestros antepasados.”
¿Qué ha causado esta retirada? El descubrimiento de fósiles humanos de clase moderna de los cuales se cree que son de mayor antigüedad que los supuestos “hombres-monos” de los cuales se afirmaba que habían provenido. Una de estas criaturas “simiescas,” designada Australopithecus por los científicos, hasta fue aclamada una vez como el eslabón perdido entre los seres humanos y los simios antropoideos.
Pero según fuentes científicas la nueva evidencia ha demostrado que esto es imposible. Informó el Times de Nueva York: “Los nuevos fósiles suministraron evidencia concluyente de que el Australopiteco, una especie extinta de la cual en otro tiempo se creía que era una forma en etapa de transición entre el mono y el hombre, era, en vez de eso, un contemporáneo del hombre primitivo que llegó a un callejón sin salida evolucionista.”
La verdad es que los seres humanos, también, fueron creados ‘según su género.’ A eso se debe que nunca se hayan hallado “eslabones” entre el hombre y la bestia. Por esa razón tampoco se hallará uno jamás. Siempre subsistirá la enorme brecha, puesta allí por el Creador para mantener distintos al hombre y la bestia.
Anthony Ostric, profesor de antropología de Indiana, dijo a un congreso de científicos que la evidencia muestra que el hombre ha seguido siendo esencialmente el mismo desde que apareció por primera vez. Declaró: “No es posible ver cómo fuerzas o procesos biológicos, sociales o culturales pudieran transformar alguna clase de antropoide prehumano o ‘casi hombre’ en homo sapiens.” Hizo notar que la singular naturaleza biofísica y sociocultural del hombre parece representar “un abismo que no se puede salvar entre él y todos los demás animales.”
Está claro que la evidencia que se ha acumulado a través de muchas décadas ha obligado a la evolución a retirarse en muchos frentes. El enfrentarse a los hechos honradamente solo conduce a una conclusión. Como declaró hace mucho la Biblia: “Sepan que Jehová es Dios. Es él quien nos ha hecho, y no nosotros mismos.”—Sal. 100:3.
[Ilustración de la página 710]
El que una clase de zorra sobreviva mejor que otra clase de zorra no cambia a esa zorra en un animal diferente
[Ilustración de la página 711]
“Plantas y los animales . . . producen su prole de sus propios cuerpos y de ninguna otra manera.” “Toda la vida se deriva de vida precedente, . . . el organismo padre y su prole son de la misma índole.”—“Biology for You,” pág. 468; “The Encyclopedia Americana,” 1956, tomo 3, pág. 721