Cómo vivir en armonía con la garantía de Dios
SI TENEMOS fe absoluta en la garantía de Dios respecto al juicio venidero, debe haber obras que den prueba de nuestra fe. La Biblia dice: “Como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.”
Está claro que si esperamos que el juicio de Jesucristo sea totalmente imparcial debemos evitar el favoritismo. Esto significaría que otorgaríamos a toda persona la dignidad que merece, que no tendríamos a menos a otros debido a su posición humilde o sus limitaciones, ni daríamos preferencia especial a ciertos individuos solamente porque fueran ricos y prominentes. Además, querríamos evitar el favorecernos nosotros mismos indebidamente. ¡Cuánta inconsecuencia habría en que nos angustiáramos por los males morales que otros cometieran mientras nosotros estuviéramos procurando egoístamente nuestro propio provecho en toda oportunidad!
Hacemos bien en tener presente que el juicio divino por Jesucristo no es solo para nuestro semejante. Es para nosotros personalmente. Las Escrituras declaran: “Si ustedes invocan al Padre que juzga imparcialmente según la obra de cada cual, compórtense con temor durante el tiempo de su residencia forastera.” (1 Ped. 1:17) Cuando tenemos un temor o respeto sano para con nuestro Creador y su Juez nombrado, estamos menos inclinados a ver qué están haciendo o no están haciendo otras personas. Más bien, tendremos cuidado en cuanto a cómo llevamos a cabo nuestros propios asuntos en la vida. Al reconocer que solamente Jehová Dios por medio de Jesucristo puede arreglar todo asunto, nos restringiremos de llegar a estar excesivamente perturbados por las injusticias, y de encolerizarnos hasta el punto de hacernos justicia nosotros mismos. La Biblia nos dice: “No se venguen ustedes mismos, amados, sino cédanle lugar a la ira; porque está escrito: ‘Mía es la venganza; yo pagaré, dice Jehová.’”—Rom. 12:19.
Al mismo tiempo, si podemos ayudar a otros a llegar a apreciar la importancia de vivir en armonía con la garantía de Dios de que hay un juicio venidero, seguramente queremos hacer eso. Podemos hacer esto al responder con bondad a los que nos tratan injustamente. La Biblia recomienda: “‘Si tu enemigo tiene hambre, aliméntalo; si tiene sed, dale algo de beber; porque haciendo esto amontonarás brasas ardientes sobre su cabeza.’ No te dejes vencer por el mal, sino sigue venciendo el mal con el bien.” (Rom. 12:20, 21) El responder bondadosamente puede hacer que la persona injusta sienta vergüenza, y esto puede llevar a la persona a arrepentirse de su manera de proceder. Así, el trato bondadoso pudiera tener un efecto de refinamiento en la persona, y sacar a relucir sus mejores cualidades.
Por supuesto, nuestro comportamiento ejemplar no sería suficiente para hacer que otros se dieran cuenta de la necesidad de que armonizaran su vida con la garantía de Dios. Tenemos que informarles acerca de la voluntad y el propósito divinos. A la gente de Atenas, el apóstol Pablo declaró: “[Dios] está diciendo a la humanidad que todos en todas partes se arrepientan.” (Hech. 17:30) Puesto que el día en que se ha de ejecutar la justicia divina todavía no ha llegado, éste todavía es el mensaje que hay que proclamar en todas partes. Correctamente, los proclamadores deben ser personas que hayan aceptado a Jesucristo como el Juez designado de Jehová. Los que verdaderamente tienen fe en la garantía de Dios no pueden menos que hablar, porque “de la abundancia del corazón habla la boca.”—Mat. 12:34.
Es limitado el tiempo que queda para que la gente responda a la invitación. Ningún ser humano sabe lo que el día de mañana le traerá. Mañana pudiera ser demasiado tarde. (Pro. 27:1; Sant. 4:13, 14) Por eso, las personas que no se demoran en arrepentirse en respuesta a la invitación de Dios, y que empiezan a vivir una vida que da prueba de que tienen fe en la ejecución de la justicia divina, son verdaderamente sabias.
Aun ahora, el vivir una vida de esa índole es el derrotero provechoso. Contribuye a tener una conciencia limpia para con Dios y nuestro semejante, y resulta en paz interna y contentamiento. Cuando somos altruistas al tratar con otros, disfrutamos de la mayor felicidad, que es la que viene de dar. (Hech. 20:35) Delante de nosotros hay un futuro brillante. No solo veremos que se dispensará la justicia imparcialmente; además, todo el sufrimiento que ha afligido a la humanidad por miles de años llegará a ser cosa del pasado. Las Escrituras presentan esta promesa que alegra el corazón: “[Dios] limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”—Rev. 21:4.
De veras tenemos razones sólidas para vivir en armonía con la garantía de Dios. Si usted desea aprender más acerca del gran propósito del Creador y lo que él quiere que usted haga, los testigos de Jehová del sector donde usted vive se deleitarán en compartir con usted el conocimiento que han obtenido de las Santas Escrituras. Lo invitamos a aceptar su oferta de un estudio bíblico de casa, conducido gratuitamente.
[Ilustración en la página 7]
Es vital adquirir y aplicar el conocimiento bíblico