¿Debe usted creer en la Biblia?
¿FE, O DUDA? ¿Confiable, o no confiable? Esta alternativa ha llegado a ser parte de la vida cotidiana de la gente. Mucho de lo que leemos y escuchamos no es digno de confianza. Acerca de la sabiduría humana, el autor Aldous Huxley escribió en una ocasión: “Hallar malas razones para lo que uno cree debido a otras malas razones... eso es la filosofía.”
En cuanto a la ciencia, los estantes de todas las grandes bibliotecas nacionales están llenos de obras de ciencia y erudición que se han hecho anticuadas durante los pasados 50 años. No es maravilla que la gente despliegue escepticismo en cuanto a lo que lee.
¿DUDA NEGATIVA O INVESTIGACIÓN POSITIVA?
En un mundo en que el escepticismo a menudo sirve de escudo necesario contra la decepción y el fraude, se puede caer fácilmente en el hábito de dudar de toda cosa y de toda persona. A menudo se oye el dicho: “Gato escaldado, del agua fría huye,” y esto con buena razón. Pero, ¿produce verdadera satisfacción el vivir en un mundo lleno de dudas? ¿Puede alguien tener convicciones firmes si no tiene una fuente confiable de información?
La actitud negativa de dudar no lleva a ningún lado. En cambio, las preguntas sinceras y la investigación positiva pueden ser instrumentos útiles para el que busca la verdad. Esto es cierto en el campo científico. En su obra maestra Introduction à l’étude de la médecine expérimentale, el científico francés Claude Bernard declaró: “El primer requisito que debe llenar el científico que investigue los fenómenos naturales es el de mantener completa libertad de pensamiento. . . . El que duda es un verdadero científico, pues tiene dudas acerca de sí mismo y de su propia interpretación de las cosas, pero pone fe en la ciencia.”
Por eso, según este famoso fisiólogo francés, la investigación científica requiere tanto dudar como tener fe. Un investigador científico duda que se sepa todo lo que hay que saber en cierto campo, pero al llevar a cabo sus experimentos está obligado a poner fe en lo que se considera como verdad científica en otros campos. En otras palabras, no pone en tela de juicio a la ciencia en general. Sus dudas en cierto campo específico son constructivas, puesto que espera dar adelanto a la ciencia por medio de algún nuevo descubrimiento.
Lo mismo puede ser cierto en el campo de la religión. Sin dudar de la existencia de Dios, alguien pudiera tener dudas justificables acerca de algunas de las doctrinas que se enseñan en las iglesias que afirman ser cristianas. La investigación sincera puede resultar en que se rechace el error religioso; también puede llevar al descubrimiento de la adoración verdadera. Pero, ¿sobre qué base puede llevarse a cabo tal investigación?
LA BIBLIA... BASE PARA FE
La Sagrada Biblia tiene reconocimiento universal como base para examinar la religión cristiana. Es de interés saber que la Biblia misma no requiere que sus lectores ejerzan una fe ciega. En advertencia en contra de la credulidad, declara: “Cualquiera que es inexperto pone fe en toda palabra, pero el sagaz considera sus pasos.” (Pro. 14:15) Y de nuevo: “Asegúrense de todas las cosas; adhiéranse firmemente a lo que es excelente.” (1 Tes. 5:21) En esto está envuelto el examinar y escudriñar cuidadosamente, y ejercitar la “facultad de raciocinio” y luego apegarse a lo que se ha descubierto que es cierto.—Rom. 12:1, 2.
Ese razonar y probar para uno mismo las cosas le permite a uno adquirir convicciones firmes. Y tales convicciones firmes edifican la fe. Como se define en la Biblia: “Fe es la expectativa segura de cosas esperadas, la demostración evidente de realidades aunque no se contemplan.” (Heb. 11:1) La fe bíblica exige “demostración,” pruebas. Se requiere conocimiento para tener la clase de fe que se recomienda en la Biblia. Nadie nace con tal fe. Esta es algo que crece con el conocimiento y la experiencia. Además, la Biblia dice: “La fe sigue a lo oído. A su vez lo oído es por medio de la palabra acerca de Cristo.” (Rom. 10:17) Y el único lugar donde se puede encontrar la verdadera “palabra acerca de Cristo” es en la Biblia.
FE... UNA CUALIDAD DESEABLE HOY
Para edificar la fe se necesita conocimiento y el saber usarlo. A tal aptitud la Biblia llama “sabiduría.” El que se puede hacer algo para adquirir tal sabiduría se comprueba por el siguiente consejo bíblico: “Si alguno de ustedes tiene deficiencia en cuanto a sabiduría, que siga pidiéndole a Dios, porque él da generosamente a todos y sin reconvenir; y le será dada. Pero que siga pidiendo en fe, no dudando nada, porque el que duda es semejante a una ola del mar impelida por el viento y aventada de una parte a otra. . . . es un hombre indeciso, inconstante en todos sus caminos.”—Sant. 1:5-8.
En un mundo asaltado por las dudas y en incertidumbre en cuanto a su destino, un mundo que ha rechazado valores morales cuya valía ha sido demostrada a través del tiempo, ¿no es obvio que el hombre necesita una brújula espiritual que le sirva de guía? El que duda ciertamente es “semejante a una ola del mar impelida por el viento y aventada de una parte a otra,” echado como si fuera de un lado a otro por las filosofías cambiantes de hombres inconstantes. Tal persona no se siente segura de nada. No tiene convicciones. Ningún argumento, por lógico que sea, puede convencerla. No puede creer porque no quiere creer.
SOMETA LA BIBLIA A EXAMEN
Ciertos escépticos dudan que la vida tenga significado. Están contentos con solo vivir su vida (que es más corta que la de ciertos animales) y luego morir, sin ninguna esperanza de vivir para siempre. Esperamos que usted, estimado lector, esté entre aquellos a quienes les parece ilógico concebir que el hombre viva solo 70 u 80 años, solo para morir, de modo que desaparezca para siempre todo el conocimiento y la experiencia que ha acumulado. Esperamos que se halle en la categoría de los que buscan la vida, y que también buscan la verdad. Hablando acerca de personas de esta clase que vivían en el primer siglo, la Biblia declara: “Todos los que estaban correctamente dispuestos para vida eterna se hicieron creyentes.”—Hech. 13:48.
Para ayudarle a creer que la Biblia puede proveer conocimiento dador de vida, lo invitamos a considerar las siguientes pruebas arqueológicas y científicas de lo confiable que es la Biblia.